Nestor y sus hijas 3.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por porqueria15.
Continua el relato de Gregorio a Néstor….
Luego cuando íbamos de regreso a la casa de mi amigo, no podía dejar de repasar en mi mente lo que acababa de pasar… me acabo de coger a una nena de 16 años!.
– En que piensa Don Gregorio – me dijo a quemarropa la nena y pelándome sus grandes ojos –
– En nada mija – le atine a decir e intente concentrarme en el camino.
– Pues no lo parece – me dijo haciendo un puchero con su boquita señalándome mi entrepierna que acusaba una erección muy evidente.
Me puse todo colorado como jovenzuelo – je je, lo que pasa es que me estaba recordando de lo que paso allá atrás mija – le confesé.
– ¿Y le gusto don Gregorio?
– ¡Pues claro muchacha! Que ni que .
claro que me gustó mucho.
– Pues a mí también – me dijo sobándome la pierna derecha con su manita.
– Tranquila mija que vas a hacer que choquemos – le dije ya que me puso nervioso.
Y sabe cuánto cobro yo por una sesión como la que tuvimos en esa habitación – me dijo, apartando su mano de mi pierna y viendo por la ventana como si nada, como si lo que me hubiera preguntado era por el clima!.
– No mija ¿Cuánto?
– Pues … ¿Cuánto es que usted le debe a mi papi ahorita don Gregorio?
– Pues del ultimo negocio aun le debo unos 4 grandes (US$ 4,000.
00).
– Y pues.
ahí lo tiene… yo hubiera cobrado la mitad de su deuda en ese revolcón…me dijo viendo por la ventana como si nada.
No podía creerlo, la preciosura que estaba a la par mía hubiera cobrado 2,000 verdes solo por atender a los dos tipos… de plano que ¡1,000 por cabeza!
¡Después reaccione… un momento… la deuda de mi amigo no podía ser tan baja… yo estimaba que debería ser de unos 10 grandes… este cabrón les vendió la hija por 10 grandes… haciéndola pasar por recién iniciada… y ella lo hubiera hecho por solo 2… vaya negocio!
– ¿Que daría usted por ver su deuda pagada el día de hoy Don Gregorio? – me dijo la nena.
Mientras jugaba con una parte de su cabello que le caía sobre la carita.
– ¿a que te refieres? – le pregunte.
¡Pues a eso… a que pensaría usted si se ahorrara esos 4 grandes, de un solo!
–
– Pues sería excelente, no tendría que quebrarme la cabeza los próximos 6 meses que aún tenía de plazo para pagarlos… pero ¿Cómo?
– Pues… todo es cuestión de que usted cambie su forma de pensar y de lugar a que alguien le ayude… – me dijo, volteando a verme con esos ojos grises hermosos.
– ¿y quién sería? ¿tu? – le respondí rápidamente.
– No, ja ja ja ja- soltó esa risita que ya había escuchado en la casa de mi amigo – no estoy hablando de mí, este Don Gregorio tan guasón, ja ja ja.
– continuo su risita.
– ¿entonces? – le pregunte, aunque en mi interior intuía la respuesta… la intuía desde que las vi bajar a las dos las escaleras, con esas miradas cómplices…
– Pues quien más… Rosmary…
– ¿queeee?.
– le respondí.
– ¡Eso no es posible, mi hija, mi nena no se prestaría para nada parecido! – exclame casi como en automático.
– Pues yo no estaría tan segura Don Gregorio… hemos estado platicando desde hace rato y Rosmary está muy anuente a ayudarlo… pero no quiere hacer nada a escondidas… la muy cobarde.
Pero está dispuesta si usted lo aprueba, mi papi ya tiene un cliente listo y solo espera mi llamada para arreglar todo.
– ¿Cómo es posible?, ¿esto era una trampa entonces? – le reclame…
– No Don Gregorio, era solamente una demostración, aunque usted lo llevo mas allá y creo que lo disfruto… ¿o no?
– Me quede pensando… mi hija, mi bebita… quería coger por dinero… y entonces, salieron de mi boca las palabras que nunca pensé que diría…
– Ok, si ella así lo quiere, dígale que lo autorizo… pero con una condición…
– ¿Cuál Don Gregorio? – me pregunto la nena que ya tenía el celular marcando un número.
– Quiero llegar al sitio donde será la transacción, quiero estar cerca por si mi hija me necesita.
– Ok, me parece… – dijo la nena y pude ver una chispa de alegría en sus ojos, como si se riera por dentro – ¿Halo? Ok, procede, está de acuerdo – digo escuetamente al celular.
– ¿entonces cuanto se van a tardar en salir para el lugar del cliente? – le pregunte, aunque mi idea era llegar antes para veri se arrepentía mi nena.
– Ellos ya están ahí – me dijo la nena, sorprendiéndome…
– ¿Cómo así… era cerca de tu casa? – le pregunte.
– Pues … si, se podría decir – me respondió.
Acelere para llegar más rápido, no podía creer, iba a dejar que mi hija se prostituyera… algo en mi interior estallaba de la cólera, pero también algo en mi interior se revolcaba de la lujuria.
Al llegar a la casa del amigo, pude ver que el auto de su esposa no estaba, y que solo estaba aparcado el auto de él, – ya no vino el cliente – dije en voz alta.
– Yo creo que ya está adentro – me replico la niña que al nomas estacionar el auto, brinco cual gacela hacia la puerta de servicio … que estaba a un costado de la casa, y con una sonrisa cómplice me hizo señales que la siguiera.
Yo ni lerdo ni perezoso, me fui detrás de ella, cual león tras de su presa, y la alcance cuando ya llegaba ella a la parte del patio trasero, por el cual podíamos pasar a la sala de estar por medio de una puerta de vidrio que se encontraba abierta.
Con un dedo sobre el labio, me hizo la señal internacional de que no hiciera ruido, me acerque detrás de ella y con paso sigiloso nos adentramos en la casa, todo estaba silencio en el primer nivel, así que enfilamos cual fila india por las escaleras, hacia las habitaciones superiores.
A media escalera pude claramente oír los quejidos de un hombre, así como los pujidos de una mujer… ¡mi hija! … ¡ya estaba cogiendo con el cliente!, pero si no hacia ni 10 minutos que le había llamado la nena de mi amigo… de dónde salió?
La nena de mi amigo iba delante y me guio por todo el pasillo hasta una habitación, que luego supe que era la de ella, y al llegar a la puerta los sonidos eran muy claros, ¡estaban cogiendo adentro!
Y en eso me la realidad me golpeo al rostro… el carro de mi amigo estaba abajo, y no había nadie en el primer nivel.
no había otra deducción más lógica…
Al medio abrir la puerta de la habitación pude confirmarlo…
Mi amigo, estaba de pie, desnudo, al pie de la cama de su hija, y sentada en la cama, inclinada hacia la pelvis de mi amigo, estaba mi hija, desnuda también, ¡con la boca casi desencajada intentando meter más de la mitad de la verga de mi amigo!
La hija de mi amigo se interponía ente yo la entrada, se notaba que no pasaría de ahí ni me dejaría pasar, pero la escena era completamente nítida desde ahí.
Mi amigo tenía agarrada la cabecita de mi hija con sus dos manos y le guiaba para meterle casi toda su verga en su boquita.
La hija de mi amigo no volteo a verme, pero sabía que estaba detrás de ella y se pegó a mi cuerpo, topando su lindo culito en mi entrepierna.
Y empezó a moverse, ya que sentía la erección que ya tenía yo, solo de ver como se cogían a mi hijita por la boca.
La tome por la cintura y subí la faldita, le baje la tanguita tan deliciosa que ya había visto, y empecé a rozar mi pene en su puchita.
Ensimismado en mi proceso con la nena, no me di cuenta cuando cambiaron en la habitación, ahora mi hija se encontraba en posición de perrito sobre la cama, abriéndose y preparándose para recibir a mi amigo desde atrás.
Pude ver como se colocaba y guiaba su tolete hacia la cueva de mi hija, que hasta hace unas horas yo la imaginaba pura, pero por lo que pude apreciar por la forma de empujar de mi amigo y la ausencia total de gritos o llanto de parte de ella, hace rato que no lo era.
A todo esto, yo sentía una manita por debajo de las piernas de la nena, era la misma nena que guiaba mi cabezón hacia su cuevita, y poco a poco empecé yo también a empujar hacia adentro y sentir ese calor delicioso de una vulvita joven, ¡que aprieta y calienta de forma deliciosa!
Ya no pude más, la posición era insostenible ya que debía inclinarme bastante para alcanzar la altura de la nena, así que abrí la puerta de par en par, y tomando de la cintura a la nena, la cargue, ensartándole hasta que toparon mis bolas en su puchita, y así me la lleve hasta la cama, mientras mi amigo y mi hija nos observaban atónitos.
– Bueno, así está más cómodo – dije depositando a la nena en cuatro patas igual que estaba mi hija, prácticamente a la par de mi amigo, el cual solo volteo a verme por unos segundos, me sonrió, y continuo con el pistoneo en la conchita de mi hijita.
Otro tanto hice yo, acelerando la machaqueadera en la puchita de la putita de mi amigo, bueno, realmente ambas son putitas en todo caso.
Y casi de forma unísona, pudimos oír a nuestras gatitas gemir por sus respectivos orgasmos, y también casi al unísono bufamos como “toros de lidia” con mi amigo al vaciarnos en las respectivas puchitas de nuestras hijas…
Fue fantástico…
Caímos de costado cada uno a la par de su ninfa, y solo atine a decir – ¡Gracias nena, Gracias mija!
– De nada Don Gregorio – me respondió la nena – este fue sin cargo, ji ji ji ji.
– Como así… desde cuando hay descuentos mija – le recrimino en son de broma mi amigo
– ¡Pero puedes darte por pagado ahora cabrón! – le solté dando una sonora carcajada.
Mi amigo vio su reloj y exclamo – ¡bueno! aún nos queda una hora antes de que vengan las viejas… ¿Qué hacemos?
Continuara….
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