Mis primeras Mamadas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Rosa me dio mis primeras Mamadas.
Me gustaría contar una de las experiencias más morbosas que he tenido, que ocurrió al principio de mi época de secundaria. Cuando tenía 16 años En aquel entonces, tenía una vecina de 40 años bastante morbosa, pero al mismo tiempo siempre me había parecido distante o incluso ausente y no hablaba mucho cuando te cruzabas con ella. Si tienes curiosidad, les diré que tenía el pelo negro, liso y normalmente recogido en una cola de caballo o en una diadema. Mujer delgada, esbelta.
Sea como fuere, cuando empecé secundaria tendría como 16 años, atendía una pulpería de mis progenitores. cuando la señora Rosa llegaba a retirar la provisión la cual se la pagaba su marido Uriel un señor de 50 años, que según ella me contaba que penetraba a las gallinas con su polla y que por eso le daba asco mamarle la polla a su marido.la señora rosa me llevaba a enseñar revistas de relatos eróticos con los cuales pretendía seducirme y templarme la polla insistía en que los leyera y después que le fuera a dejar a su casa la cual estaba al lado de mi casa, resultó que cuando ya me había prestado como 6 revistas de relatos eróticos me decidí a irle a dejar las primeras 2 revistas que había leído y me pregunto que cuales relatos son los que me habían gustado y cuál de los relatos son los que me habían templado la polla más fuerte y le enseñe los tres relatos que mas me habían hecho excitar y que me habían templado más fuerte la polla hasta chorrearme y ver la salida de un liquido mucoso transparente en abundante cantidad. Y que me hacían sentir una sensación de cosquilleo en el frenillo de la cabeza de mi polla.
Ella empezó a leerme los tres relatos que le había indicado. La miraba ansiosa hablando en voz baja y leía y volvía a ver mi reacción en mi rostro y volteaba a ver mi pantalón en especial el área de la portañuela que se levantaba por la polla que iba creciendo en tamaño y grosor y la señora rosa miraba como iba aumentando el tamaño de mi bulto y me dijo no te aprieta ese bulto está muy levantado para que no te duela por que va seguirte creciendo a medida que te siga leyendo puso, su mano en el zíper bajándolo y salió el bulto envuelto en el calzoncillo liberando la presión que ejercía y continuo leyendo los relatos con los cuales el pene seguía creciendo y saliendo un liquido espeso transparente el cual humedecía el calzoncillo, después de terminar de leer el segundo relato erótico me dijo ese calzoncillo te esta apretando la polla y te va a lastimar la cabeza de la polla déjame verla y entonces me bajo el calzoncillo emergiendo una polla blanca con cabeza morada y bien templada de 6 pulgadas y media de largo aproximadamente 15 centímetros y 6 pulgadas de ancho con la cabeza de la polla bien gruesa a reventar.de la cual salían 3 grandes gotas de liquido viscoso transparente, espeso .ella empezó a manosearme la polla a jalarla de arriba hacia abajo con cada jalada emergía mas gotas de ese liquido espeso que Serbia para lubricarme. Bajaba y subía su mano delicadamente y me miro a los ojos y me pregunto te gusta sin dejar de mover su mano sobre mi polla que estaba al reventar. Si le respondí con bastante dificultad y vergüenza por la excitación.
No tarde mucho, quizá unos cinco minutos, en decirle que iba a eyacular. Ella se dio la vuelta y sacó de un bolsillo de su vestido un pañuelo de papel que abrió y colocó en la punta de mi pene, sostenido sobre su mano. Se agachó, para poder terminarme mejor, y siguió dándole con la mano hasta que comencé a eyacular sobre el pañuelo. La eyaculación fue abundante, supongo que por lo morboso de la situación, recuerdo que gemí, que cerré los ojos, y que al terminar ella estrujó mi pene varias veces para terminar de sacar las últimas gotas y que en cada ocasión lo limpiaba con el pañuelo.
, me dijo – si quieres mañana, repetimos. Te podes hacer una idea de mi cara de felicidad y de vergüenza en ese momento.
Y así fue, al día siguiente, al llegar a su casa, a dejar otra de las revistas de relatos eróticos, me volvía a sacar el pene del pantalón y comenzó a tocarlo, sólo que cuando ya estaba duro del todo me preguntó – Te la puedo chupar? – Mi cara debía ser de sorpresa o de "fuera de juego" pero con agilidad felicidad contesté un seco y abrupto sí, claro".
Ella se colocó arrodillada entre mis piernas, apoyada en un cojín de su sala y, sujetándola con los dedos por la base y cerrando los ojos, se llevo la punta y un poco más al interior de su húmeda boca. No era mi primera mamada, pero casi, pues sólo me las había hecho una señora de nombre Rosario Pacheco que vivía a la media cuadra .medio año atrás, de la cual les hablare en mi segundo relato y fueron bastante sencillas, así que sentir de nuevo aquella sensación me llevó a los cielos.
Notar en mi miembro la calidez de su boca y como esta salivaba mientras la mamaba lentamente me ponía excitado. Sentado en su sofá, tan sólo se me ocurría acariciarle el pelo suavemente o dirigirle la cabeza hacia abajo mientras miraba como la chupaba. Mi pene brillaba con su saliva cada vez que hacía un movimiento ascendente.
Tan sólo paró una vez para decirme que la avisara si terminaba. Y así lo hice a los pocos minutos, pero para mi sorpresa siguió chupando, y aunque se lo repetí por si no me había oído, siguió y siguió hasta que comencé a eyacular en su boca. La miré y recuerdo como chupaba impasible, sin poner caras, sin atragantarse, deduzco que tragando cada chorro que caía en su lengua y en su garganta sobre la boca.
Cuando terminé, siguió chupando unos instantes, y al separarse sopló y exclamó: Uf, qué mamada. Es que a mí me pone más chuparla que hacer pajas.
Me ha encantado como lo has hecho – le comenté
Si, pero tengo que practicar más – dijo levantándose y Recogió las cosas y me besó en la punta de la polla chupando y absorbiendo las últimas gotas de semen que me escurrían. De la cabeza de mi polla que de color morado pasaba a verse una cabeza roja colorada por la gran mamada y rose de sus labios que estaban pintados con lápiz de labio y el roce en mi glande.
No pasaron muchas semanas, hasta que un día me llamo con urgencia se le miraba en sus ojos llenos de ansiedad y morbosidad llego hasta el mostrador donde despachaba y me dijo en voz baja y susurrando al oído me dijo ven te voy a enseñar a la helena desnuda que se esta bañando no le hice caso segui despachando y me volvió a repetir ansiosa y nerviosa ven te va a gustar la helena tiene un hermoso culo y hermosas piernas te va a gustar entonces deje encargado el negocio a otra persona y la seguí, entonces me llevo al patio donde había hecho unos agujeros u hoyos en la tapia, el agujero miraba directamente al baño de la vecina llamada helena, al asomarme en el agujero observe bañándose una mujer hermosa con un hermoso culo, enormes nalgas, gruesas piernas al darse vuelta mire un mico bien peludo con vello crespo color marrón oscuro. Al ver esta mujer completamente desnuda se me empezó a templar la polla, la Rosa Abarca estaba espiando en un agujero mas abajo al ver que el short se me iba levantando me saco la polla y empezó a meterla en su boca yo seguía espiando a la mujer que se estaba bañando la cual me excitaba porque se restregaba con el paste esas enormes nalgas con abundante espuma, se lavaba su vulva de abundante pelo rizado. Para lo cual se ponía en cloaquilla para lavarse la vagina el ano. Mientras la rosa chupaba y me pajeaba hasta que me hizo terminar liberando varios chorros de semen en su boca. Los cuales tragaba a un ritmo rápido sin desperdiciar ninguna gota de este líquido que fluía en abundancia.
Y así comenzó nuestro pequeño ritual, cada día de lunes a viernes, cuando le iba a dejar revista por revista. En su cuarto y allí me la chupaba. Los fines de semana, entre que la familia estaba afuera de casa, me dijo que no quería tener sexo todavía, pero que le daba mucho excitación chupármela. Y que eso le ayudaba a mantener su cutis liso y que la piel no se resecara en todo su cuerpo y que si yo no me aburría necesitaba todo el semen que podía darle para mantenerse con la piel joven. Ya que el semen de un joven daba juventud a las viejas por que decía ella era contenía mucha proteínas.
A veces ni hablábamos, tan sólo nos metíamos en su cuarto, yo me sentaba en la cama, ella se colocaba entre mis piernas y comenzaba sus felaciones. Solía introducir nuevas cosas como intentar hacer una garganta profunda, mordisquearme el glande, sobarme los huevos mientras la chupaba o incluso lamerlos directamente los huevos hasta dejarlos bien colorados de tanto que me lo chupaba. Siempre me preguntaba si me gustaban las variaciones que se le ocurrían y si cada vez lo hacía mejor.
El hecho de que muchas veces casi ni habláramos, hacía que me sintiese casi utilizado. No éramos novios, no éramos amantes, yo solamente era su polla con la que practicaba todas las fantasías sobre mamadas que le venían a la cabeza y con la que practicaba cada día y ella se había convertido en la señora que me hacia disfrutar con sus sexo oral. Era una relación extraña, pero no me sentía mal, más bien lo percibía como un juego muy morboso.
El éxtasis de esta historia se produjo un viernes, cuando me comentó que su marido Uriel y sus hijas se iban fuera a cenar y al cine con unos familiares, por lo que teníamos bastante tiempo por delante. Así que después de cenar, dije en casa que me iba con los amigos a jugar pelota pero en realidad me fui a la casa de mi vecina a dejarle una revista. Esta vez fuimos a su cuarto y me sorprendió con muchas cosas que había preparado que según sus palabras era imposible de hacer en los otros días con el poco tiempo del que disponíamos. También fue allí donde me confesó que muchas de sus fantasías las sacaba de relatos de las revistas eróticas Me pidió que me quitará la ropa "para no mancharme" dijo, y ella se quedó en una preciosa ropa interior negra, semi transparente con rebordes de lacitos rosas. Aquel día llevaba el pelo suelto. Estaba espectacular.
Había preparado una taza llena de ron plata la cual le gustaba tomar, en el que me sumergió el pene, para luego chuparlo hasta dejarlo limpio. Repitió la operación varias veces. Me contó que le encantaba el ron y su gran fantasía siempre había sido chupar un pene untado de ron plata. Su ansia al chuparlo así delataba que era cierto.
Aquella noche también me la chupó, hasta el fondo de su garganta bien se la acomodaba en su garganta y se sentía estrecha remangaba la piel de la polla hacia atrás y adelanta solo con su garganta sin usar las manos. No quería dejarse nada por probar. Lo mismo a la hora de terminar y me dijo que le avisara porque tenía la fantasía de tragarse el semen en una copa con la ron plata y quería hacerlo. Así que me dijo que la avisará cuando fuera a terminar, y alcanzó una copa de champan que sujetaba en una mano, mientras me la chupaba y sujetaba con la otra. Cuando me fui a terminar, puso la copa horizontal en la punta de mi pene, y vio cómo se fue llenando disparo a disparo. Al terminar la eyaculación, le dirigió unos atentos chupetones para que ninguna gota traicionera pudiese dejar rastro de mi semen en su cuarto y el marido o sus hijas se enteraran cuando regresaran. Luego miró su copa, y de dos o tres sorbos, se bebió todo mi semen. Que lo mesclo con una botella ron plata.
Y aún quedaba una última sorpresa. Esta vez fue ella quién se sentó en su cama, y quitándose el sujetador, me invitó a comerle sus pequeños y firmes pechos. Y yo, que no la había tocado en todo este tiempo, se quito el blúmer de color negro dejando salir un monte de Venus bien peludo con pelos bien largos y lisos en el fondo se miraban sus labios mayores entreabiertos observándole salir moco de sus genitales ya que los vellos de los genitales estaban con una sustancia pegajosa se metió dos dedos de su mano en la vagina saliendo bien llenos de una sustancia tranparente en bastante cantidad. Tras unos minutos, me hizo parar, se incorporó y se deshizo de su pequeño tanga negro, sólo para volver a tumbarse, abrirme sus piernas que apoyó sobre mis hombros y pedirme que le metiera mi polla dentro de su mico que se estaba empezando a templar también por ahí, se observaba un clítoris grande de 2 centímetros el cual se miraba bien templado. Señalando su peludo y negro sexo. Con un culo pequeño de color bien negro. Me dio miedo a pesar de que estaba excitado. Me acorde de que me metía a problemas sin condón podía dejarla embarazada o me podía pasar una enfermedad venérea ya que ella me relataba que su marido se chuleaba a las gallinas, así que deje pasar la oportunidad para evitarme problemas.
Y como toda historia, esta también tiene un final. Aunque nuestro juego duró unos cuatro meses y medio, con la llegada de los exámenes, dejamos de coincidir con tanta facilidad. Nos distanciaron un poco y estuvimos varias semanas casi sin vernos. Al cabo de un par de meses, ambos habíamos comenzado a salir con otras personas, yo con una chica de mi clase y de mi edad y ella con un amigo del barrio. De ahí se traslado a otro barrio y no supe más de ella.
La verdad, nunca le vi interés en tener una relación estable, así que no me sorprendió mucho el tema, pero admito que aún hoy recuerdo con cariño aquellas tardes en las que venía a practicar mamadas con su vecino. Fueron días recordables.
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