MI MARIDO Y UN AMANTE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Todo había pasado en un par de años; casamiento y la muerte de mi suegra.
Mi marido tiene un trabajo de traslados y eso hace que quede algún que otro tiempo sola y tantas otras convivimos un par de semanas para luego separarnos.
Tengo 23 años soy trigueña, cabello negro hasta los hombros, sonrisa constante de mediana estatura y un cuerpo no voluptuoso pero no me falta nada; diré que medidas casi perfectas excepto la cola que debe de pisar los 100.
Al quedar solo mi suegro en su casa de su pueblo natal y aceptando la sugerencia de mi marido estuvimos un tiempo largo hasta convencerlo de que viniera a vivir con nosotros en el departamento del fondo, quedando espacio para sus huertas y gallinas y contando con un centro de jubilados a unas 8 cuadras de la casa.
Tiene casi setenta y se mantiene erguido tal vez por su condición de persona delgada y alta.
Todo transcurrió normalmente dejándolo hacer su vida, si quería cocinarse allá el o también con lavarse la ropa y otros menesteres.
Para mí no dejaba de ser una compañía y para mi marido una tranquilidad cuando su condición de corredor lo hacía ausentarse.
Después de un tiempo en que estábamos solo me preocupó no verlo un par de días y me acerqué a su vivienda para investigar.
Golpeé la puerta y me dijo que pasara; estaba sentado a la mesa con los dedos entrelazados y un gesto amargo en la boca.
Cuando le pregunté si le pasaba algo me dijo que empezaría a empacar sus cosas que se iba.
Contesté que era normal que a los 3 o 4 meses extrañara su hábitat pero que ya pasaría y casi inmediatamente me dijo que no era ese el problema.
-Entonces qué?- interrogué mas que curiosa.
Se paró y me dió la espalda contestandome que era por mi que se iba.
-Que hice mal?- dije parándome
Sin dejar de darme la espalda y mirándome de reojo contestó- Solo voy a decirlo una vez; hace rato que te miro como mujer.
es un disparate lo que me gustas y no debo sentir eso ni quiero sufrir.
No supe que contestar y solo me paré y salí poco menos que corriendo.
Estuve todo el día furiosa y desorientada; se me había rota la familia y en el fondo lo tildé de atrevido compadeciéndome de su finada esposa.
A la noche no podía más con mi enojo y decidí aclarar las cosas antes de que se fuera.
Había salido en bata y pantuflas y después de golpear entré sin esperar permiso.
Estaba armando un paquete en la mesa y me pareció como vencido.
-A que vinistes? a retarme porque a esta edad y situación me gusta una mujer como vos?.
No estoy confundido ni es sensación de soledad, me gustas porque sos una mujer espectacular, todo los hombres del barrio te miran deseándote y las mujeres te envidian.
Me bajó algo la ira y me acerqué con algo de compasión y ternura poniéndole una mano en el hombro le hablé dulcemente.
Me halaga pero entende que no puedo aceptar algo así.
Me tomó del brazo para llevarme hasta un espejo grande y me paró frente a él: mirate.
mirá que hermosa mujer, tus cabellos negros tu sonrisa perenne tu boca fina y sensual y un cuerpazo soñado.
Se puso a mi lado diciendo-Mirame que ridículo me veo y te sueño y te sufro.
Lo acaricié al tiempo que el bajaba la vista y creo que en el fondo supe porque estaba ahí.
mi enojo era un falso orgullo de que un hombre así se había jugado en decirme lo que sentía sin tapujos ni importarle las consecuencias.
Besaba muy bien y sentí el calor de sus mejillas y manos que desabrochaban la bata, ahí recordé que no tenía sostén (que casi no usaba) y solo poseía una bombacha negra calada.
Su beso de lengua era intenso y sensual estaba entre el amor y la lujuria.
Bajó su lengua por mi cuello, se entretuvo antes de llegar a mis senos hasta que los devoró con total maestría para seguir bajando y por primera vez alguien con los dientes me sacaba la bombacha para hundir su lengua buscando mi clítoris con desesperación el cual lamió con destreza y cuando quise acordar estábamos en el piso desnudos; tenía un buen pene mas grande que el de mi amado esposo y luego de atrapar mi lengua en su boca me penetró y en su excelente bamboleo lo escuché darme las gracias varias veces con la voz cortada; preocupada lo tomé del rostro para mirarlo pues pensé que le pasaba algo del corazón o algo.
¡¡¡¡Estaba llorando!!!! de placer y alegría; lo abracé fuerte respondiendo-No amor gracias a vos por hacerme tuya.
Acabó a raudales y un rapto de no se qué me puse mis ropas y salí corriendo.
Me acosté en la cama llorando y me masturbé como hacía no se cuanto.
Al otro día cerca del mediodía apareció, hicimos un silencio tenso y con mis ojos rojos de llorar le dije que había sido un error el cual jamás me perdonaría por haber fallado como mujer a su marido.
contestó que el único culpable era él y que no se arrepentía de nada porque lo vivido esa noche era imborrable y que no creía a su edad poseer una mujer como yo.
Lo miré a punto de llorar e hice el amago de golpearlo- Hacelo; para mí será como una caricia y no es ironía.
largué la cachetada y pese a su edad tuvo reflejos para detenerla y llevar mi mano a su boca empezando a lamer los dedos de a uno.
Hice fuerza y grité para que me soltara pero nada, su lengua ya venía por mi brazo y aflojé mis brazos llorando el ruego de que soltara y el siguió, y me desvistió en mi cama para que sintiera lo que era una mujer TODA TODA TODA chupada, los brazos las clavículas las axilas el estómago y fué directo amis pies para hacerme lo que alguna vez leí como fetichismo, dedo por dedo como mis manos y subió por el entrepiernas para darme vuelta separar mis piernas y meter su lengua en el culo y ahí supe que ya le pertenecía, subió por la espalda y sentí su pija babosa y dura en mis nalgas buscando el ano y pataleé con miedo diciéndole que era muy grande me tranquilizó con solo un poquito.
me respetó el miedo y estuvo un rato haciéndome la cola para después darme vuelta y penetrarme por delante saboreandonos las lenguas y en un momento sacó la pija y la llevó a mi boca, fue la primera vez que me lo hacían.
sentí asco mas por pudor que otra cosa pero ya era tarde estaba hecho.
Empecé una doble vida, de mi marido que me trataba con respeto y ternura a mi suegro que dentro de su pasión descargaba su morbo usándome a su antojo para satisfacer mi curiosidad.
Vivía de una luna de miel a otra o cambio de pijas como lo llamaba yo.
Me agrad cuando mi suegro se pone en cuatro patas y yo debo arrodillarme también para meter mi cara buscando su miembro para olerlo y lamerlo como los perros y enloquezco cuando lo veo y siento crecer en mi boca.
Una tarde el no llegaría hasta la noche y fuí a la peluquería, me maquillé en casa, me puse un vestido enterizo que ya me quedaba chico y zapatos tacos agujas.
cuando entró yo cocinaba tenía un paquete que dejó caer mirándome entre asombrado y baboso para decir- Gracias Dios por semejante mujer.
Me llevó en brazos al dormitorio y esa vez dirigí yo la pasión; me la puse en el culo hice que me agarrara las tetas y con mis manos abrí las nalgas empujando el culo hacia atrás para que entrara toda; ahogué el grito con la almohada y le pedí que me rompiera el culo pidiéndole que me dijera que era yo para él.
y supo que debía contestar; la mejor puta que jamás haya cogido y que pensaba hacerme de todo hasta morir.
La sacó del culo y me acabó en la boca y pese a los resabios de cac se la chupé hasta dejarla bien limpia para después cenar desnudos.
Tuve fiebre ovárica en el cambio de pijas, por eso no sé si a mi marido le voy a dar un hijo o un hermano.
Mi marido me trata con total delicadeza y miedo y mi suegro me chupa la panza soñando que crezca más para hacerme de todo cuando esté bien panzona, cosas que me susurra cuando me coge él; no tengo problemas en que se tomé mi orín y besarlo después pero que yo tome el de él.
no sé.
me gustaría probarlo.
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