Mi primera ves (La vecina)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RecolectordeFlujoVaginal.
Pasaron varios días para que nos volviéramos a ver por diferentes situaciones y sobre todo para no levantar sospechas.
Yo ya estaba un poco desesperado, ella me gustaba mucho y me daba mucho morbo además de que era una mujer hermosa y lo que significaba estar con ellas; aparte de ser mayor.
Esa tarde nos vimos en mi casa, ella iba regia, como siempre, llevaba un vestido azul oscuro y el estampado eran unas flores claritas con amarillo y bco.
Su ropa interior siempre tan exquisita como ella… Encaje bco, y el calzón de ¾.
Nos besamos, mucho, era como en automático, las caricias de ella era correspondidas con unas exactamente igual.
No tenía mucha experiencia pero de vez en cuando tomaba alguna iniciativa.
Nos encueramos, desnudos, nos acariciábamos, mis dedos le rosaban el clítoris y le comía la boca.
La negra: Vamos a ver que tienes aquí –con el tono pícaro que tanto me gustaba de ella, se inclinó y dándole un beso en la punta del glande- ya te extrañaba.
Sus lamidas fueron largas, desde la base hasta el glande, me mataba cuando hacia eso.
Luego lo tomo con fuerza y le puso saliva para que la fricción no me hiciera daño.
Después de 4 o 5 meneadas, se lo introdujo a la boca y comenzó a chuparme, con cierta desesperación y en ocasiones me dolía un poco, me retiraba cuando sentía dolor.
La negra: Perdón, es que estoy emocionada –sin sacárselo de la boca-.
Y eso hacía que me excitara más.
Y termine, le llene la boca de semen y parte del sus pechos, me encantaba verla de rodillas limpiándome, no me soltaba y sus caricia eran más delicadas y con intervalos más largos.
La negra: Haremos algo diferente –y se puso en cuatro- pruébame mi amor, que me derrito.
Debo confesar que el sabor de ella me gustaba y no me causaba asco, en sí, no tenía tanta conciencia de lo que hacía, por así decirlo.
La lamia desde su panocha, los labios, le introducía los dedos, hasta el culo eso me dio curiosidad y le pase la lengua por su pliegues, teniendo 2 dedos dentro de su vagina, vi como sus nalgas se erizaron y me gusto verla así, respingo un poco por que no espera la caricia.
Seguía lamiéndola, esta vez entere mi cara entre sus piernas y la penetraba con al lengua y mis dedos, la nariz me quedaba a la altura de su culo y el olor, me estaba volviendo loco, a crema, a sudor, a sexo.
Salí de entre sus piernas y le di una lamida larga, hasta su culo y estando allí, le di 3 o 4 lamidas más, largas, por encima de su pliegue, se vino, el piso de la recamara de mis papas se puso blancuzco, en intervalos temblaba y ella se frotaba el clítoris a una velocidad que creía que se podría hacer daño.
La negra: Que rico me lames mi amor, me encanta.
Y se montó encima, se acomodó para que sus pliegues abrazaran mi pene, me acariciaba el cabello.
Nos besábamos despacio, me lamia los labios como “gatubela” en la película de “batman” eso me ponía más excitado.
YO: Me encanta que me bese así.
La negra: Me encantan tus labios.
No sé qué tiempo teníamos así, esta vez fue más como hacer el amor.
Estaba en el cielo.
La negra: Creo que me voy a venir –y me metió la lengua en la oreja-.
Estallamos juntos, la sensación fue tan placentera, que no nos dimos cuenta que una vecina, no sé qué tiempo pudo haber estado parada viéndonos.
Vecina: ¡QUE HACEN!
La negra se levantó de encima mío y se cubrió, avergonzada.
Yo me quede ahí, sentado, lleno de flujos blancuzcos de la negra mezclados con mi semen y sudor de los dos.
La negra medio levanto su ropa y se metió al baño.
Yo seguía paralizado, no sabía cómo demonio había entrado la vecina a mi casa.
Vecina: ¡Qué bonito, ya se me hacía raro que esta muchachita estuviera tanto tiempo aquí!… ¡Esto lo tienen que saber tus padres!.
¡Si eres un niño apenas!.
¡Bueno, un niño bastantito mayo! –haciendo un ademan de señalarme el pene con la mirada- ¡Mira nada mas con el muchachito y la zorra zopiloton!.
¿Se estaba aprovechando de ti verdad mi cielo?
¿Y entonces ya no entendía, había pasado de estar indignada a excitada y luego a “mama protectora”?
Vecina: Anda cielo, vístete que tenemos que hablar los 3.
La negra salió del baño, roja, muerta de pena.
Yo no sabía qué hacer, ¡tenía 13 años! Así que nos justificamos diciendo que “nos gustábamos muchos” y “que sabíamos que no estaba bien”, “pero que YO la había forzado a ella” y cosas sin sentido que la vecina no creyó del todo.
Vecina: ¿Me estás diciendo que él fue el que lo planeó todo? –Mirándome a mí-.
Los 2 asentimos.
Vecina: ¿Me estas queriendo ver la cara chamaca? Si es un niño aun, que malicia puede tener, ¿verdad mi cielo? Lo mejor es que te vayas y olvidaremos esto, no te acusare –dirigiéndose únicamente a la negra-; Pero eso sí, no quiero volver a verte por aquí.
Y ya, termina de largarte de una buena vez.
La negra salió apenada o enojada, no nos dio tiempo de despedirnos ni de hablar.
Vecina: ¿Estas bien? ¿Cómo te sientes?
Yo: Si, gracias Sra.
Estoy bien… Sabe, no quisiera que…
Vecina: No te preocupes cielo –pegándome la cabeza a sus pechos- no le voy a decir nada tus padres, esto será un secreto que guardaremos, pero tú tienes que guardarme otro secreto.
Y ya no comprendía que pasaba.
Vecina: HOY, de que todos duerman, viene a mi casa, mira, por aquí –y me mostro por donde había entrado a la casa- Tus hermanitas siempre vienen a mi casa por aquí.
¡Ni siquiera sabía que esa ventana podría abrirse! Era una casa rentada que le había dado a mis papas por el su trabajo y teníamos poco de habernos cambiado para allá.
En esa ciudad ya teníamos cerca de 3 años.
Vecina: Te vas a quedar paradito aquí y me vas a tirar 4 piedritas a la ventana.
YO sabré que eres tú y saldré.
¿Y hablaremos de este tema, entendido?
Recuerdo haber asentido nada más.
Ahora sí que estaba en problemas.
Estaba un poco desconcertado; primero, del susto ni había hablado con la negra, así que apenas se fue la vecina, le marque a su casa.
YO: Hola, que susto.
La negra: ¿Cómo entro doña esa? ¡Piche vieja gorda! ¿Qué te dijo? ¿Qué quería? ¿Nos va a acusar?
¿Nos vamos a seguir viendo?
YO: No dirá nada, a cambio tengo que hacerle trabajos –no sé por qué le mentí, pero sabía que si le decía, se molestaría, además a mi tampoco me sonaba muy bien, hablar del tema a media noche y ahí me di cuenta que estaba excitado- Tendré que hacerle mandados, darle de comer al perro, limpiarle el patio, por cierto, entro por el patio.
La negra: ¿Como que por el patio? ¿Tu hermana no me dijo que tuvieran patio?
YO: Bueno, por una ventana que da a su patio, no importa.
No dirá nada si trabajo para ella.
Pero ahora no tendremos donde vernos.
La negra: No te preocupes mi amor, mi hermana estará fuera 2 meses y tendré a cargo a mis 2 sobrinas, nos podríamos ver en su casa, ¿sabes dónde viven Lucia y Ximena, verdad?
Yo: ¿Si, fui al cumpleaños de Ximena, recuerdas?
La negra: Fue allí donde me enamore de ti.
Charlamos un poco más, tonterías.
Colgué el teléfono, hice mis deberes, cene, aún estaba nervioso y excitado, pero tampoco podía suponer que podría querer la vecina.
La vecina era una mujer regordeta, viuda, madre de un par de gemelas Viviana y Viviane (a las que también me cogí, pero esa será otra historia) blanca, caderona y tetona, un poco bajita de cabello cobrizo, nariz ancha y cejas pobladas.
Una mujer guapa, según miraba en algunas fotos las veces que iba a su casa.
Estaba ansioso y nervioso sabía que me reprendería o más bien, no estaba seguro, me excitaba que fuera de noche, donde nadie nos veía, fantasee con que ella me hiciera una propuesta indecorosa y mi pene se puso duro de nuevo.
Me masturbe pensando en la vecina (publique un mini relato)
Salí de la casa por la venta sin hacer ruido, le tire 4 piedritas y vi como a los pocos segundos se encendía la luz de alguna recamara y luego como se volvía a apagar, el corazón me daba vuelcos, estaba emocionado, excitado, nervioso, tenía miedo.
Después de casi 5 minutos que la verdad a mi me pareció 1 hr.
Salió la vecina.
En una bata transparente donde se le marcaba los pezones y el abundante bello púbico.
Se me paro la riata el momento, acababa de venirme y ya tenía la verga tiesa de nuevo.
Usaba un Short de basquetbol para dormir y una playera bca.
Y era demasiado evidente.
Vecina: Buenas noches hijito, hace más fresco que de costumbre, ¿Verdad?
Yo: Si Sra.
Parece que la temperatura está bajando.
Estaba avergonzado y trataba de disimular mi erección.
Vecina: ¿Quieres que entremos?
El morbo actuó por mí, así que solo asentí.
Vecina: No vayas a hacer ruido hijito, las niñas están dormidas ya, y como sabes, soy una mujer sola, que tiene necesidades, desde que mi Reinaldo –sollozos- se nos adelantó, ya sabes, soy una mujer decente –para este entonces ya lloraba- y a veces, uno como mujer se siente sola.
No sabía que hacer, me daba pena, me excitaba verla en ropa de dormir o más bien, desnuda.
Me acerque a ella para consolarla.
YO: No se preocupé vecina, si Ud.
Gusta, yo podría ayudarla.
No sabía exactamente que le estaba proponiendo, no sabía cuáles eran las intenciones de ella, pero lo último que necesita era que ofenderla y meterme en más problemas.
Vecina: Pero eres apenas un muchacho… ¡MUCHACHO!
Y en ese momento creí que me moría del susto, puedo apostar que todo el vecindario escucho el grito.
Le hice una señal de que se callará.
Vecina: ¡Déjame ver que tiene ahí! –irrumpió con furia-
No sabía qué hacer, así que solo me quede parado viéndola.
Ella me bajo el short.
Vecina: ¿¡NO TE VASTO CON LO DE HOY Y ESA ZORRA!?
Con el short abajo, excitado, asustado, no sabía que responder.
No sabía que decir.
Vecina: ¡La perversión del mundo! ¡Es lo que pasa! ¡Esta juventud… Y su libertinaje!
YO: Nos van a oír, por favor vecina, baje la voz.
Tenía miedo, pero ella seguía con su discurso moralista.
Yo: Vecina, creo que mejor me voy, no sea que alguien se despierte y nos vea y… Ya tengo bastantes problemas.
Vecina: ¿A donde crees que vas jovencito?
YO: Vecina, por favor, baje la voz, nos van a oír.
Vecina: Si, es cierto –y bajo la voz- ¡Pero mira como estas! –y me toco el pene, como si fuera un bicho raro- ¿No te duele? –Suspiro- Hace tanto que no se dé esto –y me tocaba la verga con más confianza- …Desde que –y creí que empezaría a lloriquear de nuevo, pero ahora me masturbaba con las dos manos… Y en un movimiento que no me esperaba, se agacho y comenzó a chuparme el pene- …¡Muchacho condenado! –Mi pene sabía a restos de semen porque minutos antes me había masturbado- ¿Es que acaso no te duchaste?
YO: No vecina –hablaba despacio y trataba de estar lo más sereno posible, ella no había dejado de lamerme la riata- lo que pasa es que… Me masturbe pensando en Ud.
Vecina: ¿En mí? ¿Y porque habrías de haber hecho eso? –solo se la sacaba para medio hablar y seguía chupándomela- ¡Si soy una vieja gorda y fea! –seguía chupando-.
YO: Hace mucho que me masturbo pensando en Ud.
Sus ojos tuvieron un brillo diferente, se sentía alagada, bella… Viva (según sus palabras después de lo que habíamos vivido) Tenía una mirada picara.
¡Y me gustaba!
Vecina: ¿Qué más sabes hacer hijito? ¿Te puedo decir hijito?
Yo: Claro vecina, dígame como Ud.
Quiera.
Vecina: Este será el secreto que tú me guardaras y Yo te guardare el de la zorra esa.
¿De acuerdo?.
Y dime mami, ¿está bien hijito?
YO: Si mami
Se recostó en la cama y se subió la bata.
Vecina: ¿Qué más sabes hacer hijito?
Sabía perfectamente que tenía que hacer, solo que no esperaba ver tanto bello, tengo que confesar que al principio me dio un poco de asco, sentía que lamia una axila.
Pero su jugo me fue atrayendo más y más, su olor y sabor.
Estaba muy excitado.
Le lamia de arriba para abajo, pero con tanto bello, tenía que apartarlo porque ya me había tragado un pelo.
–Le pedí que se depilara después, en otra plática- estaba dentro de sus piernas todo completo, usaba las 2 manos para apartar bello y para poder acariciarla.
Ella solo gemía y apretaba las sabanas.
No distinguía que decía, estaba concentrado en lo que la negra me había enseñado, cuando sentí que me oprimía contra ella con sus piernas, por poco me ahoga con la fuerza que implemento y los flujos bastantes blancuzcos y abundantes que salían de su chocha.
Vecina: Hacia tanto que no sentía así de rico.
¿Y ya se la haz metido a la zorra esa, o alguna otra zorra?
YO: No mami
Vecina: No lo puedo creer, pero que bueno, yo te voy a enseñar hijito.
Me acostó en la cama y ella se subió, pero no podía morderé las tetas ni besarla, ella no quería que la besara en la boca, decía que si me besaba en la boca, se enamoraría.
Nos movimos para que mi espalda se pudiera apoyar en la luna de la cama y estar cerca de sus tetas, y entonces sentí su calor y un poco de ardor, el calor de su vulva era abrazador sentía que me exprimía y no entraba y salía, sino hacia un movimiento de una “mecedora”, de atrás para adelante sin salir.
Sentía como la raspaba dentro, sentía sus bellos pegajosos y largos (que llegaban a ser un poco incomodos).
Se le tensaban las piernas y temblaba un poco, me gustaba el movimiento extraño de sus piernas al temblar.
Me dedique a una teta, a ese pezón, a morderlo, ensalivarlo, lo lamí como un helado y en ese momento estallo, me apretó contra su pecho y maldecía o decía algo raro en otro idioma o lengua, no estaba seguro y sentía como me apretaba el pene, y con la fricción de atrás para adelante, empezaba a sentir electricidad en los huevos (no faltaba mucho para que me viniera) le tome de las nalgas y de las estruje, la punta de mis dedos medios de la mano derecha y la izquierda se tocaron y le rozaron accidentalmente el botón del culo y la fricción incremento, tenía el culo pegajoso x sus flujos y nuestro sudor.
Las piernas estaban llenas de ella, podía sentir el olor y me estaba volviendo loco.
No sé qué tiempo pasamos así y las veces que ella se vino, era muy predecible desde la 2 vez que se vino.
Yo: Me voy a vacía mami
Vecina: Hazlo hijito, lléname de ti
Y me corrí! Ella aumento la velocidad de la fricción y esta vez el líquido blancuzco parecía amarillento (que note en las sabanas) -y después, por el olor, me di cuenta que había sido orín, había hecho que se meara encima en mi primera vez una mujer madura, me sentía un súper macho.
– Me dolió un poco y mi esperma no era tan abundante como en mi masturbación, pero había eyaculado 4 veces en el día.
Vecina: Hijito, para no levanta sospechas, nos veremos en las noches así como HOY, vas a tirar piedritas y esperaras a que salga por ti, ¿Entendido?
YO: Si mami.
Vecina: Lávate un poco por el olor y vente a casa a dormir.
Me lave y me ardía un poco cuando pasaba el jabón, tenía pelada parte de la piel del pene y había sangre, me asuste un poco, luego me di cuenta que se había desprendido parte de mi glande y ahora se miraba más cabezona.
Con el tiempo me di cuenta que era normal porque no había sido circuncidado.
Salí de su casa y no podía creérmelo, ahora tendría que tener cuidado para no levantar sospechas en casa, entre sin hacer ruido y me recosté pensando en lo increíble que era mi vida, quien iba a decirlo que cambiaría tanto en unos meses…
Pero esa es otra historia y con ella vinieron más vivencias, ser huérfano te habré muchas puertas.
Espero que haya sido de “utilidad” mi relato.
Saludos.
Espero comentarios (mas buenos que malos)
Gente que quiera convertirse en autor de relatos, por favor, usen WORD para escribirlos y verificar que no tengan errores ni horrores de ortografía. Pulan sus historias para que sean obras reamente bellas de leer, además de claramente provocarnos lindas calenturas. No todo es mojarnos la concha y parar las vergas de quienes busquemos morbo.