Mi confesor, mi violador II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
-Hola Padre.
-entré con timidez, luego de haber golpeado la puerta de la oficina y ser invitada a entrar.
-Camilita!- los ojos del cura se llenaron de placer y recorrieron mi cuerpito de niña con morbosidad.
Me habia vestido muy especialmente.
Pollerita tableada por encima de las rodillas y una remerita ajustada, que dejaba en evidencia mis pequeños pezones en desarrollo sin corpiño que los cubriera.
Habia sujetado mi cabello en dos trencitas rematadas en dos moños de color rosa y, a escondidas de mi abuela, me habia pintado los labios de un rojo furioso.
Era la fantasia hecha carne de cualquier pederasta.
El viejo se acerco y me abrazo, pude sentir su verga dura contra mi estomágo.
Para ser un hombre mayor, vigor no le faltaba.
Ya estaba excitado y ni siquiera me habia tocado.
El saber esto hizo que mi concha se humedeciera tambien, asi que me aprete a él y comence con la parodia.
-Oh Padre, necesitaba verlo, no he podido sacar de mi cabeza lo que paso el otro dia! Y mi cuerpo quiere seguir pecando, no he podido dejar de tocarme y de hundir mis dedos en mi vagina, a pesar del dolor.
Nada me calma, me froto, me acaricio y pareciera que esto es peor
-Ay hija mia, el cuerpo es débil y tenemos que tratar por todos los medios de sacar ese demonio de ese hermoso cuerpito de niña.
Porque no es normal esto! Hoy iremos un poco mas lejos en tratar de expiar el pecado y hay que empezar de inmediato!
-Si Padre, por favor, ayudeme!
Inmediatamente, llevo su mano a mi raja, que chorreaba jugos.
-Ay mi´ja mira como estas?! Uff!! Se sento, bajo su pantalon y saco su verga, tiesa como un palo-Bueno, chupala, chiquita, dale!
Sin dudar un segundo me aboque a esa tarea, mi boca succionaba ese manjar mientras mis manos masajeaban los huevos arrugados.
Ya lo he dicho, lo mio era puro instinto.
Y escuchar los quejidos de placer del cura no hacian mas que aumentar mi propio placer.
La pija le hedia a sudor y a orina, pero eso no hacia mas que aumentar la calentura que me embargaba.
Me sentia muy sucia, pero a la vez deseada y para mi mente de niña, aquello era suficiente.
Haria todo lo que me pidiera el vejete, porque queria satisfacerlo.
-Para, para, ufff! Me vas a matar!
-Lo hago mal Padre!!??-dije, poniendo un pucherito y carita de preocupada.
-Nooo, la verdad es que sos tremenda chupapijas, pero tenemos que hacer durar esto! Ahora vamos a hacer algo muy rico, vas a saber lo que bueno, por fin.
Veni, veni acá chiquita! Me hizo acomodar en un sillon que estaba contra la pared.
-Abrite, dale, levantate la pollerita- sudaba como cerdo y bufaba por la tremenda excitacion.
Hundio su cara entre mis muslos y practicamente me devoro, mi rajita lampiña estaba enrojecida y empapada por sus babas y mi cachondez.
Yo lloriqueaba entre el placer y el dolor, pero todavia sentia que faltaba algo.
Mi vagina palpitaba, hambrienta pero sin saber, aun, de qué.
De golpe, se levanto de mi concha y tomandome de un brazo, me dio vuelta e hizo que apoyara mi pecho contra el respaldo del sillon.
Me separo las piernas.
Lo senti aproximarse, su cuerpo enorme y sudado se pego al mio, pequeño e indefenso.
Me susurraba obscenidades al oido mientras su falo intentaba penetrarme.
Senti que su mano bajaba y tomando su pene lo guió hasta mi cueva.
Mi cuerpo se resistia al invasor y empece a sentir dolor
-No Padre, mejor no, me duele
-No chiquita, quedate quietita, dale,dale.
Vas a ser mi putita personal.
Vas a ver como te cojo, te va a encantar.
Te voy a meter mi pija hasta el fondo y vas a alabar al Señor en todos los idiomas.
Ahí entra.
Si.
si.
si
En un momento, su verga atraveso mi resistencia y entro violentamente en mi cuerpo infantil, supongo que ayudado por mi lujuria, que no tenia nada de infantil.
Un ardor indecible me recorrio entera y comence a llorar.
-Shhh no llores, no llores, ya pasa, ya pasa- mientras su miembro comenzaba su mete y saca, al parecer mis lágrimas parecian enervarlo aun mas, y en cuestion de segundos su ritmo era frenético.
-Te gusta? Decime que te gusta! Decilo putita, decilo- me seguia susurrando al oido mientras su saliva se escurria de sus labios y caia en mi hombro.
Gotas de sudor empapaban su frente y torso y las sentia descender por mi espalda.
En un momento, me dio vuelta y me hizo sentar en su polla, esta posicion le permitia llegar a mi clitoris y empezo a masajearlo.
Comencé a sentir mas placer y pronto era yo la que se movia, ensartandome hasta el fondo.
Sentia que algo iba a explotar dentro de mi, algo crecia llenandome por fin.
Y sucedió.
La sensacion mas maravillosa del mundo, un placer irreal, un fuego en el que podia arder sin quemarme, mi primer orgasmo.
Mi cuerpo entero se tenso y un gemido que venia desde lo mas profundo de mi garganta, le marcaron al viejo, que finalmente, habia logrado su objetivo.
Habia roto lo inocente en mi, mi pureza habia sido corrompida y de ahora en mas, seria la mas viciosa de las putas, seria SU puta.
Esto alcanzo para que acabara, derramando toda su leche en mi.
Se separo de mi, luego de unos empujones mas y yo quedé despatarrada en el sillon, mientras mi respiracion se acompasaba.
Sentia mi cuerpo dolorido y mas que nada, mi recien desvirgado coño.
Pero feliz como pocas veces en mi vida.
Pagarian por hacer esto?
Continuara.
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