Monica y el viejo abogado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ViejoPervertido69.
El Señor Octavio Santos, era un abogado de poco renombre, tenía un bufete de mediana popularidad, donde al principio le iba muy bien, había hecho equipo con otros dos abogados, que al salir de la universidad se unieron para crearlo, pero con el paso del tiempo, este se quedo solo, ya que por distintos hechos, sus otros dos amigos Israel y Miguel se había separado, Israel se caso con una chica de la alta sociedad y ella le proporciono un mejor lugar de trabajo, en cuanto a Miguel simplemente se fue a otra ciudad a probar más suerte, ya que noto que el despacho no daba para más, dejando así solo a Octavio.
Octavio era chaparrito, de más o menos 1.
65 de estatura, de tez morena y algo gordito, que aunque serio, de momentos le salía lo simpático, el a sus 48 no se había casado, ya que por malas experiencias con las chicas en la juventud, se desanimo un poco ,no era de los que tenía muchas novias, si acaso había tenido dos o tres chicas de joven, que por cierto no eran tan lindas, más bien eran algo feas y aun así se atrevieron a verle la cara, poniéndole los cuernos (como decimos en México), en su juventud una de ellas, incluso se paseaba de la mano con otros, no importando que él la viera, pero lo peor fue cuando ya mas adulto de unos treinta años, una de ellas de la cual él estaba completamente enamorado, se atrevió a dejarlo plantado en el altar, lastimándolo horriblemente y por así decirlo traumarlo casi de por vida, haciendo con esto que dejara de intentar tener relaciones amorosas, que para él en su experiencia solo lo lastimaban.
Todos los días era la misma rutina, despertar, ir a trabajar, regresar a su casa y si era sábado o domingo ver el futbol, (su equipo favorito era el América de México, tal vez por eso le iba mal, ya que si le hubiera ido al glorioso rebaño sagrado, otra cosa hubiera sido) se preguntaba, si se iba a quedar solo para siempre, él quería que alguien se enamorara de él, estaba fastidiado de visitar prostíbulos y lugares parecidos, donde satisfacía sus necesidades de hombre, solo iba a lugares de poca categoría, que aunque tenía algo de dinero y no tenía una esposa, he hijos a quien mantener, era tacaño, no le gustaba gastar su dinero en putas caras, iba a lo más barato, eso sí siempre usaba condón, por eso de las enfermedades.
La secretaria que trabajaba para él, desde que inauguraron el negocio, era doña Raquel, de estatura baja, cabello negro largo, (que por lo general amarraba con una coleta) gordita, pero se veía que en su juventud, se cargaba un buen par de tetas y un gran trasero, con unas piernas de muslos fuertes,( aunque con estrías) ella era la única que le hacía compañía, le gustaba trabajar para ese hombre, ya que aunque la paga no era de lo mejor, Octavio no le exigía mucho y solo era para apoyar a su marido, pero algo paso que cambiaria todo.
Un mal día, el esposo de Raquel salió tarde de sus ocupaciones, iba a su casa, cuando fue interceptado por unos tipos, que lo quisieron asaltar, el no dejándose forcejeo con ellos, que al ser tres, lo golpearon hasta que se cansaron, provocándole la muerte, de esto ya habían pasado unos meses,(8 para ser exactos) donde Raquel, se consoló con los consejos y palabras de aliento de Octavio, que en todo momento le ayudo, (aunque no fue ni al funeral) este hecho los acerco un poco, reforzando la amistad que ya había en ellos desde hace años, pero como era de esperance, a la secretaria ya no le alcanzaba el dinero para pagar las cuentas de la casa, que ahora se tenía que hacer cargo ella sola y si a eso le aumentamos, que su primera hija estaba por entrar a la universidad, serian más gastos, ella no le pediría a su hija ayuda, no la sacaría de estudiar, para pedirle que trabajara y así ayudar en los gastos.
Raquel lo había decidido, buscaría otro trabajo, le daría las gracias a Octavio y comenzaría en otro lugar, total no era tan viejo, ella rondaba por los 43 años, pensaba que con su experiencia y una buena carta de recomendación, sería suficiente para encontrarlo.
-¡pero Raquel como que te vas! por favor ¡tú no me puedes abandonar!-Octavio estaba triste, por lo que le hacía saber la secretaria.
-yo me quedaría, pero el dinero no me alcanza, pero si me subes el sueldo me quedare-la proposición no era del agrado del abogado, el que desde que sucedió lo de su marido, hace algunos meses atrás, sentía algo especial por la secretaria y no soportándolo más le comento.
-escúchame con atención Raquel, se que ya estamos cuarentones los dos, se que solo hemos sido amigos todo este tiempo, pero nos conocemos muy bien desde hace años, yo quería decirte que.
-el abogado hizo una pausa, no sabía cómo Raquel tomaría lo que estaba por decir.
-dime Octavio ¿qué es lo que pasa?-
-yo solo quería decirte que, ¿si me harías el honor de ser mi esposa?-la noticia le cayó algo extraña a Raquel, que sin pensar dijo
-¡no eso no! ¡Tú no puedes casarte conmigo solo por no subirme el sueldo! ¡Octavio con eso no se juega!-le contestaba muy segura.
-no es por eso, tu estas sola y yo también, podemos hacerlo o dime, que no te gustaría rehacer tu vida con otra persona, se que lo de tu marido apenas tiene unos meses, pero de verdad que lo deseo, me gustaría compartir mi vida con alguien, y quien más que tú que me conoces de casi toda la vida, por favor dime que si lo harás-Octavio tomo sus manos hincándose, para decir todo eso y no lo decía por lo del sueldo, el veía una oportunidad de saber, como sería la vida de casado, y aunque la señora no era una belleza, era algo gordita, todavía se conservaba bien.
-¿es verdad lo que dices? mira que si solo está jugando, yo no te lo perdonare, también tu sabes que yo no estoy sola, tengo a mis hijas, no sé como reaccionaran y esto se me hace una locura, una cosa es que seamos amigos y otra esposos, lo siento pero la respuesta es no-dijo tajante, pero algo perturbada, la proposición le había gustado, ya que ella no lo veía con malos ojos.
-te daré un par de días para pensarlo y que quede claro, no es por lo del dinero, lo que pasa es que, he convivido ya mucho tiempo contigo y como sabes, yo estoy solo nunca me he casado, me gustaría que fueras tu, con la que la que uniera mi vida, porque no envejecer juntos, cuidándonos mutuamente, piénsalo un día tus hijas se casaran y se irán, ellas no estarán contigo para siempre, espero tu decisión, no vengas a trabajar para que no estés presionada, descansa y una vez más piénsalo por favor-Octavio se levanto y fue a su escritorio, saco un cheque con su paga de la semana, le dijo que no se preocupara por venir, que la respuesta no afectaría su trabajo.
Raquel llego a su casa algo contrariada, no sabía si aceptar o no, decidió que si sus hijas no se oponían aceptaría el trato, ya que el abogado tenía razón, debía salir de la depresión en la que estaba por la muerte de su marido, que aunque no lo olvidaría, el ya se había ido era hora de seguir su vida y entre más rápido mejor.
-Mónica y Mabel vengan por favor, tengo que platicar con ustedes-Raquel estaba sentada en el sillón pequeño de la sala, cuando llegaron las dos jovencitas que al unisonó dijeron.
-¿qué pasa mama que tienes?-la señora las invito a sentarse, quería toda su atención y sin más rodeos les comunico la propuesta, que había tenido con su jefe, que ahora quería ser su esposo.
Las chicas escucharon todo, entendiendo muy bien lo que quería su madre, ellas que eran muy comprensivas, al principio se trataban de negar, habían querido mucho a su padre, sobre todo la más pequeña ya que a la mayor, no le importo mucho que su madre rehiciera su vida, la plática fue larga, pero al final las chicas aceptaron, mientras que el señor no las molestara y las dejara en paz, o lo que es lo mismo que no actuara como su padre, ya que ellas nunca lo verían como tal.
-hijas ya lo pensaron bien, entonces no tiene ningún problema con eso, recuerden que él se vendría a vivir aquí con nosotras, si les incomoda eso ¿de verdad ya lo pensaron bien?-fue la última pregunta que hizo, para estar completamente segura, de que sus hijas estuvieran muy de acuerdo, con esa decisión que iba a tomar la mayor dijo.
-por mi parte mama no hay problema, yo te apoyare además mi papa ya no regresara, tu debes buscar a alguien y se ve, que el señor Octavio, es una persona muy buena y antes de que conozcas a cualquier desgraciado, mejor que sea el que ya es tu amigo de muchos años, cásate mama te apoyare en todo-dijo y mirando las dos a la pequeña, que solo le dio una mirada con una sonrisa de aprobación, total ya estaba decidido Raquel aceptaría y juntas, comenzarían una nueva vida.
Raquel se tomo los dos días que le habían dado, al regresar al trabajo le dio la buena noticia a Octavio, que se mostro demasiado feliz, al fin saldría de su soltería, más vale tarde que nunca pensaba él, juntos se dedicaron a realizar los preparativos para la boda, que solo seria por el civil y se realizaría en dos semanas, durante el transcurso de esas dos semanas, Raquel nunca lo llevo a su casa, ni le presento a sus hijas, un hecho extraño pero ella le comento, que le gustaría que las conociera justo el día de la boda, a lo cual Octavio accedió.
Eran las 12 de la tarde del viernes antes de la boda, una chica salía de tomar informes de una universidad, a la cual desde pequeña quería entrar, y que ahora con la decisión de que había tomado su madre, lo podía hacer ya que no es faltaría el dinero.
Esta chica era una belleza, tenía una carita angelical, que hacía que los hombres se derritieran con solo verla a esos ojos grandes color miel, acompañados por una pequeña nariz y unos labios rojos, su cabello color negro azabache, peinado de lado con un ligero copete, caía bien lisado asta sus hombros desnudos, por el hecho de traer una blusa amarilla, de esas sin tirantes que se sostenía de unos enormes pechos heredados de los genes de su progenitora, la blusita se le pegaba al cuerpo como calcomanía, bajaba por la breve cintura de avispa, que la jovencita tenia y terminaba justo arriba de su ombligo, que la chica decoro con un coqueto pressing, en forma de gota que brillaba con el sol de la tarde caída, hace apenas unos minutos, su pantalón a la cadera, que como la blusa, también se le pegaba al cuerpo, dejaba mostrar unas caderas y unas nalgas grandes, bien formadas y paradas, daban inicio a unas piernas largas, con muslos que se movían con el caminar, se imaginaban duros y firmes, terminaban con unos pies de pequeños dedos, con uñas muy bien pintadas de negro, enfundados en unas sandalias amarillas, Mónica caminaba, con su carpeta donde llevaba todo lo necesario para inscribirse, hacia la parada del autobús, que debía tomar para regresar a su casa, pensaba en que la escuela seria dura, pero ella haría todo lo posible por sobresalir, y también en como seria el tipo con el que se casaría su madre, no lo conocía y como es normal tenia curiosidad.
El autobús llego, ella dudo en subir ya que iba lleno, solo había un lugar justo detrás del chofer, se tenía que ir parada, pensó esperar el siguiente, pero ya quería llegar y sabia que la espera seria mucha, así que subió dos calles después, Octavio salía de hacer una visita a una familia, que tenía problemas con la ley y el llevaba el caso, miro su reloj viendo la hora, se le hacía tarde para encontrarse con su prometida, así que tomo el primer autobús que vio, que era precisamente en el que iba Mónica.
El señor subió con otras tres personas, el autobús quedo lleno en su totalidad, esto ocasiono que Octavio quedara de espaldas, justo a un lado de Mónica, que ya no soportaba el olor a sudor de los otros pasajeros, el camión seguía avanzando, Octavio se sostenía del tubo empujado por la gente y nadie bajaba, por otro lado, Mónica sintió que un chico que iba del otro lado, escurría su mano e intentaba tocarla, ella reacciono quedando todavía más cerca del maduro abogado, que con su otra mano sostenía su maletín, la chica al voltearse, poso sus nalguitas justo en la mano de Octavio, ella solo volteo a ver cómo pudo pero equivocadamente, pensó que lo que había tocado con su trasero, era el maletín así que lo dejo ahí.
Octavio sorprendido, no retiro su mano al contrario, su mente comenzó a tener ideas sucias y a perpetrar, en como voltear la mano y abrirla, para tocar mejor esas nalgas llenas de carne, él nunca lo había hecho, nunca había estado en una situación como la que el destino le otorgo, el autobús paso un tope rápido, haciendo que la gente diera un brinco y que la chica, separara un poco su trasero, Octavio como pudo, metió la mano en la agarradera del maletín quedando así colgado de su muñeca, volteo la mano abrió el puño y con mucho nerviosismo, la poso en el respingón trasero, que tal vez ya se había acostumbrado a tener algo rozándolo, el a pesar de estar tan cerca, no podía ver a Mónica y ella tampoco lograba verle el rostro.
Octavio entonces, comenzó a mover en círculos su mano sobándolo, la chica sintió como la mano se movía poniéndola nerviosa, el camión iba tan lleno que no se podía girar, ni separarse de esa mano que la toqueteaba.
Mónica pensó en bajarse y así terminar con tal abuso, trato de caminar hacia la salida de adelante, pero el viejo en un movimiento inconsciente, le apretó la nalga con toda su fuerza regresándola, haciendo que quedara más cerca de el, Mónica quedo paralizada por el horror de tal atrevimiento, Octavio no paraba de tocarla, cada vez con mas y mas empeño, la chica ya estaba en un llanto, se quería separar pero cada que lo intentaba, el viejo le volvía a apretar la nalga, incluso se la pellizco un par de veces, así fue todo el camino el disfrutando de unas nalgas desconocidas, y ella sufriendo por esa mano depravada, que no la dejaba en paz.
La chica llego a su destino y armándose de valor, empujo con su propio trasero la mano y logro pasar, ella rápidamente salió asustada, con la cabeza abajo paso junto a Octavio y a sus oídos, llegaron unas siniestras palabras –te gusto puta, tengo más para ti- Mónica empujando a la gente, logro bajar al hacerlo trato de ver al viejo abusivo, pero no lo logro Octavio en cambio escondido entre la gente, logro ver a la chica que había tocado, al menos vio como iba vestida, ya que el rostro tampoco lo logro ver, ya más calmado noto que por hacer esas cochinadas, se había pasado de su parada, tendría que regresarse en otro autobús –pero valió la pena- se dijo, olfateándose la mano por la acción desarrollada.
El viejo abogado, llego al lugar donde lo esperaba su amada, que para estos momentos había esperado unos quince minutos, aunque ella no le reclamo nada, lo recibió con una sonrisa y un beso, Octavio la abrazo y bajo su mano para tocar las nalgas de su ahora prometida, comparándolo con lo antes tocado, ella lo dejo hacer pero a el no le gusto tanto, después de tocar las nalgas del autobús, todo se le iba a ser poco pensó él, mientras se besaban, toda la tarde Octavio recordó la acción, Raquel le hablaba pero él no la escuchaba, ese par de nalgas lo habían hechizado.
Después de bajar del autobús, Mónica llego a su casa que quedaba como a cuatro calles de la parada y así caminando, volteaba a ver si nadie la había seguido, se sentía asqueada jamás le había pasado eso, si había escuchado que los hombres lo intentaban hacer, pero ella nunca imagino le pasara, raro pensamiento pues la chamaca era un bombón, llego a su casa y se sentó en el sillón, tenía las manos en la cara y los codos recargados en sus rodillas, con ganas de llorar estaba asustada, molesta, por dejarse tocar, se preguntaba porque no grito o abofeteo al tipo, si ella no había hecho nada, pensó en tirar a la basura el pantalón no quería que le recordara lo sucedido, en eso estaba cuando llego su hermana pequeña.
Mabel era una chiquilla de 16 años, que a diferencia de su hermana, todavía estaba en pleno desarrollo, eso no quería decir que no estuviera buena, solo que comparada con su hermana, ella se veía normal, pero si la comparaban con chicas de su edad, se las llevaba de calle, entro a la casa llevaba puesto su uniforme escolar, que consistía en una camisa blanca con corbata azul, que casi reventaba los botones, por el par de tetas que tenia para su edad, que al igual los generosos genes de su madre le habían regalado, lo malo para los que la llegaban a ver, es que siempre los escondía con el sweater azul oscuro complemento del uniforme, ella no era tan alta como Mónica, más bien era de la estatura de su mama, todos decían que iba a ser una chaparrita calienta vergas, la falda roja a tablas que le llegaba arriba de la rodilla, escondía unos muslos carnosos sin llegar a ser gordos, los maestros decían, que la falda debía ir más abajo, pero la rebeldía juvenil, hacia que la mayoría de las chicas la subiera a esa altura, aunque otras más locas la subían mas, para terminar las calcetas de color blanco, que las subía todas hasta casi la rodilla y unos zapatos bajos negros, complementaban el atuendo escolar, entrando al hogar ella noto a su hermana triste, como si algo le sucediera y pensó que era sobre la universidad.
-Mónica hermana que te sucedió, no me digas que se terminaron las inscripciones, ¿no conseguiste un lugar para el examen para entrar? no te preocupes mi mama te ayudara-dijo segura pensando que era eso.
-no Mabel no es eso, es que me paso algo horrible, no lo puedo creer estoy incrédula y asqueada, no puedo creer que haya personas así de cobardes-ella tenía lagrimas en sus ojos.
-¿qué te paso cuéntame? – y así Mónica, le relato lo sucedido en el autobús, con la cara llena de vergüenza, selo dijo para que la pequeña Mabel, tuviera cuidado y no le pasara lo mismo.
-¡desgraciados cochinos! de seguro es un inadaptado, ha de ser feo el maldito y ni novia ha de tener, pero ya no te preocupes estas a salvo en casa-
-sí pero fue horrible, lo malo es que si toma el mismo autobús, me lo encontrare siempre cuando valla a la universidad-dijo Mónica, a lo que su hermana comento.
-mira, para la otra, si te lo encuentras e intenta hacer lo mismo, grita o pide ayuda, porque si no lo haces te las veras conmigo-Mabel trato de consolar a su hermana con esas palabras, que la desconcertaron.
-¿cómo que me las veré contigo niña tonta? ¿No sabes con quien te metes?-
-¡si te las veras conmigo y con las cosquillas!-diciendo esto Mabel se le fue encima a Mónica, haciéndole cosquillas en la cintura, que era su punto débil, las chicas rodaron en el sillón riendo, pues Mónica también la ataco, no paraban de hacerse cosquillas por todos lados, pero Mabel más pequeña, no paraba así que la venció.
-jajaja… ya… ya… jajaja….
me rindo….
Jajaja….
me rindo eres la mejor… jajaja… pero para que me voy a orinar en los pantalones… jajaja-Mabel paro, había logrado levantar los ánimos de su hermana con eso de las cosquillas.
-cochina todavía te orinas, tan grandota y tan meona jajaja-Mabel se levanto y cuando se dirigía a la cocina, fue detenida por Mónica.
-espera hermana ya en serio, ten cuidado no sea que te pase lo mismo, eso es muy desagradable y no me gustaría, que mi hermanita lo sufriera-dijo en tono serio, sujetándola de los hombros.
-no te preocupes lo tendré, ahora debemos estar preparadas, la boda de mi mama es mañana y la tenemos que apoyar, ¿no te da curiosidad de cómo será el señor Octavio?- Mabel aunque más pequeña, se sentía que era más madura y centrada que Mónica.
-pues te diré que yo, medio me acuerdo de él, en una ocasión vino a la casa, recuerdo que es un gordito muy serio, es algo feo para mama pero tienes razón, hay que apoyarla, además parece que el señor Octavio es muy buena persona, creo que si la hará feliz.
El día de la boda llego y con el también el conocer a las chicas, Octavio una noche antes no pudiendo olvidar lo que hizo en el autobús, se fue con las putas y tomo de pretexto también, que esa sería su despedida de soltero, que llego tarde y sin amigos que lo acompañaran.
El abogado ya esperaba en el registro civil, desde las dos estaba expectante y pensaba en lo sucedido hace años, donde lo dejaron en el altar, estaba nervioso, bastante nervioso y con temor de que Raquel no se presentara, pero a lo lejos miro que se acercaban tres mujeres, una la mayor vestía un traje sastre blanco con falda y medias del mismo color, esa era Raquel, su Raquel, pensó el pero al acercarse más, casi vomita pues la señora venia con dos señoritas más que divinas, enfundadas en dos vestidos verdes claro, de esos que se usan para ese momento tan especial, en verdad eran dos perfectas jovencitas, de cuerpos de infarto y caritas angelicales.
-hola mi amor ya estás listo, mira te presento a mis hijas, Mónica y Mabel, ¿verdad que son lindas?-dijo la señora que estaba emocionada, por lo que iba a suceder.
-buenas tardes señor Octavio, soy Mónica espero que haga feliz a mi madre- presentándose, estiro la mano, Octavio por más que quiso no pudo separar la vista de ese cuerpo de diosa, que se cargaba la chamaca.
-y yo soy Mabel, la más pequeña, sea muy bueno con mi madre, se la encargo jijiji-la hija menor dijo esto riendo, le pareció muy gracioso el señor, que vestía un traje negro, que se veía que era muy caro pero lo hacía ver como pingüino, el viejo también checo a la jovencita, casi babeando.
-discúlpame, pero debemos esperar al novio de Mónica, ya que él junto con ella serán nuestros testigos, si no te opones.
-yo…yo no me opongo, por mi está bien-dijo el viejo que estaba encantado con sus nuevas hijastras, un poco más tarde llego un carro Volkswagen gris, del cual bajaba un muchacho de más o menos 22 años, delgado pero atlético, caucásico, de estatura alta, con un traje café, que parecía algo viejo, bajo y llego a donde estaban las chamacas, y el feliz dentro de poco matrimonio.
-despúlpenme por el retraso, el trabajo me atrapo, pero ya estoy aquí amor-saludo a todas de beso en la mejilla y a Octavio solo lo miro.
-mira Rafael, él es Octavio tu nuevo suegro-la señora lo presento, muy cordialmente.
-así que usted es el que se animo a casarse con mi suegra, yo que creí que sería el único hombre de la familia jajaja-riendo Rafa, como le decían, lo saludo en un apretón de manos.
-si yo soy y desde ahora te digo, que deberás irte con mucho cuidado con mi nueva hija, te estaré vigilando-el viejo Octavio le devolvió la broma.
-bueno basta de bromas, vamos que ya nos deben estar esperando-dijo Raquel y tomando de la mano a su prometido, todos entraron sonrientes, la boda transcurrió como debía y firmando, unieron sus vidas hasta que la muerte los separara.
El tiempo paso, ya habían transcurrido dos meses desde la boda, Octavio logro casarse y estaba feliz, Raquel ya no trabajaba para él y el puesto se lo paso a Rafael, que por razones del destino le faltaban dos años para salir de la escuela de abogados, Octavio muy amablemente le dio una oportunidad de integrarse al mundo de la abogacía, aunque por el momento fuera solo un secretario, los dos llegaron al acuerdo de que si se recibía, con gusto lo haría su socio, para seguir con el negocio que por gracia de dios, desde que el muchacho entro, había más trabajo o sea el despacho jurídico de Octavio, subía como la espuma.
Para las dos señoritas la vida seguía normal, Mabel en el bachiller como siempre alegre, feliz y mas porque Octavio la consentía a escondidas, ya que le daba más dinero para gastar en sus cosas, cuando Raquel no estaba, le daba permisos para salir sin titubear, ella había hecho cambiar un poco a Octavio, que ahora era más risueño mas bonachón, los dos trataban de tener una buena relación, en cuanto a Mónica, que aunque no le gustaban las razones, con las cuales su padrastro se había ganado a su hermana, a ella de cierta manera también se la había ganado, con eso de darle una oportunidad de trabajo a su novio, Mónica y Rafael estaban muy enamorados y habían decidido, que si Octavio lo convertía en su socio en dos años se casarían, pensaba que la vida era perfecta así, en la universidad le iba excelente y de vez en cuando, también recibía más dinero de parte de Octavio, eso aunque ella no lo aceptara le agradaba.
Pero como los hechos pasados, nunca se olvidan y siempre regresan, a tratar de arruinar toda la felicidad, algo paso que cambiaria las cosas, en la casa de la familia de Raquel.
El miércoles por la mañana, Mónica se levanto como siempre, temprano para asistir a la escuela y al mirar en su closet para vestirse, noto que ya no tenía ropa limpia, y es que por la tarea que dejaban, las otras ocupaciones que tenia, no la dejaban realizarlas en su totalidad, trato de buscar algo limpio, pero al buscar solo encontró la misma ropa, con la que vestía, el mismo día que la habían toqueteado en el autobús, y que por recordarle lo horrible que sintió, no se la había vuelto a poner, de hecho no estaba muy animada a hacerlo, pero no teniendo opción, tomo la blusa amarilla y el pantalón, no tenia de otra se los tendría que poner.
Octavio que dormía como desmayado en la habitación contigua despertó, esa mañana tenía mucho trabajo y quería empezar temprano, se puso sus pantuflas y salió de la habitación, para prender el calentador y así poderse bañar, lo que paso después fue que al pasar por la recamara de Mónica, escucho ruidos y vio la puerta entre abierta, él como otras mañanas nunca trato de asomarse por miedo a ser descubierto, pero al recordar que la chamaca estaba buenísima, algo le dijo que mirara y así sigilosamente, se pego a la puerta, lo que vio fue la imagen de la mujer más perfecta que pudo haber imaginado, la chica que en estos momentos se vestía, cubriendo sus grandes tetas con un sujetador blanco sin tirantes, estaba de espaldas y abajo, su trasero todavía estaba desnudo, la vio levantar una pierna y deslizar una tanguita del mismo color, para después hacer lo mismo con la otra.
Pero más grande fue su sorpresa, cuando miro como terminaba de vestirse, con el mismo atuendo de la joven que aquella vez manoseo en el autobús, no lo podía creer es viejo estaba en shock, a su mente regresaron las imágenes de lo vivido ese día, de su frente caían gotas de sudor, se despego de la puerta y tallándose los ojos, se volvió a asomar, él seguía creyendo que no podía ser la misma, entonces la chica sintió como si la miraran y volteando a ver, se percato que la puerta estaba abierta, rápidamente Octavio regreso a su habitación, la chica se asomo al pasillo y no viendo a nadie, regreso para maquillarse y quedar lista para la escuela.
Poco después la jovencita salía del cuarto, encontrando al abogado en el patio de atrás, prendiendo el calentador, el viejo no quería voltear ya la había escuchado y sentía que si volteaba, comprobaría lo que era inevitable, Octavio entro a la cocina pero no vio a la chica y regresando a la sala, se topo con ella de frente y comprobó lo que era verdad, se trataba de la misma chamaca.
-señor Octavio buenos días, ¿tan temprano y ya despierto?-Mónica lo saludo despreocupada, como todas las mañanas cuando se encontraban.
-así es pequeña, hay que ir a trabajar, pero dime ¿porque tan guapa?-el viejo pregunto, eso nunca lo hacía pero la morbosidad lo cambio tan rápido, que sentía que la verga le quemaba los pantalones.
-hay yo siempre me arreglo para la escuela, me gusta ir bien presentada-la chica sintió algo en su mirada, algo extraño, Octavio nunca la miraba así, pero no le dio importancia.
-¿Octavio me podría prestar dinero? se me acabo y necesito para el autobús-Mónica trataba de no pedirle nada, siempre recurría a su madre, pero en verdad lo necesitaba.
-claro que si linda, no me digas que te preste, yo te lo doy sin importar, eres como mi hija y no debes preocuparte, yo se los gastos que tienes y aquí entre nos, te subiré lo que te doy en la semana, ya me dijo tu madre que no te alcanza lo que te doy, y una mujer tan preciosa como tú, no puede estar sin dinero, lo mereces todo porque además, eres muy dedicada en tus estudios-el viejo con una sonrisa de oreja a oreja, seguía sin creer la suerte que tenia.
-no es para tanto y eso de darme más dinero, no lo aceptare así estoy bien gracias – Mónica lo dijo, porque se sintió incomoda, por el piropo que el viejo le dijo.
-nada de eso, aquí tienes para tus cosas y no me vuelvas a decir que te preste, que me siento mal Mónica-le dijo poniéndole en la mano, dos billetes de alto valor, que la chica al ver solo atino a decir.
-es mucho yo solo quiero para mi autobús, no puedo aceptarlos-ella se los quiso devolver, pero él se negó.
-llévatelos, que si me los devuelves, esta vez si me ofenderé y ya vete que se te hace tarde-el viejo la volteo y la dirigió a la puerta, la chica salió y se fue a la escuela, dejando al viejo solo en la puerta de la casa.
-si eres tú, eres la misma puta del autobús, llévate mi dinero en pago adelantado, quiero volver a tocar esas nalgas que te cargas y te juro que lo hare, ramera tu nuevo papi te manoseara es solo cuestión de tiempo, ya se me ocurrirá un plan-se dijo para sus adentros, Octavio nunca olvido ese par de nalgas y el saber que las tenía tan cerca, lo cambio tan rápido de un padrastro amoroso, a un viejo asqueroso, que desde ahora vería con malos ojos a la jovencita Mónica.
Desde aquella mañana, el viejo buscaba sin encontrar, un pretexto para acercarse de mas a la chica, que desde antes de que pasara esto, lo evadía un poco no le tenía la confianza que le tenían doña Raquel y su hermana, incluso Rafael el novio de la chica, se llevaba muy bien con el por trabajar todo el día en su compañía, se esforzaba para pensar en un plan, que lo llevara a tocar ese cuerpo, que lo había embrujado tanto, que de inmediato se acordó cuando la volvió a ver, hasta ahora solamente se conformaba, con algunas ocasiones en las cuales, la alcanzaba a rozar cuando se la encontraba por la casa, estaba desesperado sabia que la chica, tenía relaciones sexuales con su novio y Octavio pensaba, que el imbécil suertudo la podría embarazar y terminaría todo.
En la escuela Mónica, se enteraba por una de sus amigas que habría un viaje a una ciudad, donde habría un congreso de relaciones exteriores, que era la carrera que estaba estudiando, ella lo veía como una oportunidad de relacionarse con más gente y porque no, de conocer la ciudad, el viaje era de tres días iniciando el viernes, para regresar el lunes, estaba emocionada y algo preocupada, no sabía si le darían permiso y dinero para asistir, ya en las clases el maestro lo corroboro haciéndoselos saber, les dijo que era obligatorio porque contaría para su calificación.
La chica llego a la casa y se lo comento a su mama, la señora le dijo que tendría que platicarlo con Octavio, para ver si le daba el dinero.
-Octavio por favor ella necesita ir, pero me dijo que si no tienes dinero, ella comprenderia-Raquel le decía acostada a su marido, que no estaba muy convencido de quererle dar el dinero, ya que era un gasto un poco fuerte.
-no lo sé mi amor, es mucho dinero, pero por otro lado la niña se ha esforzado mucho estos meses, déjame pensarlo, cuando dices que se va y a donde-la señora le platico de nuevo, a él ya le había quedado claro y a su mente, llego la oportunidad que tanto había esperado era ahora o nunca, la oveja se separaría del rebaño y la verdad el tenia dinero para eso y más, ya con el plan medio formado en su mente contesto.
-Está bien no tenemos de otra ira, mañana mismo le doy el dinero, para que aparte su lugar y cuando se vaya, le daré un poco más para sus gastos, como dije ella es una buena estudiante y muy responsable, debemos apoyarla e impulsarla-Raquel se puso feliz y lo abrazo, de repente entro Mónica a la alcoba de su madre, ella estaba escuchando desde afuera y la emoción, hizo que brincara de gusto efusivamente, yendo a abrazar a su padrastro por lo que haría por ella, esto tomo por sorpresa a la pareja, no sabían que ella los había escuchado.
-¡gracias! ¡gracias! don Octavio yo no sé qué decir, estoy muy emocionada, les prometo que no les fallare, ¡muchas gracias!-ella lo abrazaba casi acostada encima de él, en un abrazo de agradecimiento, pero el viejo sentía las tetas de ella en su pecho, que lo ponían caliente el también la abrazo.
-bueno ya no es para tanto, mira que solo te ayudare, porque has sido una buena chica todo este tiempo Moniquita, espero que siguas así y ya vete a dormir, que mañana te enviare el dinero a medio día con Rafa ¿estás de acuerdo?-la chica se separo del abrazo, que para el abogado fue muy largo o al menos eso sintió.
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si está bien y gracias a ti mama, por ayudarme y convencerlo-y así la chica se fue moviendo ese trasero que tenia, dejando dormir a la pareja.
Todo paso como debía pasar y el esperado día llego, la chica esperaba en la escuela para partir a su primer viaje sola, que aunque era de escuela también conviviría con sus compañeros, el viejo le había dado una buena cantidad de dinero para sus gastos, y para según él les trajera algunos recuerdos de la ciudad, que iba a visitar.
Pero como todo se paga en esta vida, Octavio ya tenía un plan que si todo salía como él lo había tramado, lo beneficiaria más que un solo manoseo de nalgas, y es que la chica se le metió tanto en la mente que ya perpetraba asta cogérsela, estaba seguro que lo haría, si se presentaba la oportunidad.
Eran las 11 de la mañana cuando el autobús salió, Mónica le había dejado a su mama el teléfono y el nombre del hotel en donde llegaría a hospedarse, el viejo tomo detalle de eso, dos horas más tarde, Octavio recibía una llamada de uno de sus clientes, que solo le pedía informes, esto le cayó del cielo y aprovechando la llamada dijo.
-Raquel me acaba de hablar un cliente nuevo, que dice que está detenido en otra ciudad y quiere mis servicios, tengo que salir de viaje, ya me esperan en la noche-levantándose del sillón y corriendo al cuarto, tomo la maleta y empezó a meter su ropa, Raquel no entendía, en todo el tiempo que ella estuvo trabajando para él, nunca paso eso extrañada pregunto.
-¿y es lejos? ¿Cuánto tiempo vas a estar fuera? ¿Yo te ayudo si quieres voy contigo? o ¿qué vaya Rafael para que no estés solo?-decía ayudándole a doblar la ropa, había caído en la trampa.
-no iré solo, Rafael debe quedarse, para atender el despacho y tu a cuidar a Mabel, yo vendré lo mas antes posible, solo estaré el fin de semana fuera, este caso es grande no lo puedo despreciar-decía el viejo, que termino de guardar sus cosas, la señora lo acompaño asta el carro y se despidió, viendo que el viejo se alejaba -Moniquita allá voy, espérame mi amor-dijo ya en el auto rumbo a su destino.
Mónica llegó al hotel de cuatro estrellas, se instalo en el cuarto 51 se baño y salió con todos sus compañeros al primer congreso, de los tres a los que debía asistir, dos horas y media después llegaba Octavio, al mismo hotel a él le toco el 92, ya que por el congreso, casi todas las habitaciones estaban ocupadas, volteando para todos lados buscaba a la chica, también lo hacía para no ser descubierto antes, quería darle una sorpresa, ya instalado pregunto en recepción por la chica Mónica Ramírez, la recepcionista le dio el numeró de cuarto y él le dio un soborno, para que no le dijera a la chica, que habían preguntado por ella, argumentando que era su padre y que como era muy rebelde, la quería espiar para ver si le había dicho la verdad de adonde iría.
Salió del hotel, la segunda parte del plan era apoderarse de la llave de su cuarto, llego al lugar del congreso y la busco, ya ubicada la chamaca, busco a unos chicos para que se apoderaran de la llave, que no era más que una tarjeta, escogió a unos que parecían malvivientes y llenos de mañas.
-no me importa cómo le hagan, deben traerme la llave de esa chamaca y les daré el dinero, pero que sea ahora-les dio instrucciones y los chicos aceptaron.
El lugar estaba lleno de muchachos de muchas escuelas del país, los chicos se escabulleron en un mar de gente, hasta llegar a donde estaba la chica, el primero llego preguntándole que si ya había empezado la plática, a lo que ella le dijo que no, el segundo se paro atrás de ella, era el más atrevido, el primer joven comenzó una plática, diciéndole que de que escuela venia y como se llamaba cosa banales, mientras que el otro le habría la bolsa, él pensó que sería muy difícil, pero al abrirla enseguida salió la llave en forma de tarjeta, que estaba encima de todas las cosas de la chamaca, la saco con mucho cuidado y haciéndole señas al otro, se despidió de ella ya tenían lo que buscaban y fue muy fácil, también pensaban quela chamaca era un manjar, estaba buenísima la chica.
Le llevaron la llave al viejo , el les pago un buen dinero por el riesgo y el favor, Octavio entonces se regreso al hotel, ya no quería gastar, esto le estaba saliendo muy caro –canija chamaca, por todo el dinero que me he gastado, creo que no me conformare con tocarte, lo siento por ti, pero tendrás que ser mía desgraciada-se decía a el mismo, la idea de entrar en la chamaca lo lleno de morbosidad, ya solo esperaría a que regresara, para poder disfrutar del cuerpo de diosa, que su ahora hijastra tenia.
La primera parte del congreso termino, los profesores juntaron a sus alumnos y les dijeron que tenían la noche libre, pero que no se desvelaran tanto, pues tendrían que levantarse temprano para asistir a la siguiente platica, los amigos a Mónica idearon ir a un antro, poniéndose de acuerdo saldrían a las diez, para volver a las dos y así estar frescos.
Mónica estaba animada por fin un poco de diversión le esperaba, con el dinero que le había dado Octavio le alcanzaría para eso y más, llego a su habitación pero no encontró su llave, rápidamente bajo por un repuesto, la recepcionista se la dio de mala gana, diciéndole que tuviera más cuidado y que cuando se fueran se la cobraría, Mónica solo dijo que lo tendría y que por el dinero que no se preocupara ella la pagaría, subió se sentía un poco mal-que tonta mi primer viaje y ya me paso algo malo, pero así aprenderé-se decía apenada por lo sucedido y por el regaño, que le habían dado.
Ya en su cuarto se dispuso a buscar la ropa.
que llevaría al antro la acomodo en la cama y abriendo el cajón de un ropero que estaba en la habitación, vio aterrada que el dinero que le habían dado sus padres ya no estaba, se preocupo su cuerpo se tenso, sintió que el mundo se le venía abajo y ahora que haría, que comería estos días, como le sucedió esto, no lo podía creer –porque…porque a mí, esto no puede ser-buscaba y buscaba por debajo del ropero por si se habían caído, no lo encontró fue rápido a su bolsa, solo le quedaba tal vez para cenar ese día y ya, estaba preocupada las lagrimas ya le salían de los ojos, comenzó a pensar cómo salir del lio, pediría prestado y luego lo pagaría, pero solo pediría lo necesario, por lo de hoy no se preocupaba hablo al servicio al cuarto y solo pidió el bufet, comería sola en parte por estar cansada y en parte porque le daría vergüenza comer solo eso, mientras los otros comían de lo mejor y es que ella, era muy hermosa pero también era muy penosa (raro en ese tipo de chicas) esa chamaca era de las personas, que piensa que todos están viendo lo que haces, digamos que tenia la autoestima baja.
En el cuarto 92 del mismo hotel, Octavio reía para sí mismo ,con el dinero de la chamaca en las manos, el cómo llego más rápido, entro a la habitación buscando el dinero, para que así la chica no se divirtiera y lo había logrado, la hora de salir llego, ella había decidido no asistir no quería que le invitaran todo y fingiendo que se sentía mal, despacho a sus amigos que poco les importo, ellos quería salir y no se detendría, la mayoría de los estudiantes se fueron, al igual que los maestros solo se quedo una maestra, que era ya muy vieja y por lo mismo se durmió temprano.
Mónica muy triste, vio que sus compañeros salían y se retiraban, ella sola en su cuarto tenía mucho coraje, pensó en meterse a bañar y descansar, ya que no le quedaba de otra, eran las once cuando la chica se bañaba cantando en la ducha, tallaba su cuerpo enjabonado y así se le olvidaron un poco sus problemas, salió seco su cabello, prendió la tv, pero no había nada que la entretuviera y así prefirió apagarla y dormir, diez minutos después un hombre, tomaba la llave tarjeta del cuarto 51 para activar la cerradura, Octavio entro cerro con la misma llave, asegurándose que nadie lo interrumpiera, todo estaba oscuro, miro la cama bajo la sabana ya se dibujaba el cuerpo exuberante de Mónica, que se movía con el reparar de sus pulmones, el viejo con suma tranquilidad se desnudo, levanto las sabana y ante el apareció un cuerpo exquisito –todo esto es ahora para mi jejeje- se dijo, la chica profundamente dormida solo en tanga y sujetador, dormía de lado el viejo puso su mano en las nalgas, que extrañaba desde el día del autobús, comprobando que eran las mismas, recorrió los muslos, la espalda y el brazo de la chica, que seguía sin moverse, sintiendo que su verga ya había llegado al máximo de erección, muy sigilosamente, subió a la cama acomodándose detrás de ella, juntando la verga con las nalgotas de la colegiala, que al sentir el contacto despertó, en el momento atemorizada.
-¿que…que está pasando? ¿Quién es usted? ¿Cómo entro?-dijo queriéndose separar, pero el viejo rápidamente con su brazo, la apretó atrayéndola hacia él, la chica sintió el cuerpo de hombre en su espalda.
-tranquila Moniquita es tu papi, ya estoy aquí para terminar lo que empezamos, en el autobús aquella vez-el viejo se lo dijo en el oído, apretándola hacia su cuerpo mas y mas fuerte.
-¿que…que dice suélteme en este instante?¿ yo no lo conozco maldito infeliz? ¡Como se atreve! ¡Largo de aquí! ¡Váyase o gritare para que vengan y lo saquen y lo lleven a la cárcel! -Mónica lo decía sin voltearlo a ver, se quería zafar pero Octavio la tenia bien sujeta, la chica quiso gritar pero el viejo le tapo la boca diciendo.
-así que quieres meter a tu padre a la cárcel puta, pero si tú haces eso, dime quien las va a mantener, si tu mama ya es una vieja-el viejo sabia que Mónica todavía no lo reconocía, por estar apagado y porque no se imaginaba que, Octavio había ido a buscarla nada más para abusar de ella.
mmmm….
mmmm- Mónica balbuceaba, con la mano del viejo en la boca, logro zafarse de un brazo y estirándolo, quería llegar a prender la lámpara que estaba a un lado de la cama, logro hacerlo la tenue luz se prendió, ella volteo y con terror vio la cara familiar, era Octavio su padrastro este al momento y tomándola por sorpresa, le asesto un beso tomándola de la cabeza, con sus dos manos.
La chica estaba en shock, con los ojos abiertos, miraba al viejo padrastro que le comía la boca, casi mordiéndosela, ella logro quitarse, asqueada sintió que el viejo la tomo de las nalgas atrayéndola, tenía toda la boca babeada, ya que no había abierto la boca en el beso.
-¿que hace don Octavio? se lo diré a mi madre y lo echara de la casa, viejo asqueroso ¡no déjeme miserable!-ella tomo los brazos del viejo, que estaban estirados tomándole las nalgas, quería quitarlas de ahí y escapar.
-desde que te manosee en el autobús, soñé con esto y no me detendré hasta que te haga mía Mónica, llevo días planeando este momento y por fin estoy contigo, compartiendo cama ahora te cogeré hasta cansarme, serás mi puta personal-decía mientras recibía manotazos, por todo su cuerpo y cara.
-¡eras tú asqueroso! ¡eras tú! ¡no que haces infeliz! ¡noooooo haaaayyy!-Octavio arranco la tanga con furia, mientras le mordía un pezón por encima del sujetador, la chica arqueo la espalda de dolor, por la acción tan fuerte, con sus piernas el viejo sujeto una dejándola abajo, y con una mano levanto la otra tomándola de la rodilla, quedando en medio, la chica se retorcía tratando en un último intento de escapar, pero todo termino cuando sintió, que de un solo golpe, el viejo entro en ella, tomando posesión de su entrada vaginal.
-¡por fin! ¡por fin estoy dentro de ti Moniquita! ¡ya eres mía! ¡te follare y te follare todo lo que quiera y tú no te negaras! ¡te convertirás en mi amante! ¡si mi hijastra será mi amante!-gritaba eufórico, lo había conseguido, ella desecha ya no hizo nada, quedo paralizada por las asquerosidades, que el viejo decía y por la cogida que le estaba dando, arremetía con fuerza quería destruir a la chica, que ya no pensaba, estaba casi como desmayada, no podía creer lo que le estaba pasando, su propio padrastro la follaba, y ella que pensaba que era muy bueno y resulto ser un animal, un animal sediento de un cuerpo joven y bello, que resulto ser el de su propia hijastra.
-eso así mansita y sumisa, ven acomódate aquí hija mía, que ahora también serás mi amante-Octavio la puso en posición de misionero, así la penetro más rápido, la chica solo veía hacia el techo con sus piernas bien abiertas y sus brazos pesadamente en el colchón, sintiendo el cuerpo de su padrastro encima del de ella, no lloraba, no sentía placer, ni tristeza, ni gozo, sentía que su alma había abandonado su cuerpo.
Octavio entonces, viendo a la chica en ese estado, le arranco también el sujetador, esta vez no hubo un grito por parte de ella, viendo los pezones el viejo los lamio, los mordió, los masajeo y pellizco a su antojo, declarando que era suyos, Mónica solo seguía sintiendo, como el viejo la penetraba, quedaría traumada después de esto.
El abogado sudaba como puerco y su sudor, bañaba el cuerpo joven y limpio de la señorita, que parecía muñeca inflable, Octavio está a punto de acabar, esto fue mucho para él, pensó que Mónica pelearía mas y no aguantando, saco su verga y la baño en semen, dos, tres, cuatro, chorros cayeron el cuerpo de la chica.
-¡aaarrggghhh!….
!aaarrrgggghhh!…ya está, ya esta mamacita, que rico cuerpo me acabo de coger, mucho mejor que el de tu madre-decía mientras eyaculaba, para después caer a un lado, todo sudoroso por la acción realizada.
Habían pasado cerca de quince minutos, en donde la chica no se movía, Octavio entonces se levanto y fue el baño a orinar, cuando regreso la chica no estaba en la cama, revisando con la vista todo el cuarto, la encontró en un rincón entre la pared y el ropero, toda encogida y así todavía encuerado fue por ella, agachándose le comenzó a acariciar el cabello, la jovencita al sentirlo se encogió mas, metiendo la cara entre sus rodillas, a lo que el viejo dijo.
-ya mi pequeña ya, debes entender que lo que hice, fue porque tú me obligaste, con ese cuerpo que te cargas y esa carita, como negarse a hacerlo y prepárate, porque no será solo esta vez, te tienes que acostumbrar a tenerme entre las piernas, porque si tu no lo haces tú hermanita Mabel lo hará, y a ella la voy a preñar, ósea eres tu o ella y si no obedeces, me divorciare de tu madre y la meteré a la cárcel, ya inventare algo, como que me robo cuando trabajaba conmigo o algo mejor ya lo veras, así que mejor coopera, no olvides que soy abogado y tengo muchos amigos, con los cuales podre realizar todo esto-dicho esto, el viejo la levanto y mirándola a la cara le dijo.
-¡entendiste lo que acabo de decir putita!-Octavio la tomo del cuello y haciendo un poco de fuerza, lo apretó no le quería hacer daño, solo esperaba una respuesta.
-es….
es…está bien señor yo…yo le prometo que me dejare hacer lo que usted, diga pero por favor no le haga nada a mi mama y a mi hermana, no la vaya a embarazar es una chiquilla-dijo asustada, no le quedaba de otra, tenía que obedecer.
–ya nos estamos entendiendo, recuerda que eres mía y cuando lo solicite, traerás ese cuerpo tuyo para que me sacie con el, ahora vete a acostar y actúa normal, yo te estaré esperando en la casa con mi esposa, quién lo diría, antes no tenía a nadie y ahora tengo a mi esposa y a mi amante, viviendo juntas en la casa jejeje-el viejo se vistió y salió feliz, la chica cayó en la cama llorando, las lagrimas no paraban de salir, eran la una y media cuando se quedo profundamente dormida, mañana seria otro día y tenía que reponerse.
A la mañana siguiente Mónica, no quería salir del cuarto, en el buro vio que el viejo le había devuelto el dinero que había perdido, era obvio que él lo robo, para que la joven no saliera esa noche, que tonta había sido, se hubiera largado con sus amigos el viejo no habría tenido oportunidad de abusar de ella, deprimida se levanto y se vistió, para asistir al congreso, los muchachos y compañeros estaban comentando lo vivido en el antro y ella, solo podía pensar en lo que el viejo le advirtió, así transcurrieron las horas y los días, ella no volvió a ver a Octavio por el hotel, trato de divertirse pero no lo logro, su primer viaje sin su familia se transformo en un viaje de terror, el lunes por la mañana regreso a su casa, inmediatamente que llego se encontró con su familia y ahí estaba Octavio, con su cara de hipócrita, le preguntaba si había disfrutado, ella frunciendo el seño le dijo que si, ese día como era de esperarse no hubo escuela, su mama le preparo una comida especial, por haber regresado sana y salva, lo que no sabía, era que Octavio le había metido la verga y ahora la tenía bajo el abuso del chantaje, Mónica solo esperaba el momento en que el viejo la llamara, para obligarla a acostarse con él.
La mañana del martes Mónica como siempre se levanto para la escuela, se puso un conjunto deportivo de pantalón y chamarra, algo que tapara bien su cuerpo, no quería llamar la atención del viejo Octavio y se le antojara cogérsela, había decidido vestirse así casi todos los días, pensaba equivocadamente que su cuerpo era el culpable de todo, tal vez también sería mejor engordar o descuidarse el rostro, dejando que le salieran barros y espinillas, no se maquillo solo medio se peino se quería ver fea, para que no volviera a pasarle lo ocurrido en el viaje, estaba sacando un vaso para servirse jugo y salir rumbo a la escuela, se estiro para tomarlo de la gaveta de la cocina, cuando escucho una voz detrás de ella.
-así quédate, puta quietecita-Octavio llego por atrás y se repego al cuerpo de la joven, que comenzó a temblar al sentir el miembro del hombre sobre sus nalgas, sus manos no dejaban de temblar, parecía que tenía el mal del párkinson, el viejo se comenzó a mover detrás de ella restregándole su verga, que se había sacado del pijama, la chica sintió que Octavio con su mano, le desamarro la cuenda del pants, para después tomarlo de los lados y comenzarlo a bajar.
-pero que son estas chingaderas de calzonsotes, son muy grandes te cubren todas las nalgas, no esto no me gusta, más te vale que regreses a usar tangas y a vestirte como se debe, no creas que por qué cambies tus hábitos de vestir, no te voy a coger pendeja-y dándole una nalgada se alejo de ella, la chica con el pants a medio muslo, se inclino quedando en cuclillas, era muy humillante todo lo que decía, ahora sabia que ese tipo no se detendría con nada, pero aun así tomo un poco de valor y levantándose, acomodo su pants y dijo.
-¡yo no voy a hacer nada de lo que usted dijo! ¡es repugnante! ¡lo odio maldito! ¡no lo perdonare nunca ¡y olvídese de que me vuelva a dejar hacer algo por usted, si se acerca a mi lo mato-tomo un cuchillo fue el primero que vio, era uno de esos pequeño y sin filo, ella actuó por impulso, nunca lastimaría a alguien, se notaba que la mano le temblaba, no sabía cómo salir de la situación, el viejo percatándose de ello se acerco, ella puso el cuchillo enfrente, Octavio hizo contacto con el cuchillo que estaba a la altura de su panza, la punta era ovalada, él sabía que no le haría ningún daño, tomo la mano de la jovencita y lo retiro de enfrente, arrebatándoselo lentamente para ponerlo en la mesa.
-¡así que la pendeja se quiere defender! ¡primero ten el valor de amenazar y luego hazlo! ¡tu no me harás nada! ¡porque tu hermanita y tu mama lo pagaran! ahora quiero que te agaches y me chupes la verga entendiste puta!-la acción del viejo hizo que ella sintiera el terror, ni su cambio de vestir, ni su cambio de actitud ante el chantaje, ni su demostración de valor, detuvieron al viejo resignada se comenzó a agachar diciendo.
-si…si… se…señor en.
enseguida se…se la chu…chupo señor-temblando, tomo la verga medio erecta del viejo y la comenzó a engullir, Octavio al sentir los labios de la jovencita se estremeció, la veía ahí agachada comiéndose su verga en la cocina de su casa, en los cuartos su esposa y su hijastra dormían plácidamente, haciendo de esto una escena muy morbosa.
-¡aaarrrggghhh!…así… así usa tu boca como con tu cepillo de dientes ¡aaarrrgggghhh! lame mi verga, pásale la lengua por todo el tronco y no olvides las bolas, comételas también-el viejo Octavio, la guiaba y ella sumisa y asustada lo hacía como él le indicaba, el tenia las manos recargadas en los muebles de la mesa y abajo, ella ponía su boca en la cabeza de su miembro, para con su mano masturbarlo.
-¡aaahhhh!…!si …si! que delicia tu boca, eres buena chupando, que rico se siente-decía al tiempo que comenzaba un vaivén como cogiéndole la boca, ella solo lloraba en silencio, con la verga del hombre en la boca, hilos de saliva y llanto caían de su cara, para llegar al suelo.
-de ahora en adelante me la mamaras así, es deliciosa tu boca, se mueve divino chupa… chupa mas chamaca, cométela toda-diciendo esto el viejo la tomo de los cabellos y la atrajo asía el, metiendo toda su verga dentro para enseguida sacarla, así estuvo cerca de 10 minutos, la chupada que le proporcionaba Mónica era magistral.
-¡aaarrgghhh!….
!aahhhh! ¡me corro Moniquita me corro! ¡cómelos todos hijita! ¡ahhhh! ¡ahhhh así aaahhh!-Octavio se corrió en la cavidad bucal de la joven, al separarse la chica comenzó a toser sacando todo el semen caliente, se estaba ahogando quería sacar todo.
-silencio puta, que vas a despertar a mi mujer, ahora lárgate a la escuela sin desayunar, la levanto del brazo y la jalo rumbo a la puerta, el viejo vio la mochila y se la colgó en el hombro, abrió la puerta y la empujo fuera de la casa.
-¡largo en mi casa no quiero putas! jejeje-rio por la “bromita” que se le ocurrio -creo que con esto ya no dará problemas, esa jovencita ya entendió cual es su lugar-se decía para sí mismo, cerrando la puerta y viendo como la chica caminaba por la calle, rápidamente para alejarse de ahí.
Con la mano limpiaba los restos de semen, lagrimas y babas, estaba nuevamente asqueada otra vez la habían sometido, camino rumbo a la esquina a esperar el autobús, pero las ganas de ir a la escuela se esfumaron y prefirió vagar toda la mañana, estaba triste –porque, porque a mí, no me quiero acostar con ese señor, no tengo salida, no tengo quien me ayude, el me obligara de nuevo-pensaba sentada en una banca de un parque, no tenía ganas de llegar a su casa.
Desde esa mañana todo el tiempo Octavio, molestaba cuando podía y con cualquier pretexto a Mónica, si se encontraban en el pasillo de las recamaras, le tomaba el trasero o le apretaba las tetas, se sentaba junto a ella en la mesa y cuando no había muchos ojos, le tomaba el muslo incluso subía la mano asta atrapar la vagina, si ella se encontraba lavando los trastes o la ropa, le repegaba la verga, le hacía visitas nocturnas, pero solo la tocaba, ella al principio cerraba la puerta con seguro pero él, habría como fuera, no lo detenía nada, le compraba a escondidas las tangas y sujetadores con los que quería que se vistiera, incluso llegaba a meterse al baño y verla bañarse parado en la puerta, o a su alcoba para escogerle el atuendo que debía enfundarse y el mismo lo escogía, a ella le daba mucha rabia y vergüenza todo ese abuso, pero tenía que soportarlo por el bien de su familia, al menos no había vuelto a tratar de tener relaciones sexuales con ella.
El viejo no soportaba la situación, si por él fuera la follaria todos los días, ya llevaba unos meses así y sentía que la chica de nueva cuenta, se le estaba revelando, necesitaba otra lección urgente, así que comenzó a pensar en cómo cogérsela.
-¡pero claro! que tonto para qué demonios tengo la oficina, solo es cuestión de hacerla ir para allá y enviar temprano a Rafa a su casa, está decidido, lo hare con mi hijastra en la oficina y así me ahorro lo del hotel-pensó el viejo.
Al otro día el viejo, le dijo a Rafael que por hoy habían terminado, que se tomara la tarde libre y hablándole al celular a Mónica, le dijo que pasaría por ella a la escuela, que lo esperara, Rafael llego al colegio por ella y esta le dijo que no lo podía acompañar, que tenía un trabajo con una amiga y que iría con ella que la estaba esperando, Rafael como buen novio se despidió dándole un beso, la chica forzadamente lo recibió, se había vuelto algo temerosa al contacto bucal, ya que todas las mañanas el viejo la besaba a la fuerza y a ella le disgustaba, sintiendo cualquier beso asqueroso, ya había perdido algo de amor hacia él, por creerlo un inútil y no darse cuenta de lo que le pasaba a su pobre y gentil noviecita.
Octavio llego en el carro, ella dudando subió y se dirigieron juntos a su destino, llegaron el viejo cerro con llave, la chica temerosa se quedo parada en la habitación, se comenzaba a sentir mal, su estomago lo sentía retorcido, solo pensaba que entre más rápido acabara la pesadilla mejor.
-este será muestro lugar de coger, ¿qué te parece? comprare un sofá-cama para estar más a gusto, pero por ahora el escritorio estará bien, inclínate con tu cola parada y tus piernas estiradas, yo te quito tus pantaloncitos, no te preocupes me gusta hacerlo-la chica obedeció, se puso en la posición que le mandaron, sintiendo como el viejo le desabrochaba el botón y le bajaba el sierre, para comenzar a bajar el pantalón ajustado, que traía la chica ese día.
-por favor don Octavio no me haga nada, yo no quiero, que no entiende, me he dejado hacer todo lo que ha querido sin protestar, pero esto es una asquerosidad, usted vive en mi casa como mi padre, no lo haga por favor-Octavio ya hincado no escuchaba lo que decía la joven, bajo el pantalón y a sus ojos llegaron las carnes descubiertas de Mónica, eran unas nalgas tremendas, duras, a pesar de ser enormes, puso su nariz entre ellas y aspiro el aroma de su culo y entrepierna, para después lamerlos por encima de la tanga gris, beso cada nalga las recorrió dándoles besitos, las juntaba y las separaba jugando con ellas, la chica emitió un sonido de repugnancia, mientras Octavio bajaba mas el pantalón.
-Levanta tus piecitos mi vida, para que pueda sacar el pantalón-la chica sacando el pie derecho de la zapatilla negra, levanto la pierna para que el viejo lograra sacar el pantalón, después sintiendo que ese lado había quedado desnudo, volvió a ponerse la zapatilla para hacer lo mismo con el izquierdo, así Octavio retiro el pantalón aventándolo a cualquier lugar de la habitación.
-no me escucha, por favor no lo haga, no quiero, prometo no decir nada de lo que ha pasado estos meses, pero deténgase-pero Octavio no la escuchaba, hacia caso omiso a las palabras de la chica, estaba muy ocupado lamiendo ese par de piernas desnudas, enfundadas en unas zapatillas negras, levantándose se desabrocho el pantalón, este cayó al suelo se lo saco, después comenzó a sacar la camisa del cuerpo de la chica, que seguía protestando sin pelear, solo quería convencerlo que se apiadara de ella, con tristeza vio que la camisa le salía por la cabeza enmarañándole el cabello, para después sentir que los broches de su sujetador, eran destrabados los tirantes hechos a un lado cayeron por debajo, yendo a parar al escritorio.
-mira para que lo sepas de una vez, toma el papel que esta aun lado de ti, claro que solo es una copia, pero esto le pasara a tu mami, si no cooperas y dejas de fastidiar con eso que te deje en paz-el papel era una orden judicial, para encerrar a su madre en un manicomio por supuesto desorden mental, lo increíble es que ya estaba firmado por el juez y el psicólogo del distrito donde vivían, si el firmaba y lo entregaba seguro la señora Raquel terminaría sus días en una clínica mental, la chica en la posición en la que estaba y toda desnuda, leía incrédula la hoja.
-¡esto no puede ser! ¡Como lo consiguió es una mentira! ¡Mi mama está bien! ¡Usted nunca podrá encerarla!-decía la joven algo preocupada, pero no sedería sin embargo el viejo puso el último clavo en el ataúd, que haría que la jovencita se convirtiera en su amante.
-sabes lo que más me gusta de tu cuerpo, es esa cinturita estrecha que termina en estas grandes nalgas, todo en ti está bien proporcionado, aunque te has descuidado un poco, me parece que voy a empezar a molestar a Mabel, ella esta mas suavecita y tierna, con ese papel donde dice que tu madre está loca, quién crees que tendrá la custodia de Mabelcita, te agradecería mucho que me dejaras a solas con ella, tal vez termine siendo la que me de mi primer hijo- quería ver la reacción de Mónica, que atemorizada por lo que podría pasarle a su hermana, no se hizo esperar.
-no a mi herm
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