visitando un motel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estaba enviando un mensaje y por comodidad recargada sobre mi vehiculo, el cual llamaba la atención por lo imponente de su carrocería, y llamo la atención de un muchachillo como de 16 años, que aunque con cara de niño se le veía una mirada picaresca y libidinosa diría yo cuando se me acerco y me dijo: oiga que bonita camioneta tiene usted, tengo un amigo que tiene una igual, pero sabe que?, lo que yo realmente le quería decir es que esta usted muuuuy guapa – y dirigía su mirada a mi cabuz, el cual es francamente muy amplio y parado, lo cual siempre llama la atención de los caballeros. Yo lo voltee a ver y le dije perdón? , es ami?. Estas equivocado chico, tu podrías ser mi hijo, por tu edad, es mas tengo hijos mayores que tu!
El volvió a la carga y me siguió diciendo es que es usted muy guapa y tiene un bonito cuerpo y no dejaba de mirarme el trasero, lo cual me alagaba y a la vez me incomodaba. Mire usted- insistió- yo estoy a lo que usted mande, hago muy buenos trabajos para lo que se le ofrezca, de verdad.
Óyeme que te pasa! Le dije, eres un niño a mi lado y yo no soy de la clase de mujer que te crees, es mas deja de molestarme o le digo a mi marido!.
El comenzó a alejarse pero se detuvo, deme su teléfono y yo le hablo, estoy a su disposición para el trabajito que desee. De verdad trabajos garantizado, no se va a arrepentir.
Te repito me estas confundiendo, ya estoy mayorcita como para que me quieras tomar el pelo, deja de molestarme o le digo a mi marido.
El insistía como si realmente quisiera un trabajo, se veía tan pobre, pero estaba muy jovencito.
Yo quede escuchando y lentamente mi cerebro fue cediendo a tanta insistencia del muchacho, yo no le conteste groseramente, sino que mas amable le dije tu a que te dedicas?, bueno en lo que me caiga, ahorita estoy de pintor, pero me alquilo para complacer a las damas guapas como usted, con bonito cuerpo como el suyo, verá que la voy a dejar satisfecha.
Yo la verdad no lo podía creer, a mi edad y con mi cuerpo del cual no me enorgullecía tanto -aunque cada vez que podía alardeaba de mis atributos que algunos veian como muy buenos-porque estoy pasadita de peso, llamando la atención de un joven. Eso me estimulaba sin quererlo. Lo quede observando y vi que no tenia gran cosa, su cuerpo no muy alto y su ropa descuidada me movía a que era un desarrapado y hasta miedo pude manifestar.
Como se que no me harás daño? No serás un delincuente?
Créame que no, es mas no tengo ni celular. Usted dice.
Mira ahora mismo estoy esperando a mi esposo, pero háblame en la tarde, ten mi numero.
En eso se acercaba mi marido y le dije ahora vete, como a las 6 me hablas.
Se alejo y mi marido me preguntó, que paso?, nada quería trabajo, se ofreció como pintor y yo le dije que ahorita no.
Ha bueno, vámonos. Arranco la camioneta y nos alejamos del lugar.
No podía creerlo, un jovencito fijándose en mi, bueno en mi fundillo. La verdad es que estaba exagerado el tamaño de mi culito, a veces me sentía un poco incomoda ante la mirada de los hombres, pero en el fondo me enorgullecía que así fuera.
A las 6.00 ya me estaba llamando el mozalbete, yo le había calculado 16 años, concertamos la cita en un motel y le dije a mi marido, voy a visitar a una amiga, regreso como a las 7 de la noche para cenar.
El estaba ocupado con otras cosas y casi entre dientes me contesto, mmmjj. Te espero para cenar.
Cena la que me esperaba: una cuadra antes del motel, el estaba parado esperando mi objeto del deseo y la verdad no lo reconocia, mejor vestido y aliñado, se dibujaba su cuerpo algo musculado, me guiño el ojo y se trepo a mi camioneta, nos enfilamos a la entrada del motel, muy discreto por cierto. Todo muy bien, con yacusi y tv de cable. Platicamos poco, yo la verdad estaba ansiosa, no estaba acostumbrada para la verdad es que no había tenido sexo bueno en los últimos años, si yo era una cincuentona, mi esposo me pasaba por cinco años pero no tenia ningún interés que no fuera puramente domestico, que si los hijos, que si las finanzas, que si la comida, pero de amor, cariño, sexo nada.
El comenzó a desvestirse y waw!, era puro musculo, y aquello que le colgaba esta enorme y aun no se paraba!. Comenzó apenarme su presencia y yo? Fofa, aunque bonita, mis brazos, mis pechos caidos y enormes y mis caderas tan enormes, pero lo que mas me compungía era mi estado avanzado de celulitis en mis muslos. Y ahora como le hago?. Me sente y comencé a morderme las uñas. Que te pasa me dijo, relájate. Es que……. No me siento bien, mi cuerpo…… creo que es un error.
No mira, no me voy a fijar, es mas quedate con el brassier y las medias puestas, eso me estimula a mi y te vas a asentir mejor.
No lo podía creer, ni mi marido me había dicho esas palabras de comprensión, de amor?, cuando menos de compasión; tímidamente deslicé unos billetes en su cartera y el me volvió a guiñar el ojo.
Me quite todo lo demás y me quede con mi ropa interior y mis medias con el liguero. Asi lo usaba porque la verdad mi cuerpecito había que contenerlo para que no se desbordara. Ultimadamente quien me tiraba un lazo? Hacia muchos ayeres que había pasado muchas navidades pero ninguna noche buena. Mi cuerpo se veía bien porque podía usar vestidos que me resaltaran las cuervas, pero esas curvas ya estaban un poco tortuosas y la verdad me daba un poco de pena.
El me dijo yo soy el que le va a echar ganas, tu dejate manejar, no te preocupes, y goza el momento! Comenzó a acariciarme mi cara, las orejas y el cuello y yo comencé a temblar, a respirar agitadamente y mi cuerpo comenzó a dar brinquitos, es decir como a temblar.
Me acaricio el resto del cuerpo y me fue sentando al borde de la cama, me recostó y mis piernas quedaron apoyadas entre el colchón y sus brazos que eran muy fuertes. Comenzó a besarme la entrepierna y deslizo a un lado las bragas, comenzó a besarme suavemente mi vulva, yo la verdad casi no sabia de aquello, mi marido nunca me había tocado allí, le dijo no, no, no, que me vas a hacer, pero me fui aflojando ante el embate de aquellos labios que comenzaron a succionar mis labios vaginales, los cuales se comenzaron a hinchar y a proporcionarle un jugo delicioso que el degustaba, yo comencé a temblar acompasadamente y mi pelvis se agitaba rítmicamente a intervalos muy cortitos, anunciándome un primer orgasmo. En el sopor de ese primer orgasmo y antes que reaccionara, sentí una bayoneta que me penetro de un envión hasta el fondo de mis entrañas, ay, ay, ay, me lastimas le dije, pero el no me hizo caso, comenzó a torpedear mi panochita que se comenzó a expandir hasta que ya no sentí molestias sino placer infinito, me sentía en el cielo, comenze a tener orgasmos uno tras de otro. Pero ese momento el era el dueño de mi cuerpo, me solto los pechos los cuales se encontraban extrañamente contraídos dando la sensación de estar lozanos y jóvenes, los cuales el se los comia ávidamente, mis pezones estaban realmente imflamados y me proorcionaba mucho placer que los chuparan.
Después de varios orgasmos, y de varias descargas de aquella verga- curiosamente no me la sacaba- me volteo y me puso de a perrito, acomodándome las rodillas – de tal suerte que me quedo la grupa a la altura de sus cojones y su verga- y me fue penetrándome hasta los huevos y yo sentí que tocaba las fibras mas intimas y placenteras de mi ser, me había encontrado el centro del placer, porque comencé a perder la nocion de la realidad. Sentí que me elevaba al cielo y no podía bajar, alla estaba y estaba muy bien, el niño era un maestro. Yo creo que se vino otras dos veces mas y por supuesto que yo había perdido la cuenta de las veces que yo me había venido. Para terminar, como todavía le duraba energía, le comencé a chupar la verga la cual por supuesto no me cabía en mi boquita hasta que se comenzó a agitar y a trabar los ojos anunciando otra venida de la cual yo me tome toda su leche, hasta la ultima gota.
Faltaban 10 minutos para las 7 cuando comenzamos a arreglarnos y a quitarnos ese olor sexual que quedo impregnado solo en las sabanas de la habitación. Los desodorantes y los perfumes habían borrado todo vestigio de aquella sesión de sexo animal que vivi con aquel jovenzuelo a quien no le pregunte ni su nombre.
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