Mi experiencia con el Profesor Leonardo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como dije, yo estaba en el colegio, en ese año contrataron al profesor Leonardo (ficticio por si las moscas), el tipo era muy bien parecido, alto, buen cuerpo, barba en forma de candado, ojos color miel, en si el tipo era un cuero y todas en el colegio nos dimos cuenta de ello, aún las profesoras se le sometían, pero al parecer su gusto era por las alumnas. En mi caso, cada una sabemos lo que tenemos, y mi cuerpo no podía competir contra otras compañeras que ya habían desarrollado y tenían cuerpos muy atractivos, con senos grandes, piernas robustas y buenas ponpas. En mi caso, soy muy delgada, practiqué balet un tiempo por lo delgada, tengo pocos senos, aunque de bonita forma, mis caderas aún no se han ensanchado del todo y mis piernas son delgadas y largas, eso si mi rostro es genial, me gusta al igual que mi cabello y mis ojos grandes y negros, mi piel más clara que morena.
Resulta que a pesar que yo no hacía nada por agradarlo o coquetearlo como hacían mis compañeras, yo fui notando que él se interesaba por mi, tanto que a veces era muy indiscreto, eso ponía celosas a mis amigas. Yo aprovechaba eso también para lanzarle mensajes subliminales que también me interesaba, le sonreía sin motivo y lo saludaba e intercambiábamos algunas palabras para el receso.
Hasta que un día el profesor Leonardo me siguió en su auto, yo no me percaté al principio, yo como siempre iba acompañada de mis amigas, cuando me quedé sola, me alcanzó en su auto y bajó el vidrio y me dijo que me daba un aventón, yo le dije que mi casa ya estaba cerca, aún asi el insistió, asi que me subí con él. El se fue muy despacio y entablamos una charla, pero rápidamente ya estabamos casi frente a mi casa, alli me despedí y él tomándome de la cabeza me dio el beso de despedida cerca de la boca y me dijo que yo le gustaba mucho, me tomó de la mano muy románticamente y antes de salir le dejé dicho -ud también me gusta!!- y me salí corriendo como si hubiera sido una travesura. Cuando llegué a la casa, me sentía emocionada al máximo, el hombre que tenía locas a mis amigas y no tan amigas se había fijado en mi. Casi no dormí esa noche.
A la salida del colegio, a partir de ese día intentaba no andar con mis amigas, y no tuve que esperar mucho, apenas a los dos días, me alcanzó de nuevo el auto de profesor Leonardo, me subí y en vez de llevarme a mi casa, me llevó a otra dirección, parecía una fábrica abandonada, pues no había gente, me preguntó a qué hora es lo máximo que he llegado tarde después del colegio, le dije que a las 14:00 horas, faltaban como 50 minutos, él me abrazó y charlamos, me dijo que estaba cautivado por mi, que las otras chicas de colegio se le sometían, pero que eso no le gustaba, me preguntó si tenía novio, yo le dije que no, luego me dijo que sus intenciones eran buenas y que quería ser mi novio, pero que por el momento no podíamos hacerlo público, temía perder el trabajo en el colegio. Asi que le creí y caí en sus redes. Esa tarde nos besamos pues no tardé ni cinco minutos en decirle que si. El profesor sabía besar muy bien pues nuestras lenguas casi se tragaban una a la otra. Por el momento todo fantástico.
Asi cada día me pasaba levantando en su auto, yo ya tomaba otras calles porque el me decía que alguien del colegio que nos conocía podía ver el momento que yo me subía a su auto. Me llevaba a ese mismo lugar, ahora sus manos acariciaban mis piernas y mis senos encima de mi pequeño y delgado sostén, podía sentir sus dedos masajear mis pezones, me ponía muy excitada. Días más tarde me quitó en sostén y desabrochó mi camisa del colegio, me la abrió y comenzó a chuparme mis pezoncitos, su lengua me daba unos toques eléctricos, me mataba de emoción eso, gemí mucho. Esa tarde al llegar a mi casa fui al baño y pude ver que mi calzoncito estaba húmedo y mis labios vaginales embarrados de mi eyaculación, al parecer había tenido un orgasmo creo yo.
Otro día, me mamó como quiso los senos y pezones, mientras gemía sus hábiles manos me sacaron mi braguita de mi cuerpo, me acaricio mi vulvita, mis labios vaginales y mis nalgas, me dijo que estaba muy mojadita, para ese momento estaba entregada a él. Me acostó en el sillón trasero del auto y me devoró la cuquita, yo pensé que me ahogaba de placer, gemía y aullaba de gusto, mientras el no dejaba de lamer y lamer mi tierno coñito, en eso me levantó mis delgadas piernas con una mano y su boca encontró mi redondito ano, y lo mamó despacio y con la punta de su lengua, allí mismo tuve el orgasmo más increíble, hasta ese momento. Ya era tarde y yo estaba agotada todavía acostada en el sillón de atrás, cuando el llegó al frente de mi casa apenas pude ponerme el sostén y mi braguita la metí en mi bolsa y asi me bajé todavía mareada.
Unos días más tarde, me hizo casi lo mismo, me corrí de nuevo, pero ahora sacó su verga de su pantalón, era la primera vez que se la veía, estaba como hinchada, era enorme para mi, nunca había visto algo tan grande y venoso en mi vida (había visto la de mi novio, mis hermanos y de mi papá alguna vez). Me dijo que se la mamara, yo tampoco era tan inocente a mis 15, ya había tenido mi primera relación sexual al cumplir los 14 y mi novio de turno me lo hizo otras cinco veces antes de que termináramos, no fue tan placentero era mi recuerdo, y se la chupé varias veces, pero ahora yo quería comérsela al profesor Leonardo como nunca, en internet había visto varios videos sobre eso, asi que lo puse en práctica.
Primero le lamí la punta y el tronco hacia arriba, después metí su gordo pene en mi boca y lo chupé como si fuera una paleta, aunque apenas entraba en mi boquita, no lo debi haber hecho tan mal pues el profesor gemía mucho y no tardo en alocarse, pues me tomó de la cabeza y me hundió su pene hasta la garganta y allí creo fue la primera señal que no vi, pues el con lujo de fuerza me folló la boca y casi me hace vomitar, terminé con los ojos llorosos y con nausea, el profesor eyaculó adentro de mi boca, pero como pude la saqué y escupí afuera, eso lo molestó un poco al igual que yo estaba molesta, pero como estaba excitadísima y lo que quería es complacerlo, para mi no fue importante eso.
A la siguiente vez, el profesor solo me llevó a la casa, no entendí porque, se lo pregunté y me dijo que ya no quería verme asi, quería que lo viera en su propia casa, que buscara la forma de ir, o que mejor lo dejáramos allí, yo que estaba totalmente enamorada (casi todo mi tiempo pensaba en él y lo que me hacía), le dije que no quería perderlo y que encontraría la forma. Para ese entonces en el colegio se llevaban unos cursos libres por la tarde, a mi nunca me había gustado nada de eso, había danza, arte, psicología, cocina, etc.. Le hablé a mis padres para que me permitieran estar en el colegio recibiendo alguno de esos cursos, la idea era fugarme a la casa del profesor y regresar. Se lo comenté al profesor y me dijo que estaba muy bien.
Asi a la primera, el profesor me llevó a su casa en vez de quedarme a almorzar en el colegio. Me llevó directo a su habitación, era un hombre muy ordenado y limpio. Comenzamos a besarnos sobre la cama y me fue desnudando lentamente hasta dejarme desnuda, me chupó los senos y luego bajo a mi cuquita para darme un tremenda chupada de coñito, yo no dejaba de gemir, alcancé rápidamente un orgasmo, luego él se desnudó también y presentí lo que pasaría. Me abrió las piernas y con su mano guio su pene hasta mi rajita, la paso de arriba para abajo, luego lo hacía más fuerte, la frotaba contra mi cosita, yo solo con eso me moría de placer, al rato quería que me la metiera, en eso, siento que me la introduce, mi vagina se abre y la lubricación ayuda bastante, pues como dije su verga era grande y gorda. Siento cuando su pene se va resbalando apretadamente dentro de mi conducto vaginal, me empiezo a sentir llena, emito un chillido anunciando que soy penetrada. El no la introduce toda, sino la saca para metérmela de nuevo y lo repite varias veces. El profesor me está cogiendo en su cama y yo me siento la mujer más dichosa del planeta.
Sus movimientos de cintura habían empezado lentos y delicados, pero poco a poco se estaban volviendo rápidos, duros y profundos, yo lo notaba, pero pensaba que era asi, a pesar que yo era cerradita de mi cuquita, pues no tenía costumbre, la estaba pasando muy bien, me prendí de él y su cuerpo y el mio parecían solo uno, él no dejaba de bombear su pene dentro de mi, y yo sentía sensaciones celestiales, me corrí de nuevo y le arañe la espalda, el instantáneamente me pidió que siguiera arañándolo, yo que estaba demasiado excitada para razonar, le clavé las uñas de nuevo una y otra vez, el gimió fuerte y pude sentir su eyaculación en mi rajita, lo caliente y lo mojado, no se cuánto eyaculó pero cuando terminó un chorrito de su semen salió con su pene de mi vagina y mojó las sabanas de la cama.
Nos quedamos tendidos en la cama unos minutos para recuperarnos. Fue allí cuando el se levantó y con prisa fue a abrir una gaveta, sacó un papel con una tabla recuerdo, y me preguntó en que fecha me venía la menstruación este mes, le dije y el buscó en su tablita, vi una tranquilidad en su rostro, luego me dijo que me vistiera que me llevaría al colegio. Esa fue mi primera relación con el profesor Leonardo. Debo agregar que le vi la espalda y casi tenía unas gotas de sangre producto de mis uñas, me disculpé y le dije que lo curaría antes de irme, el no me dejó, me dijo que eso era lo que más le había gustado. Yo solo me reí, creí que era un broma, pero era verdad.
Dos días más tarde, de nuevo en su casa y en su cama, me desnudó toda y me fue besando todo el cuerpo, empezó por mis pies, él se metió todos los deditos de cada pie en su boca, uno por uno y luego al mismo tiempo, sentí cosquillas ricas en mi cuquita, fue muy erótico y sensual. Luego me fue besando lo largo de mis piernas y llegó a mi cuquita para comérsela de nuevo, me mojé toda y él se tragó mis juguitos íntimos, ya estaba lista si me quería penetrar en ese momento, pero el me dijo si podía usar unos juguetes para que la pasáramos mejor, yo ingenua y enamorada, le dije que lo que quisiera él para mi estaría bien. El profesor se puso de pie desnudo, fue a un cajón y sacó unas esposas o grilletes de los que usa la policía, yo me reí, luego unos lazos.
El profe Leonardo me puso la esposas y con los lazos me unió manos y pies, de ese modo debía levantar los brazos y las manos hacia arriba al igual que mis piernas, me puso un bozal en la boca y comenzó a lamer mis piernas, llegó a mi cuquita con su lengua y luego paso a mi ano, hasta allí todo bien, pero la posición era más cansada para mi, luego me puso su pene en mi vagina y me penetró duro, me daba tan duro que la cama hacia ruidos como queriendo desquebrajarse, con el bozal en la boca no podía casi emitir sonido, además sentía ahogarme, asi que del placer total pase a la incertidumbre, pues él estaba como desenfrenado, como loco y me cogía salvajemente, con todo y eso, yo me corrí pues su pene me llegó hasta lo más profundo de mi rajita. Y sin avisar puso la punta de su pene en mi culito, sentí como el empujaba su pene queriéndome penetrar, pero como era muy cerradito no pudo en ese momento, me causó malestar. Grité y me quejé.
El detuvo de su intención, pero solo para saltar de la cama e ir a traer un pomo o un bote, de algo que parecía una jalea, se untó los dedos y me la puso alrededor y dentro de mi ano, emitiendo sonido le indiqué como pude que pretendía hacer, él no me contestó, solo se colocó de nuevo como antes atrás de mi y poniendo la punta de su verga en mi ano la empujó duro y me penetró el ano, gemí y grité de nuevo, pero el no paró de empujarlo hasta que su pene se hundió en mi culito, paró un poco solo para acomodarse y tomar fuerza, volvió a empujar su gordo pene en mi ano, se puso a entrar y salir de mi agujerito, pero conforme pasaban los minutos sentía menos dolor, al parecer la jalea era lubricante y anestésico local (el me lo diría después), luego me comenzó a dar duro, me fornicó el culito como si su vida dependiera de eso dándome fuertes arremetidas, yo sentía perfectamente su pene rozar el conducto de mi recto y eso me producía cierto placer, aunque estaba más nerviosa esa primera vez, ese día perdí la virginidad de mi culito, y al rato me lo llenaron de lechita caliente. Pude haberle causado una pelea a él por penetrarme atrás sin un real consentimiento mío, pero nunca lo había visto tan excitado como en ese momento, ingenuamente pensé que lo estaba haciendo feliz como ninguna otra, que no me importó que pasara un día completo con el ano adolorido en serio, tanto que no comí bien como tres días para no tener que ir al inodoro.
En las semanas posteriores, las relaciones anales se volvieron frecuentes entre el profesor Leonardo y yo, mis nalgas y principalmente mi culito se convirtió en su verdadero juguete sexual, a mi me causaba cierto sentimiento embarazoso, pues no es común eso en mi cultura, pero lo aguantaba porque yo lo veía correrse como un adolescente cuando tenía su pene dentro de mi recto, él no aguantaba mucho tiempo estando allí dentro entrando y saliendo, además aprendí a relajarme y no tensar mi esfínter (después supe que asi se llamaba alrededor de mi ano), y pude gozar más ese tipo de relaciones, pero si les puedo decir que un orgasmo causado a través del ano es sumamente placentero, es más difícil de conseguirlo, y es diferente al orgasmo vaginal.
Las cosas raras con el profesor Leonardo no pararon allí, fueron creciendo, un día me mostró su colección de juguetes que consistía en dildos, esposas, lazos, columpios, dildos dobles (que nunca había visto), yo estaba tan enamorada y creyente que mi vida futura sería al lado de mi profesor, que nunca le dije no de sus vicios. Lo usó todo en mi, debo decir que algunas cosas me provocaron momentos de mucho placer, pero luego al terminar parecía un placer sucio.
Pero algo no le salió bien, un día me escapé de una fiesta, en donde yo estaba con mis amigos del colegio, para darle una sorpresa fui a su casa, la puerta del frente estaba abierta, bueno, estaba abierto un vidrio por donde se puede abrir, entré e inmediatamente oí gemidos, me acerqué sigilosamente y vi al profesor Leonardo junto a otro tipo que le hacían sexo a una muchacha, a quien tenían amarrada en la cama con los ojos vendados, yo le grité al profesor, el desnudo salió corriendo hacia mi, diciéndome primero qué estaba haciendo allí, le reclamé con voz alzada, y el muy maldito me dijo que me uniera a su fiestecita, le di una bofetada y me marché, días más tarde el quiso hacer las paces, me juró que había sido la primera y la última, pero no le creí. Juro que me rompió el corazón por mucho tiempo. Ahora es solo un recuerdo entre cachondo y triste. Nunca jamás después me gustaron los juguetes sexuales.
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