Tu y yo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por NenaJoven.
Despierto en la mañana con el sonido de mi celular, suena insistentemente pase casi toda la noche en vela estudiando asi que contesto con los ojos entrecerrados.
Contesto, por tu trabajo teníamos tiempo sin vernos, las ganas acumuladas.
Es fácil que el corazón se acelere al escuchar tu voz, es sencillo “vamos a vernos han pasado muchas cosas y te necesito, tengo algo que contarte…” rápido salgo de la cama, hoy te escaparas unas horas para por fin sentirnos como es debido.
Salto de la cama, invento unas cuantas excusas para salir, todavía no es tiempo de que las cosas se sepan.
Un nudo en el estómago mientras desayuno impaciente, escojo la ropa que pienso lucirte, tampoco debo llamar mucho la atención para no despertar sospechas, me coloco esa camisa que se tanto te gusta como se me pega al cuerpo.
En la ducha elimino cualquier vello que se pueda notar, nunca me ha gustado, sé que a ti tampoco, Me limpio para quedar impecable veo los minutos pasar mientras me alisto, no puede ser que el tiempo pase tan lento antes de vernos, no dejo de mirar el celular esperando la siguiente llamada.
No puedo creer que después de todos estos años siga siendo esa misma niña nerviosa que se enamoró perdidamente de tu mirada, y a pesar de muchas veces dudar del hecho de estar contigo 21 años mayor, casado… Sigo aquí y aunque no sé si es amor o costumbre nunca me pude negar a algún encuentro por más improvisto, loco, exhibicionista o arriesgado que sea.
Salgo de mi casa, todavía es temprano mejor más tiempo para estar solos.
Camino recordando esos primeros encuentros, mucho más recurrentes, pero estos los últimos por los largos periodos de lejanía se hacen los más intensos de todos.
Mi corazón parece salirse del pecho, mis bragas siento como se humedecen de solo pensar lo que se viene.
Hoy soy yo la que espera, en el mismo punto, pasan los minutos y no apareces me impaciento, trato de concentrarme en la música de los audífonos, pero no pasa mucho tu carro aparece y corro hacia donde te estacionas, un profundo beso nos aferramos mutuamente a veces pienso que es casi obsesivo… Sin contar las veces que terminamos pero volvimos ¿una necesidad mutua?
Conduces mientras hablas trivialidades, mis estudios, mi familia, no llegas al punto y me mantienes expectante.
Reconozco esa mirada a donde vaya, aprendí con los años a descifrar cada una de ellas, esas miradas… Hoy se cuál es esa faceta y me excito más, llegamos al hotel vas a pedir la habitación en el carro cierro un poco los ojos, tardas más de lo habitual suficiente para que la poca paciencia que tengo se desquebraje me concentro en The Day that Never Comes.
Al fin tus pisadas, entramos a la habitación, no te acercas a mi, apagas tu celular, hago lo mismo.
Nada peor que ser interrumpidos, si no tendremos experiencia en ese tema… Me miras se lo que quieres, se lo que te gusta, te quitas la ropa solo en boxers y me ves esa mirada que no se decir si me retas o provocas.
Igual se que eres como yo no puedes esperar mucho pero me gusta hacerte sufrir un poco, me desvisto lentamente de manera sensual, esa sonrisa con esa mirada.
Tus manos se aferran a mi cuerpo y me jalas a la cama mordiendo mi abdomen, nunca he podido contener la risa cuando me tocas en esas partes.
Aceleras el paso y mi brassier sale volando al piso, acostado en la cama me coloco sobre ti noto tu erección por sobre el boxer como se marca, como me provoca… Esos besos son tan intensos, solo he probado tus labios, has sido el primero en todo, siempre has tenido esa seguridad de que soy solo tuya.
El roce de tu miembro con mi rajita separados por las telas me hace respirar con más profundidad, suspirando me abrazas con fuerza, nuestros cuerpos pegados me besas con intensidad, pero algo fuera de lo común no me tocas tanto como siempre me incorporo rozándote más, dejando mi peso caer la tela empapada de mi braga humedeciendo tu boxer me sonríes.
Al fin entras en acción ya te estabas tardando, te incorporas y tu boca se dedica a mis senos, los lames, los chupas, los aprietas y claro los muerdes.
Mi respiración se agita, mis manos juguetean con tu cabello, lo cargas más largo de lo que acostumbras, te veo como los devoras igual que la primera vez como los chupeteas los años no pasan en vano y esas canas que te aparecen entre tu cabellera rubia te dan un atractivo, te hacen más sensual para mí, los pechos de tu pelo resaltan en tu blanca piel se pegan a mi tus fuertes manos no dejan de tocar mi culo amasándolo.
Sigo sobre ti caemos nuevamente a besarnos con más ganas, me muevo tus dedos hacen a un lado mi braga para acariciar mi rajita demasiado húmeda.
Mi debilidad siempre ha sido la manera en como me masturbas, los orgasmos, lo mucho que me haces correr con esos dedos.
Damos la vuelta ahora tú estas arriba, llevas mis piernas a tu hombros, antes quiero deshacerme de mis bragas pero no me dejas.
Tu boca se pasa por la tela mordiendo y lamiendo, lo haces un rato disfrutando.
Supongo que es una adicción mutua, el sentir tu boca en mi intimidad y tú que no puedes parar de comerla.
Pero hoy te haces desear, me miras con esa mirada de satisfacción, en mi mente me cobrare el que me hagas desearte tanto.
Jalas mis bragas caen al suelo y volvemos a esa posición.
Estas demasiado callado para mi gusto, respiras sobre mi rajita y de un momento a otro tu lengua se abre paso, rozas mi clítoris lo chupas con fuerza, lo muerdes… Con cada lamida me haces arrancar gemidos de placer, como lames como tú abres paso por mi cuevita tan mojada.
No paras de comerla, no paro de gemir pero te detienes me sonríes triunfante al verme tan agitada.
Bajas mis piernas, te devuelvo una sonrisa pícara abriéndolas bien… Atacas mi debilidad, eso que sabes tanto me gusta que me hagas, lo que me enloquece en cada encuentro desde que lo hiciste con intensidad esa primera vez y notaste lo mucho que me daba placer no te detienes en cuanto empiezas.
Tus dedos se acercan a mi rajita, se pasean por ella y empiezas, uno… dos… con fuerza arremetes no te detienes, los mueves con la experiencia que solo da la edad y claro de la manera en la que sabes me haces gemir hasta gritar, mis manos toman la tuya metiéndose más adentro, los mueves en círculos me besas, puedo sentir el sabor de mis flujos en tu boca, levanto mis caderas y no puedo resistir mucho más me corro soltando chorros de líquido transparente empapándote y mojando la cama.
Sigues besándome, mordiéndome, mi cuello te aferras a él y dices al oído “mojaste toda la cama” me rio notando lo mojada que quedo.
Tumbándote a mi lado, me doy cuenta de que tienes el boxer puesto todavía.
Muerdo mi labio al ver ese trozo de carne que me voy a devorar, me acerco a tu entrepierna casi arrancándote la tela no dejo de mirarte a los ojos mientras lamo tu verga.
Ya la extrañaba, llevo mi mano a tus huevos, mmm cuanto voy a disfrutar están sumamente cargados, más leche para mi… Te la chupo con ganas un rato hasta escuchar como jadeas de placer me detengo y te sonrío de manera juguetona, es tu culpa por hacerme esperar antes.
Tu boca se dirige nuevamente a mi rajita y la chupeteas un rato más.
Me arrastras al borde de la cama, me pongo en cuatro mojas dos de tus dedos en mi rajita y siento como por fin tu verga se abre paso por mi rajita como abre mis estrechas paredes y a su vez ese par de dedos se dirigen a mi culito, por eso lo limpie con anterioridad.
Los mueves en círculos, y tu miembro se mueve con fuerza en mi interior.
Lo sacas para meterlo en mi culito ya dilatado y tus dedos vuelven a mi rajita alternando el placer de esa manera, no puedo dejar de gemir con fuerza.
Me doy vuelta y nuevamente tu boca y dedos siguen masturbándome, dándome placer, mis piernas en tus hombros y tu miembro taladrando mi interior la intensidad haciendo saltar mis senos y tu boca mordiendo mis piernas.
Bajo mis piernas enrollándolas a tus caderas y tu boca se dedicó a morder y lamer mis senos, a marcar mi cuello con tus dientes a besarme.
Atrayéndome a ti me levantaste y pegándome a la pared tu miembro abarcando mí intimidad.
Caímos en la cama como te gusta masturbarme sigues haciéndolo y lo haces con tal maestría que otro orgasmo con esa cantidad de chorros saliendo disparados “mojaste toda la cama” dices pícaramente.
Me coloco de lado y tu abres mis piernas me la vuelves a meter con ímpetu.
Gimo con fuerza mientras subes una de mis piernas a tu hombro follandome de lado, mordiéndome
Probamos otras poses me dejas cabalgarte como tanto me gusta, controlar el ritmo hacerlo lento entre besos y de repente moverme sobre ti con todas mis ganas hasta que no resistas más y no aguantas me pongo en cuatro otra vez me la metes pero no te mueves, asi que yo comienzo a mover con ganas mis caderas, follandome para ti.
Te sales para darme lo que tanto me gusta me arrodillo y comienzo a mamarte la verga succionando lamiendo y siento los chorros calientes invadiendo mi boca no dejo de succionar, nunca te habías corrido en tal cantidad, chupo y relamo sin dejar de tomar cada uno de tus chorros llenando toda mi garganta de tu leche.
No me detengo hasta dejarte seco.
Me levanto y te beso con pasión, puedes saborear los rastros de tu corrida, nuestras respiraciones agitadas mientras nos vemos a los ojos, exhaustos caemos en la cama.
Me tumbo a tu lado, mi cabeza sobre tu pecho acaricias mi espalda y yo todo tu pecho, jugando con tu vello con tu verga que ya ha perdido fuerza.
Hablo mientras te veo recuperando el aliento con los ojos cerrados, te veo mientras me besas y sigues hablando del día a día me tienes a la espera de saber, de descubrir eso que quieres decirme.
Cuando por fin me ves a los ojos esa mirada de seriedad que siempre pones cuando me regañas por no cuidarme o cuando me lastimo.
-Tu problema siempre ha sido pensar que no te amo, pero te equivocas yo te amo demasiado.
Hace tiempo que te lo quería decir pero como no nos habíamos visto, como siempre pasa algo… Me estoy divorciando, nunca he bromeado o jugado contigo cuando te he dicho que quiero que pasemos el resto de la vida juntos…
Mi asombro era tal, esos años esperando esas palabras, no lo puedo creer, en verdad me amas… Las palabras nunca fueron mi fuerte, pero la intensidad con la cual correspondo a tu beso creo es la mejor respuesta, no ha pasado mucho pero noto que ya recuperaste tu erección.
Me doy vuelta quedamos en un 69, ¿Cuántos orgasmos eres capaz de provocarme? Muchos aun no encuentro el límite de ellos a tu lado.
Mi boca se relame y trato de darte la mejor mamada de todas las que te he dado, pasan por mi mente la primera vez que la lleve a mi boca con tantos nervios, como me enseñaste a chuparla a tu gusto, con el tiempo aunque me costó un poco aprendí a tragarla por completo.
A succionar con ganas a sentir la dureza, lamo tu tronco saboreándolo, en la cabeza pongo especial atención mi lengua se da un banquete tus quejidos de placer y los míos se entremezclan en momentos debo detenerme no puedo chupártela por lo que me haces gemir con tu boca, con tus dedos.
Damos vueltas en la cama, tu sobre mí, mis piernas enrolladas me penetras con más ganas que antes, no pareciera que ya vamos por el segundo round, me embistes con tal fuerza que sudamos con intensidad, “ahora si eres mío” digo entre gemidos, hago uso de mis largas uñas para marcar toda tu espalda para arañarte con fuerza.
Necesito marcarte como mío.
Besarte con más ganas.
Me das la vuelta con mi culito hacia arriba arremetes contra mi rajita con más fuerza que antes, me aferro al colchón gimo aún más fuerte no te detienes, no paras, me la clavas con tal fuerza, aprieto los músculos de mi rajita para que sientas te aprieta más.
No sé cuánto duras asi pero entrelazas nuestras piernas.
Aumentas el ritmo otro poco, para que al rato te corras nuevamente en mi boca, la cantidad no es tanta pero sigue siendo considerable, es de notar que no te has tocado mucho.
Me comes la boca a besos, me duele la rajita, mi culito, estoy exhausta pero satisfecha, te levantas a ver la hora, poco más de 3hrs han pasado, sin duda nuestro encuentro más duradero.
Yo aún estoy jadeando veo tu blanca espalda totalmente arañada.
Una ducha juntos, nos vestimos y salimos tomados de la mano.
Nos besamos largo rato en el carro, odio cuando me ves con esa cara que parece decir “no te vayas todavía” pero tú debes trabajar, yo debo volver a casa hasta la próxima ocasión pero ahora todo a cambiado…
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