Rosarito la amiga de mi hija
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Incubus2902.
Rosarito ya cursaba el ultimo año de la escuela secundaria y se preparaba para ingresar en la universidad, era una criatura que llamaba la atención por lo bella y sexy que se veía, dulce, simpática, se ganaba a la gente en donde estuviera, su madre que tenia adoración por ella la ayudaba para que estuviera siempre vestidita a la ºltima moda, minis bien cortitas y remeritas ajustadas resaltaban más a ese cuerpito que parecía esculpido a mano, su cabello color rubio miel hacia juego con una piel dorada que se veía aterciopelada y transparente, hermosas piernas, pequeños pechitos que asomaban mostrando la puntita de los pezones, sus labios rosados y bien gruesos, que siempre se veían hºmedos, eran una invitación a besarlos, pero lo más grandioso de esa niña era su trasero, espectacular, perfecto, nadie podía dejar de mirarlo, sus nalgas sobresalían marcándose en sus ropas por estar bien gorditas y redondas, se veían carnosas, paraditas, ese trasero era el objeto de deseo de muchos, a pesar de su edad no solo volvía loco a sus compañeritos de la escuela con esa parte de su anatomía, sino que le arrancaba más de un suspiro a muchos de los hombres casados de ese pueblo que, disimuladamente, se daban vuelta para mirarlo cuando ella pasaba cerca, todos y cada uno de ellos anhelando poder algºn día encontrar la forma de probar el almíbar de esa fruta, por ahora se conformaban espiando la bombachita que asomaba debajo de su cortita minifalda y adivinando las formas que esa prenda cubría.
La historia que iba a cambiar la vida de esa niña y de muchos de los que la rodeaban comenzó a gestarse en aquel típico pueblo de provincia durante un caluroso verano.
Era época de vacaciones para todos los que iban a la escuela, alumnos y maestros, y como no tenia otro tipo de distracción Rosarito iba todos los días a la casa de su amiguita Virginia a disfrutar del agua en la pileta que esta tenia en su casa, era la mejor manera que encontraba para refrescarse y pasarla bien durante esa calurosa temporada.
Por las tardes a esa casa regresaba de su trabajo el padre de Virginia, Mario, un hombre apuesto de 42 años muy bien llevados, Rosarito y Virginia ya estaban en el agua y el se unía a ellas después de platicar un rato con su esposa, por supuesto, allí en la pileta todo era risas y juegos, juegos durante los cuales Mario aprovechaba ciertas situaciones que sucedían cerca de Rosarito, a quien hacia un tiempo que le había echado el ojo, para apoyar el bulto de su verga en el cuerpo de ella, a veces se lo refregaba contra el culito apretando todo el largo del miembro entre el hueco de las dos nalguitas de ella, hueco que se marcaba más por la mallita mojada, en otras se lo apoyaba entre los muslos, y en algunas oportunidades la agarraba de las piernas ó de la cintura haciéndole hacer cabriolas adentro del agua para, disimuladamente, rozar con las manos las nalgas de la criatura, gozaba cuando sentía sus dedos tocando las carnes duras de esas dos montañitas, Virginia participaba de todo sin imaginarse las intenciones de su padre para con su amiguita, para ellas todo era diversión, en realidad a Rosarito le gustaba esos juegos, estaba en esa época de la vida donde comienzan a sentir cierto interés por el sexo opuesto, todo eso que pasaba dentro del agua le provocaba un cosquilleo en el cuerpo, y si bien no sabia porque, le gustaba cuando ese hombre la miraba y cuando sentía sus manos tocándola en ciertas partes cuando la agarraba mientras jugaban.
Cuando llegaba la noche y salían del agua Rosarito se cubría con una toalla, para que no la vieran desnuda, mientras se quitaba la malla, luego se vestía colocándose sobre su cuerpo solamente una remerita, ya que todavía no usaba soutien, y una mini de tela de algodón como pollerita que apenas le tapaba su bombachita, bombachita que también se ponía en esos momentos, Mario no dejaba de observarla
Después de la pileta, Rosarito y Virginia acostumbraban a comer sándwiches y tomar gaseosas que preparaba y servia la esposa de Mario, este, como algo normal por la confianza que tenían , tomaba a Rosarito y la hacia sentar sobre sus rodillas mientras la niña comía, ella para sentarse levantaba un poquito su mini, abría las piernitas y se montaba sobre el dejando apoyado su trasero justo sobre el bulto de la verga, sus muslos desnudos quedaban apoyados sobre las piernas desnudas de el, ese contacto de la piel tibia y aterciopelada de ella con la piel curtida de Mario hacia que a los pocos minutos a este se le parara la verga, con movimientos muy lentos, y sin que nadie se diera cuenta, frotaba su miembro contra las carnosas nalgas de la criatura sabiendo que ella sentiría ese roce en la bombachita justo en el medio de su culito.
Rosarito, de verdad sentía como el pene del padre de su amiga se movía debajo de ella, ese bulto, bastante pronunciado, que sobresalía del pantaloncito de baño de Mario golpeaba suavemente en la rajita de su trasero, podía sentir el tamaño de ese tronco alojado todo a lo largo entre la carne de sus dos nalgas y el calor que de allí salía, no sabia si eso era natural o si ese hombre lo hacia a propósito, pero no decía nada y hacia de cuenta que no lo sentía, esta situación duraba hasta terminar de devorarse los sándwiches, luego pasaban al living donde sentados en un sillón veían televisión hasta la hora en que Rosarito se cruzaba a su casa que quedaba justo enfrente.
En ese sillón, las dos niñas se sentaban una de cada lado del padre de Virginia apoyando sus cabecitas en el cuerpo de el, Mario las abrazaba y de paso acariciaba las caderas de Rosarito aprovechando que apagaban las luces para ver mejor la televisión, cuando podía le tomaba la mano, haciéndose el distraído, llevándola hasta que rozara su pene sobre el pantalón, la niña sentía ese calor en la piel de su palma y ese extraño movimiento y trataba de alejar la mano de esa zona lo antes posible, sin darse cuenta que no era casualidad que su mano anduviera por allí, sino que era llevada a propósito por el padre de su amiga.
Cada vez que iba a esa casa Rosarito se ponía ropita bien moderna y llamativa, su intención era gustarle al padre de su amiguita, pero nada mas que eso, sentir que alguien del sexo opuesto gustaba de ella, que le prestasen atención, pero se convirtió en un juego peligroso ya que Mario se sintió provocado por la niña con esos juegos, como que lo querían seducir, en su obsesión por ella llego a pensar que esa bellísima criatura que el deseaba con locura también andaba atrás de el, se fue convirtiendo en el foco de su deseo más grande.
Mientras tanto, la madre de Virginia no sospechaba nada, para ella, Rosarito era una mujercita tierna y dulce y la mejor amiguita de su hija, jamás imagino que su esposo pudiera desear sexualmente a esa criatura, en más de una oportunidad se quedaba a dormir en la casa de ellos por dos o tres noches y después de cenar, y para ver televisión antes de dormirse, incluso le permitían que se acostara con el matrimonio en la misma cama.
Mario, su esposa y Rosarito, los tres en la cama matrimonial y Virginia en la misma habitación pero en una camita para ella sola, todos juntos veían alguna película en la televisión hasta que les venia el sueño.
Como Rosarito se quedaba dormida en el medio de la película, para no despertarla, cuando apagaban las luces la dejaban durmiendo en la misma cama, la costumbre de ella era acostarse en el medio de la pareja para hablar con los dos y comentar la película mientras estaba despierta, era en esa posición donde se quedaba dormida, a Mario le agradaba esa situación, y cuando ya estaban todos durmiendo y las luces apagadas, sacaba su verga parada del slip y se excitaba poniéndolo contra el cuerpo de Rosarito que solo se acostaba con un pijamita tipo remera, bien cortito, y abajo solo su bombachita, a veces se lo apoyaba en su trasero, otras en sus piernas, ella no se daba cuenta ya que también, dormida, por ahí se daba vuelta y lo abrazaba, esos momentos el también los aprovechaba para poner su mano en la pierna que ella pasaba sobre su cuerpo, acariciaba la suave y tibia piel de esos muslos hasta llegar hasta la redondez de sus nalgas y en medio de la noche, y sintiendo la turgencia de esas carnes tan hermosas y embriagado por el perfume de esa criatura, se tenia que contener para evitar una corrida.
Todo comenzó a desencadenarse a partir de aquel caluroso día viernes, después de almorzar en su casa Rosarito decidió ir a la casa de su amiguita para disfrutar como siempre de la pileta, primero se puso su mallita de dos piezas, como coqueta que era se miro en el espejo y le gusto como lucia su cuerpito, aunque hubiera preferido tener ya un poco mas de tetitas, las suyas todavía eran demasiado pequeñas y no rellenaban ni un poco la parte de arriba de su traje de baño, pero su cola si se veía perfecta, con la mano junto la tela de la parte de atrás de la malla y la subió como para que se le metiera un poco en la rajita del trasero y así poder exhibir un poco más sus espectaculares nalgas, luego para cubrirse y salir a la calle arriba se coloco una remerita cortita que dejaba su ombliguito al descubierto, y para taparse abajo eligió una mini bien cortita de tela de algodón color rosada con florcitas amarillas, se calzo unas sandalias, se puso en su piel un poquito de perfume y marcho a la casa de Virginia.
Al llegar a la casa, para su sorpresa, se encontró con el padre de su amiga abriéndole la puerta, el le explico que no había concurrido a su trabajo por ser feriado, le dijo que pasara, y le contó que además estaba solo porque Virginia con la madre habían tenido que ir al centro de la ciudad a ver a una tía que se había descompuesto y como vivía sola querían ver si necesitaba ayuda, Rosarito dudo, no porque el hombre estuviera solo ya que tenia toda la confianza con el, sino porque no sabia si estaba bien entrar sin que estuviera su amiga, pero ante la insistencia de Mario decidió pasar y disfrutar del día hermoso y caluroso dándose un buen chapuzón.
Pasaron a la sala donde se cambiaban y dejaban la ropa para ir luego a la pileta, mientras ella se sentaba para quitarse el calzado, Mario fue hasta el barcito y volvió con un vaso con gaseosa;
—Toma Rosarito así te vas refrescando, la verdad es que hoy estas más bonita que nunca, como te han de seguir tus amiguitos, me imagino que tendrás muchos candidatos para noviecito, no es cierto"—
Ella se rió, se sintió alagada con el piropo, bebió la gaseosa, se paro y comenzó a sacarse la remera, mientras ella se la quitaba por sobre la cabeza, Mario se arrimo y se arrodillo a su lado, la tomo de la cintura y comenzó a sacarle la mini, se la fue bajando muy despacio, gozaba mirando tan de cerca ese cuerpito hermoso, su mallita era color verde agua y la partecita de abajo apenas que le cubría el trasero, aprovecho ese movimiento para rozar con las manos las nalgas que prácticamente estaban al aire, Rosarito no dijo nada por la confianza que existía entre ellos. Dejo que se la sacara y el la alzo tomándola entre sus brazos;
—"Bueno Rosarito vamos que te voy a tirar en la pileta"—
Ella sintió como las manos de el apretaban las carnes de su cuerpo, más que sostenerla la acariciaban, así llegaron hasta el borde de la pileta, Mario la tiro al agua y se zambulló detrás, ya en el agua comenzaron a jugar como lo hacían siempre, el aprovecho que estaban solos y no perdía oportunidad para tocarla y apoyarla por todas partes, la cargaba sobre sus hombros para sentir la entrepierna mojadita de Rosarito apoyada en su cuello mientras el, como para que ella no se caiga, la tomaba directamente de las nalgas, luego de tirarla al agua la agarraba de las piernas tocándole los muslos, sus manos se deslizaban por esas pieles suaves y firmes, también se ponía detrás de ella y tomándola de la cintura la atraía hacia el poniéndole la verga, ya dura, justo contra las carnes del redondito y parado trasero, la refregaba haciéndosela sentir y subía una mano, siempre muy disimuladamente, rozándole los pequeños pechitos y sintiendo la punta de los pezones endurecidos por el frió del agua.
De repente, y estando apoyado en el borde de la piscina, Mario estiro una pierna, la tomo del brazo y la hizo ponerse a caballito sobre la misma, Rosarito quedo montada sobre la pierna de el, apoyada justo en la rajita de la vagina, sentía como debajo de su mallita sus pequeños labios vaginales se abrían un poco acomodándose a la superficie de esa parte de la pierna , con el mismo movimiento del agua la pierna comenzó a rozar y a frotar esa parte y Rosarito sintió, como cuando se masturbaba, una sensación ºnica, un estado de éxtasis la invadió en esos momentos por todo el cuerpo, Mario, ducho en estos menesteres, se dio cuenta y aprovecho ese instante para atraerla hacia el y estamparle un beso en los labios, la piel de los labios de Mario, humedecidos por el agua de la pileta, se pegaron a la piel de los gruesos labios de ella, Rosarito se sorprendió, quedo paralizada, pero no sabia como reaccionar, ese hombre que la estaba besando era el padre de su mejor amiguita y además era un hombre mucho mayor que ella, sentía como la carne de los labios de el estaban pegados en la carnosidad de los suyos, la humedad de los labios de los dos se mezclaban de enredados que estaban, los labios de el se metían en su boca, con su lengua podía tocarlos, se quedo dura y casi por respeto y por temor lo dejo hacer, las manos de el pasaron por las caderas y se posaron en sus nalgas buscándolas por debajo de su mallita, Rosarito sentía como ese hombre comenzaban a explorar su intimidad tocándola por todo el cuerpo, la piel de las manos de Mario acariciaban la piel de sus dos nalgas y resbalaban hasta que un dedo toco su agujerito anal haciéndola sobresaltar.
Mario no aguantaba más, la tomo de la cintura y la fue sacando del agua, ya fuera de la pileta la tomo de la mano y la llevo caminando hasta adentro de la casa, recorrieron el trayecto sin hablar, subieron por la escalera hasta la habitación y allí, alzándola en brazos, la recostó en la cama.
—"Rosarito no sabes como te deseo, no se si tu sabes de estas cosas, pero estoy loco por ti, yo se que no tendría que involucrarme contigo, pero no puedo pensar en otra cosa que no sea en hacerte el amor, quisiera que tu primera vez sea conmigo, no te voy a lastimar y te voy hacer gozar como jamás lo imaginaste, quiero ser alguien en tu vida a quien recuerdes para siempre como tu primer hombre"—
—"Mario, no se, que esta pasando, tengo miedo, yo siento cosas pero nunca hice nada de esto, además eres el padre de Virginia y ella es mi mejor amiga, y tu estas casado y eres mucho mayor que yo, no esta bien que tenga algo contigo, que van a pensar todos de mi si se enteran, todo esto me asusta mucho, no se que hacer"—
—"Nadie se va enterar, este será nuestro secreto, y a ti te va a gustar, yo me he dado cuenta de como suspiras cuando sientes mi mano tocándote, ahora tendrás la oportunidad de gozar como nunca te hubieras imaginado poder hacerlo, estoy seguro que tu también ya deseas hacer el amor y tendrás tu primera vez sin dolor y lo recordaras siempre como algo que fue muy lindo"—
Las manos de Mario comenzaron a sacarle la malla a Rosarito que no ofrecía ninguna resistencia, primero le quito la parte de arriba, dejando al descubierto dos hermosos pechitos, beso sus pequeños pezones que sabían dulces como la miel, luego le agarro la bombacha y se la bajo hasta quitársela del todo.
Esa criatura desnuda sobre la cama era una visión maravillosa, se inclino sobre ella y con su boca recorrió cada centímetro de ese fresco cuerpo sintiendo en la piel de sus labios la tibieza y la suavidad de la piel de esa verdadera ninfa, no podía dejar de darle pequeños mordiscos en cada parte carnosa que encontraba, pasaba la lengua y apoyaba los labios en cada uno de los más íntimos rincones de Rosarito que a cada instante daba pequeños gemidos, mezcla de temor por lo que estaba pasando y de placer por lo que estaba sintiendo.
Rosarito respiraba agitada, estaba totalmente desnudita y ese, para ella, enorme hombre la estaba tocando por todas partes, sentía el calor de la piel de sus manos acariciando su gordita pelvis y su rajita, colarse entre sus muslos, apretar sus nalgas, y ahora el también se estaba desnudando, por primera vez vería un hombre desnudo de piel y hueso, todo su cuerpito temblaba, cuando Mario termino de sacarse su pantaloncito de baño se arrodillo totalmente desnudo delante de ella que quedo atónita mirando con sus grandes ojos la verga que había quedado ante su vista, le parecía un enorme tronco de carne, dura y parada, vio como el se la arrimaba a su boca y lo apoyaba entre sus rosados labios, casi como por obligación abrió apenas la boca dejando que esa carne penetrara lentamente en su cavidad, su lengua se quedo sin espacio y forzosamente se enredaba alrededor de esa verga, sentía como los testículos del padre de su amiguita se bamboleaban por el movimiento que hacia, metiendo y sacando el pene de su boca, y le rozaban la delicada piel de su rostro, por primera vez sentía en su boca el sabor de la carne de una verga y sus carnosos y virginales labios por primera vez sentían el roce de la piel de ese miembro que se deslizaba entre ellos.
Mario le saco la verga de la boca y abriéndole las piernitas se inclino entre ellas y comenzó a recorrer con sus labios todo ese gordito pubis virginal, metió la lengua en la pequeña rajita bebiendo la humedad que allí había, en el mismo momento Rosarito comenzaba a suspirar de placer, siguió recorriendo toda la entrada de esa hermosa cuevita hasta poner entre los labios el pequeño botoncito del clítoris, la humedad de esa pequeña carnecita se pegaba en la piel de su lengua y lo succionaba como si fuera el caramelo mas rico del mundo.
A Rosarito la lengua de ese hombre moviéndose adentro de sus partes intimas la enloquecían de placer, no podía creer lo que sentía cuando esa carne rozaba la carne del interior de su vagina, la imaginaba avanzando entre la viscosidad de esas partes, bebiéndose los líquidos que brotaban desde su interior y abriendo caminos que nadie había explorado todavía.
—"Ahora si ya estas preparada para tener tu primera vez, vamos a hacer el amor y siempre vas a recordar este momento".—-
Ella escuchaba esas palabras y sabia que no tenia voluntad propia como para decir si o no, se veía desnudita y con un hombre, también desnudo, metido entre sus piernas abiertas y que la tenia a su disposición tocándola por todas partes, jamás había imaginado que ese día iba a terminar acostado con un hombre y a punto de tener su primera vez, en las charlas con las amigas siempre decían que ese momento lo iban a tener con el chico de sus sueños, pero ahí estaba ella a punto de ser penetrada por un enorme hombre por el cual no sentía nada, o al menos eso pensaba, ya que por otro lado no le disgustaba cuando el la acariciaba, lo que la asustaba un poco era el tamaño de la verga que le iban a meter en su virginal cuevita, la veía enorme, larga, gorda, no entendía como podía caber eso adentro suyo, todo el cuerpo de ese hombre era grandísimo al lado de el de ella, sus piernas eran gruesas y musculosas, el doble de las suyas, y con muchos pelos que se frotaban contra la piel aterciopelada de sus piernitas.
Mario se acomodo entre las piernas abiertas de Rosarito, tomo la verga con una mano y apoyo el glande en el agujerito de la pequeña rajita de ella abriéndose paso entre sus gorditos labios vaginales, comenzó a meterla en esa tibia cuevita ya lubricada por los jugos que brotaban de su interior y la hundió muy despacio hasta chocar con la tela del himen, no quería que fuera doloroso para ella, así que comenzó con una mano a masajearle el diminuto clítoris para llevarla a un punto máximo de éxtasis, cuando sintió que Rosarito explotaba en un tremendo orgasmo apretó su verga hacia adentro rompiéndole la pielcita del himen y desvirgándola casi sin que ella se diera cuenta.
Rosarito sintió que la estaban cogiendo con todo, con las piernitas encogidas y bien abiertas sentía como ese tronco de carne, que ya la había desvirgado, iba entrando en su cuerpo, sus labios vaginales ya le ardían y la entrada de su cuevita se abría cada vez más a medida que el diámetro de la verga se hacia mas ancho a medida que iba entrando, también sintió como Mario de a poquito le fue metiendo la verga hasta metérsela hasta el fondo, le ensarto los 25 centímetros del pene y cada embestida era como que esa cosa la golpeaba en el estomago, el padre de su amiguita, que terminaba de desvirgarla, ahora ya estaba metido en lo mas profundo de sus entrañas, por primera vez sentía la carne de la verga de un hombre adentro de su cuerpo, toda esa carne moviéndose en sus entrañas más el roce de la piel del pene contra su clítoris la estaban enloqueciendo de placer, de repente se asusto, sintió como varios chorros de un liquido tibio que brotaban de ese duro tronco que tenia metido adentro suyo le mojaban todo su interior, ese hombre se estaba vaciando adentro de su cuerpo, dio un enorme suspiro y entre su calentura y lo caliente que estaba ese liquido que se movía adentro suyo la hicieron tener otro orgasmo sin masturbarse.
Mario sintió que se había echado el mejor polvo de su vida, se había cogido y desvirgado a la amiguita de su hija, había enterrado toda la carne de su verga adentro del cuerpo de esa criatura tan bonita y tan delicada y tan deseada por todos los hombres del pueblo, el les gano a todos, recorrió toda esa cavidad antes que nadie, la había echo suya, y en su morbo pensó en el cuerpo de su hija, eran de la misma edad, así que tendrían las mismas formas y también seria dulce y delicado como ese, era casi como que también hubiera estado penetrando a su pequeña Virginia.
Rosarito le dio varios besos a ese hombre que la había echo debutar y se levanto de la cama sonriente, estaba alegre, se sentía feliz, fue al baño a lavarse y allí, sentada en el bidet, observaba curiosa como salía de adentro de su vagina, chorreándole por su rajita, todo ese liquido viscoso que había salido de la verga de Mario y que ella sintió tan calentito cuando mojaba sus entrañas, dejo caer un poco en la palma de su mano y lo tocaba con su dedito para ver como era.
Cuando regreso del baño Rosarito se tiro sobre la cama, su pequeño cuerpito, desnudo y palpitante por la experiencia que había vivido, quedo tendido sobre las sabanas rosadas, Mario vio esa criatura, esa barbi de carne y hueso, acostada boca abajo y se arrimo a su lado, comenzó a tocarle el culito, presintió que estaba por venir lo mejor, no podía creer que ese trasero que era el comentario, y el objeto de deseo, de la mayoría de los hombres del pueblo estuviera ahí en su cama, desnudito y a su disposición, era en verdad el mejor culo que había visto en toda su vida, difícilmente encontraría otro como ese, era perfecto, las nalgas eran redonditas, rellenas de carnes duras, paraditas como dos pequeñas montañas, la piel que las recubría era doradita y suave como un terciopelo, apoyo sus labios sobre ellas y las recorrió de un lado a otro sintiendo en su piel la tibieza que emanaba de esas dos partes tan gorditas y carnosas, mientras tanto Rosarito reía por lo que le estaban haciendo y lo movía como provocándolo, en esos instantes sonó el teléfono, Mario se levanto y corrió a atenderlo.
—"Llamo Virginia, ella y mi esposa no regresan hasta mañana, así que tenemos más tiempo para nosotros, después antes que anochezca yo te cruzo hasta tu casa y de paso le cuento a tu mama el problema de la tía, ahora te voy hacer un pedido, ¿sabes lo que quiero mi amor?, quiero que me des tu culito, ese culito tan hermoso que tienes y que todos los hombres del pueblo te lo miran y te lo desean, quiero que sea mío"—
Mario decía esto mientras sus manos no paraban de tocarle el culo.
—"¿Cómo que te de el culito?, que me decís Mario, ¿Cómo me lo vas hacer por el culito?, ¿también se hace por ahí?, mira si me lastimas, como va a entrar tu cosa por mi agujerito, no y no, ese es chiquito, no es como por adelante"—
—"Quédate tranquila no te va a doler, ¿acaso hoy te dolió tu primera vez?, sabes bien que todas dicen que duele y sin embargo tu comprobaste que no sufriste nada, yo se lo que hago y no te voy hacer doler porque además te amo y no permitiría que sufras por nada del mundo, te voy a poner vaselina para lubricarte y vas a gozar mas que por adelante, todas las parejas lo hacen, confía en mi, yo tengo experiencia, no soy torpe como los chicos de tu escuela"—
Rosarito no estaba muy convencida, pero era cierto, el la desvirgo sin hacerle doler y encima la hizo gozar, entonces porque no creerle, nunca había escuchado que los hombres se la metían a las mujeres por atrás, pero por ahí terminaba por gustarle.
—"Esta bien, ¿yo como me pongo?—
—"Voz quédate como estas, primero con un dedo te voy a poner la vaselina, a lo mejor te molesta un poco pero aguanta porque es para lubricarte por adentro, después te digo como ponerte"—
Mario tomo un pote de vaselina, el mismo pote que usaba cuando lo hacia con su esposa, lo abrió y con un dedo saco una cantidad que enseguida, separándole las nalgas, coloco en el agujerito de Rosarito; —"¿Ya esta?"— pregunto ella; —"No mi amor quédate quietita, yo te aviso"—
Dejo el pote a un lado y con el dedo índice Mario comenzó a meter la vaselina adentro del culito, a cada embestida del dedo Rosarito daba unos pequeños gemidos de dolor, en realidad era más lo que la molestaba ese dedo hurgando adentro suyo y la verguenza que le daba que otra cosa, el dedo se movía adentro del culo lubricando las paredes del recto, de paso Mario gozaba viendo como se dilataba y palpitaba ese esfínter que estaba penetrando tratando de apretar su dedo y de impedirle el movimiento, ese hermoso y codiciado traserito estaba en sus manos.
—"Venga mi bomboncito, póngase de rodillitas, así como si tuviera cuatro patitas"—
Rosarito, casi divirtiéndose, levanto su cuerpito y se puso de rodillas abriendo las piernas y apoyando la cabecita en la almohada que sostenía con sus manos.
Su cabello rubio caía repartiéndose entre sus hombros y su espalda, su piel dorada parecía más brillante y suave que nunca, iluminado por los rayos del sol que entraban por la ventana abierta de la habitación su cuerpo, arrodillado sobre esa cama cubierta con sabanas rosadas, aparecía relajado y como esperando que alguien se adueñara de el, su hermoso y lujurioso trasero lucia esplendido, paradito, carnoso, sus nalgas comenzaban a separarse dejando ver apenas su diminuto botoncito dorado, ese botoncito tan oculto a las miradas de todos y a la vez tan deseado.
Mario se acomodo entre las piernas abiertas de ella y mientras con una mano le separaba una nalga, con la otra mano tomo la verga y apoyo el glande en el pequeño agujerito del culo de Rosarito, gracias a la vaselina que había en el lugar la cabeza de ese tronco de carne comenzó despaciosamente a entrar en el esfínter, Mario podía ver como el anillito de ese hermoso culito se iba abriendo para permitir la entrada de su pene.
Rosarito mordió la almohada para ahogar un grito de dolor, fue cuando la carne de la verga, que se iba metiendo por el agujero de su culito hacia el interior de su cuerpo, destrozo el anillito de su pequeño esfínter que se abrió hasta más no poder, sentía que le estaban partiendo su trasero, ese trasero, que ella sabia que era deseado por muchos de los chicos de su colegio, y también por muchos hombres casados de su pueblo, estaba siendo desvirgado por aquel hombre, el padre de su mejor amiguita era el que iba a sacarse el gusto de rompérselo ganándoles a todos los que hubieran dado cualquier cosa por ocupar ese lugar, ahí estaba ella entregando la virginidad de su culito, de rodillas, totalmente desnudita, abierta de piernas y con ese hombre que arrodillado atrás suyo le enterraba por el culo ese miembro carnoso y duro que hasta ese día ella conocía solo por fotos y que ahora ya había probado por todos lados.
Allí estaba esa dulce muñequita, esa criaturita admirada por todos, esa barbi tan bonita de rostro angelical y modales finos, empalada por el culo, con una tremenda verga, enorme y peluda, que le removía los intestinos mientras que unos testículos gordos e hinchados golpeaban en la pequeña rajita de ella
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Mario no aguanto, hundió hasta el fondo del culo toda la verga, y mientras Rosarito daba un brinco por semejante embestida, comenzó a largar leche a raudales que le llenaban la tripa de los intestinos a la criatura como si fuera que le estaban dando una enema.
Rosarito con la cabecita apoyada en la almohada y la colita parada recibía adentro suyo todo ese pedazo de carne que se movía en sus entrañas como si fuera un reptil, ese hombre arrodillado atrás suyo la tenia agarrada con las manos de su cintura y le bombeaba el culo metiéndole la verga tan adentro que la sentía metida en sus intestinos, mientras que las piernas de el chocaban contra sus nalgas a cada embestida y sus testículos golpeaban en la rajita de su vagina sentía que su culo estaba por explotar de tan hinchado que se estaba poniendo ese tronco que estaba metido adentro suyo, de repente el hombre comenzó a vaciarse y de su verga salían chorros de un liquido que supuso eran de semen, esos líquidos calientes le mojaban las entrañas llenándole de leche la tripa de sus doloridos intestinos, de repente sintió deseos de ir corriendo al baño.
Cuando Mario, después de vaciarse completamente, retiro la verga de adentro del culito, Rosarito no aguanto más, y de tan abierto que tenia todo, se hizo encima, su culo totalmente roto y abierto ya no podía retener nada, a la pequeña barbi le habían echo el culo, su trasero ya estaba desvirgado.
—"Me duele un poquito Mario, me parece que se me rompió algo ¿Qué hago ahora?, tengo necesidad de ir al baño, no me aguanto llévame rápido, además me quiero dar una ducha"—
Rosarito decía esto sin darse cuenta de lo que ya había echo hacia solo un instante.
Mario vio como quedo toda la sabana sucia y le dio pena, tomo a Rosarito con sus brazos y levantándola la llevo a la ducha, la dejo para que se bañara y regreso para juntar las sabanas pensando que le diría a su esposa del porque se habían ensuciado, las opciones eran, lavarlas o tirarlas, pero tendría que lavarlas, si las tiraba no iba a poder justificar el porque las había cambiado.
Antes de ducharse Rosarito se sentó como pudo en el bidet para lavarse el interior de su cola, al tocarse con los dedos se dio cuenta de lo que había echo hace un instante, luego se metió debajo del agua tibia y regreso a la habitación ya bañadita, apenas podía caminar, su culito le ardía y le dolía, su pequeño ano ahora era un agujero enorme y lo sentía palpitar y totalmente abierto.
—"Que verguenza, me di cuenta de que tuviste que cambiar las sabanas porque yo me hice encima, me da miedo lo que me paso, ¿se va arreglar mi agujerito?, Mario que puedo hacer, no puedo andar así"–
—"Quédate tranquila no te va a pasar nada, esto te paso porque fue la primera vez que te la meten por atrás, pero en un rato ya no vas a sentir mas nada, y partir de ahora podes coger por el culito que ya no te va a doler"—
—"Esta bien, te creo, pero no me digas así que me da verguenza, te quiero pedir algo, por favor que nadie se entere de esto que paso entre nosotros, me muero si alguien lo llegara a saber, yo te prometo y te juro que voy a hacer cualquier cosa que me pidas, pero voz tienes que prometerme y jurarme que este será nuestro secreto para toda la vida, si se lo cuentas a alguien seguro después se van a enterar mis padres y me van a querer pegar y luego si se enteran mis compañeros de la escuela y mis amigas me tendría que ir del pueblo, no lo podría soportar"—
Rosarito se creyó culpable de lo que había pasado y no midió las consecuencias de lo que había dicho, apenas la escucho a Mario le brillaron los ojitos, le juro y le hizo jurar que así seria para el resto de sus vidas, siempre y cuando ella también cumpliera con la promesa de hacer todo lo que el le pidiera, con eso no solo iba a poder seguir disfrutando del cuerpo de esa hermosa criatura, sino que se le estaba ocurriendo una fabulosa idea para conseguir que los socios, miembros permanentes de la asamblea con derecho a voto, del ºnico y exclusivo club y sociedad de beneficencia del pueblo, el próximo año le dieran su voto para elegirlo como presidente , algo que busco pero siempre se le negaba, en esa institución se movía mucho dinero, producto de donaciones y subsidios, y era una gran oportunidad para hacer buenos negocios.
El sabia muy bien que la mayoría de esos hombres también deseaban a Rosarito, se baboseaban de solo verla, en más de una oportunidad los escucho comentar por lo bajo sobre el estupendo culo que tenia y lo que le harían de tenerlo entre sus manos, por su posición dentro de la sociedad y siendo casados tenían que hacerse los "distraídos", todos ellos serian capaces de dar lo que sea para ver ese cuerpito al desnudo y ni decir de poder acariciarlo, o lo que seria lo máximo para ellos, poder echarse un polvo con esa pequeña ninfa, casi se imaginaba ver, por ejemplo, a el dueño de la ºnica inmobiliaria del lugar, un hombre con muchas influencias y con voz y voto en la asamblea, desnudo, con sus carnes blancas y rollizas acostado en una cama con Rosarito, exhibiendo sus cortitas y gordas piernas que no podía cerrar al caminar, su prominente abdomen casi aplastando a la criatura debajo de el y sus gordos dedos acariciándole las suaves nalgas, o agarrándola de la cintura mientras trataba de meterle su pequeña pero gorda verga por el culito, todos esos detalles del físico de ellos los conocía bien por haberlos visto a todos cuando se desnudaban en el club para tomar un baño sauna.
Así desfilarían varios de los miembros permanentes de la asamblea que siempre le negaban su voto y a los que seguramente haría cambiar de opinión.
¿Y porque no con el participando en la cama? Así serian más interesantes esos momentos, además seguramente a Rosarito le seria más fácil aceptar las propuestas si le prometía que también estaría con el en la cama.
La historia que comenzó aquel caluroso día viernes de verano con esa primera encamada entre Rosarito y Mario recién comenzaba a escribirse.
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