Sofía Ardiente Volcancito, Cap. 5.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Hasta que un fin de semana se dio la llegada de Sandra, amiguita de Sofía, quien pernoctaría una temporada en casa de don José a pedimento de su princesa, ya que venía a estudiar a la capital y cómo no tenía los recursos suficientes, para sostener el estudio y el alojamiento, pues viviría allí, así que los fines de semana ya no eran tan candentes entre don José y Sofía, ya que Sandra, estaba siempre presente, pero en las madrugadas Sofía se pasaba a la recamara de don José, en extremo silencio y en la oscuridad se daban encuentros muy calientes, ya que trataban ambos de no hacer el más mínimo ruido y en voz baja se decían y se escuchaban gemiditos muy tenues de la princesita, quien estaba acostumbrada a dar buena batalla, satisfaciendo a don José, de una forma muy erótica.
S.
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No hagas mucho ruido papi, yo te lo hago, ¡siente me palpita en medio de mis piernitas!
J.
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Ah, si ¡ya sentí estás calientita!, súbete encima de mí y restriégate despacito, ¡ya sabes!
S.
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Aja, sí ya lo sé, pero no hagas ruido, ya la Sandra me pregunto, que ¿que hacemos en la madrugada?
J.
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¿Y qué le dijiste?, ¿acaso escuchó tus gemiditos cuando te estas viniendo?, o a mí, que a veces te doy tus nalgadas y gritas.
S.
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Pues no sé, pero, ay papi ya estás bien duro, ¡déjame metérmelo yo!, para no hacer ruido, ahh, no te muevas, ahhh, ahhh, que duro lo tienes papi, ahhh, me lo voy a acomodar, ahh
J.
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Sí, tu hazlo, ¡acomódatelo, y te lo vas metiendo!, ahhh, que rico, ahhhh, ¡siento como te va abriendo tu cosita!, ahhhhh, métetelo todo, ahhhh, ahhhh, así, asii, ahhhh, que rico
S.
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Ay papi como me gusta tu pene, lo tienes bien gordito, y me abre mucho siempre, ahhhh, ahhhhh, ¡ya casi entra todo!, ayyy, ayyyyy, que grueso, ayyyy, pero me gusta estar bien retacadita de carnita ayyy, ¡álzate papi, álzate más!, ayyy, ayyyyy, que grande estás papi
J.
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¡Ya te entró todo!, ahhh, ¡ahora muévete despacito!, ya sabes cómo me gusta que lo hagas, ahhh, ahhhhhhhh, eso, esooo, ahhhh, ahhhh, que rica estás, mi amor, ahhhh, sigue,
S.
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Ayyy, papi, ya está hasta adentro, ayyyy, duele, duele, ayyy, ayyyyy, me voy a hacer de mí, de mí, ahhhhh, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, uy, ya no, ya no, ¡me duele!, ayyy, ya me vine papi, yaaaa, basta, basta, yaaaa, yaaaaa, ayyyy, ayyyyy
J.
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Sí, yo también me estoy viniendo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, que sabrosa puchita como me aprieta, ahhhhh, ahhhhhh, trágatelos todos, ahhhhhhhhhhhhhh
S.
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Ayy, papi, ¡me siento mareada!, ayy, ahhhh, cómo que todo me da vueltas, ahhh, ahhhh,
J.
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Debe de ser, siente te vaciaste mucho hoy, ¡siente!, ahhh, ahora me voy a subir en ti, pero no creas que te lo voy a sacar, así nos damos la vuelta bien pegaditos, ahhh, ahhhh, así, así
Ya una vez acomodado encima de Sofía don José, siguieron conversando, acerca de lo preguntado por Sandra, respecto a los ruidos que escuchó una semana atrás, y Sofía le dijo que Sandra había escuchado que gritaban en ese lugar y que se oían como nalgadas o cachetadas, y que se acercó a la puerta y escucho que eran cómo gritos, pero no de golpes, sino que eran como cuando vio un video xxx, que le enseñaron de un celular, de otra amiga, ¿y que sí don José me hacía cosas?, porque era mi voz, y yo le dije, que me dabas masaje porque me había dado un calambre, pero que no era nada de lo que pensaba, que gritaba por el dolor en mi piernita, ¿pero qué crees papi?, ¡no se lo creyó!, y me dijo que iba a estar atenta, pero que le daban ganitas de .
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¿Tú ya sabes qué?, y ahí quedó todo, pero se me hace, que nos espía papi, por eso lo tenemos que hacer sin hacer muchos ruidos.
S.
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Ah, papi, ya estas duro otra vez, cómo esa noche que me tiraste tres veces leche sin salirte, ahh, pero ahora tu hazlo papi, tú házmelo, ahhh, ahhhh, a ‘su, me llega bien adentro así, ahhh, ahhhhh, me voy a hacer otra vez papi, ayyyy, ahhhh, ahhhrgggg, me vengoooo, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh
J.
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Sí, sii, vente, ahhh, que sabroso me mojas, ahhhhh, vacíate Sofía, ahhhh, ahhhhhhhhhhh, yo también, yo también, ahhhhh, me estoy viniendo, ahhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhh
S.
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Ayyy, que ricos calditos me tiras adentro, ahhhh, me llegan muy calientitos, ahhhhh, ahhhh, ya no te aguanto papi, ahhhh, salte, ayyyy, ¡nooo, mejor nooo, déjalo adentro de mí!, ahh
Pasada la ansiedad y el deseo de ambos, escucharon ruidos en el pasillo que da a la recamara de don José, quien le dijo a Sofía, que escuchara pasitos que se detenían exactamente ahí en la puerta del cuarto, y Sofía delicadamente se acercó a la puerta poniendo una oreja y escucho pensando, que Sandra estaba masturbándose tras ella, ya que sus gemiditos de ella los percibía claramente y con una mano llamó a don José a que se acercará y escuchará esa vocecita del otro lado de la puerta que jadeaba y gemía muy débil, pero erotizante, esto fue un detonante, para Sofía quien dobló su cintura, para poder observar por la cerradura de la puerta, lo que hacía Sandra, pero la oscuridad no dejaba ver mucho, pero Sofía estaba ya excitada del otro lado, y don José se acercó por atrás y como él también escuchaba lo que del otro lado de la puerta de lo que se hacía, pues tomó de la frágil cintura a su princesita y comenzó a pasar su pene entre esas nalguitas untándose en el canal que divide ambas nalgas y se dio a pasar un rato su instrumento, hasta que alcanzó de nueva cuenta una tercera erección, se soltó de esa breve cinturita y fue a la cama y se puso lubricante y así se fue a poner nuevamente tras Sofía quien no se perdía el sonido de voz compuesta de gemiditos y jadeos, que estaba dando Sandra del otro lado.
Tímidamente don José posó su glande en el anito de Sofía y lo presionaba con suavidad, pero con ímpetu de introducir su inhiesto falo perforador, en eso el anito el cual fue cediendo y el invasor ya estaba casi alojado con la punta del pene, cuando un grito leve ahogado se escuchó de Sofía.
So = Sofía————————————-Sa = Sandra——————————————J = José
So.
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Ayyy, noo, papi, por ahí nooo, duele, nooooo, ayyyyy, ayyyyyyyyyyy, no, para, para, para,
J.
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No grites te va a escuchar Sandra ¡diciéndole en voz baja!
So.
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Ayy, ¡pues no lo metas ahí!, ayyy, ¡que no ves que duele!, ayyy, >diciendo en voz baja<
J.
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Ya te dije que bajes la voz, ya déjame quedarme ahí no he metido nada, sólo la puntita, ¡siente>>>>>>>>>>>>>>!, ahhh, ahhhhhhhhhh, esta calientito ese culito, ahhhhhhhhhhh
So.
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–
No, papi, ¿no me lo vayas a meter?, duele, ahh, ahhhh, que parado se te puso, ahhhhhhh, y en eso la voz de Sandra se escuchó del otro lado de la puerta y se dio un cambio de palabras muy morboso entre los tres participantes de esa candente madrugada:
Sa.
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–
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¿Qué te pasa Sofía, porque gritas así?
So.
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Ay manita estoy, ‘estoy ahhh, entretenida con mi papi, ahhh, ¿porque no estás acostada?
Sa.
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Es que iba a la cocina a traer agua y oí que estabas despierta, pero ¿estás bien?
So.
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Sí, estoy bien, ayyy, ¡es que tengo calambre otra vez en mi pierna y papi me está dando masaje!, ahhh, ahhhhhhh, ayyyyyyyyy, ¿no te vas a ir a acostar?
Sa.
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Oye y porque haces así, esos grititos no son de dolor, ¿Qué haces Sofía?
So.
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Nada es que papi, me hace rico en mi piernita, bueno el masajito, ahhh, por eso yo creo que oyes eso, ahhhh, ahhhhhhhhhh, ¡ya vete a dormir!
Sa.
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No yo me quedo aquí, ya me entró curiosidad de oírte, y mejor te espero, para llevarte a tu cama.
So.
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Bueno, si quieres, estate ahí, pero trata de no oír nada de lo que me hace papi, tranquilita Sandra.
Sa.
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¿Y que te hace papi, Sofía?, platícame estoy muy ansiosa de saber que te hace, mmmmm
So.
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Bueno te digo, ¡mira yo y papi, estamos haciendo unas travesuritas muy ricas!, tú crees que papi, me hace sentir “cositas” muy bonitas, me besa mi pancita, mis piernitas y mi ¿******?
Sa.
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–
Ahhh, y que más te hace papi, puedo verlos, ¡abre la puerta!
So.
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Noo, como crees, mejor te digo, escucha, ahhhh, ahhhhh, ¡espera!: papi, ya te dije que por ahí no, ¡me lastimas!, ayyyy, ayyyyy, eres muy tosco conmigo, ayyyy, ¡ya he, sino ya no seguimos jugando así!, ya quédate quieto ahí, ayyy, ahhhhh, ahhhhhhhhhh
Sa.
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Ay Sofía me brinca mucho mi corazón, necesito entrar, ¡déjame entrar!, no seas así, mira, bueno yo también quiero jugar con tu papi, ¡abre no seas mula!
So.
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No, mejor escucha bien, mi papi, quiere meterme su pene en la cola, ¿tú crees?
Sa.
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–
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Ahh, y ¿cómo te está haciendo eh?, platícame, uy ¿te duele la colita Sofía?
So.
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Ay sí ¡que no ves que papi, parece burro!, es muy inmenso, pero me gusta cómo me hace
Sa.
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Ah, y ¿crees que tu papi, me lo pueda meter un poquito?, tengo ganitas de sólo oírlos, de escucharte, me calientas de lo que me dices, ahhh, estoy mojadita de mi pantaletita, ¡déjenme entrar!
J.
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¿Qué quieres Sandrita?, ya te has entretenido con este tipo de “jueguitos”, ¿antes?
Sa.
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Sólo con mi novio allá en el pueblo, tres ocasiones, en la finca de la salida, ahhh, pero de oírlos se me antoja, se ve que Sofía disfruta mucho, de lo que le hace, ¡abran la puerta!
So.
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Espera, Sandra ahhh, es que me estoy orinandooooooo, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh
J.
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Toma Sofía trágatela la leche en tu cola, ahhhhh, que apretado agujerito me está mordiendo la cabecita, ahhhh, ahhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ¡¡¡me vacié!!!
Sa.
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¿Se vació de qué don José?, ¿en dónde se vació?, ahhhh, quiero ver, quiero ver, abran yo me orino también, ahhhh, ahhhhhhhh, empapé ya mis pantaletas, ayyy, ayyyyyy, ahhhhh
So.
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Ya ves te dije, ahhh, que esto es un jueguito muy rico, ahhhh, ahhhhh, >¡papi, me echaste mucho caldito en la cola!<, me la dejaste escurriendo, ahhhh, ahhhhh, te dije que por ahí no, pero eres necio papi, ahhhh, ahhhh, ya salte papi, sácamelo yaa, ayyyy, despacito
J.
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Pero mi niña, si nada más fue la puntita la que te metí, estas muy cerradita del culito, ahh, que quieres Sandrita, ¿quieres jugar un poco?, o ¿quieres ver, qué pasa aquí, con Sofía?
Sa.
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¿Me enseñaría esos juegos don José?, muero de ganitas de sentir lo que Sofía siente, ¡sí quiero!
So.
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Pero Sandra, es mi papi y yo nada más juego con él, pero sí quieres, nada más por esta vez te lo permito, y sólo un rato chiquito, ¡entra!, ¡es que me dejo adolorida la colita mí papi, mira!
Sa.
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Ay Sofía me hacen sufrir, nada más de escucharlos, ¿a ver enséñame que te hace tu papi?
Desde ese momento se desenvuelve una relación más compacta entre don José, Sofía y Sandra, ya que la situación que se vivía por esos fogosos encuentros, dieron pie a desencadenar, que ambas chicas compartieran los fines de semana la estancia de él, lo cual narraré en el próximo capítulo.
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C O N T I N U A R Á.
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