UNA BICICLETA PARA NAVIDAD
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por gemini72.
Todo comenzó en junio del año 2015 cuando asistí al cumpleaños de mi prima Carola, quien cumplía 10 años.
Todos sus primos, amigos, compañeros y vecinos celebramos juntos; bailamos, nos divertimos, pero casi al final de la fiesta se apareció su abuelo paterno con un regalo especial, era una bicicleta rosada, con canastilla, muy linda y en ella venía montado un enorme peluche blanco con corazoncitos rojos en todos lados.
Todos nos quedamos sorprendidos, pero sinceramente yo sentí un poco de envidia ya que mis papás nunca me regalaban nada realmente grande para mis cumpleaños, y yo a mis abuelos ni los conocía, solo tenía una abuela que solo me regalaba abrazos y dulces jaja.
No es que no quiera a mi abuelita, la adoro, pero es que por primera vez, a mis cortos 11 años, sentía la necesidad de ser consentida y querida como mi prima Carola.
Al terminar la fiesta, ella nos sacaba en cara su regalo, dejó pasear a algunas de sus mejores amigas; el resto solo observábamos, yo tenía que fingir que estaba alegre por ella pero por dentro hervía de cólera, y le pedí a mama que ya nos lleve a la casa a mí y a mi hermanito.
Toda la noche no pude dejar de pensar en la bicicleta, o tal vez no dejaba de pensar en el peluche, la expresión de felicidad en el rostro de mi prima, pero luego me ponía a pensar en aquella persona que le produjo tanta felicidad: su abuelo.
Ese hombre casi calvo, que se apareció de saco y corbata, alto, de cuerpo firme, un poco gordito, una sonrisa amplia; tan amable, tan dulce.
¿Por qué no tenía un abuelito como él, tan lindo y dulce, que me consienta siempre? Todas esas sensaciones provocaron algo en mí.
Fue la primera vez que sentí cosquillas en mi conejito, sola en mi cama pensando en muchas cosas, pero sobretodo en ese señor, me quedé dormida, de costado, con las piernas flexionadas y mis manos en mi conejito, mi totito, mi vagina.
Pasaron los días, y cada vez que llegaba a casa de la escuela, me ponía a revisar en internet fotos de bicicletas, todos los tipos, los colores, los precios, las más populares; me ponía a dibujarlas, a pintarlas, todo mi pasatiempo tenía que ver con bicicletas; si salía a jugar con mis vecinos, no desperdiciaba la chance de montarme, aunque sea por ratos, en sus bicicletas.
Entonces me ponía a pensar qué podría hacer para obtener la mía.
Era mi sueño.
Mi cumpleaños ya había pasado hacia un par de meses, pero yo me tracé como meta tener una bicicleta para navidad.
Faltaba mucho tiempo pero nadie me iba a quitar las ganas de pasear libremente como lo hacía mi prima, o mis compañeros de escuela y vecinos que si tenían una.
Decidí acudir donde mis tíos, mis papás, incluso mi padrino, pero nadie realmente se comprometió.
¡Nadie!
Empecé a ahorrar dinero haciendo lo que podía, pero no era suficiente, yo sacaba mis cuentas y sabía que no me iba a alcanzar, pero ni para la mitad hacía fin de año, y así poco a poco mi frustración crecía.
Aunque no lo crean, esa tristeza por no tener el juguete preferido afecta a algunos niños, sobre todo a los que no recibimos afecto de nuestros padres.
Y así llegó Setiembre del año pasado, cuando en el trayecto de la escuela a mi casa, quise hacer un desvío, para salir de la rutuna, estaba aburrida de las clases, solo quería caminar, pasear, gastar mi propina en alguna golosina.
Poco a poco el bullicio de la gente y los autos me atraía más al centro de la ciudad, aun sabiendo cuales eran mis límites para no ir tan lejos, pasé por una tienda de juguetes, y luego otra tienda, y finalmente casi al llegar a una esquina, una tienda más, pero no era cualquier tienda; colgada de la pared de la fachada estaba una bicicleta; yo quedé hipnotizada; era hermosa, con detalles brillosos, canastilla, me enamoré inmediatamente.
Y conforme fui mirando más cosas, me adentré a la tienda, era “la casa de las bicicletas”, así se llamaba la tienda; había poca gente.
De hecho cuando entré, una pareja de esposos iba saliendo, y yo seguía caminando.
Todo estaba tan reluciente, hasta podía reflejarme en el piso, alzaba mi mirada y no podía creer tal cantidad de llantas y el olor a caucho, que empezaban a marearme cuando de pronto una voz me sacó de mi lapsus.
“¿QUÉ PASÓ NIÑA, TE QUEDASTE BOBITA? JAJA”.
Reaccioné, era un señor tras la barra de atención, tardé unos cuantos segundos para darme cuenta que era muy parecido al abuelo de mi prima.
No, no era posible que fuera él, yo lo miraba con una cara de entre asombro y extrañeza, fue tan prolongada mi mirada, que él me hizo reaccionar otra vez, “¡OYE NIÑA, HABLA! ¿QUÉ ME VES? JAJA”.
Y finalmente pude hablar: “¿USTED ES EL ABUELO DE CAROLA?” – “OHHH… ERA ESO JAJAJA, VARIOS ME CONFUNDEN CON WILLY ¿TU QUIEN ERES?” – “YO SOY JENNIFER, Y CAROLA ES MI PRIMA” – “AH, YA ENTIENDO.
NO MI AMOR, YO SOY HUMBERTO, EL TÍO-ABUELO DE CAROLA ¿DÓNDE VISTE A WILLY?” – “AH, PUES LO VI EN SU CUMPLEAÑOS” – “¿EN EL CUMPLEAÑOS DE MI HERMANO? JAJAJA” – “JAJAJA NOOOO, EN EL CUMPLEAÑOS DE CAROLA” – “AH YA ENTIENDO, Y DIME ¿LE GUSTÓ LA BICICLETA A TU PRIMA? WILLY LA ESCOGIÓ DE AQUÍ” indicándome una zona de la tienda donde estaban las bicicletas más caras, al parecer.
Entonces, el rostro se me entristeció nuevamente al recordar que yo no podía tener una bicicleta así de lujosa y cara.
“¿QUÉ PASA BEBÉ?” Me preguntó nuevamente el señor, quien también se le veía muy agradable, era un poco más alto que su hermano, tenía más pelo aunque canoso, de ojos verdes, barba blanca.
En ese momento él pasó al frente para consolarme tal vez, pude entonces recién notar que tenía la camisa blanca bien acomodada bajo el pantalón y que le hacía notar una pancita curiosa, y unas manos grandes, gigantescas, que colocó sobre mi cabello.
Sí que era alto, porque yo a pesar de tener 11, apenas le llegaba a la atura de su ombligo, levante mi mirada triste y me topé con la mirada más dulce y risueña que vi alguna vez, volví a bajar la mirada, esta vez para encontrarme con su bulto.
En mi inocencia de niña, no sé qué pensamientos se me pasaron por la cabeza exactamente en ese instante, solo sé que me agradaba estar cerca de ese señor, sentir su aroma y adivinar ingenuamente porque tenía el pantalón de tela tan abultado ahí abajo, estaba yo conectada con esos pensamientos cuando él me volvió a interrumpir con un simple: ”¿VISTE ALGO QUE TE GUSTE EN LA TIENDA?”.
En ese instante, antes de responderle al Sr.
Humberto, se apareció desde el fondo de la tienda mi tío Carlos, papá de Carola.
Yo no tenía idea que el negocio era familiar “VAYA VAYA JENNY ¿QUÉ HACES POR AQUÍ A ESTAS HORAS? ¿NO DEBERÍAS ESTAR EN TU CASA YA?” – “HOLA TIO CARLOS, SI, SOLO ENTRÉ PARA VER LAS BICICLETAS PERO YA ME VOY” al girar y empezar a correr hacia la puerta, don Humberto me sujeta de la mano firmemente “PERO ¿POR QUÉ TE VAS ASI TAN RÁPIDO? CARLOS, NO SEAS ASI, ES TU SOBRINA, Y VINO A VER LAS BICICLETAS.
ES MAS…” me dijo, mientras se arrodillaba y me hablaba frente a frente “¿TE GUSTARÍA VER UNAS BICICLETAS ESPECIALES QUE TENEMOS EN EL ALMACÉN?, ALLÁ ADENTRO” observé hacia el fondo de la tienda, pero me interrumpió la imagen de mi tío Carlos sobándose su bulto, él vestía un short deportivo y zapatillas, un polo sin mangas, él era de contextura gruesa, también alto.
“¿TE GUSTARÍA O NO?” Replicó Don Humberto.
“SI, ME GUSTARÍA” chupándome el dedito cual niña inocente era yo.
“BAJA EL PORTÓN, CARLOS” le indicó a mi tío, y mientras me llevaba de la mano hacia adentro, una voz ronca nos interrumpió a todos desde el ingreso principal.
Al voltear, lo vi parado en el umbral de la puerta; por la luz natural que provenía de la calle, solo podía visualizar la silueta de aquel hombre en saco y corbata.
Era él, el abuelo de Carola, Willy, ahora ya sabía su nombre.
“QUE PASÓ, ¿VAMOS A ALMORZAR HERMANO?” y entonces se dio cuenta de mi presencia “MMMM HOLA PRINCESA” y todos se quedaron mirando.
Mi tío Carlos le susurró algo al odio, e inmediatamente se dispuso a cerrar el negocio.
Don Humberto me soltó y se fue adentro, al almacén.
Y don Willy se aproximó hacia mí “MMMMM ¿DÓNDE TE HE VISTO, MUÑECA?" – “HOLA, YO SOY JENNIFER” – “QUE LINDO NOMBRE MI REINA ¿TE CONOZCO?” – “YO SOY PRIMA DE CAROLA, YO LO VI EN SU CUMPLEAÑOS” – “AHHH SI, YA TE RECUERDO, ¿Y QUE HACES POR AQUÍ?” – “PUES…” me quedé observando las bicicletas, y él se adelantó a mi respuesta “OH, TÚ TAMBIÉN QUIERES TU BICICLETA ¿CUÁNDO ES TU CUMPLEAÑOS?” – “NO, YA PASÓ, YO QUIERO MI BICICLETA PARA NAVIDAD” – “OH YA VEO, PERO FALTA MUCHO” – “SI, PERO NADIE ME QUIERE REGALAR” – “BUENO, LAS BICICLETAS SON CARAS, NO SON GRATIS” “SI, LO SÉ, PERO USTED LE REGALÓ A CAROLA” – “NO MI NIÑA, NO LE REGALÉ” – “¿ENTONCES?” – “ELLA TENÍA QUE DARME ALGO A CAMBIO” – “¿QUÉ COSA?”, en eso se aproximó mi tío Carlos, y tomándome de la mano me guió hacia adentro y me dijo “ADENTRO LO DESCUBRIRÁS”.
Yo me dejé llevar, en realidad me sentía a gusto en compañía de esos señores.
Entré primero por un pasillo oscuro, habían estantes a los lados; luego, un pequeño patio que tenía rejas de protección en vez de techo, y cruzando un ambiente más, donde el señor Humberto había puesto un colchón grande en el piso, y había una videocámara colocada en un aparato de 3 patas, ahora sé que se llama trípode.
Observaba esa habitación bien iluminada mientras veía a Humberto con la correa desabrochada, y su cierre de pantalón abajo, dejando entre ver su calzoncillo blanco y muy abultado.
Eso, lejos de molestarme, me gustó, me atraía.
Luego mi tío Carlos prendió una pantalla conectada a una computadora, y luego de maniobrar un poco, aparecieron videos de hombres y niñas pequeñas, incluso más pequeñas que yo, todo eso mientras el señor Willy se arrodillaba frente a mí y me decía muy tiernamente “¿DE VERDAD QUIERES UNA BICICLETA PARA NAVIDAD?" – “SI” – “YO TE VOY A REGALAR UNA PERO DEBES SER MUY OBEDIENTE, ¿ESTÁ BIEN?" – “SÍ SEÑOR, YO SOY OBEDIENTE” entonces me daba besos en las mejillas, y luego en los labios, me sentía un poco rara, pero no me disgustaba en lo absoluto.
Así que le correspondí también dándole piquitos en sus labios carnosos “QUE LINDA LA PRINCESITA” me decía.
Estaba besándome con el señor Willy, cuando giré y me percaté que mi tío Carlos ya estaba en boxers (unos azules, recuerdo) y el señor Humberto ya estaba totalmente desnudo, pude ver su vello púbico entre negro y canoso también.
Él se aproximó, me dio un beso en la frente, y mientras en la pantalla se proyectaba un video de una niña haciéndole sexo oral a un hombre, él me indicaba, “ASÍ, ABRE LA BOQUITA AHHHH ABRE MI AMOR” yo por puro instinto lo hice.
Era la primera vez que chupaba la verga de un hombre, y francamente me gustó mucho, se sentía tan suave cuando me entraba en la boquita, no me entraba toda porque era muy gruesa, pero yo disfrutaba al probar su sabor, sentía un poco el aroma a talco, que me llegaba hasta el cerebro, y el comenzó un vaivén que me pareció rico y entretenido.
Entonces mi tío Carlos vino atrás mío, y subiéndome un poco la falda, procedió a bajarme el calzoncito.
Por alguna razón, yo no puse resistencia, yo seguía concentrada en la chupada que le estaba dando al señor Humberto.
“UFFFFF MI AMOR, QUE RICO CHUPAS” decía él, me retiré un poco porque sentí que me estaba ahogando, e inmediatamente mi tío Carlos después de haberme quitado el calzón, ya lo estaba oliendo, y gimiendo, se bajó un poco el bóxer y metió su verga en mi boca.
La suya no era tan gruesa pero también me gustaba, sentía que me entraba más a fondo.
”MMMM LE ENCANTA LA VERGA A ESTA BEBITA” dijo Willy quien recién se empezaba a desnudar después de acomodar bien la cámara y poner otros videos.
“PON EL VIDEO DE KIARA, ¿LA TRAJISTE?” dijo el señor Humberto.
“SI, PAPÁ, PONLA POR FAVOR, QUEREMOS CONOCERLA” dijo mi tío Carlos.
Todo esto mientras nos echábamos en el colchón, y efectivamente don Willy puso el video, me pareció increíble pero aun así yo estaba excitada, dejándome llevar por ellos, obediente de todo lo que me pedían que hiciera.
El video empezó a rolar, era una mocosita de apenas 4 añitos que el mismo don Willy empezaba a manosear y desvestir, para luego empezar a lamerle su conchita.
“WOWWW QUE PRECIOSURA DE BEBA” decían los demás.
“UFFF QUE RICURA, TENEMOS QUE CONOCERLA PRONTO”.
Y así estaba yo en el colchón, una mocosa caliente de 11 añitos entregada a esos 3 hombres, mi tío Carlos de 38, su papá Willy de 62 y su tío Humberto de 55.
Echadita y desnuda en ese colchón mientras ellos me manoseaban, me chupaban la vagina, y me daban de chupar verga.
Se turnaban para hacer eso, y yo feliz, y bien perrita me sentía de causarles placer a esos 3 hombres.
Los primeros, en mi vida sexual.
No tardaron mucho para llevar la situación al extremo.
Don Willy se echó boca arriba y me echaron encima de él, de tal forma que yo chupaba su enorme verga peluda, y el lamia mi conchita y empezaba a dedearme y dilatarme, entonces don Humberto se aparecía atrás mío, y el aprovechaba en lamer mi anito, también le echaba harta saliva, y me dedeaba como si nada le importara, yo gemía o a veces me quejaba un poquito, pero siempre era interrumpida por mi tío Carlos que arrodillado al frente mío me hacía turnar mi boquita para chupar la suya y la de su papá, a veces incluso tomando la verga de don Willy intentaba forzarme las dos vergas en mi boquita pero era imposible.
“UFFF ¿QUIÉN SERÁ EL PRIMERO?” dijo mi tío Carlos.
”BUENO, YO LA VI PRIMERO JAJA” dijo don Humberto, “UN MOMENTO, YO LA VI PRIMERO EN LA FIESTA” dijo Willy.
“¿SE ESTÁN OLVIDANDO QUE YO SOY EL TÍO, AQUÍ?” Dijo Carlos.
Entonces los 3 se pusieron de pie, y mientras en el video Don Willy estaba follando salvajemente a la bebita.
Me preguntaron “¿QUIÉN DE LOS TRES QUIERES QUE TE LA CLAVE, PRINCESA?” – “MMMMM”, yo los vi a los 3, meneando sus vergas, y se me ocurrió preguntar “¿QUIÉN ME VA A REGALAR MI BICICLETA PARA NAVIDAD?” – “JAJAJAJA” todos soltaron las carcajadas, y fue finalmente don Willy quien se puso detrás de mí, colocándome en pose de perrita.
Don Willy se montó encima mío, obviamente él pesaba más que yo, así que puse mi carita sobre el colchón y él me sujeto fuerte de mi cintura, procurando no caer encima mío, entonces acomodó la cabeza de su verga en la entrada de mi culito, “UFFFFF BEBITA, AGUÁNTAMELA YA” uhmmm yo no entendía, pero suponía que venía lo más doloroso, así que me armé de valor y le dije “SI SEÑOR WILLY” – “UFFF PUTITA” – “MMMMM ¡AYYYYY!” de verdad me hizo doler, pero él seguía en lo suyo, empujando de a pocos, a veces suave, a veces fuerte.
Yo ya empezaba a llorar, y tenía ganas de gritar; mi tío se dio cuenta de ello e inmediatamente puso su verga rica en mi boca.
No había más que hacer que disfrutar de mi primera cogida, y era por el culito.
Don Willy empezaba a cogerme más duro, diciendo: “OHH MIRA QUE RICO HERMANITO”, entonces Humberto se aproximó para ver la hazaña de Willy, “UFFF ¡SÍ! QUE RICO, PÁRTELA TODITA”.
No sé ni cómo resistí, pero lo hice.
De un momento a otro, del dolor pasé a gozarlo como jamás pensé.
Me sentía bien, poseída, excitada de estar chupando una verga rica y estar recibiendo otra por mi culito.
“UFFF PERO NO ME DEJEN AFUERA” dijo el señor Humberto.
Él se echó a un costado en el colchón y dijo “TRAE A LA PUTITA AQUÍ” así que me llevaron hacia él, y me sentaron encima de él, acomodándome justo encima de su verga que estaba toda mojada y paradísima “UFFF APRETADITA PRINCESA” dijo.
Yo apoyé mis manos en su pecho peludo para separarme un poco, pero él me sujetó fuertemente de mis nalgas y “MMMMM ¡AYYYYY!” – “UFFFFFF LINDA” exclamaba él.
Me hizo doler también pero a él tampoco le importo, él seguía moviendo mis nalgas a su ritmo, fue un solo empujón para clavarme su verga hasta la mitad; sentí mi conchita llena de su verga, y yo miraba su rostro de lujuria, el me sacaba la lengua, y gozaba como un desquiciado, al mismo tiempo que mi tío se arrodillaba delante mío, casi como poniendo sus nalgas en el pecho de su tío, para darme de tragar verga, mmmm yo como toda una golosa me devoraba su verga.
Ahora faltaba don Willy.
Lo sentí aproximarse, cuando dejó caer harta saliva, o algún líquido que tenían por ahí, con el que habían estado masajeando y dedeando mis agujeros.
Entonces sentí su peso encima mío y su verga en la entrada de mi culito “UFFFFFF AHHHH” todos gemimos al mismo tiempo.
Totalmente ensartada.
Yo estaba montada encima de don Humberto quien me tenía bien clavada por la conchita, mientras que mi tío Carlos no me dejaba gritar, apenas gemir pues me tenía chupándole la verga como una perrita sedienta, y finalmente el señor Willy, atrás mío, estaba clavando su verga en mi culito.
No pasó mucho tiempo antes que los 3 hombres botaran su leche casi en forma sincronizada “OHHHH UFFFF” – “MMMM ME VENGO” – “UFFFFF PUTITA RICA”, curiosamente en ese instante, yo sentí también una sensación nueva para mí, sentí que me meaba, pero era diferente, era una corriente eléctrica que recorría mi cuerpo al mismo tiempo que sentí que me mojaba yo solita.
Así terminamos, todos rendidos, yo sobretodo.
Me dejaron totalmente exhausta, y echadita en el colchón, con todos mis fluidos y los suyos en mis agujeros y boquita.
Me quedé dormida por unos minutos creo, y después de un rato desperté.
Los hombres estaban ya todos vestidos.
Luego me vestí, y ya afuera en la tienda, don Humberto me dio un cupón y me dijo “AQUÍ TIENES ESTE CUPÓN PARA QUE RECOJAS TU BICICLETA EN NAVIDAD, ¿ENTENDISTE?” – “SI SEÑOR HUMBERTO, MUCHAS GRACIAS” – “Y YA SABES, SIEMPRE PÓRTATE BIEN Y SÉ MUY OBEDIENTE, YA VES QUE LAS NIÑAS BUENAS SIEMPRE TIENEN SU REGALO”.
Me despedí de los 3, y yo fui feliz a mi casa, aunque un poco adolorida.
Pasaron los meses, y yo siempre iba a “la casa de las bicicletas”, no solo para ver que mi bicicleta siga en vitrina, sino también para complacer a esos señores, sobre todo a Humberto quien era el dueño de la tienda.
Ahora, a pesar de mi corta edad encontré un rico mi vicio que eran los hombres maduros.
El mismo 24 de diciembre de 2015, cuando fui a reclamar mi regalo y regresaba a casa, me crucé con un anciano vagabundo que pedía limosna por navidad, yo no tenía dinero pero le ofrecí algo que le podía gustar, así que fuimos a un callejón, entre cartones viejos, donde él dormía, y ahí, le ofrecí mi culito, cuando él se desamarró su pantalón sucio y roto, salió a relucir la verga más gorda y larga que haya visto y además muy peluda, que me gustó al instante.
Me dio una tremenda cogida por el culito.
Me dolían sus empujones, pero yo aprendí a aguantar, cual zorrita experta ya era; ver su cara de lujuria, gimiendo y hasta casi gritando mientras me penetraba mi culito, me encantaba y me producía ricas sensaciones en el cuerpo y yo empezaba a disfrutar todas sus embestidas.
Se escuchaba el ruido de los autos, no tan lejos, pero no me importaba, yo estaba gozando como loquita.
Él termino llenándome el culito con su leche espesa y caliente.
Llegué a casa con una sonrisa de oreja a oreja; la ropa nueva, la cena, la fiesta, pero finalmente no disfruté de mi bicicleta en noche buena, pues no podía montar de tanto que me dolía el culito.
Atte DON PATO
Brillante, maravilloso escepcional relato!!!!!!….he quedado muy caliente y mi mente dibago con un inmenso placera ante tantan belleza de lujuria con esa mini lolita caliente y putita como ella solo.5 estrella de calificacion
Fe de errata Es excepcional y no escepcional