Vacaciones de Verano
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por pucela83.
El caso es que siempre me han encantado las mujeres mayores que yo, siempre me ha atraído su libertad, su falta total de complejos, y en ello estoy seguro de que tuvo mucho que ver mi tía Merche.
Mi "especial" relación con mi tía comenzó en una de mis vacaciones de Verano, las cuales siempre las pasaba en el pueblo de mis padres y donde estaba toda mi familia. Como allí no tenía casa propia, pasaba los días en casa de mis tíos, aunque más bien debería de decir a solas con mi tía, porque debido al trabajo de su marido, pasaba prácticamente sola todo el día, coincidiendo simplemente por las noches.
Mi tía tendría por aquella época cerca de los 40 años, muy bien llevados dicho sea de paso. Ella era morena, ojos azules, pelo largo por los hombros, y ciertamente, aunque algo entradita en carnes, era preciosa y se podía decir que tenía un cuerpazo, así que teniendo en cuenta todo esto, junto a que yo me encontraba en plena adolescencia, hacían un verdadero coctail explosivo.
Durante ese maravilloso verano, se iban sucediendo las provocaciones por mi parte deseando que algo ocurriera, entre ellas, y que fue la que probablemente hizo que mi tía se fijara en mi como algo más que su sobrino, fue el día en el que aproveché la ocasión de encontrarla en una parte estrecha de la cocina para pasar por detrás de ella con mi pene totalmente erecto y rozándola por detrás todo lo que pude, a lo cual ella respondió mirándome con una medio sonrisa pícara, aunque sin decirme nada. No entendí como pudo reaccionar de esa manera, era imposible que no lo hubiera notado, y si lo había notado (como estaba seguro que fue), me preguntaba por qué no había dicho nada, por qué no había pasado a la acción…en fin, que yo seguí intentando provocarla, porque eso me ponía enormemente cachondo.
Al estar en esa situación, no hacía más que estar hiperactivo, tenía una necesidad irreflenable de masturbarme y me pasaba el día fantaseando, calentísimo, y una de las cosas que más morbo me daban y que más me desahogaba era aprovechar cuando ella estaba fuera de casa para rebuscar en su cajón de la ropa interior, sacando las que más morbo me daban para sacar mi polla y masturbarme como si no lo hubiera hecho nunca…y así fue cuando por fin conseguí traspasar lo límites de su cariño maternal.
Cierta mañana, mientras me hacía mi primera paja mañanera con la ropa interior de mi tía, se abrió de repente la puerta de la habitación y casi muero por lo violento y a la vez excitante de la situación: era mi tía Merche, en el umbral de la puerta, llegando antes de su trabajo y ahí estaba ella, mirándome con los ojos como platos, y yo con dos de sus tangas negros, otra braga estampada sobre su cama, totalmente desnudo y masturbándome como un animal delante de ella. Una vez más, no me dijo nada, ni hizo ningún gesto, así que lo que hice fue terminarme la paja y recoger sus cosas.
Tras lo ocurrido por la mañana, yo seguía sin entender por qué no se lanzaba, ella sabía que yo quería follar con ella, y yo ya más no podía hacer ¡¡¡Hasta me había visto hacerme una paja delante de ella y con su ropa interior!!! ¿Qué más necesitaba para lanzarse?, pero parte de mis dudas fueron respondidas por la noche nada más irse mi tío a la cama. Ese día, en cuanto se fue mi tío a la cama y se le escuchaba dormido, mi tía cambió la televisión…¡¡¡A un canal porno!!!, creo que es imposible explicar la alegría que sentí en ese momento, parecía que las cosas iban por el buen camino, así que como pensaba que era lo que buscaba, me saqué mi polla totalmente erecta dispuesto a follar, pero lejos de eso, cuando ya tenía la polla fuera y me estaba poniendo de pie, ella también se levantó, me dio un beso de buenas noches y me dijo con esa sonrisa pícara que solo sabe poner quien sabe que está jugando con alguien:
– Hasta mañana, espero que te la acabes bien.
Y así me quedé yo, con la polla en la mano y viéndola irse a la cama, así que indudablemente, lo que tuve que hacer es lo mismo que llevaba haciendo todas las vacaciones: hacerme pajas.
De esa manera, viendo lo que estaba pasando, decidí que ya no valía la pena más esperar, debía pasar a la acción directa, echar un órdago, llegar a un punto de no retorno donde jugarme el todo por el todo, el sí o el no, la gloria o el infierno, así que me pasé toda la noche urdiendo un plan, el cual puse en práctica al día siguiente.
Esa mañana iba a ser el gran el día y esto fue lo que ocurrió. Esperé en mi habitación a que llegara mi tía del trabajo y esperé a que se cambiara, estaba sorprendentemente tranquilo a la espera de lo que iba a hacer…y entonces empezó el espéctaculo; cuando escuché que mi tía estaba en la cocina preparando la comida, salí de mi habitación y entré en la cocina, eso sí, completamente desnudo y actuando con total naturalidad, como si estar desnudo en la cocina hablando con ella y con la polla a punto de reventar fuera lo más normal del mundo. Esa farsa tan divertida al menos para mí, duró cerca de 5 minutos, y digo divertida porque mientras tomaba un vaso de zumo, Merche no dejaba de mirarme la polla y conversar sobre algún tema trivial, pero ya llegó un momento en el que vi que la cosa tenía que avanzar, así que me acerqué lentamente hacia ella que parecía que estaba hipnotizada por lo que veía y por la situación, hasta que me coloqué justo enfrente y comencé a besarla suavemente, beso al cual en un principio ella no respondió, pero al que finalmente no pudo resistirse, fundiéndose nuestras lenguas en un beso de lo más calenturiento…
Mientras Merche seguía besándome cada vez más apasionadamente, empezó a buscar mi polla, que estaba totalmente erecta y sin ningún tipo de atadura desde hacía tiempo, encontrándola y comenzando a masturbarme suavemente, con un movimiento pausado pero constante, acariciando mi polla como si no hubiera tocado una en miles de años, poco a poco, así que en esas, yo empecé a levantarle su bata hasta la cintura tocando su sorprendentemente prieto culo por encima de su braguita blanca para comenzar a introducir mis manos por dentro de tan delicado envoltorio, pero decidí tomarme un respiro en esa labor para apartarme y desabrochar todos y cada uno de los botones de la bata, sacándosela y arrojándola lejos, dejando al decubierto un maravilloso conjunto de braga y sujetador blanco, que resaltaban aún más la blancura y belleza de su cuerpo.
De esta forma, Merche estaba justo donde yo quería, semidesnuda delante de mi y a la espera de lo que podría suceder, así que en cuanto pude fijarme en lo expléndido de su cuerpo, se acercó a mí y me susurró al oído:
– Te la voy a mamar como nunca te la van a mamar…
Y dicho esto, se arrodilló y se puso a la faena, me agarró la polla y directamente se la metió en la boca dejándome sorprendidísimo, nunca pensé que se la pudiera meter hasta tan dentro, me estaba encantando lo que estaba haciendo, se la metía en la boca, agarrando la base con la mano, se la sacaba y empezaba a lamerla, pasando su lengua justo por la punta del glande, acariciaba mis huevos llenos de semen con suavidad para apretármelos de vez en cuando, me la pelaba con las dos manos, volvía a introducírsela en la boca hasta dentro…me encantaba lo que ella hacía, pero aún me encantaba más cada vez que la miraba y la veía entornar los ojos, me encantaba esa sensación de saber que aquello la estaba gustando, y entonces fue cuando cambió de parecer, se sentó en la encimera con las piernas bien abiertas, bajándose las bragas hasta los tobillos, y a la voz de ahora te toca a ti, me agarró la cabeza y la colocó justo ahí, en su entrepierna, teniendo ante mi un coñito precioso, rosadito y con una finísima depilación, dejando solamente una fina línea vertical de vello púbico, así que para no decepcionarla, comencé a lamerla el coño, pasando mi lengua hasta aquel día inexperta, por la inmensidad de su coño, chupando y lamiendo, me encantaba ese sabor amargo que tenía su coño, haciéndoselo primero despacio y sin saber muy bien que hacer, pero mi tía, como más tarde descubriría, sabía muy bien lo que la gustaba que la hicieran, porque en un momento comenzó a darme sus órdenes y comenzó mi adiestramiento diciéndome dulcemente, como el que no quiere la cosa:
– ¿Te gusta comerte mi coño?
– Sí claro- la respondí, sin dejar de comerla su precioso chochito, a lo cual Merche respondió agarrándome la cabeza con una de sus manos, e indicándome.
– Pues lame ahí..así…ahí es donde más nos gusta a las chicas…muy bien, sigue pasándola así…así me gusta..sigue…¿Le habías comido el coño así a alguna de tus amigas?…Seguro que no…déjame que te enseñe…pero no pares, pasa la lengua más rápido mi niño…así…
Y así estaba yo, comiéndome el coño de mi tía y pasándola la lengua por el clítoris, mordisqueándoselo, disfrutando de tan expléndido manjar así como ella disfrutaba de que se lo comiera, hasta que llegó el momento de cambiar, Merche se puso de pie, se terminó de quitar el sujetador y volviendo a ese tono meloso con el que me seguía tratando y volviendo a agarrarme la cabeza me dijo:
– Lo has hecho muy bien, ahora quiero que me comas las tetas..así me gusta, así….cómetelas enteras…muérdeme los pezones…muy bien…así me gusta…que dejes que te enseñe…
Y en estas estaba yo, ensimismado comiéndome esos expléndido melones de talla 100, con esos pezones moraditos que me apuntaban como dos pistolas y haciendo todo lo que me pedía mi tía, cuando me apartó de nuevo la cabeza y me dio la espalda hasta encontrar una nueva posición, esta vez sentada en la mesa de la cocina. De esta forma, mientras admiraba una vez más su voluptuoso cuerpo, con ese par de pechos que me parecieron enormes, esa rajita que me había estado comiendo completamente abierta ante mí, y por qué no decirlo, un pequeño e incipiente michelincillo que aún me daba más morbo, Merche volvió a dirigirme agarrándome la mano y acercándome a ella, y tras decirme: -Me has puesto a cien…ahora lo que quiero es que me folles- me agarró la polla y se la metió poco a poco en su coñito.
Me encantó sentir esa sensación de notar como mi polla se hundía poco a poco en ese coñito tan húmedo y aún más me gustó la aptitud que adoptó ella al metérsela y cambiándole totálmente el rostro. En ese momento, mientras ella se la introducía en su agujerito y me agarraba con la otra mano mi culo marcándome un ritmo lento, entornó totalmente los ojos, y cuando por fin me empujó del culo para penetrarla totalmente, quedando mi pene totalmente aprisionado dentro de ella, soltó un aaaaaaaaahhhh y se tumbó hacia atrás totalmente. Seguía agarrándome el culo y marcándome ese ritmo lento, monótono, hasta que que ya aparto su mano y me dejó a mi aire, siguiendo obedientemente con ese ritmo que me había marcado, seguia follando así, dentro fuera, dentro fuera, me encantaba aquello, me encantaba mirarla y ver que se agarraba sus enormes pecho, que entornaba los ojos, los cerraba, abría la boca sin decir palabra, así que todo eso me animó a aumentar el ritmo, a follar a Merche más rápido, tratando de que así disfrutara más, pasando mis manos por sus tetas y sus enormes pezones, donde mis manos se encontraban con las suyas y bajando mi cabeza para besarla en los labios con todo el ardor que podía, mientras ella seguía igual que antes, respondiendo a mis apasionados besos y solamente abandonándolos para abrir la boca ensimismada en el polvazo que estaba echando conmigo encima de su mesa, y susurrar algún -Joder…que bien…aaaaahhhh…- o para apoyar de vez en cuando su pierna derecha encima de mi hombro.
Así seguíamos los dos, disfrutando el uno del otro, yo dentro de ella, hasta que me frenó, se sacó mi polla de su coño, y con su pierna derecha me empujó de una forma suave y sexy hasta obligarme a sentarme en la silla de al lado, tras lo cual ella se levantó de la mesa y dirigiéndose a mí me dijo:
– Ahora quiero tener ese pollón bien dentro de mí, mi niño…
Así que cuando agarró mi polla, se colocó encima de mí y ahora sí, si bien lo hizo con suavidad, se la metió enterita, hasta dentro,quedando completamente ajustada y no quedando nada de mi pene fuera de su vagina, fue en ese momento, al verse penetrada de una forma tan profunda, quedando inmóvil con la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta, el momento en el que aproveché para volver a comerme esos enormes y preciosos pechos que estaban colocados justo delante de mí y la dije:
– Ahora sí que la tienes bien dentro, enterita, ¿Te gusta follarme?
A lo cual ella respondió en el mismo tono suave de voz con el que se venía dirigiendo hacia mí todo el rato:
– Sí…me gusta…pero déjame que te folle yo…quiero disfrutarla…
Y comenzó a moverse, poco a poco, echada hacia atrás y yo comiéndola las tetas, con mis manos agarrándola bien fuerte el culo y dejándola a ella moverse. Poco a poco Merche comenzó a aumentar su ritmo, si bien la penetración ya no era tan profunda como al principio, pero notaba que su vagina estaba chorreando, incluso en un par de ocasiones se escuchó el típico flop, flop de esas ocasiones, sus pechos no dejaban de botar, de moverse con un ritmo verdaderamente hipnótico, su ritmo aumentó aún más, cada vez más rápido, y ese fue el momento que llevaba esperando desde que comenzamos "el asunto": por fin Merche empezaba a perder el control de sí misma gritando:
– ¡¡¡Fóllame!!! ¡¡¡Así!!! ¡¡¡Sigue!!! ¡¡¡No pares cabronazo!!! ¡¡¡Me corro!!! ¡¡¡Me corro!!!
Y con esos gritos y esos gemidos que más bien parecían aullidos de lobo, Merche tuvo un primer orgasmo brutal, soltó un increíble grito ahogado, me clavó sus uñas en la espalda dejándome su marca y buscó mi boca para darme un increíble beso de esos que te dejan la cara llena de saliba, pero yo ya estaba empezando a vislumbrar lo que de verdad le gustaba a mi tía y habíamos llegado a un punto de no retorno en el que sentía que podría hacer con ella todo lo que quisiera, así que dado que ella ya había tenido su primer orgasmo (y qué primer orgasmo…), decidí que había llegado el momento de tomar yo la iniciativa en ese polvazo "cocinero", por lo que la agarré del culo y sin sacarme la polla de su coño la levanté y apoyé su espalda contra la pared dejándola si ningún apoyo en el suelo, manteniéndose en el aire gracias a mis manos que la sujetaban del culo, sus piernas enroscadas en mi cuerpo, sus brazos agarrándome del cuello, y como no, mi polla penetrándola una y otra vez en esa posición vertical, ahora a un ritmo frenético, me estaba encantando tenerla así, completamente a mi merced, me encantaba tener esa sensación de que era yo el que tenía el control de la situación y hacer que mi tía se volviera loca gimiendo, gritando, soltando barbaridades por esa boca que anteriormente me trataba con tanta dulcura.
-¡¡¡Así!!! ¡¡¡Fóllame así cabrón!!! ¡¡¡Así, bien dentro!!! ¡¡¡Ahora, ahora, sigue, sigue!!!
Y otra vez, con un nuevo aullido Merche se volvió a correr, pero ahí no paraba la cosa, yo sabía que aquello podía durar más, mucho más, así que cuando me aseguré de que su orgasmo había finalizado, pensé que había llegado el momento de colocarla en otra posición. Mi tía en ese momento estaba ya como una "zombie", la estaba dando un repaso como yo creo que nadie se lo había dado nunca y sabía que podía hacer con ella lo que quisiera, así que la dejé de nuevo en el suelo, la empujé contra la misma mesa en la que la había estado follando anteriormente y la coloqué de pie frente a ella mientras con una mano la agarraba del pelo obligándola a flexionar su cintura de tal forma que sus enormes pechos quedaran aprisionados contra la mesa y con la otra colocaba mi polla dentro su coño chorreante.
Mi polla, que anteriormente entraba con dificultades en el ahora tan húmedo agujero, esta vez entró sin ningún problema, la vagina de Merche se había adaptado por completo a lo que estaba dentro de ella y la lubricación que ella emanaba permitía un movimiento perfecto, la penetré así, desde atrás, de una forma salvaje, había desaparecido cualquier tipo de temor o miramiento y estaba disfrutando enormemente de tener a mi tía en una situación tan sumisa, era un gemido en cada embestida, había perdido totalmente la cabeza, no tenía ningún dominio de sí misma, veía desde mi posición su cara ladeada y pegada a la mesa, con el rostro desencajado, con una mezcla de dolor y placer encantador:
– ¡¡¡Cabrón!!! ¡¡¡Córrete de un vez!!! ¡¡¡Sigue follándome pero córrete!!! ¡¡¡Me estás volviendo loca hijo de puta!!! ¡¡¡Me voy a tener que correr otra vez!!! ¿Es eso lo que quieres cabrón? ¡¡¡Si es lo que quieres sigue follándome así porque lo vas a conseguir cabronazo!!!
Y por tercera vez, Merche volvió a correrse como me había anunciado, así que viendo la situación en la que estaba ella, que yo sabía que podía durar algo más, y dado que siempre quise probar cosas nuevas, decidí que sería buena idea intentarlo por "el otro agujero", así que en una de mis acometidas, saqué mi polla de su coño y como el que no quiere la cosa, de un golpe de riñón, le metí en su precioso culo todo lo que pude de mi pito. Aquello fue increíble. Aquello sí que no se lo esperaba de ninguna manera, ya que justo cuando se la introduje dentro de su recto, Merche dio un grito verdaderamente ensordecedor y quedó con los ojos como platos, al tiempo que decía a gritos – ¡¡¡Por ahí no, por ahí no!!! – pero decidí ignorar sus súplicas y seguir follándola el culo, poco a poco se la introducía cada vez más a fondo pero sin llegar a meterla del todo por temor a hacerla realmente daño. Yo sabía que aquello la estaba gustando porque si bien sabía que la había penetrado con gran rudeza y a lo salvaje, ella no apartaba su culo de mi, es más, se movía acompasando mis movimientos cada vez más rápidos y profundos, yo ya notaba como aquello estaba cerca de acabar, notaba que mis huevos estaban a punto de reventar por tanta lefa acumulada en ese increíble polvazo, pero yo quería algo más, quería que se corriera por cuarta vez y follándola así, por detrás, como los perritos, y ese momento no tardó en llegar:
– ¡¡¡Córrete hijo de puta!!! ¡¡¡Me estás reventando el culo!!! ¡¡¡Me escuece y no puedo aguantarlo más!!! ¡¡¡Córrete ya!!! ¡¡¡Córrete en mi culito!!! ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!!!
Y así llegó el cuarto orgasmo de Merche, así que decidí no aguantar más, mejor dicho, no podía aguantar más, y por fin saqué mi polla a punto de reventar de su culo, pero la visión del destrozo que la había dejado me dejó impactado: aquel pequeño agujero, prácticamente invisible y en el que me costó en un principio meter mi verga, estaba verdaderamente irreconocible, en su lugar había un ano completamente rojo con un agujero enorme en el centro.
Esa visión me animó aún más. Mi tía seguía en ese estado de shock al que anteriormente me refería, ese estado en el que se encuentra alguien que ha perdido totalmente la cabeza y que ya no sabe lo que hace, así que la dije:
– Ahora lo que quiero es que me la chupes igual que antes y quiero correrme en tu cara.
Me encantó esa actitud tan obediente y servicial, porque en cuanto saqué mi polla y la dije eso, ella se apartó de la mesa, se puso de rodillas y volvió a hacerme una expléndida mamada, una mamada como solo pueden hacer aquellas que les gusta hacerlo, metiéndosela en la boca, pasando la lengua por la punta…
-Ahora, ahora, me voy a correr…
Y según la dije esto, se sacó la polla de la boca, comenzó a meneármela a una velocidad vertiginosa delante de su cara, y en un instante un inmenso río de semen cubrió su cara, en un primer momento en su pelo, su ojo izquierdo y la nariz, llegando hasta la boca, y en un segundo momento, sobre sus labios. Creo que nunca en mi vida me he corrido igual, me estaban doliendo los genitales y me dolió la polla por la cantidad de semen esparcida por la cara de mi tía por mi manguera, aquello fue genial, ese polvo había llegado a su fin y había sido algo brutal como muy bien señaló ella volviendo a ese tono tan dulce que había empleado conmigo anteriormente:
– Mira como me has puesto mi niño, pensaba que no ibas a correrte nunca pero veo que ha merecido la pena, me has vuelto loca…hacía muchísimo que no me follaba nadie así…
– Pues no te preocupes, porque dentro de un rato podremos seguir si te encuentras preparada…
– Por mí no te preocupes, pero te tengo que poner una condición mi niño.
– Sí claro, dime cual es.
– Si vas a volverme a darme por el culo, primero utiliza uno de mis lubricantes, me lo has dejado fuera de servicio para una temporada…
Y de esta forma por fin conseguí mi objetivo y pasé un verano maravilloso al lado de mi "encantadora" tía aprendiendo de ella muchísimas cosas que posteriormente he seguido poniendo en práctica.
Espero que os haya gustado, y si es así, seguiré relatándoos más de mis experiencias sexuales.
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