Mi confesor, mi violador
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando se es una nena inocente, todos son buenos, todos nos quieren bien, todos quieren ayudarnos a cambio de nada.
Muchos años después y muchas vergas después, una comprende que todo eso que puebla mis sueños eróticos es el legado de la perversión.
Mi abuela me llevaba todos los domingos a la iglesia.
Supongo que pensaba que de esa manera todos sus pecados se borrarian.
Y la mejor manera era entregando a su nieta de 10 años al viejo cura del pueblo.
Él era un hombre de 60 años, no demasiado mayor, pero a mi tierna edad me parecia muuuy viejito.
Me hacia pasar a su oficina y generalmente este era el dialogo que ocurria en el interior:
-Camilita, me conto tu abuela que te has portado muy mal esta semana.
Eso es verdad?- mentirle al cura era una terrible falta, asi que yo debia admitir cuales habian sido mis pecados.
-Si, Padre, eso es cierto- decia bajando mi cabeza avergonzada
-Cuales han sido esas faltas, hija mia? Dime con confianza, no contare nada a nadie.
-Bueno.
Ultimamente.
El otro dia mi abuela me encontro.
Me estaba tocando
-Que estabas tocando?
-ME estaba tocando.
-Ahá, que era lo que te estabas tocando?- me pregunto, mientras se revolvia incómodo en el sillón.
-Acá- dije señalando hacia abajo entre mis piernas.
-A ver, donde especificamente?
-Acá, en mi botoncito
-Por qué no me muestras hija, este pobre viejo no tiene idea de que boton le estas hablando.
Inocentemente, levante mi pollerita, y separando mis piernitas, le mostre donde me tocaba-Acá Padre, alcanza a ver? Yo tengo como un botoncito, cuando me empiezo a frotar, se siente muy lindo, ese botoncito crece y me empiezo a sentir agitada y acalorada, me dan ganas de algo pero todavia no se de qué-
-Ejem!!! Bueno, pero como es que ese botoncito crece? Si se siente tan lindo, como me decís, tal vez no sea pecado! Querés mostrarme como es? Sin verguenza, que yo soy un hombre de Dios!
Ni lerda ni perezosa decidi mostrarle, la verdad es que algo tan placentero no podia ser malo, asi que abri mis piernas aun mas y comence a frotarme, cerre mis ojos a la par de que mi respiracion se aceleraba.
Sentí ese calor tan conocido irradiar desde mi conchita hacia arriba y hacia mis piernas.
Pronto estuve tan concentrada en las sensaciones que no me percate cuando el cura se aproximo a mi silla para poder tener una mejor vision de esa vagina de 10 años tan predispuesta.
-Yo creo que te podes ir al infierno hija! – sobresaltada, abri mis ojos.
-En serio, Padre!!??
-Si, en serio.
Si no queres irte al infierno, vas a tener que sacar el pecado de tu cuerpo, y yo tengo el secreto para hacerlo, por suerte!!
-Qué tengo que hacer Padre!!??- casi no podia contener el llanto-Mi abuelita se va a poner muy triste si le digo!
-Hay que sacar esas ganas, mi´ja! Y hay que empezar ahora!! Yo te voy a indicar y vos tenes que hacer todo lo que te diga.
Si bien tenia miedo y verguenza, algo dentro de mi esperaba con ansias, algo dentro de mi sabia que el viejo mentia descaradamente, pero no me importaba.
Porque en el fondo, sabia que esas sensaciones podian ser mas intensas, mas sucias y mucho mas pecaminosas.
-Hija, sacate la bombachita y subite al escritorio,abri bien las piernas,voy a tener que ver mas de cerca esa conchita
Hice lo que me pedia y él acercando una silla, se sento, tan cerca que pude sentir su aliento en mi clitoris, lo que me puso la piel de gallina.
Cerré los ojos y esperé.
Sentí sus dedos acariciando suavemente mi boton, con delicadeza y de mi boca escapo un gemido.
Abrio mis labios y senti algo humedo y caliente que recorrio toda la concha, mire hacia abajo y vi la cabeza casi sin pelos del cura del pueblo entre mis piernas, me estaba lamiendo y metiendo la lengua en mi agujero.
Nunca, ni en mis sueños mas alocados hubiera creído que alguien podia hacerme algo asi! En mi cabeza de niña, se encendieron las alarmas, pero cuando introdujo su dedo en mi, ya no opuse resistencia.
-Ay mi´ja , la verdad es que tenes una conchita deliciosa, y tan húmeda.
Vos dale la satisfaccion a este viejito y te vas a ir al cielo derechita.
– Yo lo escuchaba desde lejos, estaba flotando en un mar de placer
-Digame que mas tengo que hacer, porque no quiero irme al infierno-
-Si, si, ahora te digo, pará que te quiero lamer un ratito mas.
– y siguió lamiendo, chupando y embarrandose mis jugos en su cara.
-Bueno, vení acá, bajate, bajate- me puso en 4 patas y saco la verga que tenia tremenda ereccion.
Yo nunca habia visto un pito en vivo y en directo, y me pareció enorme.
Tenia la cabeza colorada y muchas venitas, pero lo senti muy suave cuando lo toque.
-Abri la boca, saca la lengua y pasamela por la cabeza, dale, dale.
Lo hice, no me gusto el olor, no me gusto el sabor, pero el viejo se retorció de placer y eso me encanto.
En ese momento, tuve una epifanía, una claridad de las cosas como nunca antes.
Supé que el cura mentia, no me iba a ir al infierno pero esto era el paraiso.
Y queria hacerlo toda mi vida.
Tome el palo de carne con ambas manos y me dedique a chuparlo con todas mis ganas, un instinto básico guiaba mi lengua, mis manos sabian exactamente lo que tenian que hacer, parecia que habia nacido para esto.
El viejo rebuznaba y me cojia la boca, atragantandome con su carne.
La imagen era sumamente bizarra, una pequeña niña entre las piernas de un anciano con la toga arremangada hasta arriba de la panza, la cabeza echada hacia atrás, los ojos en blanco, un hilillo de saliva cayendo de la comisura de su boca, cogiendose por la boca a una nena, destruyendo la inocencia y la pureza que habia en ella, convirtiendola en una puta, en una perra.
De golpe, sobrevino el orgasmo, la eyaculacion, senti como se tensaba el cuerpo desgastado del hombre y un liquido viscoso inundo mi boca.
Mi primera reaccion fue retirarme, pero me sujeto con fuerza contra su panza, asfixiandome.
Casi me ahogo y no tuve otra opcion que tragar lo que pude, aunque parte de ese líquido rebalso de mi boca y cayo hasta mi pecho plano.
EL viejo exhalo sus ultimos gemidos y convulsiono en los vestigios del intenso orgasmo.
-Ah querida, has hecho muy feliz a un anciano.
Puff.
Por esto Dios te va a recompensar.
aaahh.
La semana que viene, venite.
Vamos a seguir combatiendo el pecado de tu cuerpo- dijo, mientras se limpiaba los restos de semen del ya flaccido pene.
Continuara.
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