Retomando el sexo animal y sorpresa final
De cierto modo ya me había vuelto un poco experto en tener sexo con perros, sentir su verga en mi interior, su jadeo constante, su baba saliendo del hocico mojando mi nuca, su bola llenándome todo el ano y ese indescriptible dolor mezclado con placer.
De cierto modo ya me había vuelto un poco experto en tener sexo con perros,
sentir su verga en mi interior, su jadeo constante, su baba saliendo del hocico
mojando mi nuca, su bola llenándome todo el ano y ese indescriptible dolor
mezclado con placer, que así solo haya ocurrido un par de veces me dejo grandes
enseñanzas sobre como tratar a un hermoso perro macho y hacer que me
convierta en su perra. Mi búsqueda de mas perros para poder repetir el momento
se hizo un poco más intensa, la excitación que me produce pensar en esos dos
episodios me enloquece y me obligo a retomar la tarea de buscar un ejemplar al
cual complacer sexualmente. Pues bien, la oportunidad se presentó hace poco,
cuando por cosas del destino me ofrecí a quedar al cuidado de los hijos de un
buen amigo y su perro, un pastor alemán, de unos 5 años. Mi amigo y su esposa
debieron emprender un viaje a otra ciudad a atender unos trámites legales. A sus
hijos, mellizos, niña y niño de unos 13 años, no pudieron llevarlos debido a los
compromisos escolares de ambos, además los familiares más cercanos de mi
amigo y su esposa vivían en dicha ciudad, acá estaban solos. Yo, amigo de
muchos años y viviendo cerca pues no tuve problema en ofrecerme para el
cuidado de los chicos y el perro.
Mi amigo y su esposa salieron temprano con la intención de volver a la mañana
siguiente, así que tendría poco tiempo, además los chicos irían a la escuela gran
parte del día, así que tendría al perro para mi solo unas buenas horas. Llegué a
las 6 de la mañana, me entregaron algunas instrucciones, los muchachos ya
estaban listos para salir a esperar el bus de la escuela. Finalmente se fueron
todos, yo me quede con el perro a solas, lo saque a dar una vuelta con su correa,
espere que hiciera sus necesidades y volvimos a la casa. Ya adentro, comencé a
jugar un poco con el, para ganarme su confianza, le lanzaba la pelota por la casa,
el regresaba contento con ella en el hocico, yo lo abrazaba, lo acariciaba y así por
un buen rato. Después de jugar varios minutos, me senté en el piso de la sala,
comencé a abrazarlo, tocando de vez en cuando y con cuidado sus bolas, y su
verga cubierta. A él no pareció molestarle así que continue con el ejercicio de
estímulo, hasta que note como surtía efecto al ver su roja verga asomarse de su
funda peluda. Ver ese pene rojo brotar me excitó bastante, mi propia verga se
puso como una roca y luchaba por salir del pantalón. El perro animado se me
lanzaba en forma de juego y en cada lance yo le masturbaba de a pocos, y su
verga brotaba aun más. Me desnude por completo y el can comenzó a darme
lengüetazos en mi verga, cada uno de ellos me llevaba a un éxtasis total tanto que
ignoré todo a mi alrededor, mi celular comenzó a sonar con llamadas insistentes,
pero no había tiempo que perder, lo puse en silencio pues eran llamadas de
numero desconocido, no permitiría que nada arruinara mi nueva oportunidad con
un perro así.
Me puse en 4 patas, el perro pareció entender la invitación, después de olfatear mi
culo y lanzar algunos lengüetazos a mi ano comenzó a montarme, se trepo sobre
mi espalda, sus patas me arañaban los costados, su hocico en mi nuca me hacia
sentir su agitada respiración, y mi culo palpitante sentía la punta de su verga
luchando por abrirse paso, varios intentos fueron necesarios antes de que entrara
toda, el grito de placer que salió de mi fue profundo como profundas eran las
embestidas del excitado animal en mi culo. El dolor cedió ante el placer, la bola
dentro de mi me tenia en otro mundo, el seguía pujando, llenándome las entrañas.
Tiempo me costó volver a la realidad, pero cuando sucedió, quede paralizado al
ver junto a la puerta a Jairo, el niño de 13 años hijo de mi amigo. No fui capaz de
pronunciar palabra alguna, Jairo sí, me dijo que sus padres habían olvidado que él
no tenía clase ese día, que me estuvo llamando para avisarme que su hermana se
iría a la casa de una amiga a pasar el resto del día y el regresaría a casa. Solo
podía escucharlo consternado por la tranquilidad con la que me hablaba, parecía
que no le sorprendía de algún modo ver a su perro penetrándome.
Alcance a balbucear un par de palabras, le dije que saliera y ya hablábamos, él se
quedó inmóvil, solo observaba y decía que quería ver que sucedía. Como pude
me solté del perro, de mi ano salía un hilo de semen que escurría en mis bolas,
aun postrado en el suelo, y antes de que pudiera incorporarme para vestirme y
hablar con el chico, el me detuvo. Me dijo que si me movía inmediatamente
llamaría a sus padres y les contaría lo que estaba pasando no sin antes mostrarles
un video que grabó minutos antes. No podía creer la situación, desnudo en el
suelo recién follado por un perro y esperando las indicaciones de un mocoso de 13
años que parecía querer chantajearme de algún modo. Tratando de parecer
calmado, le pregunte que quería, que pensaba, y el me observaba, solo eso y así
como por 5 minutos que fueron una eternidad para mí. Cuando de repente me dijo
que le había gustado la escena y que quería disfrutar del mismo modo que el
perro hizo.
Quedé aterrado, no sabía que responder, tenía pánico de ser evidenciado
haciendo lo que hice con el perro de mi amigo, pero eso implicaba tener algo con
su hijo de 13 años. A mis 37 era impensable estar en semejante situación. Le
pregunté, una vez tuve el coraje, que debía hacer y el me dijo textualmente:
“quédate así en 4”. Jairo se quito el pantalón y se bajo el boxer, para tener 13
años estaba bien dotado, su verga erecta era muestra de la excitación que le
produjo la escena zoofílica que vio minutos antes. Se puso atrás de mí, y comenzó
a meterme el dedo por el ano. – “esto esta húmedo”, dijo, “se siente la leche de
apolo”- (así se llamaba el perro). Yo solo me quedé quieto, pensando en lo que
estaba pasando y como no tuve más precaución, mas aun al no ser la primera vez
que algo así pasaba. –“Es curiosidad juvenil”-, pensé, una vez se aburra dejará
todo así. Cuando sentí una fuerte embestida, Jairo me estaba penetrando de
golpe y solo tuve tiempo para lanzar un fuerte gemido, -Que haces-, le pregunté.
–“Te dije que quería hacer lo mismo que Apolo, es mi primera vez”. – respondió.
No podía creerlo, el hijo de mi amigo me estaba follando, aprovechándose de mi
vulnerabilidad, no podía evitarlo, me había visto en una situación bastante
comprometedora, Jairo lo hacía como si tuviera una experiencia de años, pero
según el era su primera vez. El chico me tomaba las caderas, las empujaba hacia
él con fuerza, mis temores se fueron disipando a medida que el muchacho me
daba el castigo, el morbo y el placer se apoderaron nuevamente de mí, Apolo, el
perro había terminado de lamerse y al vernos en ese momento se comenzó a
pasear a nuestro alrededor, me lamia la cara mientras Jairo me la enterraba cada
vez más rápido y fuerte. Minutos pasaron y mi verga erecta nuevamente comenzó
a arrojar liquido pre-seminal en abundancia, comencé a masturbarme mientras el
perro me lamia y Jairo me penetraba y me decía: -“perra, zorra, puta..”- y cuantas
cosas se le ocurrían. Por un momento olvidé sus 13 años, me sentí poseído por un
macho total. Pasados varios minutos comencé a eyacular a chorros en el suelo, a
la vez que Jairo se venía dentro de mí, sentía como me bombeaba el culo y
gritaba de placer, el perro ladraba al vernos gozar.
Al fin todo termino, Jairo saco su verga recién ordeñada de mi culo, se puso de
pie, yo también, lo miraba y una serie de pensamientos me llenaban la mente, no
sabía como procesar lo que acaba de ocurrir. Jairo se vistió, me miro sonriente,
pero no una sonrisa de ternura, mas bien como de picardía, de malicia. Mientras
me vestía le pregunte que pensaba hacer. El tomo su pantalón del suelo, metió la
mano en el bolsillo y sacó su celular, me dijo que estuviera tranquilo, que su
celular se quedó sin batería después de marcarme 6 veces de camino a casa. No
había tomado ningún video.
Qué relato tan morboso!