Luis (VI) – Juan El hermano de Fernando
Juan, el hermano de Fernando llega a quedarse dos días y conoce a Anita de 9 y Daniel de 7 años .
Hola, perdón por la demora, tuve covid y adicional mucho trabajo después para reponer mi ausencia laboral ya ando bien… Seguimos, recuerden leer mis anteriores relatos para entender mejor la historia, esta es la sexta parte.
Juan al ver a la niña en su cama desnuda, algo sudada y desprotegida se acerca donde ella para cubrirla con la cobija, la queda observando y detalla el resto del cuarto
Fernando: qué haces aquí!? Qué pasó? – lo dice mientras entra al cuarto.
Juan: nada Fer, solo que vi la puerta abierta y la niña estaba acostada pero sin cubrirse así que la tapé para que no le dé un resfriado.
Fernando: esta bien, debe estar cansada, vamos a mi cuarto, dormirás conmigo para no hacer más desorden, buscaré a Daniel
Juan: Daniel?
Fernando: sí, el hermano menor de Anita, ella es Ana y tiene 9 años y él 7.
Sale del cuarto y se dirige al cuarto de Daniel, abre la puerta y también está dormido, sale y se dispone a organizar algo de comer
Fernando: Luis está abajo,, te acuerdas de él?
Juan: sí claro, tu amigo que es todo decente y te recomendó aquí.
Fernando: sí, le comentaré que te quedarás dos días, es algo que no sabíamos así que debo comentarle
Juan: está bien, espero acepte
Fernando termina la comida se van donde Julio para saludarlo
“Toc toc toc”
Fernando: Luis, abre soy Fernando
Luis: hola, volviste… y con tu hermano
Juan: hola Luis tiempo sin vernos.
Luis: pasen, les brindo de tomar un jugo y hablamos.
Fernando: espero los niños no hayan hecho muchas locuras mientras no pude cuidarlos
Luis: no tranquilo, igual vino el tío de ellos y los cuidó, así aproveché e hice mis labores mas tranquilo
Fernando: a que bien, son niños juiciosos… Luis quería comentarte que mi hermano se va a quedar hoy y mañana conmigo acá, debe viajar pasado mañana y no tenía dónde quedarse estos dos días que vino acá por unos papales
Luis: esta bien, deseas que te organice un cuarto acá?
Juan: no, gracias, Fernando me dijo que dormiré con él arriba, la cama es grande, no quiero incomodar
Luis: esta bien, espero los niños se porten bien.
Comenzamos a hablar de diferentes temas y al rato se suben para almorzar y presentarles a los niños a su hermano
Fernando: niños, él es mi hermano Juan, se quedará hoy y mañana con nosotros por un viaje, es buena persona y le encantan los niños.
Ana: hola, mucho gusto, se parecen demasiado, aunque él es más grande.
Sí, Juan era más grande, más acuerpado y es muy parecido en la cara a Fernando
Daniel: hola… un gusto
Daniel es más callado pero es morrongo.
Llegó la noche y todos disponían a dormir
Fernando: niños ustedes se bañaron en la mañana? Es que huelo a que no
Ana: no recuerdo, me levanté muy cansada
Fernando: tomen un baño de agua caliente, no deben estar cochinos
Ana: me da pereza y Daniel también no quiere
Fernando: está bien, lo haré yo, pero cochinos no se quedan. Juan ayúdame a bañarlos, como cuando bañas a tus hijos – tiene dos gemelas niñas.
Juan: estás seguro? Deberían bañarse solos
Fernando: tranquilo, a ellos les gusta bañarse con alguien porque sino no lo hacen. Ana con quién te vas a bañar?
Ana: contigo y luego películas!
Fernando: esta bien, tú ve al otro baño con Daniel, no dejes que te engañe, dice que está enfermo pero debes ayudarlo para que se bañe.
Juan: eeeehhh esta bien – mira al niño mientras se va a cambiar al cuarto y sale en una trusa ligera
Daniel: tú también debes cambiarte, papi lo hace y Fernando también.
Fernando le lanza una trusa algo pequeña y se va con Ana al baño, Ana iba sin nada arriba, solo un calzónsito, Fernando iba en toalla, cierran la puerta y se queda en silencio el pasillo.
Daniel: me vas a bañar? – lo mira y sostiene de la mano
Juan: eehhh si nene, ve al baño yo me cambio.
Daniel: lo puedes hacer en el baño, así hace Fernando
Juan se queda algo frío y sigue al niño.
Juan: abre la llave de la tina y deja la toalla en el mueble.
Juan comienza a quitarse el pantalón y queda en ropa interior, rápidamente se pone la trusa dándole la espalda a Daniel, al finalizar nota que le queda muy apretada la entrepierna y se comienza a acomodar, termina y se voltea a Daniel, él lo está mirando desde hace rato y se ríe con malicia infantil
Juan: jeje perdón, no te había visto mirándome, dame un momento voy donde Juan, no vayas a meterte a la tina, espera ahí sentado, apenas vea llena la tina la cierra y me esperas
Sale del baño y se va donde su hermano, sin pensarlo abre la puerta y observa a Ana dentro de la bañera jugando con un pato en el agua, su hermano estaba sentado afuera echando algo de jabón en la espalda de ella y masajeando pero estaba con ropa interior de él dándole la espalda a Juan.
Juan: oye mi trusa me queda muy incómoda y además no me parece que yo deba bañar al niño, no tengo confianza.
Fernando: no te preocupes, es un niño juicioso, sino quieres déjame que termine con Ana y voy, demoro unos 10 minutos acá.
Fernando seguía dándole la espalda a Juan, se levanta y mete una pierna en la tina, quedando de perfil a su hermano, se podía notar algo de su bulto pero rápidamente mete la otra pierna, se agacha para sentarse dentro de la tina dejando estiradas sus piernas a los lados de Ana, ella se acomoda automáticamente y se acerca a él dándole la espalda mientras sigue jugando con su pato, Fernando comienza a echarle jabón y sobarla sin conectar mirada con su hermano
Fernando: te sucede algo? Quieres entrar también o no eres capaz de bañar a un niño?
Juan: bueno nunca he bañado un niño, siempre a mis dos niñas pero tienen 3 años y son mías, no de otra persona.
Fernando: oye! Solo bañalo y ya! Sino, déjalo que ya iré a bañarlo, aunque deberías colaborar porque estás quedándote en casa de ellos, debes ser agradecido.
Mientras ellos hablan Anita se pega más hacia Fernando como si quisiera sentir su bulto hasta que queda su espalda totalmente recostada en el pecho y barriga de él, Fernando comienza a pasar sus manos por sus brazos y parte del abdomen casi que abrazándola.
Fernando: nos puedes dejar de ver tan raro e irte?
Juan: esto no está bien… esta bien, iré a bañar a Daniel. – se va algo resignado
Cierra la puerta y se va donde Daniel. Cuando ingresa al baño ya la tina está medio llena y Daniel está sin ropa interior
Juan: qué haces desnudo? Ponte tu trusa.
Daniel: papi me dice que entre niños sí podemos, además me enseña a lavarme mi chichi.
Juan: no soy tu padre, ponte la trusa!!!
Daniel: no! Báñame así.
Daniel se mete a la tina y comienza también a jugar con sus barquito, Juan se queda mirándolo, le acerca el jabón, el shampoo y la esponja.
Juan: ahí tienes, sóbate y enjuágate bien.
Daniel: ayúdame, eres malo, papi me baña bien
Juan se acerca después de varias súplicas, se sienta en un banquito y queda al lado de la tina, Daniel se acerca al borde dándole la espalda, Juan comienza a sobarlo en los hombros, cuello, cabeza con la esponja. Después de un rato Daniel se para y deja sus nalguitas a la altura de las manos de Juan y sigue jugando con sus barcos.
Juan: qué haces? Siéntate y lávate tú
Daniel: no, Báñame por favor – hace cara de pucheros
Juan no discute más, le soba las nalgas, sus nalguitas son duras, Daniel se abre más de piernas como indicando que pase sus manos por dentro de sus nalgas.
Juan: eres un niño muy avispado!
Pasa la esponja por su nalguitas varias veces hasta que se voltea y queda frente a él.
Daniel: debo lavarme el chichi, pero mi papi me muestra y yo lo hago con él, me da pena hacerlo solo
Juan: oye, no!!! No soy tu padre, esto no está bien, hazlo sólo, ya debes saber!
Daniel agacha la cabeza por el regaño y se pone a llorar
Juan: oye nene, no llores, no quise ser grosero, perdóname, no debo hacer estas cosas contigo.
Daniel: ayúdame, enséñame, hazlo!… Por favor
Juan lo piensa, se levanta de la silla, se baja la trusa y le enseña su pene, estaba flácido, se lo muestra y tenía buen tamaño, bolas grandes.
Juan: me imagino que el de tu padre es parecido – mirando a Daniel
Daniel: es más pequeño pero es parecido, tiene bolas muy grandes, más que las tuyas.
Juan: mucha información, gracias… ahora debes limpiarlo así, con abundante agua…
Mientras le enseñaba, Daniel no dejaba de mirar esa verga adulta, Juan lo hacía lo más de natural pero con algo de miedo, al tiempo comienza a hacerlo Daniel
Daniel: tú no tienes casi pelos, mi papá a veces tiene otras veces no
Juan: me los quito, pero en mis testículos tengo algunos, cuando seas grande tendrás.
Mientras Juan sostenía su verga flácida en la mano se comienza a poner algo dura más no del todo, solo era de tanto tocarla, en ese momento entra Fernando sin tocar y observa la escena.
Fernando: pero que buen instructor de lavado de penes eres, te felicito, no era tan difícil lo viste?
Juan: no es lo que parece, solo me pidió que le enseñara. – lo dice algo asustado y tapándose
Fernando: tranquilo, yo también le enseñé hace unos días, es normal, es cosa de hombres, no tienes que alarmarte.
Fernando se va y Juan guarda su verga, termina de bañar a Daniel y cada uno se seca para irse a la cama.
Todo esto me lo contaron después, yo solo podía observar en los cuartos, sala y pasillos.
Sé reunieron en el cuarto principal para ver películas, se acuesta Fernando y Anita, al rato llega Juan con Daniel que no duda en tirarse a la cama, Juan sin decir nada solo suspira y se acuesta en la punta de la cama dejando a los dos niños en el medio, comienzan a ver una película de terror pero Juan es muy perezoso para estos planes y se va quedando dormido hasta que gritan los niños de cada susto, en el primer susto ya las luces del cuarto están apagadas, al lado de él está Daniel, le sigue Ana y su hermano. Vuelve a quedarse dormido y otro susto… “noooo!!!!” en ese grito Daniel lo abraza y queda escondido en su pecho
Daniel: señor Juan tengo miedo, abrázame
Juan: tranquilo nene, no veas más la peli, ve a dormir
Daniel: pero me da miedo ir solo y dormir sólo, no puedo dormir aquí?
Fernando: no, ve al cuarto, acompáñalo Juan, te tiene cariño, acompáñalo a dormir, no seas malo, tú eres bueno con esto de los niños.
Juan solo toma de la mano a Daniel y salen del cuarto hasta la habitación de Daniel, prenden la luz, acomoda la cama, es grande, y se dispone a arropar al niño
Daniel: acuéstate, no quiero dormir solo, no ruedo, no molesto.
Juan: esta bien, échate para un lado y duerme ya, tengo sueño nene – dice eso mientras entra en la cama, llevaba un short y camisa ligera.
Daniel: hace demasiado calor en la noche, te recomiendo quitarte la camisa.
Juan accede y se la quita, tenía un torso bien trabajado y buenos brazos. Daniel se queda acostado y Juan comienza a quedarse dormido dándole la espalda. Era una escena tierna y morbosa, ese hombre grande con el niño morrongo y pequeño de 7 años en la misma cama, pero yo no era el único que los miraba, Fernando los veía por la puerta hasta unos 10 minutos cuando ya consideró que estaban dormidos, se va a su cuarto
Fernando: Anita, Jugamos?
Ana: siiii!!!!!
Continuará!
Espero sus comentarios
Morgan
ese niño si que es lujurioso,….pero quién no,….a esa edad ya la mente le empieza a maquinar,…jajajajajaja
hola. Tu sabes cómo encuentro los otros relatos?
Jajajjaa así es
Ingresa a mi perfil donde dice «Morgan» ahí aparecen mis relatos de «Carlos y sus hijas» y también de «Luis» en todas sus versiones.