Me cogió por un plato de comida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Don R me conoce, desde que mamá me tenía en su vientre.
Me he criado en su patio como en cualquier vereda del vecindario en el seno de una familia trabajadora; mami ama de casa mayormente y un papá entre independiente albañil y changarín con entradas de dinero con subidas y bajadas.
Tengo 17 años con novio, (el segundo) y entre estudios de cursos y changuitas domésticas la sobrellevamos lo mejor que podemos dado mis 3 hermanitos menores y escolares.
Don R anda por los 60 (viudo sin hijos)y a veces viene a casa a comer ayudándonos con el presupuesto y haciéndose atender en limpieza de ropa y casa como paliar su soledad y nuestra pobre pero no miserable situación.
Un par de veces me percaté que él como jugando con el mas chico de mis hermanitos miraba mis piernas o lo mas que podía; sentí una desilusión a la confianza que me desanimó en el trato para con su persona que sin ser tajante lo fui esquivando, situación que él percató.
Después de una noche con mi novio regresé a casa algo aún insatisfecha y posterior cena me masturbé sin poder evitar que Don R fuera el protagonista de ese hecho.
Me dormí con la inquietud de querer saber como besan o acarician los viejos y un montón de cosas más que aún no tenía experimentadas.
Al otro día apareció R a hacer una visita corta de casi siempre ya que vivíamos casas pegadas y lo saludé con más calidez para desorientación y alegría de él.
Mamá andaba haciendo mandados, papá a ver una posible changa y sentado a la mesa le pregunté que tal unos mates; sonrió aprobando y estando de polleras quedando a sus espaldas empecé a preparar el agua moviéndome algo suelta como estirandome a la parte de arriba de la alacena y/o estirando una pierna hacia arriba para ver como iba el agua en la hornalla de atrás.
Adiviné o soñé con que miraba todo lo que podía y fue así que comenzamos la mateada; charlas, risas, con el codo volteó un cenicero de madera y le dejé un espectáculo cuando se agachara a levantarlo.
Sin exagerar había recogido mis faldas y tenía las piernas separadas normalmente.
Cuando apoyó el cenicero reincorporandose estaba colorado fruto del esfuerzo y ojalá del gusto de poder haber visto algo.
Días después fuí a su casa como para ganar algo extra ya que estábamos bastante cortados de trabajo.
Fuí con una pollera corta y algo enojada ya que la situación me pone de malhumor y peleada hasta con mi novio.
Empecé a hacer tareas varias con Don R detrás de mi buscando charla y yo contestando con monosílabos.
-Estas malita.
te hice algo?
-No; es que tengo bronca.
quería ir a la pizzería con mis amigas y no tengo plata o mejor dicho no puedo gastarla en eso.
-Andá- dijo casi susurrando- yo te presto, decime cuanto.
-No, no puedo.
-No queres.
te dije "presto", no te regalo.
y nadie tiene porqué saberlo.
Sonreí aceptando y después de las tareas me dió la plata.
Le dí un beso en la mejilla y sentí el calor de su rostro arrugado, sus párpados caídos, sus bigotes canosos, su color amarillento en la parte blanca de los ojos y ese porte entre erguido, delgado y alto y yo que no sabía si era curiosidad o piedad mirándonos aún a los ojos lo besé suavemente en los labios y él quedó esperando más y yo fuí al frente generosa.
Me prendí de su boca y recibí una repuesta de lengua pesada, babosa pero sensual caudalosa en saliva y diciendo mi nombre suavemente empezó a dominar la situación con sus manos recorriendo ya mi cuerpo.
Jadeaba y me sacó la remera para levantar mi sostén y lamer dulcemente mis pezones duros de por sí.
Los rodeaba con la lengua hasta chuparlos estirándolo; sus manos dieron cuenta de mi vestido y al empezar a sobar mi conchita mojada e hinchada su lengua bajó por mi estómago hasta quedar con las piernas semiabiertas y los calzones "rosadito" empecé a experimentar por vez primera la delicia de que te chupen la concha.
Sentí como su lengua y sus bigotes se regodeaban con mis jugos y sus manos acariciando y hasta explorando la raya de mi invicto culo.
Liberó una pierna de la bombacha y me hizo levantarla quedando como dando un paso sostenida por su mano y sentí como su lengua se deslizaba por mi muslos posteriores para perderse en mi culo y chuparlo restregando su cara por entre mis nalgas.
Yo estaba servida, le pedí que me chupe una y otra vez y me soba concha y culo por su cara dejándola brillosa de mis acabadas.
Hasta que apreté su rostro entre mis piernas descargando el poco flujo que me quedaba.
Lo levanté por las mejillas y le pedí que sacara la lengua para chuparsela, ahogados en baba bajé buscando al muy verga que tenía para perderla en mi boca y por vez primera el tercer hombre que me desnudaba para poseerme se hizo chupar las bolas y en medio de la calentura le limpié el culo con mi lengua.
Me quedó un sabor amargo en la garganta y rodamos por el piso cuando empezó a a sonar su celular, "dejate de joder, estoy con una hembra soñada".
me penetró y gemí de placer moviéndosno ambos de manera rítmica como si lo hubiésemos hecho siempre, nos juramos amor y me contó el color de bombachas que tenía; las veces que se pajeó conmigo y las que cuando iba a casa olía la ropa interior mía colgada o pronta para lavar.
-"Siempre me gustó que me necesitaran.
quería cogerte por un plato de comida.
-Hijo de puta le contesté.
me vas a coger por menos que eso.
Termine la frase sintiendo su descarga de semen dentro de mí y empezamos a darnos con la lengua uno dentro de la boca de otro.
Al despedirme de su casa acordamos muchas cosas en poco tiempo, seguir cogiendo y que cuando estuviéramos solos yo no tenía que usar ropa interior para deleitar su manoseo.
A cambio yo podía pedir lo mío.
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