Una tía buena
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jjggm.
Pero aún así mi naturaleza ya
reclamaba algunas “atenciones”, con
lo que me masturbaba con
frecuencia, ya que no había tenido
sexo con ninguna chica hasta
entonces, salvo escarceos que ahora
se considerarían inocentes: Algún
beso, algún tocamiento y poco más,
y eso que desde los 18 tenía coche y
carnet.
Por los días en que se desarrolla mi
historia había venido a pasar unos
días con nosotros a Madrid una
hermana de mi madre, mucho más
joven que ella, de unos 35 años, pues
erala menor de una larga saga.
Procedía de un pueblo de la
Extremadura deprimida, por lo que
le asombraba todo lo que veía en
Madrid. Yo solía hacerle de
“Cicerone” paseándola por los
lugares más típicos de la ciudad.
Una tarde de aquel verano, me había
entrado a mí la calentura, y tendido
en la cama de mi dormitorio me
estaba haciendo una paja pensando
en alguna de las chicas a las que
había tocado los pechos en el coche.
En eso, sin saber porqué, porque
nunca lo había hecho antes, entró
Julia; así se llamaba mi tía; en mi
habitación. No me dio tiempo a
ocultar mis manipulaciones.
-¿Qué haces niño? ¿No sabes que eso
es un gran pecado y que puedes
quedarte ciego?
-Bueno, yo…
-Tendría que contarle esto a tu
madre. Aunque si quieres confesarte
conmigo tal vez me lo pueda callar.
Se vino a sentar en la cama, a mi
lado. Cuando traté de ocultar mi
pene bajo los calzoncillos dijo.
-No, no escondas tu pecado.
-¿Entonces qué hago?
-Cuéntame en que pensabas
mientras hacías esa guarrería.
Más o menos traté de contarle mis
fantasías nunca realizadas; cualquier
cosa con tal de que no le dijese a mi
madre lo que me había visto hacer;
Me sorprendió cuando cogió mi polla
con su mano y empezó a acariciarla
mientras decía.
-Todo eso está muy bien, y es
natural, pero no puedes darte gusto
solo, es mejor que te lo haga una
mujer.
Al poco estaba masturbándome ella
con gran maestría.
-¿A que te gusta más que te lo haga
yo? Y además no es pecado.
-¡Sí, sí, me gusta mucho!
-Lo sabía. Pues puedo hacerte otras
cosas que te gusten todavía más.
¿Quieres?
-Sí, por favor.
Acercó entonces su boca a mi pene y
empezó a chupármelo con
delectación. Yo estaba como
transportado al cielo. Ella dijo:
-Tu tita te está dando mucho gusto,
pero tú también tienes que dárselo a
ella –Se levanto la falda y se quitó las
bragas- Anda, chúpame tú a mí esto
–y puso su coño en mi boca
mientras volvía a mamármela.
En medio de espasmos de placer en
los dos, con voz ronca y
entrecortada, me dijo:
-¡Ah! Mira mi niño, ahora quiero que
me la metas en mi chocho, como
soñabas cuando te hacías la paja.
Se puso sobre mí, cabalgándome, y
se la metió hasta el fondo. Saltaba
como una loca sobre mi polla
mientras emitía sonidos guturales.
-¡Ay que me corro mi niño! ¡No
pares! ¡Folla bien a tu tita!
No sé las veces que me hizo cambiar
de postura. No sé las veces que me
corrí. Mucho tiempo después, ya
agotados, me dijo:
-¿Ves? Así es como se deben hacer
estas cosas. Y para que no caigas en
la tentación de volver a hacerlo solo,
quiero que todas las noches, hasta
que me marche, vengas a mi cuarto
a repetirlo. O si no, para que no te
preocupes, yo vendré aquí cada día.
Sabes que es el precio que tienes
que pagar para que no le cuente
nada a tu madre.
En tres semanas que estuvo en casa
me folló a más y mejor cada noche, y
cuandola sacaba a ver cosas de
Madrid no dejaba de ponerme la
mano en la entrepierna y suspir
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!