Padre “súper recto” me regala a sus hijas
Dos hermanas muy apetecibles, pasan de convertirse, de inalcanzables, por el extremo cuidado de sus padres, en mis “muñecas sexuales”, cuando yo lo decida….
Desde hace más o menos tres años, en que vinieron a vivir al barrio, estuve observando y tratando de acercarme a dos hermanitas, en ese tiempo de 13 y 8 años, ambas con un culo y un par de piernas de película porno, herencia de su mamá, una señora de unos 40 años, muy seria, ella. Por otro lado, su padre es un agente de la Policía, con cuerpo y cara de rompehuesos de la mafia que, muy cortés, me saludaba cada vez que nos cruzábamos en la calle… – ¿Cómo está, don Ricky? …esas eran las únicas palabras que escuché de él, hasta el último sábado…
Las niñas tienen muy pocas amigas pues nunca salen a jugar en la calle por el cuidado excesivo de los padres. La menor de las hijas es compañera de colegio de Lily, de la que hablo en dos relatos, y seguro le ha contado algo de mí, por lo que la nena me mira, no solo la cara, sino especialmente entre las piernas y me sonríe, siempre de lejos.
El sábado temprano, decidí ir a ver un torneo de futsal (fútbol de salón) femenino de menores; en esos torneos siempre se ven cuerpos en formación que convierto en videos y, al llegar a mi casa, en deslechadas, utilizando mis manos, frutas, muñecas, picos de botellas o lo que tenga cerca para acariciar furiosamente mi vieja verga, ya de 74 años… El torneo se realizaba en un colegio al otro lado del pueblo; para llegar más rápido, decidí cruzar por una zona, según dicen, un poco peligrosa, en la que hay bares y hoteles de cero estrellas…
La mañana era soleada, como siempre, y, para recibir un poco de sombra, comencé a cruzar al otro lado de la calle, justo frente a uno de los hoteles…estando a unos 5 metros de la puerta, me encontré cara a cara con el vecino policía, saliendo con una nena que no debe tener más de 15 años, a la que llevaba casi en el aire, agarrándola por la cintura, muy pegada a su cuerpo; con la otra mano, le sobaba descaradamente una teta…él me miró, se quedó mudo y congelado…no sabía qué hacer; yo lo miré, sonreí y le robé su saludo: -¿Cómo está, vecino?, miré a la chica cómo diciéndole a él “te he visto cómo la agarras” y seguí mi camino.
Comencé a pensar cuál sería la actitud del vecino, pues todos en el barrio le respetan y hasta temen por ser un padre serio y muy cuidadoso de la virtud de sus hijitas y un policía incorruptible…no tuve tiempo de pensar mucho, pues habría caminado unos 100 metros, cuando escucho: – ¡Don Ricky! Volteé y vi al vecino, solo, que me daba el alcance. Me detuve, se paró frente a mí con una cara de niño asustado, comenzó a tratar de explicar lo que había visto, de disculparse… yo seguí caminando lentamente hacia el colegio, escuchando su confesión y, dentro de mi morboso cerebro, pensando cómo aprovechar la situación para acercarme a sus hijitas…la ocasión llegó de sus labios…
- Don Ricky, por favor, dígame qué puedo hacer para que mi esposa no se entere de esto; dígame que le puedo ofrecer, cuánto quiere de dinero…
Esto último realmente me indignó, pues el “abuelito cariñoso”, o sea yo, no podía ser un vil chantajista, así que me puse muy serio, me detuve, lo miré fijamente y le dije:
- Me acaba de ofender y eso no se lo voy a permitir. No me interesa su dinero. Me preocupa, más bien, lo que pueda estar pasando en su familia, con sus hijitas; la chica con la que ha estado es de la edad de una de ellas, así que pienso que su “amor paternal” no debe ser muy santo. Me voy a acercar a sus hijitas para conocerlas y cuidarlas, principalmente, de usted. Espero que apruebe mi actitud.
- Por supuesto, don Ricky. Veo que todos los niños del barrio lo quieren y respetan. No hay ningún problema en que mis hijas sean sus amigas. Es más, si me permite, le invito a almorzar hoy con nosotros, para que nos conozcamos mejor. Pero, por favor, no comente nada.
Sólo dije: – A la 1:30 les visito. Ahora estoy apurado (eran las 08:45 de la mañana)
- Excelente, don Ricky. Nos vemos a esa hora.
Regresé a mi casa, ya el deporte perdió su interés. A la hora exacta, bien bañado y, por supuesto, luego de haber tomado mi tableta de Sildenafil, llegué a la casa del vecino con un envase de un litro de helado en la mano y una sonrisa de santo varón.
Me recibió el vecino; detrás de él, la esposa y las hijas en perfecta formación, una al lado de la otra…
- Don Ricky, le damos la más cordial bienvenida, mi esposa Rosario y mis hijas, Jeannette y Lupita.
Yo había decidido ser descarado para ver hasta dónde llegaba el infiel, por lo que me acerqué a su esposa, le tomé ambas manos y le di un beso en la mejilla; lo mismo hice con la hija mayor, Jeannette, a la que le dicen Jenny; a Lupita la agarré de la cintura, la cargué y le di un beso muy cerca de la boca, ella me miró y sonrió coquetamente.
En la mesa, yo fui el que tuvo que hablar casi todo el tiempo, respondiendo las preguntas de los cuatro, sobre mi larga vida. Yo me había sentado al lado de Lupita. Puse mi rodilla pegada a su pierna y la movía para que sienta que la estaba tocando; en determinado momento, bajé mi mano y comencé a sobar su muslo; ella estaba con un short rojo apretadito. Me miraba, su carita era de excitación; ya tengo experiencia en detectar el nacimiento del deseo sexual…para confirmar mi sospecha, le pregunté:
- ¿Eres compañera de la vecinita Liliana, en el colegio?
- ¡Sí, don Ricky, Lily y yo somos compañeras y amigas!
- Ah seguro te ha contado chimes sobre mi…
- ¡Sí! me dice que usted le ayuda en sus tareas, que es muy bueno y cariñoso.
Decidí dar el paso definitivo.
- Y te ha contado seguro de los libros de adivinanzas que tengo.
- ¡Si, que son muchos y buenos!
- Ok, entonces, ahora, si tu papá lo autoriza, al terminar el almuerzo, vamos a mi casa para que escojas, por esta vez, cinco…prestaditos, nomás.
La nena miró a su papá. Él me miró con una cara de “viejo morboso, ya sé qué pretendes, pero me tienes de las bolas”; sonrió y le autorizó la ida a mi casa.
Al momento de salir, la mamá, desconfiada ella, le dijo a Jenny que vaya con nosotros, miré al papá, quien dijo que no, que Jenny se dedicara a lavar los platos…que no nos demoremos mucho.
En el corto camino a mi casa, comprobé que Lily le había contado de la forma en que gozaba conmigo y que espera que vuelva a ir a su casa. Le pregunté si le gustaba lo que le contaba y me contestó que sí, que al sentir mi mano en su pierna, había recordado muchas de las cosas que Lily le contó.
Llegamos a mi casa, la llevé a mi dormitorio donde está el mueble con los libros de adivinanzas, le dije que agarre los que estén más cerca, mientras tanto, yo me desvestí, pues no podíamos perder el tiempo. Ella volteó, me vio desnudo, se asustó, puso una carita rara y se quedó inmóvil; estiré mis manos, tomé los libros, los puse sobre una silla y la atraje hacia mí. Creo que nunca había visto una verga y menos, dura, circuncidada y venosa. Le di un suave beso en los labios, puse una de sus manos en mi verga y con mi mano derecha le apreté la conchita, sobre la ropa. Tembló… le bajé el short y el calzoncito, me eché en la cama, la levanté y eché sobre mí, en posición 69 y comencé a lamerle la conchita…ella temblaba, gemía…puso su mano en mi varga, pero no la movía…cuando llegó a su primer orgasmo, me “orinó” la cara…rico, casi gritó y tembló como si fuera una convulsión…, me paré, la senté al filo de la cama, le hice cariño en su carita y puse mi verga frente a su boca. Le dije que recuerde lo que le contó Lily…con una manito tomó mis huevos, con la otra, mi verga, abrió su boquita y chupó mi glande, pensé que era una aplicada alumnita. Chupó y chupó hasta que llené su boquita de semen, lo tragó todo. Nos quedamos mirando, Le dije que no había más tiempo, fuimos al baño, nos aseamos, vestimos, tomamos los libros y regresamos a su casa.
Ella comentó que eran tantos los libros que se demoró en escoger. Jeannette le quitó uno, lo que me permitió decirle que si le gustaban las adivinanzas, cuando ella pueda fuera a mi casa a tomar los que quisiera. Estuvo de acuerdo. La conversación se alargó hasta eso de las seis de la tarde. Me despedí como un miembro más de la familia; besitos para las damas, incluida la esposa, cuyo futuro voy a analizar con calma y un fuerte apretón de manos con mi nuevo amigo…
Y yo que había decidido olvidarme de las nenas para no tener problemas con la Policía y dedicarme a una nueva afición…las muñecas, no las sexuales, sino las normales, pequeñas y suavecitas…ricas pajas me hago con ellas…pero…
Ricky
Me gustan mucho tus relatos y ojala pronto llegue la siguiente parte.👍🏼
Gracias. espero que una de las hijas, o la mamá, me visite pronto…
Ya quisiera un vecino así
estoy seguro que en tu vecindario hay más de un corneador con ricas hijas…mira, investiga, descubre a alguno y…
Al igual que tú he encontrado aquí el lugar donde expreso mis deseos sexuales, me pajeo cuando no tengo sexo con mi mujer y me gusta chupar culos experiencia que he disfrutado desde que tenía 6 años. Tus historias son calientes y producen ganas de pajearse. Saludos.