Tenía ganas de comer y me lo hizo entender
Una jovencita extranjera de poca edad me pidió que la invitara a una hamburguesa.
Caminando por mi ciudad, de regreso del trabajo, observaba los bares de la zona para ver donde tomaba un aperitivo, de repente una chica de aproximadamente unos 13 años, demasiado delgada para su edad, de un país extranjero, se me acercó, puso cara de simpática y me enseñó un papel donde ponía que quería comer, que se le había acabado el dinero y quería una hamburguesa…
– Hola guapa, ¿quieres una hamburguesa? ¿Porque no te vas a casa a comer?
No me supo responder, sólo puso cara de pícara, sacó la lengua a modo de hambre, se relamió los labios y entrecerró los ojos, esos gestos me pusieron como una moto, me recordaron a una putita que conocí en un país, casualmente extranjero y me trajo recuerdos.
La llevé al local y allí junto a ella me comí una hamburguesa yo también, ella estaba sentada frente a mi, y se comió dos hamburguesas con todas sus patatas y demás alimentos, en dos ocasiones estiró la pierna y me alcanzó la parte más sensible de mi cuerpo, yo me lo tomé a risas, pero la verdad, me causó cierta erección, no le eché mucha cuenta y seguimos comiendo.
Mientras terminábamos le pregunté si quería postre, y me indicó que sí, se sentó a mi lado y me abrazó, estábamos en un rincón del local poco visible, me abrazaba y de repente me besó en la mejilla, mientras lo hacía su mano se dirigió a mi entrepierna y me acarició, ese gesto me terminó de poner frenético.
– Oye oye, espera que nos pueden ver, pareces una putita haciendo ese gesto, ¿quieres postre?
A lo que asintió, me soltó del abrazo y metió su cabeza debajo de la mesa, fue desabrochando el pantalón y sacó mi medio fláccido miembro, sin dudar, se lo metió en la boca, tenía una boca dulce, que recién había comido, y como no, sabía muy bien qué postre quería.
– Uau, vas a tener postre, bien rico, llevo tres días que no me corro…
Empezó a mover su manita, me bajó la piel, descubrió mi cabecita lubricada ya, me tocó el frenillo, y lo besó, y lo besó, y se lo metió en la boca, empezó a endurecerse dentro de ella, sabía demasiado bien lo que hacía, no era una inocente inexperta, en cuanto se puso bien duro, comenzó a subir y bajar su cabeza, que bien lo hacía, me sentía en la Gloria, así estuvo unos cinco minutos, yo estaba a punto de reventar en su boca, no quería que se detuviera, agarré su cuellito para seguir el ritmo, que rico se sentía, no podía moverme, estaba atrapado y muerto de gusto, intenté agarrar su culito pero el abrigo que llevaba puesto me impedía meterle mano, siguió con su experta tarea, sentia su garganta, se la tragaba enterita.
– Mmm, que placer mas grande, quieres leche, ¿verdad? -sentía como decía que si- vas a tener una buena ración de leche, ufff, sigue sigue, siii, siii, que gusto, que boca más rica…
Sabía muy bien como hacerlo a sus 13 años, hasta que llegó el momento en que me iba a correr, mi uretra se iba llenando por momento, palpitaba y ella lo notaba, cuando estaba a punto, respiraba bien rapido, iba a reventar y lo notó, se quedó quieta, mi pene dentro de su boca, sus labios rozaban mis testículos, su lengua paseaba por ellos, y por fin, uno tras otro, fueron saliendo tres largos chorros de infinito placer, se los tragó como pudo, con el último no pudo y le salió sobrante por la nariz, lo noté en mis muslos, el resto se lo tragó todo.
– Uffffffff, que rico lo que me acabas de hacer, jovencita, has tenido tu postre y me has llevado al cielo infinito, ahora me gustaría darte yo a ti un rico regalo de la misma manera.
Se incorporó de tan incómoda postura, se apoyó en la pared, sin pensárselo dos veces separó sus piernas y retiró hacia atrás su falda, tenía la braga mojada, con indicaciones, me hizo entender que le acariciara su clitoris, todo mojado que lo tenía, le acaricié, ella suspiraba, lo notaba muy mojado, mi dedo no aguantó después de dos minutos y se introdujo entre sus tiernos labios, le pregunté «¿Quieres más?», y asintió con la cabeza, me acerqué para estar más cómodo, mi dedo se perdía lentamente dentro de su cuerpo, ella se movía, agarraba mi mano, la meneaba hacia adentro, quería más, me hizo el gesto de dos dedos, yo seguía moviendo mi dedo corazón, lo giré un poco hacia arriba y cambió su cara, se moría de placer, había encontrado su punto G, empezó como a temblar, relajó sus rodillas levantadas, estiró las piernas y parecía como que le daban espasmos del gran orgasmo que estaba sintiendo, me agarró la mano y la detuvo, se había quedado su coñito bien sensible después de esa tarea y el agradecimiento que le dí por mi parte. No dijo ni una palabra, sólo me entregó una tarjetita donde ponía su nombre extranjero y una dirección, que yo conocía y no era ninguna casa, sino un muro, y donde había un horario, supongo que estaba allí a esas horas.
A continuación se levantó, tras incorporarse sus bragas, me indicó que pagara la hamburguesa, me llevó hacia afuera, y me dio un apasionado beso en la boca, yo no sabía donde meterme por si me veían, con gestos se hizo entender que quería que nos viésemos en otra ocasión, le prometí que sí, pero eso……. será otra historia.
Buah! Hacerlo con una jovencita extranjera, yo tengo la fantasía de cogerme a una jovencita de igual 12 o 13 años, ya sea Rusa o Japonesa (japonesa conozco a una mitad japonesa mitad mexicana, estoy intentando lograr esa hazaña, pero sus padres no la dejan tan sefuido).