Pequeño Haitiano
Un niño de seis años de paso en la ciudad y el hombre que lo invita a comer. Relato de ficción primera parte..
Fue un sábado al medio día al salir de trabajar, abordé mi camioneta con rumbo a mi casa pero como tenía mucha hambre me detuve en un restaurante de comida rápida, desde afuera pude ver que estaba lleno de gente, quizás por ser sábado, así que me formé en el autoservicio y pedí mi comida para llevar, conduje unos kilómetros más hasta pasar cerca de un río y me detuve bajo la sombra de un árbol, abrí la puerta para que entrara un poco más de aire fresco, destape mi comida y me puse a revisar algunos mensajes y redes sociales mientras daba algunos bocados a mi comida cuando de pronto una vocecita infantil me sacó de mis pensamientos, justo a mi lado había un pequeño niño morenito de cabello rizado, ojos grandes y lindo rostro que me hablaba en un idioma desconocido para mi, el nene no tendría más de seis o siete años, vestía una playerita, un pantalón corto y zapatos deportivos.
R – ¡Hola bebé! ¿Que haces por aquí?
N – ¿Èske mwen ka gen yon mòde pen?
R – No te entiendo pequeño… ¿hablas español?
N – ¿Èske ou ka ban m ‘yon mòde pen?
Pensé que el niño sería parte del campamento de haitianos que estaba cerca de ese lugar y no me equivocaba.
Nuestra ciudad se había visto invadida de personas de aquella nacionalidad que iban camino a los Estados Unidos y tenían un campamento cercano a la ciudad y la mayoría de esa gente se la pasaba pidiendo dinero en los cruceros y calles de la ciudad por lo que adivine lo que el niño me pedía.
R – ¿Quieres comer?
Le pregunté al niño mostrándole el bote de cartón con varias piezas de pollo frito.
N – ¿Se pou mwen?
Dijo el niño mientras miraba la comida y tratanba de tomar todo el bote de pollo. Yo negué con la cabeza mientras retiraba el pollo de su alcance y palpaba el asiento del copiloto de mi camioneta invitándolo a subir conmigo.
N – ¿Èske mwen ka gen kèk nan sa?
Yo no entendí nada, pero volví a palpar el asiento del copiloto haciendo una señal de que subiera conmigo.
El nene pareció entender y de inmediato rodeó la camioneta para subir por el lado del copiloto, yo le abrí la puerta y el entró sentándose sonriente.
Yo tomé un plato desechable y le puse un poco de puré de papa, ensalada y una pieza de pollo mientras le decía.
R – ¡Come todo lo que quieras!
Al mismo tiempo que le señalaba la boca y hacia un ademán de comer.
N – Mèsi
Dijo el niño comenzando a comer.
Mientras el comía no pude evitar ver sus lindas piernas, sus manos, su lindo rostro y su boquita.
Pronto acabó su pieza de pollo y le puse otra en su plato lo cual le sacó otra sonrisa.
Teníamos ya unos 15 minutos en ese lugar y no se miraba nadie de su raza.
R – ¿Te gusta pasear solito bebé?
El nene solo sonreía.
R – ¡Eres un niño muy hermoso!
Le dije mientras acariciaba su corto cabello rizado que se sentía muy suave.
R – Debes tener cuidado si andas tu solito bebé. ¿Sabes que por aquí hay algunos hombres que gustosos te romperían ese rico culito que tienes?
Le dije acariciando su barbilla, el nene seguía masticando y me miraba sonriente, me encantaba su inocencia.
Le di un poco de refresco de mi vaso con la pajilla y el dio unos sorbos dejando un hilo de babas al hacerlo y no pude evitar sorber un poco de refresco y saborear la saliva que el nene había dejado en la pajilla.
R – ¡Que rico mi amor! ¡Tu babita es muy dulce bebé! ¿Te gustaría que te enseñe a besar como los novios?
El niño solo me miraba sonriente sin entender nada de lo que yo le decia.
En mi mente ya se comenzaba a maquinar un plan para disfrutar de ese pequeño niño. Bajé de la camioneta y en la caja pude tomar dos pequeños pedazos de rafia, que es como un lazo blanco para amarrar paquetes y volví a subir a la camioneta.
Cinco minutos después seguía sin observar a nadie de su gente y cuando el niño acabó de comer lo atraje hacia mi como dándole un abrazo, cosa que el niño entendió abrazándome también quizás como señal de agradecimiento.
En ese momento le tomé sus dos brazos y los llevé a su espalda mientras hundía su carita en mi entrepierna, puse mi codo izquierdo en su espalda para evitar que se levantara y comencé a amarrar sus manos a su espalda con el lazo que había tomado de la caja.
N – ¡Aaaah! ¡kite m ‘li fè m mal!
El niño trataba de safarse de esa situación sin conseguirlo y asustado comenzó a llorar.
N – ¡kite m, kite m, mwen vle ale ak manman m!
Yo tomé la franela con la que limpió la camioneta y se la metí por la fuerza en la boca logrando ahogar sus gritos y lloros, tomé su playerita del frente y la subí por su pecho pasándola por ensima de su cabeza cubriendo con ella su carita para que no pudiera ver nada., tomé sus pies y también los amarre para que no se moviera metiendo su pequeño cuerpo en el hueco del piso del copiloto poniendo sobre el mi mano para que entendiera que no debía moverse.
Como aún lloraba un poco puse un poco de música y arranqué despacio volviendo a incorporarme a la carretera, aún conduje unos kilómetros hasta la parte donde vivía siempre observando al morenito que asustado solo lloraba sin consuelo.
Al llegar a mi casa metí la camioneta al garage y con cuidado saqué al pequeño haciéndole una señal de guardar silencio, el niño asustado comprendió mi pedido y calló un poco sus lloros mientras yo lo cargaba en mis brazos al interior de la casa dejándolo sentado al borde de la cama. Con sus manitas aún atadas a su espalda y su boquita llena con la franela desate sus pies y le quité sus zapatos deportivos y los calcetines, lo puse de pie para solo tirar hacia abajo de sus pantalones cortos que eran de elástico en la cintura por lo que no tenía botones dejando expuesto un calzoncito azul tipo slip muy ajustado bajo el cual se podía distinguir un pequeño bulto por el frente y un par de deliciosas nalguitas detras de el.
Descubrí su carita y el nene por fin se dio cuenta de donde estaba, le di la vuelta y desate sus manos para retirarle la playerita dejándolo solo en calzoncitos, le quité la franela de la boca y entonces pudo decir algo.
N – Mwen vle ale ak manman mwen…
Yo puse un dedo frente a mis labios haciendo una señal de silencio, tomé su carita con ambas manos y le di un beso en su boca cerrada.
R – ¡Hoy vas a tener sexo conmigo pequeñito!
Le dije mirándolo a sus asustados ojitos sin que el pudiera comprender lo que yo le decía.
N – Tanpri mesye, mwen vle ale ak manman mwen…
Dijo el nene pero yo no entendí nada, aunque por su tono de voz sin duda querría marcharse.
Me paré frente a el y comencé a quitarme toda la ropa mientras el no dejaba de verme, al quitarme el bóxer el nene pudo ver mi verga completamente erecta debido a lo excitado que estaba.
R – ¿Te gusta mi verga bebito?
Le decía mientras le mostraba mi verga erecta cerca de su carita.
El nene miraba mi verga y después me miraba a la cara quizás sin entender lo que le pasaría debido a su inocencia.
Me puse a su altura y poniendo ambas manos a los lados de su calzoncito se lo comencé a bajar sin que el nene lo impidiera dejándome ver su pene que a pesar de estar flácido y colgando entre sus piernas era como de unos 6 centímetros
R – ¡Pero mira nada más que linda cosita tienes ahí mi amor! ¡Que grande está!
Le dije acariciando su pene, el niño no decía nada, quizás porque no me entendía, o por lo asustado que estaba, lo besé y tomándolo en mis brazos lo llevé al cuarto de baño, lo puse bajo la ducha y abrí el agua tibia mojando su pequeño cuerpo y con mucho jabón me propuse a limpiarlo muy bien, sobre todo sus partes más íntimas, no porque la gente de color sea sucia, sino que el campamento de los Haitianos tenía fama de ser un lugar muy sucio, sin servicios de higiene y salud y yo quería pasar mi lengua por todo el cuerpo de ese lindo negrito.
N – Granmèt, ¿kilè nou ka al jwenn manman mwen?
Dijo el niño sin que yo le entendiera nada y con la esponja comencé a lavar suavemente todo su cuerpo varias veces porque el color de su piel no me dejaba ver si ya estaba limpio o seguía sucio, al tiempo que disfrutaba de tocar cada centímetro y pude entender que sin importar el color de ese pequeño niño su piel era tan suave como la seda y tan tierna como la de cualquier niño latino, amarillo, rojo o blanco.
N – Mwen vle ale ak manman mwen…
Decia el nene mientras lo bañaba y lloraba en silencio, quizás asustado de estar lejos de su gente y con un hombre desconocido que le tocaba su cuerpo desnudo, sin embargo se mantenía sumiso sabiendo que no sería rival para un hombre que era más grande y fuerte que el.
Lo hice agachar con las piernas abiertas y metí un dedo con jabon en su pequeño culito lo cual lo hizo quejarse.
N – ¡aaaaah! ¡Li fè mal, Li fè mal!
Repetía el nene mientras yo tenía mi dedo dentro de su culito que estaba bastante cerrado y apretaba muy fuerte mi dedo, su culito era virgen y yo quería ser quien lo pudiera estrenar.
Lo saqué de la ducha envuelto en una toalla y lo llevé hasta la cama donde lo sequé y sentándolo al borde de la cama y comencé a besar todo el bello cuerpo del morenito mientras que el solo se dejaba hacer derramando sus lágrimas en silencio, quizás pensó que no tenía caso hablar ya que no nos entendíamos.
Me hinqué en el suelo frente a sus piernas abiertas y comencé a besar su pene que tras unos momentos comenzó a crecer, lo metí en mi boca haciendo a un lado su prepucio descubriendo su glande y lo pude meter completo a mi boca, aún sus pequeños testículos lo cual hizo que el nene comenzara a sentir «cositas raras» porque empujaba mi cabeza con sus manitas y cerraba las piernas tratando de quitarme de su pene mientras se revolvía en la cama, yo tomé sus manitas y las aparté de mi mientras seguía saboreando ese rico manjar de chocolate, se le había puesto muy durito y comenzó a gemir y a quejarse hasta que por fin se tensó todo su cuerpo y un gritito me hizo saber que había alcanzado su primer orgasmo que le duró unos segundos tras los cuales comenzó a llorar.
Comencé a subir sobre su cuerpo besándolo desde su entrepierna, pasando por su ombligo y su pecho hasta su cuello donde comencé a lamer cada centímetro y también parte de sus orejitas logrando sacarle unas risitas que se combinaban con sus lloros, pronto dejó de llorar y mantenía los ojitos cerrados moviéndose involuntariamente disfrutando de esas sensaciones quizás raras para el mientras yo lo besaba y mantenía sus manos sujetas con las mías para que no se moviera demasiado.
Mis besos siguieron a sus mejillas y de ahí a su boca la cual cerró instintivamente y apretaba los labios al sentir que yo trataba de meter mi lengua en ella, pero bastó apretar un poco su nariz para que la falta de oxígeno le hiciera abrir la boca y entonces pude meter mi lengua y probar su dulce saliva, le costó un poco de trabajo quedarse quieto pero por fin pareció entender que los besos que recibía eran suaves, y es que yo realmente disfruto de besar una boquita infantil sin lastimarla y él se quedó quieto dejándose besar sin oponer resistencia, yo estaba sobre de el pero lo levanté acostándome en la cama y poniéndo su pequeño cuerpo sobre el mío, nuestros pechos se juntaron con su carita frente a la mía para seguir besando su boca, sus piernas una a cada lado de mi cintura hacían que su pene quedara justo sobre mi estómago dejando su culito abierto por la posición en que ahora se encontraba.
Mis manos ávidas recorrieron su espalda, su cabello, sus piernas y obviamente su pequeño culo, disfrutando de sus suaves y redondas nalguitas metiendo de vez en cuando mis dedos por toda la raya de su culito sin que el nene tratara de evitarlo, tomé su carita con ambas manos y comencé a besarlo nuevamente en su boca, ahora ya no se resistió, dejó que mi lengua entrara a su boquita y el mismo movía su lengua imitando lo que yo hacía, así estuvimos por mucho tiempo.
Yo no tenía ninguna prisa por acabar, deseaba disfrutar de cada minuto con ese pequeño morenito, acariciarlo, besarlo, y enseñarle algunas cosas antes de poder regresarlo a su gente.
Ya que el niño estaba muy sumiso lo levanté y dirigí su cabecita cerca de mi pene, tomé mi verga con una mano e intenté meterla en su boca, en un principio se resistió pero al presionar un poco terminó abriendo su boquita y sentí lo tibia que estaba al introducirla dentro.
Ahora tocaba enseñarlo a mamar una verga, empujé su cabecita hacia mi verga logrando meterle casi la mitad antes de que el nene se resistiera tratando de sacarse mi pene de su boca, lo tomé fuerte de la cabecita y empujé fuerte hacia abajo ensartando poco más de la mitad en su boca, en cuanto el sentía que yo dejaba de apretar se retiraba sacándose la verga de la boca y entonces yo volvía a a empujar hasta el fondo, los pequeños dientes de leche del niño me raspaban pero debido a la diferencia de idiomas era un tanto inútil tratar de explicarle como hacerlo bien, así que tocó aguantar y empujé fuerte varias veces hasta sentir que mi glande entraba en su garganta, el niño comenzó a comprender la dinámica y solito dejó de rozarme sus dientes, quizás le dolía al hacerlo y pude comenzar a disfrutar de la mamada del nene, unos minutos despues sentí que pronto iba a eyacular y aumente la velocidad presionando más y más para que la penetración fuera más adentro hasta que sentí que no podría detenerlo más y metí lo más que pude mi verga dentro de la garganta del niño mientras expulsaba todo el semen contenido dentro ella dejándolo así por unos segundos, el nene se desesperaba sin poder respirar y comenzó a manotear tratando de safarse sin conseguirlo porque yo lo sujetaba muy fuerte, sabia que no podría aguantar mucho sin respirar y cuando el último chorro de semen salió le saqué mi verga.
El morenito jalo aire desesperado y comenzó a toser sin control durante unos minutos debido al semen atorado en su garganta poniéndose a llorar por la cruda experiencia.
Yo lo tomé en mis brazos y lo besé en su boquita callando sus lloros mientras acariciaba su espalda.
N – Mwen vle ale ak manman mwen… Mwen pa vle la.
Dijo el nene llorando pero yo no entendía nada de lo que el decía, ni el a mi.
Lo consolé acariciando su cabello y dándole besos en toda su carita.
Encendí la televisión y puse dibujos animados pues el no dejaba de llorar y toser, ya para ese momento eran casi las seis de la tarde.
Me preparé con lo necesario para esa noche pues no pensaba regresarlo, no esa noche… ya había decidido quedarme con el y quizás también me lo quedaría el domingo porque siempre se debe aprovechar para disfrutar al máximo una ocasión como esa y ahora tenía todo el fin de semana para disfrutarlo, lo tomé y lo puse sobre mis piernas con su culito apuntando al techo acariciando ese lindo par de nalgas duritas y bien formadas que el nene tenía y comencé a besarlas una y otra vez ante el desconcierto del morenito, mi dedo lleno de vaselina comenzó a presionar despacio en su culito logrando arrancarle unos gemiditos de dolor, el nene no podría detenerme aún apretando el culito y sin problema fui metiendo mi dedo índice dentro de su anito virgen, despacio, despacito, cada vez más adentro, se lo sacaba y una vez lleno de vaselina volvía a meterlo una y otra vez logrando meter todo mi dedo hasta lubricar muy bien el interior de su culito.
El niño seguía quejándose un poco pero se mantenía en la misma posición. Un segundo dedo dentro de su culo le hizo comenzar a quejarse más fuerte.
N – Li fè m mal, li fè m mal, pa fè sa!
Sus manotazos del niño me hicieron tomarle ambas manitas y sujetarlas por su espalda pero también movía mucho los pies tratando de sacarse los dedos de su culito.
N – Tanpri kite mwen! Pa fè m mal! Mwen vle ale ak manman mwen!
Le saqué los dedos de su culito y lo dejé llorando sobre la cama mientras iba a buscar un rollo de cinta gris a mi caja de herramientas para sujetarlo.
Al regresar lo tomé en mis brazos y le di un beso en su boquita mientras le decía.
R – Mi amor, te voy a robar tu inocencia…
Hoy vas a ser mi mujercita…
El nene solo me miraba con sus ojos grandes sin comprender lo que yo le decía, tomé su calzoncito y se lo metí dentro de la boca sin que el lo impidiera, después con la cinta gris le tape la boca dándole varias vueltas con la cinta alrrededor de su cabeza dejándo su boca completamente cerrada mientras lo hacía el nene comenzó a llorar, lo recosté sobre la cama y tomando su mano derecha lo hice sujetar uno de los barrotes ornamentales de la cabecera de la cama y así sujetándolo comencé a cubrir su mano con cinta gris haciendo imposible para el niño poder soltarse y lo mismo hice con la otra mano, la cabecita del niño estaba sobre las almohadas y su cuerpo desnudo sobre la cama, abri sus piernas dejando su pene expuesto y comencé a lamer y a besar su entrepierna desde los testículos hasta su pene que debido a las lamidas se había puesto muy duro en pocos minutos, yo seguí dándole placer al nene que pronto dejó de llorar y estaba con los ojitos cerrados, su pene erecto era delicioso pero ya era tiempo de disfrutar de su virginal culito, me puse frente a el y tomando sus piernas las subí hasta su pecho haciéndole abrir el culito.
Como presintiendo lo que le iba a pasar el nene comenzó a tratar de zafarse y a patalear.
R – ¿Acaso ya sabes lo que sigue bebé? ¿Sabes que te haré mujercita?
El nene me miraba con sus ojos llenos de lágrimas. Mientras yo me levanté y sujeté sus piernas con una cuerda a los barrotes de la cama para evitar que se moviera dejándolo con las piernitas abiertas, exponiendo su rico culito e inmóvil sobre la cama.
R – Solo espero que seas virgen bebé.
Le dije apuntando mi pene a su rosado agujero y empujé firme metiendo el glande dentro de su esfinter.
N – ¡Mmmmmmmffdmffhgghhh!
Hizo el niño al sentir como mi pene se abrió paso a la primera y quedaba enganchado a su pequeño culo. Los lloros no se hicieron esperar y aunque no podia gritar si lograba escucharlo quejarse.
N – ¡Nnnnggghmmmmmuuuhhhgg!
Decía tratando de soltarse pero no conseguía nada.
R – ¡Que rico aprietas mi amor! ¡muévete más!
N – ¡Nnnaaaaaaaaagaaahhhhggg!
Decía el morenito doblando su cuello mientras cerraba los ojitos llorando desconsolado.
R – ¿Listo? ¡Te la voy a meter hasta los huevos mi amor!
Dije aplicando más presión logrando meter unos ocho centímetros más.
N – ¡aaaaaaaaaaaaaaaggggghhh!
Dijo el nene retorciéndose de dolor.
R – ¡Eres delicioso! ¡Que apretadito!
Un empujón más y otros tres o cuatro centímetros entraron hasta topar con la curva natural de su colon.
N – ¡mmmmaaaaggggghhhh!
Hizo el pequeño mientras dejaba de luchar, quizás al darse cuenta que no lograría soltarse.
Me quedé quieto por unos minutos, podía sentir su culito apretar mi verga debido a los espasmos involuntarios que el nene tenía, lo moví un poco arriba y a los lados de su cintura y mi pene pareció ir más allá de ese obstáculo en su culito y mi verga se enterró hasta el fondo haciendo chocar mi pelvis con sus nalgas del niñito.
N – ¡uuuuuuuuuuummmmggggh!
Hizo el pequeño al sentirse totalmente invadido, observé su carita roja por la presión que el nene sentía, bañado en lágrimas y sudor me miraba como suplicando que le sacara mi verga de su culito.
R – ¡Acabo de romperte el culito mi amor, te acabo de convertir en una niña!
Le dije sin sacar mi pene de su rico culo.
N – ¡mmmmffgg! ¡mmmmgggghhh!
Se quejaba el nene sin lograr que yo le entendiera, pues si no lo entendía cuando hablaba, menos amordazado.
Unos cinco minutos estuve con la verga dura clavada en su culito mientras le masturbaba su penesito erecto.
R – ¿Estas listo mi amor? ¡Ahora comienza lo bueno!
Muy despacio comencé a sacar mi pene del culito del niño casi hasta el glande.
N – ¡aaammjaaahh! ¡aaammjaaahh!
Dijo el nene y volví a ensartar completamente mi verga hasta el fondo despacio, sin prisas, disfrutando de la primera vez del morenito.
N – ¡nnnnnnniiiiiiaaaaaaagggh!
Hizo el niño retorciéndose en su lugar sin poder soltarse. Nuevamente mi pene comenzó a salir lento para volver a entrar hasta el fondo.
N – nnnnaaaaaaaaaahhhggg! ¡nnnaaaaahhhhgg!
Fue lo último que dijo antes de solo ponerse a llorar sintiendo como era penetrado por su culito una y otra vez, lo hacía lento, suave, era delicioso sentir su culito apretar mi verga.
No quería darle dos o tres estocadas y venirme dentro de el, quería disfrutarlo, que el recordara siempre que yo le había hecho el amor, que yo fui el primer hombre en meterle la verga en su culito, que yo lo había convertido en mujercita.
Los espasmos de su culo parecían succionar mi verga más adentro y comencé a escuchar los ruidos ocasionados por todo aquello que el nene tenía dentro de su colon. Estaba seguro que el nene tendría unas ganas locas por defecar debido a que tenía su culito completamente lleno.
El ya no se movía, solo estaba con la mirada perdida en el techo de mi habitación como esperando a que yo terminara.
Ya tenía como unos 25 minutos sodomizandolo cuando sentí que me venía y clave mi verga lo más adentro que pude de su colon dejándole ir más de 9 chorros de semen caliente dentro de su culito. ¡Fue simplemente delicioso! ¡Muy rico el morenito! Aún estuve con mi verga clavada dentro de su culito hasta que salió sola pues había perdido la erección.
Miré al nene que seguía con la mirada perdida, sus piernitas abiertas me mostraban su culito abierto y de el emanaban heces, semen y sangre que limpie con una toalla húmeda, después con otra toalla improvisé un pañal y se lo puse para que no fuera a manchar la cama.
Eran casi las ocho de la noche pero decidí acostarme a dormir con el lindo bebito que tenía atado en la cama, así que lo solté, levanté las sábanas y me acosté abrazando al nenito, no sin antes amarrar sus manos y pies con la cinta gris para que no intentara escapar. Aún estuve mucho tiempo acariciado su cuerpo antes de notar que el nene ya estaba profundamente dormido y yo hice lo mismo…
Hermoso, me encanto!
Gracias por el apoyo, me anima a seguir escribiendo.
DIOS QUE RICURA !!!!! sigue contando
Gracias por el apoyo, muy pronto la segunda parte.
Entré pensando que quizá estaría tu correo en alguna parte, para avisarte que te contesté un comentario en «https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/infidelidad/otra-vez-el-cielo-en-mar».
Y ya que me metí aquí, aproveché para ver cómo escribes. Lo haces muy bien, pero me intriga que sólo infantes, ¿has cogido alguna vez con algún adulto?
Besos
Una disculpa por la tardanza, no suelo entrar mucho a estos foros, aunque disfruto hacerlo. He leído tu respuesta, tus relatos, y… me gustaron no malinterpretes mi opinión, relatos que no me gustan ni siquiera pierdo el tiempo en responderlos, simplemente no entendí el modo de explicar, quizás diferencias en el idioma local, eso fue todo.
Gracias por la crítica, en mi opinión casi todos tenemos un lado obscuro que no nos atrevemos a mostrar en público y mucho menos a poner en práctica, esto es más un asunto moral y de principios…
El que escribe relatos de asesinos no necesariamente le gusta matar, y si yo escribo relatos con menores no significa que sea el protagonista.
Mis relatos son de FICCIÓN, todos ellos y lo dice al inicio de cada uno, donde los protagonistas son hombres, mujeres y niños, dependiendo del tiempo en que se da la historia.
Nunca escribo sobre relaciones propias, es cuestión de respeto.