Una tarde en el cine
Una tarde primaveral de película.
Recuerdo muy intensamente mis 15 años. Toda mi sexualidad explotaba y era disfrutada solo en la clandestinidad de mis diarias sesiones masturbatorias en las que revivia imaginariamente todo lo que mi educación y formación me obligaban a reprimir en la vida real.
Durante el 3er año del colegio secundario se sucedieron semanalmente las alocadas fiestas de 15 de compañeras, amigas y la mia misma. En ellas se daban y sucedian la mayoria de nuestros primeros encuentros con la inocencia perdida. En una de dichas celebraciones conocí a quien sería mi primer y unico novio, luego marido. En otra fue nuestro primer beso. También durante otra de ellas las primeras caricias y roces.
Un sabado de primavera por la tarde organizamos una salida grupal al cine a ver una comedia tipica de adolescentes. Fuimos en ungrupo bastente grande integrado por chicos y chicas. En esas ocasiones era habitual la presencia de alguna madre o padre de alguna de las chicas que vigilaban discretamente y a la distancia el comportamiento de los varones mas que nada. Esa presencia nos cuidaba de ciertos excesos varoniles. O al menos eso intentaban.
El cine repleto de adolescentes era un caos. Solo tres o cuatro adultos desapercibidos en las ultimas filas que ningun adolescente ocupaba. Todos se amontonaban los mas cercanamente a la pantalla cubriendo inclusive el piso, los pasillos y las escaleras. Alli estaba la joda y el lio. El movimiento permanente, el jaleo constante. La pelicula era la excusa y a los varones poco les importaba.
En tales condiciones era imposible de ver el film y a mi en realidad me interesaba mas disfrutar la peli que todo ese lio desatado que me parecia bastante idiota e infantil. Asi es que en cuanto pude escapar inadvertida me instale en una butaca de la ultima fila a dos lugares de donde se sentaba la mama de una de mis compañeras que debia levantarse a cada rato a intentar calmar los animos y pedirle a los revoltosos que ocuparan sus sitios.
No habian pasado mas de 10 minutos de comenzada la función que un papá se ubico a mi lado. Me sonrió a modo de saludo y como pidiendo permiso de no molestarme. Sonreí aprobando. En ese instante un destello ilumino su rostro de sombra y adverti de quien se trataba. Era el abuelo tierno y encantador de una de mis mejores amigas. Reconocerlo me tranquilizo y relajo bastante. Otra presencia me hubiera incomodado.
En sus tantas idas y venidas la mamá vigilante quedo sentada en la fila delantera. El caos ya estaba bastante mas controlado lo que me permitio concentrarme en la peli e ir acomodandome en la butaca mucho mas comodamente hundida en ella y apoyando mis rodillas sobre la butaca delantera tan relajada y naturalmente que no adverti lo provocadora de la posicion. Mis piernas abiertas al desnudo y con la inclinacion suficiente para que la falda que vestia se retrajera a dejar casi a la vista la bombachita que me cubria.
La mano del abuelo a mi lado fue cayendo del posabrazos lenta, sutil y disimuladamente en la busqueda de mi.
Las yemas de dos de sus dedos apenas rozaban en pequeños circulos la piel de mi delgado muslo provocandome un placentero cosquilleo que erizaba todo mi cuerpo. Probó una, dos, tres veces midiendo mi reacción. Yo estaba paralizada de terror. Del terror que la excitación que me invadia fuera advertida.
Sus dedos expertos fueron intensificando lenta y suavemente las caricias que recorrian cada vez mas piel de mi pierna en dirección correcta al máximo placer. El apoyabrazos era un obstaculo que le impedia llegar a donde yo mas deseaba. Lentamente fui cambiando mi postura. Baje mis piernas y apoye las zapatillas en el piso. Las abri todo lo que me fue posible y con mis manos me subi total mente la falda ofreciendole mi sexo al abuelo. Invitandolo a que continuara tome su antebrazo y levante el apoyabrazos. Estaba empapada y el aroma inconfundible de mis jugos subia y nos inundaba.
Toda su mano se apoyaba en mi bombacha acariciando intensamente mi concha excitada. Gozaba por primera vez de una paja extraña.
Un brusco movimiento repentino de la mamá levantandose me asusto. La segui con la mirada mientras tomaba la mano del abuelo y la detenia en señal de alerta. Temiendo que a su regreso se ubicara en nuestra fila descubriendo el horror de mi placer prohibido, huí rápidamente hacia el baño. Me encerre en el último de los retretes agitada, con la respiración entrecortada y las pulsaciones aceleradas por el vertigo de la excitación y el panico a ser descubierta. Respire profundamente intentando retomar el control. Me di cuenta que estaba totalmente chorreada, mojada de placer. Me quite la bombacha, tome papel e intente secar los jugos que me enchastraban en vano. La calentura que sentia me obligaba a continuar lo que no habia finalizado. Oliendo mi propio perfume de mi bombacha empapada me masturbaba.
Un susurro del abuelo detras de la puerta interrumpio la paja. Destrabé la puerta y me senté en el inodoro con mis piernas separadas. El dedo mayor de la mano derecha del abuelo apenas me penetraba y me enloquecia de placer. Gimiendo le di a su boca mi bombacha. Con su otra mano en mi boca ahogaba los gritos de placer que mi orgasmo no controlaba.
Extasiada le rogué más. Frenéticamente empujaba su mano a que me tocara y fregara. Con mi boca buscaba, besaba, lamia la tela de su pantalón abultada y marcada por su verga parada. Pude ir desabrochando el pantalon y bajar el calzoncillo que me separaban de lo que deseaba mientras acababa nuevamente cogida y penetrada por sus dedos.
Se a bese, la lami, la chupe, me la meti toda en la boca. El abuelo la saco, me corrio y me empujo suavente hacia atras, diciendome dulcemente al oido que ya era suficiente. Me negue, lo tomaba violentamente de los brazos, me aferraba a su cuerpo, le pedia que no me dejara. Le ofreci mi virginidad. Deseaba que me cogiera, sentir como su verga me penetraba.
El abuelo con toda su dulzura y delicadeza me calmaba
-Chiquita mia, ya es suficiente. No intente que supere mi propio limite. No me lo perdonaria jamas. Hasta acá le ruego. Perdoneme.
Comprendí su negativa a hacerme el amor pero le pedi un polvo mas, una paja mas, rápida.
El abuelo accedió a darme un ultimo e inolvidable orgasmo. Tomo mis piernas con ambas manos, las abrio y chupó la concha.
Ricooooo es delicioso descubrir que son bien calientes a esa edad…me encanta tu descripcion, tus nervios y tu calentura.
Por favor continua y platicanos como te cogiste al primer hombre en tu vida
Muy bueno, excelente narrativa, excelente relato, Muchas Gracias!
Lastima que no se haya atrevido no crees, siempre le quedará el si hubiera en la cabeza