Mi amiga madura
Parte 1.
Sucedió hace dos años.
Un día a principios del verano estaba en la playa, era temprano, sobre las diez y media de la mañana. La playa estaba solitaria, solo estaba yo y una familia con niños y niñas bastante alejados de mí. Yo estaba haciendo topless y con un mini tanga. Llegó una mujer y me saludó y me dijo si podía ponerse junto a mí, acepté y extendió su toalla junto a la mía. Se sentó y empezó a darme conversación. Se presentó, se llamaba Rosaura y tenía 53 años. Se conservaba muy bien para la edad que tenía y podía pasar por una mujer de treinta y pocos años. Me dijo que iba regularmente al gimnasio y se le notaba… tenía un cuerpazo modelado por el ejercicio. Tenía unas tetitas muy pequeñas con unos pezones de color chocolate oscuro que pude ver más tarde. Era morena con media melena y sus ojos eran de color marrón oscuro. Me contó que hacía dos años que estaba divorciada y que tenía un hijo de 26 años ya emancipado. Le pregunté que si hacía topless y me dijo que no porque le daba mucha vergüenza al tener las tetas tan pequeñas. Yo le dije: pues mira las mías, no tengo mucho más que tú… y la playa está muy solitaria, anímate y te las dejas al aire y dijo: está bien, tetas fuera… y se quitó la parte de arriba del bikini. Le dije: la playa está tan vacía que hasta podríamos quedarnos desnudas y me bajé el mini tanga. Ella se quedó asombrada y me dijo: anda si lo tienes totalmente depilado. Yo le pregunté: ¿tu cómo lo tienes? Se bajó un poco el bikini y lo tenía totalmente peludo. Yo le dije: con esa selva negra tan espesa si te ven desde lejos parecería que llevas el bikini puesto y soltó unas carcajadas. Después cada una nos subimos nuestras prendas y seguimos conversando. Me contó que era profesora de niños desde los 8 a los 12 años y que en una semana le daban las vacaciones. Le pregunté que si tenía novio y me dijo que desde que se divorció no había estado con nadie y que estaba muy harta de los hombres. Le pregunté: ¿entonces no tienes sexo? Me dijo que solo con ella misma. ¿Has hecho sexo con alguna mujer? Me dijo que no, que eso no le va, que ni siquiera tenía curiosidad y vi mis planes frustrados, así que ni me molesté en intentarlo. Seguí preguntándole: ¿entonces si estás tan harta de los hombres en qué piensas cuando te tocas? Me dijo que tenía fantasías que no le podía contar a nadie, prácticas sexuales prohibidas. Le dije que pensar en esas prácticas no es un delito y que si las haces y nadie te delata no pasa nada, que yo misma las practicaba y que por lo tanto no la iba a juzgar. Entonces me dijo que tenía fantasías con niños pequeños. Yo le conté que tenía sexo tanto con niños como con niñas pequeñas y que es lo mejor que hay y que si quería yo podría conseguírselos. Ella respiró aliviada por mi reacción y me dijo que le gustaría llevar su fantasía a la realidad, pero sin ayuda, que quería conseguirlo por sí misma. Le ofrecí aconsejarla y eso si lo aceptó. Mi primer consejo fue que debería quitarse la selva totalmente para que los niños pudieran ver su coño y no se sintieran intimidados por su negro y espeso vello púbico y le pareció muy bien. También le aconsejé que buscara a los niños lejos de donde ella vivía. Después de tomar el sol y bañarnos ella me dijo que se iba a su casa para depilarse el coño y preparase para hacer un intento por la tarde y quedamos en vernos al día siguiente para que me contara como le había ido su intento.
Al día siguiente llegué temprano a la playa y a los cinco minutos llegó Rosaura. Venía con una sonrisilla picarona y tras saludarme extendió su toalla y se puso en topless. Le pregunté: ¿hiciste los deberes? Se bajó el bikini y me enseñó su coño totalmente depilado y le pedí permiso para tocárselo y notar como le había quedado de suave… a lo cual accedió y pude notar que ya empezaba a pinchar un poco. Le dije que tendría que volver a afeitárselo. A continuación me contó que la tarde anterior cogió su coche para ir a un barrio alejado de su casa y lo aparcó y se dio un paseo a la búsqueda de niños. Vio a un niño que estaba solo y se acercó a saludarlo y le preguntó si es que no tenía amigos para jugar con ellos y le dijo que casi todos sus amigos se habían ido a un campamento de verano y que sus padres no tenían dinero para costeárselo a él. Lo invitó a un helado y mientras lo tomaban le dijo que lo invitaba a bañarse en su piscina al día siguiente. Él aceptó la invitación entusiasmado y ella le dijo que no se lo contara a nadie. Terminaron el helado y quedaron para la mañana siguiente y se marchó. Yo tendría que esperar a la tarde siguiente para saber si habría pasado algo interesante.
A la tarde siguiente acudí a la playa para encontrarme con Rosaura y ella ya había llegado. Me dijo que estaba impaciente por contarme lo ocurrido por la mañana y de inmediato me relató todo lo ocurrido:
Llegué a donde me esperaba el niño y se subió a mi coche. Le pregunté por su edad y me dijo que tenía diez años y cuatro meses. Llegamos a mi casa y metí el coche en mi garaje y desde ahí accedimos a mi casa y salimos directamente a mi piscina. Alrededor de mi casa no hay otras demasiado cerca ni con altura suficiente para ver mi piscina ni gran parte del jardín. Nos metimos enseguida en el agua y mientras nos bañábamos le dije al niño que lo iba a pasar mucho mejor que sus amigos en el campamento. Estaba muy decidida y fui a por todas. Le pregunté que si había visto a alguna mujer desnuda y me dijo que no, así que me quité el bikini y salí del agua ante su asombro. El niño se quedó boquiabierto y sin palabras y yo me di la vuelta para que me viera el culo. Estuve posando para él unos minutos, mostrándole mi coño abierto, clítoris, ojete… Luego me metí en el agua con él y le pregunté si ya se hacía pajas y me dijo que sí. No perdí tiempo y le quité el bañador y tenía su pequeña y preciosa pollita totalmente erecta y se la agarré y le dije: ahora te voy a hacer una paja, esto no lo tendrán tus amigos hasta dentro de mucho tiempo… Salimos del agua y yo me puse de rodillas en el césped y a él de pie frente a mí. Estaba cumpliendo mi sueño y era indescriptible la sensación de tener la pollita de un niño por primera vez. Yo sabía que no iba a durar mucho… empecé a meneársela despacio y pronto aumenté la velocidad de pajeo ante su inminente eyaculación… su semen salió disparado y el primer chorro sobrepasó mi cabeza y me cayó en la espalda y los siguientes me cayeron en la cara y las tetas. La paja duró apenas dos minutos, pero la disfruté intensamente. Me lavé el semen en la ducha de la piscina y nos metimos a bañarnos. Lo cogí en brazos y junté su pecho con mis tetas, le clavé los pezones y noté su pollita creciendo en mi vientre y lo puse flotando en el agua boca arriba sujetándolo por el culito y empecé a pajearlo despacio y después de una ratito meneándosela se la chupé muy lentamente desde arriba hasta abajo metiéndomela entera en la boca y succionándosela con fuerza mientras subía… Después de unas cuantas chupadas seguí con la mano ya a velocidad máxima y se corrió alcanzando sus chorros de semen gran altura… parecía una fuente de semen. Yo estaba ya muy caliente y le pedí al niño que me tocara las tetas y cogidas por sus manitas no parecían tan chicas. Al principio me las apretaba demasiado fuerte y lo enseñé a sobármelas sin hacerme daño. Continué con la lección de adiestramiento explicándole como debía manejar mis pezones con las manos y con la boca… Cada vez que succionaba mis pezones, mi clítoris palpitaba y se hinchaba y necesitaba tener un orgasmo con urgencia. Le dije: ahora me vas a hacer una paja tú a mí. Tomé su manita y me la llevé al coño, como tantas veces había imaginado en mis fantasías, se la guié un rato y cuando ya había aprendido un poco lo dejé a él solo masturbándome. La torpeza de su inexperiencia me excitaba muchísimo y en unos minutos estaba gimiendo de placer mientras todo mi cuerpo temblaba por el efecto de un intensísimo orgasmo. El niño tenía la pollita erecta de nuevo, pero quise darle un poco de descanso y salimos del agua para tomar un helado. Le pregunté que si le estaba gustando lo que estábamos haciendo y me dijo que si y que quería más. Cuando terminamos el helado le dije: ahora me voy a comer tu “heladito”, me arrodillé en el césped y empecé a chupársela mientras sobaba sus pelotitas. Se la chupaba entera hasta la base, subía succionándosela y volvía a bajar y de vez en cuando me la metía en la boca superando la base y metiéndome también sus bolitas, algo imposible de hacer con un hombre. Le agarré su culito con las manos y se lo empujé hacia mí mientras se la chupaba cada vez más rápido y succionando más fuerte y en poco rato se estaba corriendo en mi boca. Era la primera vez que dejaba que se me corrieran dentro de la boca y no sabía que no se puede chupar con la boca llena, así que me lo tragué y seguí chupándosela y tragándome todo su semen hasta que dejó de disparar y me pidió que parase. Siempre había pensado que me daría mucho asco tener semen en mi boca y nunca imaginé tener la boca llena y menos aún tragándomelo. Me encantó hacerlo, aquella pollita inocente no me producía ninguna repulsión, al contrario y supe que querría para siempre que el semen de un niño inundara mi boca y tragármelo placenteramente. Me tumbé en el césped y le pedí que me lo chupara y él se puso a hacérmelo guiado por mis palabras de enseñanza y tras unos minutos me estaba corriendo en su boquita y quedando extasiada por el gran placer que sentí. Me extrañó haber tenido dos orgasmos tan fuertes y rápidos con el niño y eso fue por lo excitadísima que estaba. Nos metimos en la piscina para darnos un último baño antes de llevar al niño de regreso. Le pregunté que si quería repetir al día siguiente y me dijo que sí. Así que lo llevé hasta el lugar donde lo había recogido y quedamos allí para la mañana siguiente.
Después de contármelo todo con detalle Rosaura me pidió un favor. Me pidió que la acompañase a su aventura para que le hiciera fotos y vídeos con el niño y tener ese recuerdo de su primer niño y le dije que lo haría gustosamente. Me dijo que no quería compartir al niño conmigo y no me importó, eso sí, le dije que llevaría conmigo a una niña para que masturbara y chupara mientras hacía el reportaje fotográfico porque me excitaría mucho y me dio su ok.
A la mañana siguiente acudí con la niña, de nueve años, a casa de Rosaura y nos estaba esperando con “su” niño. Nos desnudamos todos y Rosaura me dio una máquina de fotos de muy alta resolución para empezar la sesión fotográfica. Le hice fotos con el niño en la piscina y en el jardín. Fotos del niño tocándola, chupándola, abriéndole el culo y lamiendo su ojete, fotos de ella en acción con el niño, agarrándole su pollita, chupándosela, muchas fotos y mientras la niña me masturbaba y yo iba teniendo orgasmos. Después me dio una cámara de vídeo HD para grabar las escenas de sexo con el niño. Monté la cámara en un trípode y para el primer vídeo Rosaura se arrodilló en el césped y puso al niño de pie frente a ella y empezó a pajearlo con la boca abierta cerca de su pollita. Cuando ella empezó a acelerar la paja yo hice un zoom y grabé de cerca como el niño se corría y ella apuntaba los chorros de semen al interior de su boca y una vez terminada la paja ella mostró su boca llena de semen y se lo tragó. Y yo tuve un gran orgasmo grabando la escena mientras la niña me masturbaba. A continuación grabé al niño masturbándola hasta hacerla entrar en éxtasis y pasamos a la tercera escena. Se metieron en la piscina y ella puso al niño flotando boca arriba y empezó a mamársela, yo hacía un plano general y después acerqué la imagen y grabé, además de la mamada, la cara del niño corriéndose. Mientras el niño recuperaba fuerzas yo hice el 69 con mi niña y tras dos orgasmos seguidos de cada una el niño tenía su pollita erecta tras ver el espectáculo lésbico. Después Rosaura me propuso la siguiente escena… haría que el niño le follara el culo. Yo le sugerí que se dejara masturbar por la niña mientras el niño la enculaba para que sintiera el doble placer de esa práctica y ella, un poco reticente de primeras, lo pensó y dijo que lo haríamos así. Para esta escena entramos a la casa y lo preparamos en su habitación. Ella se puso a cuatro patas en su cama y acerqué la imagen para grabar en primer plano como el niño le abría el culo y le lamía el ojete para lubricárselo y a continuación grabé, también de cerca como la pollita del niño entraba por su ojete. Alejé la imagen para recoger como el niño se la follaba mientras ella era masturbada por la niña al mismo tiempo. Tuvo un orgasmo apoteósico y el niño, tal y como habíamos quedado, le sacó la polla y se hizo una paja para correrse en su culo y fue tal su corrida que el primer chorro de semen salió disparado y cayó sobre su espalda. Tomé varias fotografías desde distintos ángulos de su espalda y culo llenos de semen. Rodamos una última escena con ella boca arriba y la niña comiéndole el coño mientras ella le hacía una mamada al niño que estaba sentado sobre sus tetas. Así terminó el día de rodaje.
Rosaura siguió con su niño y reclutó a algunos más, pero eso lo contaré más adelante.
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