Mi hijastra rebelde ahora es mi perrita deliciosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi historia es diferente.
No he leído un relato de mi experiencia.
Aquí les va, espero juzguen como hombres con necesidades.
Conocí a mi ahora difunta esposa en mi trabajo, ella era la secretaría de la gerencia, una mujer madura, de 32 años, madre soltera de dos niñas, ambas de diferente papá (en ese momento Helen con 11 y Krista con 9).
Yo acababa de recibirme de la universidad con 24 años.
No tengo ningún trauma psicológico, pero me han gustado la mujeres mayores, asi que entable primero amistad y luego noviazgo con ella.
Tuvimos un tórrido romance y me casé con ella dos años después.
O sea ella con 34 y yo de 26.
Durante el noviazgo, me llevé muy bien con Helen, la mayor, una bella chica de cabello castaño, ojos café claro, muy lindos por cierto, delgadita, siempre preocupada por su peso, dos tetitas muy lindas y una colita preciosa.
Pero la otra, había nacido con un síndrome de algo que me dijo mi ahora difunta esposa, lo cual le causa retraso en su desarrollo, Krista, con 18 años, es de 1.
56 mt, su cuerpo se quedó como una niña de 13 años, dos tetitas muy pequeñas, es muy delgada, de tez muy blanca, y tiene unos preciosos ojos verdes.
Ella siempre fue un problema para mi, desde siempre.
En nuestro noviazgo, ella siempre me dio problemas, trataba de chantajear sentimentalmente a mi esposa y a mi.
Era negativa y nada le gustaba.
De novios no me gustaba ir a la casa de mi esposa, por no verla.
Me caía pesada la pequeña.
Ya casados, pensé que la relación con Krista mejoraría, pero no fue asi.
Era muy rebelde conmigo, solo su mamá podía manejarla.
En los estudios era muy inteligente, pero casi no tenía amigos, por su carácter tan fuerte.
Vino la desgracia en el año 2015.
Falleció mi esposa en un accidente automovilístico, fue duro para todos nosotros, yo enviudé a 34, Helen con 19 años y Krista con 17.
Helen se convirtió en una chica preciosa, con un lindo cuerpo.
Y como dije antes, Krista crecería un par de centímetros y sus tetitas un poquito, al igual que todo su cuerpo.
Pasó un año.
Mis hijastras se quedaron conmigo, a pesar que mis cuñadas les pedían que se fueran con ellas, ya que no eran mis hijas biológicas.
Yo les di el poder de decidir, pero Helen estaba muy pegada conmigo y lo que ella decide muchas veces es la decisión de Krista, asi que se quedaron conmigo las dos.
Krista se volvió muy solitaria.
Iba al colegio pero sin muchos amigos o amigas, ella las espantó por mucho tiempo, asi que ahora que necesitaba nadie estaba allí para hacerle compañía.
Asi que como padre, me empecé a interesar en ella, yo la acompañaba aunque no quisiera, yo le compraba lo que me pedía.
Charlaba con ella aunque no me contestara, en ocasiones me dejaba hablando solo.
Pero yo ya había aceptado que asi era ella.
Hasta que.
Tuve también un accidente de auto, el otro conductor iba ebrio y si no hubiera llevado el cinturón, otra historia sería.
Fui al hospital y llegó primero Helen, porque Krista estaba en la universidad y al parecer al salir le dieron la noticia pero mal.
Le habían dicho que yo había muerto.
Asi que cuando ingreso al hospital le contaron que estaba vivo.
Ella entró corriendo a mi habitación, había llorado mucho, se notaba en su aspecto, se me lanzó encima y me abrazó sin decir nada.
Ya en casa, yo solo tenía golpes y contusiones, pero no podía caminar bien y la cabeza me dolía casi todo el tiempo.
Krista se encargó de mi cuidado, yo no me lo esperaba, ella me cambiaba las vendas, me daba la medicina y en ocasiones cocinaba para mi , pues su madre, que era una experta cocinera, les había enseñado a ambas.
Y la cuarta noche después de regresar del hospital, le dije que le agradecía todo lo que hacía por mi y que su mamá estaría orgullosa de ella.
Ella me abrazó y me dijo que no quería perderme.
Luego me dio un beso en la boca y salió de la habitación.
Un beso que se volvió costumbre, todos los días (siempre que no estuviera su hermana).
Cada día Krista me daba un beso en la boca y cada vez se tardaba más y más ese beso suyo que yo recibía, hasta que un día yo estaba cachondo (tenía más de un año sin relaciones sexuales) y cuando me dio el beso la jalé y la acosté a mi lado y ese beso fue de al menos unos diez minutos, entre labios y lengua, buenísimo.
Luego ella salió sin decir nada de la habitación.
Krista me llegaba a ver después que su hermana se despedía de mi en la noche.
Asi ese último beso se repetía todas las noches.
Yo la acostaba y yo de lado o encima de ella, la besaba.
Conforme pasaban los días yo iba tocando su cuerpecito.
Le metía la mano debajo de su blusa y le tocaba sus pezoncitos diminutos.
Luego le subí la blusa y el sostén que era de elástico, y le chupé sus pezones, ella cerró sus ojos y gimió mucho.
Luego a la siguiente noche no solo le mamé sus tetitas, sino le toqué su vagina, ella mojó mis dedos.
Y lo mejor estaba por llegar.
A las dos noches de eso, ella ya no llegó a despedirse en la noche, creí que se había molestado con algo.
Asi que apagué la luz y me dormí.
A la media hora, sentí que abrían la puerta de mi recamara y luego se metían en mis sabanas, era Krista, tenía puesto un traje de noche muy sensual, una playerita de tirantes, sin sostén e iba solo en braguitas, de encaje.
Nos abrazamos, nos besamos mucho y como siempre le mamé sus tetitas.
Pero ella me detuvo y se fue para abajo dentro de las sabanas, me bajó la pijama y sacó mi pene, y sentí su boquita engullendo mi verga, en menos de un minuto mi verga estaba empalmada, yo podía sentir como ella la chupaba y la metía y sacaba de mi boquita.
Me hizo gemir de placer la pequeña.
Lo hacía muy bien por cierto.
Sentí su lengua pasar por mis bolas, eso hizo que vibrara mi cuerpo.
Había poca luz en mi recamara.
Terminó de mamar Krista y ahora fui yo quien le quitó toda su ropita.
La puse acostada y ahora fui yo quien se deslizó entre las sabanas y entre sus piernas, comencé a comerle a rajita, era pequeña, con labios vaginales pequeños.
La pequeña Krista en tres minutos comenzó a dar casi alaridos, yo le pasaba la lengua en su clítoris y en la entrada de su rajita.
Yo bajaba por sus muslos, lamiendo y besando hasta llegar a sus pies, que era pequeños y preciosos, chupaba todos sus dedos y volvía a subir hasta su vagina, la pequeña solo aguantó dos pasadas y tuvo un brutal orgasmo.
Cuando se relajó oí su voz en la casi oscuridad que me dijo.
-quiero hacerlo contigo!-
Como pude, me quité la ropa y me fui colocando encima de ella, puse mi verga en la entrada de su rajita y la fui ensartando lentamente, ella pegó un gemido y me abrazó mientras mi pene se iba deslizando despacio en su estrechísima vagina.
Me costó varios minutos penetrarla, tuve que bombear muy tempranamente mi verga en su rajita, para que se fuera abriendo su vagina.
Krista no era virgen, pero creo que yo posiblemente era su segunda relación sexual de su vida.
Me puse a meterla y sacarla de su parte íntima despacio, ella me besaba y me abrazaba todo el tiempo.
Luego de varios minutos más, por fin logré meterle como la tercera parte de mi verga, mis bombeos ahora fueron más rápidos y duros.
Ella se corrió, pude sentir como su vagina se llenó de sus jugos vaginales, ahora podía entrar y salir más rápido, se la terminé de meter y ella me mordió el hombro, yo la tenía ensartada hasta los ovarios y ella daba gritos de gusto.
Además yo estaba al borde de eyacular, pegué un grito y levantándome saqué mi verga y acabé en su vientre, largos chorros de semen.
Al terminar, ella me abrazó y nos besamos, ella me decía que era increíble que lo hubiéramos hecho.
Nos dormimos abrazados y desnudos.
Al cabo de una hora, calculo yo, sentí como su mano acariciaba mi pene y lo jalaba.
Lo hizo suave y despacio por varios minutos, hasta que me la puso empalada.
Sentí como se movía para darme otra chupada.
Le pasó la lengua desde la punta hasta mis bolas.
Después se fue subiendo sobre mi hasta ponerse sentada sobre mi verga parada.
La tomó con sus pequeñas manos y la fue acomodando en su rajita, luego con su peso se la fue metiendo en su vagina.
Sentí el calorcito de su rajita, ahora fue más rápida la penetración, pero siempre se sentía estrechita.
Luego se empezó a mover adelante y atrás, metiendo y sacando mi pene de su rajita.
Se fue ella poniendo excitadísima, me tomó la cara con sus manos y me besaba la boca, yo respondía metiendo mi lengua en su boca.
Luego yo la tomaba de su pequeña cintura y la ayudaba a clavarse mi verga en la profundidad de su vagina.
Los gemidos de ella y los mios se mezclaban en la habitación.
Sus movimientos de cadera y su estrechez de vagina me estaban llevando al climax, entonces la quité de encima y la puse en cuatro, no esperaba ver un enorme culo con mucha carne, pero lo que vi no estaba nada mal, sus nalgas blancas eran redondas y se podía ver su rajita color rosada y el agujerito de su culo también rosado, comencé a lamer su culo y bajaba a sus labios vaginales abiertos y dilatados, ella gemía suavemente, la pequeña gozaba mucho.
Entonces me quité de allí y me puse atrás, colocando mi verga en su vagina y la volví a clavar, la dejé ir casi todo y me puse a bombear, la tomaba de su cintura para metérsela toda cuando la metía.
No tardó en llegar a otro orgasmo, gritó y se dejó caer en la cama.
Me puse encima y la segui bombeando duro, muy duro, tan duro que la cama hacía ruido con cada clavada.
Esta vez me corrí bien adentro de su rajita.
Grité y el sudor me salía de la frente.
Fueron varios latigazos de leche.
Ella esperó cuando creyó que estaba durmiendo y se puso su ropita y salió de mi recamara.
Mi hijastra Krista ya fue la misma desde ese día.
Ahora era sonriente, atenta, muy propositiva, tanto que su hermana Helen me preguntaba que había pasado con ella.
Yo le dije que tal vez ya consiguió lo que quería.
Helen ahora tiene novio y ya trabaja, pasa mucho tiempo afuera de la casa.
Y Krista y yo lo aprovechamos para coger.
Krista es una criatura deliciosa, ahora lo sé.
Nuestra relación lejos de deteriorarse por las condiciones, ahora es más fuerte.
Ella me acompaña a todos lados.
Estamos felices.
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