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Sexo con Madur@s, Voyeur / Exhibicionismo

Yolanda y el pequeño Matías: la última lección

Una joven maestra se encuentra con un pequeño ex alumno en el verano y pasan cosas inesperadas.

Antes de comenzar. Les advierto que este relato puede ser un poco largo, pero no tedioso. Los nombres de los implicados serán cambiados y que no se usará un lenguaje sucio. Aunque al principio no será explícito, eso irá cambiando cuando llegue a las mejores partes y estará cargado de mucho morbo.

 

Mi nombre es Yolanda, vivo al noroeste de México (lugar donde ocurren los hechos a relatar). Soy una mujer madura de 55 años. Pero cuando paso esto que les contaré, tenía 28 años, 1.65 metros de estatura, piel clara, ojos marrones, cabello castaño largo hasta mi espalda. vivía sola, estaba soltera porque tenía aproximadamente seis meses que había roto mi relación con mi ex en ese entonces. Cortamos no porque no nos quisiéramos, es solo que el se mudo por vivir de bohemio y yo no quise seguirlo. El siempre me dijo que yo le daba un aire a Camila Sodi.

Yo trabajaba como docente en una primaria y tenía a cargo un grupo de alumnos de sexto grado , que en México corresponde a edades entre los 11 y 12 años y son regulares. Lo cual así era con mis alumnos, ya que yo siempre trataba de que sacarán buenas calificaciones y pasarán de año. Hoy está casi prohibido que los niños repitan el año.

Cómo ya dije, mis alumnos siempre aprendian bien debido a mi forma de enseñanza, aunque había uno que otro que batallaba un poco más. Entre ellos estaba Matías, niño que a pesar de ser inteligente y disciplinadado, últimamente tenía muchos retardos y faltas. Lo que me preocupó y decidí hablar con la directora primeramente.

Ella me contó que efectivamente, Matías es un niño aplicado, pero que desde que sus padres habían fallecido en un accidente vial hacia poco más de un año, el niño había decaído un poco, y más porque ahora vive con su abuela, una anciana que apenas se puede poner en pie y recibe una pensión muy escasa. Lo que ocasionó que Matías tuviera que desempar algún trabajo para generar algo de dinero extra y llevar a casa.

Por mi parte no sabía esa información y mejor decidí no tener una charla con el niño para no preocuparlo. Solo me propuse vigilar que sus calificaciones no bajarán en sus exámenes e ignorar sus faltas en el reporte de fin de curso, el cual estaba cerca.

Pasaron las últimas tres semanas y llegó el fin de curso y la graduación. En la entrega de boletas, llegaron los papás y los niños bien arreglados para la ceremonia. Recuerdo que llegó Matías y fue solo, eso me puso un poco triste y lo recibí con cariño. Los niños se acomodaron en la cancha para el baile de graduación, pero recordé que en los ensayos nadie quiso ser pareja de Matías, y es que en parte entendía eso. Era un poco retraído y los demás niños le hacían mucho bullying (en ese entonces no estaba tan prohibido como hoy) por su piel más oscura. Que aunque no era negro, si era moreno oscuro, era más bajito que el resto y cabello desaliñado. Y obvio tampoco era popular con las niñas.

Antes de arrancar la música y estar los niños con sus respectivas parejas, la maestra del otro grupo de sexto de la mañana me dijo que una alumna de ella tampoco tenía pareja, así que los juntamos. La niña con una expresión de desagrado y casi obligada tuvo que bailar con Matías. La ceremonia terminó y todo mundo se despidió. Matías desaparecio de mi vista y no supe más de el hasta después.

Al fin habia terminado el año escolar y yo estaba contenta porque serían las vacaciones de verano, y ya podría despertar hasta tarde  e ir al gimnasio, cosa que me gusta hacer de vez en cuando.

Pasaron algunas semanas y un día de mes de julio, fui al supermercado y comprar algunas cosas. Estaba nublado y se me apetecia comer algunas frituras. Cuando salí ya estaba lloviendo, aunque no muy fuerte pero las calles ya traían algo de agua, me quedé quieta un momento . Derrepente mire en una banca que estaba a un lado y habia un niño sentado y algo inquieto, que aunque estuviera de espaldas se notaba eso. Miraba a lo lejos como desesperado. En eso voltea hacía donde estoy yo y me doy cuenta que es Matías.

Yo, la verdad en ese entonces no era una persona que le gustará encontrarse con alguien más del trabajo, mucho menos mis alumnos. Pero al tratarse de Matías y saber un poco de su historia, me decido a saludarlo. El muy contento me devolvió el saludo y vino hacia mi.

Hola Matías, cómo estás? -le pregunté.

Buenas tardes, maestra, muy bien, gracias. Y usted? -respindio-

Yo me quedé sorprendida por lo educado que sonó eso. Que aunque Matías siempre fue así, está vez logro llamar mi atención.

Le pregunté que hacía ahí, y me dijo que trabajaba en el súper de cerillo o algún otro encargo que le hacían. Porque dentro de poco iniciaría la secundaria y ocuparía algo de dinero que su abuela no podía darle. Me dijo que ya se quería ir y pero no había pasado el autobús en bien rato. Yo supuse que era por la lluvia, aunque no quise decirle para no angustiarlo más.

En lugar de eso mejor le pregunté si ya había comido,  lo que me respondió que no. Pensé en darle algo de lo que había comprado y dejarlo que esperara el autobus. Pero me quedé pensando un momento y se me hizo algo feo  hacer eso. Así que lo invite a mi casa para prepararle algo.

Te gustaría ir a mi casa Matías? Te hago algo de comer -le dije-

Matías.- no, gracias maestra. Es que se me hará tarde y luego será más difícil tomar el autobús. -me dijo con un tono tan inocente –

Yo con una risita

Es que no me explique bien, perdóname. A lo que me refiero es a qué te hago algo de comer y luego te llevo con tu abuela. -le dije -.

Pero no te estoy obligando, es tu decisión. – replique yo misma-

Matías cambio su semblante a uno más animado y accedió. Entonces me ayudó subir las cosas a mi auto y nos fuimos. Cuando llegamos a casa me ayudó a bajarlas porque aún seguía lloviendo. Mientras yo acomodaba todo, le ofrecí un refresco.

Quieres un refresco Matías? -pregunte-

Matias.- Siii. Muchas gracias maestra- dijo. Nuevamente mostrando lo educado que era. Yo sonrei por eso.

Le prepare un delicioso espagueti y algo de verduras y nos pusimos a comer. Aunque el le puso más atención a la pasta. Obvio pues es un niño me dije a mi misma.

En eso se escucha el resonar de un relámpago, me asomé por la ventana y la lluvia era más intensa. Y en ese momento me empecé a arrepentir de haber traído a Matías a casa, porque si seguía así, no podría llevarlo con su abuela o si me arriesgaba podríamos tener un accidente.

Encendí el TV para ver las noticias y confirmaron mi peor miedo en ese momento. La tormenta se había intensificado y probableme lloveria toda la noche. Matías se quedó callado y un poco inquieto al oír eso. Yo tratando de calmarlo le pregunté si su abuela tenía teléfono en casa o celular, y me contestó que si. Me lo dió y le marqué. Me contestaron inmediatamente, como esperando la llamada.

Buenas noches! -sono del otro lado.

Buenas noches. -respondi- Hablo con la abuela de Matías?. – pregunté –

Con voz angustiada me respondió la señora

Siii, ella habla. Porque? Le pasó algo? Dígame, porque no ha llegado y estoy preocupada -me dijo-

No, antes que nada no se preocupe. Mire, le habla Yolanda, yo fui maestra de Matías este año y aquí está conmigo. Una disculpa por haberlo traído, pero es que lo ví ahí solito en el supermercado donde trabaja y no pasaba su autobús. Mi intención era traerlo para que comiera algo y después llevarlo con usted, pero la lluvia está más pesada y le marque para avisarle. Que no se preocupe y si la lluvia cesa, yo misma lo llevo más tarde. Pero si no, hasta mañana.

Ah, muy bien, bendito sea dios. -dijo con un todo más relajado – muchas gracias señorita, le agradezco mucho-

No sé preocupe, aquí estará bien -le respondí- Buenas noches

Matías estaba atento a la llamada y su semblante también cambio a un poco más relajado. Volví a ver a través de l ventana y la situación seguía igual. Le expliqué la cosa a matias y le dije que probablemente tendría que pasar la noche aquí si a el no le importaba. De cierta manera el no quería pero al parecer entendió que no había otra opción y se resignó (aunque no fue el único, yo también me resigné).

Aunque estaba un poco más relajada, decidí abrir una botella de vino para bajar ánimos. Pero primero le pregunté a Matías si quería ver una película y si quería que le preparara unas palomitas de maíz. El encantado me dijo que si. Así que busque una película en la TV (antes no había la posibilidad de streaming como hoy) y había una que le gustó aunque ya estaba iniciada. Parecía ser una comedia.

Lo deje viendo la tv y yo fui a abrir la botella de vino mientras de preparaban las palomitas en el horno. Me serví una copa y fui con Matías. Le di las palomitas y empezamos a comerlas. Yo no le ponía tanta atención a la película. Solo pensaba en que pobre niño, tan pequeño y se ha visto a si mismo obligado a trabajar tan pequeño. Espero que algún día sus esfuerzos den fruto. Pensaba yo mientras me terminaba la copa. Fui a servirme otra.

Volví y Matías me preguntó que tomaba. Es vino. –  le contesté.

Ah sí. he escuchado que lo mencionan y lo toma la gente rica -dijo con inocencia.

Jajaja .-me rei pero sin burlarme.

Es solo que si me causo un poco de gracia escuchar eso.

Pues ojalá que todos los que toman vino fueran ricos.-le respondi- Aunque si hay vinos que solo los ricos toman, mucha gente si puede comprar los baratos, como este. -yo seguí-

Me puedes dar? -me preguntó

No debes tomar esto hasta que estés grande. Aparte soy tu maestra y no estaría bien que yo te lo de. Además no te gustará.- le respondi-

Se me quedó viendo con curiosidad y accedí a qué lo probara, sabiendo que efectivamente no será de su agrado. La verdad si era un vino con buen porcentaje de alcohol.

El niño lo probó e inmediatamente hizo un gesto de disgusto, aunque lo trago pero era obvio que no le había gustado.

Jajajaja. -me volví a reír.- ves? No es bueno.- le dije.

Y porque lo toma, maestra? .- me preguntó

Eso quisiera saber yo también.-replique

El confundido, mejor se puso a ver la película y terminar sus palomitas. Mientras yo me volví a servir vino una y otra vez hasta que se terminó la botella. Incluso ya había iniciado otra película.

No estaba ebria, pero la verdad ya me empezaba a incomodar el hecho de que no me había aseado después del gimnasio y ya era tarde. Así que me quedé pensativa un momento. Le dije a Matías que iría a bañarme y que no se asustara si me ausentaba un rato. El niño replicó que estaba bien y que seguiría viendo tv.

Fui a mi cuarto y busque una pijama para ponerme. Tome una de shorts, pero me acordé que estaría toda la noche Matías, no quería que me viera así. Así que mejor agarre una de pantalón largo, una blusa gris y unos calzones rosas. Me quite los zapatos deportivos y puse unas sandalias. Me dirigí al baño, entré y cerré la puerta. Empecé que quitarme la ropa. Primero me quite mi playera de ejercicio, que no era tan ajustada, seguí con mi corpiño. Dejando libres mis senos, que no eran grandes pero si bien formados y firmes. Pezón y aoreolas pequeñas y rosadas.

Seguí con mi leggins, que esos si estaban un poco asustados, los cuales al llevar mucho tiempo con ellos puestos y traer tanga, ya los traía metidos entre mis nalgas. Los baje mientras hacía unos pequeños movimientos con mis caderas de un lado para otro levemente. Revelando la tanga, de color negra, que hacía contraste con mi piel blanca.

Me miré en el espejo que está en el baño, el cual es tan grande como para ver mi cuerpo completo. Esbelto y bonito. Me daba un poco de orgullo como mantenía mi figura con el trabajo de gimnasio que hago. Estoy segura que mi silueta hace voltear a más de uno en la calle. Además de ese monte venus que tengo, adornado por un triangulo de vello púbico negro, bien recortado. En el cual, donde termina la parte más delgada, comienzan a partirse mis labios vaginales mayores y se asoman levemente los menores. Con ese color rosado que les encanta a los hombres.

Abrí el cancel de la ducha, me metí y lo cerré. Abrí la regadera y esperé a que saliera al agua caliente. Finalmente me puse bajo el chorro de agua, me sentí aliviada de quitarme todo ese sudor de encima. Me aplique shampoo y lave bien mi cabello. Luego seguí con el jabón corporal, el cual me puse más de lo normal debido a la situación de durar bastante tiempo transpirando. Lo huntaba por mis brazos, mi cuello, pechos, abdomen, piernas y por último llegué a mi zona íntima. Para esa parte tengo un jabón especial. Lo tome y empecé a frotarlo con delicadeza, tratando de dejar bien limpia la zona.

Esto último me hizo provocó  una leve corriemte de electricidad por el cuerpo. Me gustó. Pero derrepente.e acordé de que Matías estaba en casa, así que ahí deje la cosa porque ya estaba empezando a calentarme.

Terminé la ducha, me seque y vesti con la pijama. También me enrede una toalla en el cabello. Sali del baño y fui a la sala. Ahí estaba Matías frente a la tv

Ya volví, Matías.- le dije.-

Ok maestra, eso fue rápido. -dijo.- es que así me baño yo.- dije con risitas

Yo también quisiera bañarme, pero ya mañana que vaya a casa.-replico

Pensé por un momento y me dije a mi misma , es verdad, el niño también ha estado todo el día sin asearse y con la misma ropa.  Pero yo no tenía ropa como para el y mucho menos ropa interior. A lo que me vino la idea de que usará unos shorts de mezclilla que tengo y una tank top que tengo ahí.

Si, eso le prestaré.-me dije a mi misma.-

Quieres bañarte?.- le pregunté

Pero no tengo ropa, maestra.- respondió.

No te preocupes, yo tengo algo que podrías usar, espérame y vuelvo.- le dije.

Fui a mi cuarto y traje la ropa que pensé y se la muestro.

No maestra, que vergüenza ponerme eso, es de mujeres.- dijo el algo evasivo.

Jajaja no te preocupes, nadie te verá, solo yo.- le dije estirando mi mano hacia el con la ropa.

Pensó por un momento

Bueno, está bien, gracias maestra.- dijo educadamente.

Entonces lo guíe el baño y le indiqué también como usar el retrete ya que estábamos por ahí. También le indique como abrir y cerrar el cancel de la regadera.

Bueno, te dejo solo.- le dije mientras salía y cerraba la puerta tras de mi.

En este punto ya se me había antojado otro trago de vino. Así que fui a la cocina para abrir otra botella. Me servi y me puse a beber. Habrán pasado unos doce minutos y escucho que Matías me grita del baño.

-Muestra, maestra- repitió

De inmediato fui para ver qué quería. El niño estaba sacando la cabeza, asomandose y escondiéndose tras la puerta entreabierta.

Que paso? Cariño!. -le pregunté

Cariño?.-me pregunté a mi misma, tratando de decrifrar porque había usado esa palabra.

Es que el agua está caliente.- me contestó sacándome de mi trance.

Recordé que yo uso el agua muy caliente para bañarme, como casi todas las mujeres. Y siempre tengo la llave en la posición que me gusta a mi y se me olvidó decirle al niño. Pobre tal vez se dió una gran sorpresaz espero no se haya lastimado.

Ooh, espera Matías, es que así sale cuando no mueves la llave. -le dije.

Voy a entrar para ayudarte, está bien?.- Le pregunté

No, espere, es que no tengo ropa puesta y no encontré una toalla aquí. -me dijo.

Caray, es verdad, también había utilizado las dos toallas limpias que tengo siempre en el baño recordé. Y es que no estoy acostumbrada a tener visitas que se queden a dormir desde que estaba con mi novio. Fui para el cuarto de lavado y tomé una toalla limoia

Bueno, si no entro no puedo ayudarte, si te digo como, tal vez no sepas usarla.- le dije

Está bien.- contestó el niño

Prometo no verte.- le dije para relajar las cosas.

El niño no dijo nada y yo entré. Me fui directo a la regadera y abrí la llave hasta que quedó a la temperatura adecuada.

Listo, yo creo que ahí debería agradarte, entra y me dices que tal.- le ordené

El niño no diciendo nada, caminó hacia la ducha de nuevo tapándose sus partes privadas con ambas manos. Él no se daba cuenta, pero lo cierto es que mi mirada se fue a esa zona, rompiendo mi promesa de no verlo. Pero es que se le asomaba un poco su pene, ya que sobresalía un poco por sus dedos. Apenas se notaba algo que parecía ser el glande. Cuando me dió la espalda para meterse a la ducha también mire sus nalguitas, pero hasta ese momento para mí fue algo tierno. Sonreí para mís adentros.

Matías entró y se puso bajo el chorro. Me dijo que ya estaba mucho mejor. Le dije que estaba bien y le daría privacidad. Cerré el cancel, pero antes de irme noté algo que no había visto hasta ese momento. Justo en la entrada de la ducha, tirada en el piso estaba la tanga que me había quitado hace rato. Pero se me hizo raro debido a que según yo, estaba con los leggins que me quité. La tomé y también tomé la demás ropa que me quité. También me di cuenta que Matías había acomodado su ropita, doblandola y además puso sus zapatos encima. Me volvió a dar ternura y dejé el pensamiento de la tanga por ahora.

Sali del baño y volví a la cocina por una última copa de vino. Porque ya en ese momento, aunque estaba bien conciente, sentí que me estaba desinhibiendo. Lo que explica  las cosas que estaba haciendo.

Me senté y de nuevo volví al pensamiento de la tanga que se movió de lugar. No quise pensar mal, pero también recordé que ya habían pasado algunos minutos desde que Matías se había metido al baño hasta aque me habló. Derrepente se vino una imagen del niño tomando mi tanga y viéndola.

Debido a eso, me tomé la copa de un trago y apagué la tv. Fui a la cocina para lavar los trastes sucios para despejame. Cuando terminé, llegó Matías.  Ya se habia bañado y vestido con la ropa que le preste. Me dió un poco de risa porque le quedaba algo grande ya que era un poco más bajito que yo. Calculo que el mediria unos 1.50 metros masomenos.

Le dije que se sentará de nuevo en la sala, y le pregunté si ya tenía sueño. Me dijo que solo un poco. Así que encendí de nuevo la tv. Pero pasados unos minutos, Matías parecía no prestar mucha atención a la programación.

Te pasa algo Matías?. -le pregunté –

Hmmm no, nada maestra.- dijo algo serio.

En este momento recordé lo pasado con mi ropa interior y empecé a interrogar lo de forma tranquila para no asustarlo.

Matias, hace rato cuando te metiste al baño después de mi, hubo algo que te llamara la atención?.- pregunté con un tono leve

El niño hizo un gesto de inquietud y bajo un poco la mirada.

Hmmm no, maestra, solo que el agua salía caliente. -dijo con un tono de alguien que ha sido atrapado haciendo algo indebido.

Seguro? .- volví a preguntar pero cambiando mi semblante a uno más ligero y con una sonrisa.

Bueno…este…mmm.- valvuceaba Matías

Mira, es que cuando entre para ayudarte, ví que cierta ropa mía estaba en otra parte de donde la dejé, pero no pasa nada si me dices, es que a veces se me pierde.- le menti un poco para que tomara confianza y me dijera. Lo cual dió frutos.

Ah sí, los calzones negros que estaban en el baño.- dijo cambiando la expresión a más sincera y levantando la mirada.

Ándale!!!. – le repliqué .- que pasó con eso? Tu los moviste?.- seguí preguntando.

Es que cuando la vi, me acordé de un calzon que mi amigo Ernesto me enseñó y que le había robado a su prima.

Me quedé en shock un momento..

Y quién es Ernesto?.- le pregunté.

Es un amigo del barrio y es casi el único con el que me junto.- dijo Matías siendo un poco más suelto y siguió hablando.

-Una vez en su casa, me enseñó el calzon que le había robado a su prima, era igual al suyo maestra, así pequeño pero rojo. También me contó que la había visto sin ropa una vez que fue a la casa de sus tíos, el entró al cuarto de su prima y ella estaba cambiándose. Dijo que ella no le dijo nada y el se quedó ahí.

Yo me paralice un poco más, mientras de alguna forma mi mente empezó a recrear esas imágenes. Pero en eso Matías dijo que me llamo más la atención aún.

También Ernesto me dijo algo de que desde entonces se la jala.- dijo un poco confundido

Cuantos años tiene Ernesto?.- le pregunté algo curiosa, Casi igual que yo.- me dijo Matías.

En mi mente pensé que Ernesto sería algo más grande de edad y por eso hacia y le decía esas cosas. Pero al final de cuentas unos niños son más despiertos que otros.

Bueno, mira, eso de jalarsela es algo normal en chicos de su edad. Lo más probable es que cuando Ernesto vio a su prima haya sentido algunas cosas que tienen que pasar con naturalidad en los hombres. Se llama exitacion y luego viene la ereccion. Osea tu pene se pone duro y sensible -le dije con tono sincero y amistoso.

Te paso algo así cuando viste mi ropa? .- de alguna manera más abierta le pregunte.

El niño volvió a bajar la mirada y dijo que si. Y siguió…

Ernesto me dijo que ver mujeres sin ropa es lo máximo.- dijo con un tono de desilusión.

Me volví a quedar pensativa un momento y le contesté.

Si, mira. Si es bueno pero siempre y cuando sea que la otra persona le guste también y quiera.- no se puede andar por la vida espiando o tomando sus cosas sin permiso.

Matías con la misma voz de desilusión dijo que nunca había visto una mujer sin ropa. A lo que le respondí que en algún momento de su vida lo haría y que no debía desesperarse.

Hubo un silencio largo, al fondo solo se escuchaba el agua de lluvia cayendo y uno que otro rayo. De un momento a otro yo me encontraba pensando en muchas cosas, desde que supe la historia trágica de Matías, pasando por su graduación. El momento que lo ví en el supermercado. Y tal vez el alcohol ya me había afectado más de lo que creí a pesar de estar conciente, que me hizo tomar una decisión fuerte, inesperada y algo difícil de asimilar por ahora.

Quieres ver a una mujer desnuda?.- le pregunté.

Desnuda? – respondió el niño.

Si, cuando alguien está sin ropa es que está desnudo.- le hice saber.

Ah, entonces si me gustaría.- contesto Matías.

Muy bien, entonces como yo fui tu maestra este año, yo seré quien te enseñe eso. Me verás a mi.- le dije de forma tierna.

Matías abrió los ojos, se quedó helado un momento y se puso algo feliz. Y aunque es un niño, si note algo de morbo en su reacción.  Aún así no dijo nada.

Bueno, tomaré ese silencio como un si. Pero no lo haré la aquí, vamos a la habitación.- le dije mientras me paraba del sofa y le extendía la mano para que me siguiera.

De alguna forma el pasillo se me hizo eterno. Abrí la puerta del cuarto y me quedé sosteniendo la manija mientras le hacía una seña a Matías para que entrara y se sentará a la orilla de la cama. Así lo hizo y cerré la puerta para hacer aún más íntimo el momento.

Me senté a un lado de el y le advertí…

Matías, esto que voy hacer está mal de alguna forma o de muchas. No quiero dañarte, prométeme que vas a estar bien y que en un futuro verás el cuerpo humano como un templo y respetaras a las mujeres que puedan venir a tu vida. Además, no debes contarle a nadie lo que pasó aquí. De acuerdo?.

Está bien maestra!!. -dijo Matías

Lancé una sonrisa y le toqué su nariz con mi dedo índice derecho en forma de aprobación.

Entonces me paré frente a él y me quedé unos segundos así, mirando su expresión. No veía malicia ni morbo en su mirada, más bien era una mezcla de curiosidad y miedo. Lo cual se me hizo algo tierno. Pensé en que prenda quitarme primero por un momento y me decidí.

Tomé las orillas del la talón de la pijama y de las bragas con mis pulgares y me detuve otro instante. Hasta que por fin los jale hacia abajo pero con delicadeza, pausando levemente a la altura de mis nalgas, y luego continuando hasta tener todo en mis tobillos. Me incorporé para sacar mis pies de la ropa que ya estaba en el suelo, primero el pie izquierdo y luego el derecho.

Continúe con la blusa. Tome por los costados cruzando mis brazos y tire hacia arriba. Liberando mis senos que en este punto estaban un poco erectos por el frío del aire acondicionado. Matías segura sin decir nada, si expresión aún era de sorpresa, sin morbo pero con curiosidad. Note que su mirada se clavó más en mi entrepierna. Lo cual yo creo que era obvio por el vello púbico, que si bien, no era abundante porque yo le daba forma con el rastrillo, si era novedoso para Matías.

Mo voltee dándole la espalda para que viera mis nalgas un momento y volví a estar frente a frente. Le lance una sonrisa y le dije..

Es tu turno.- con un poco de complicidad.

Se quedó con cara de confusión y dijo.

No, usted ya me vio maestra-

Bueno, pero te estabas tapando con las manos y yo no me estoy tapando. Pero si no quieres, está bien, me volveré a vestir. -le dije expresando insatisfacción.

Bueno, está bien.- dijo con algo de vergüenza

Primero se quiero el tank top y luego siguió con los shorts. Debo admitir que sentí un poco de morbo cuando los bajo, salió rebotando  su pene, que parecía un pequeño resorte de lo erecto que estaba Matías. Le mediría algo así como 10 cm, supongo que normal para su edad.

Ambos nos quedamos unos segundos mirándonos los cuerpos. Matías apenas estaba en desarrollo, se notaba en su cuerpo flaco y sin nada de vello público. Sus testículos se veían de acuerdo al tamaño de su pene, el cual estaba apuntando hacia arriba en un ángulo casi de 90 grados. Hasta podría apostar que palpitaba al ritmo de su corazón. Que para este momento debía estar al límite. Su glande no se asomaba por completo porque aún tenía su prepucio de niño.

En mis planes solo estaba en que me viera desnuda. Pero de alguna manera al verlo a el y a mí  en esta situación tan vulnerables, lo invite a recostarnos en la cama. Acomode algunas almohadas para el y para mí. Así no quedaríamos totalmente acostados. Me recosté yo y a lado izquierdo Matías. El estiró sus piernitas y yo abrí las mías un poco más.  Incluso mi pierna izquierda quedó arriba de las rodillas de Matías.

Voltee a verlo y tome su mano derecha  mientras me mordía el labio inferior de mi boca pícaramente y la lleve hacia mi entrepierna. Primero pase su manita por mi vello púbico y la dejé un momento ahí para que sintiera la textura. Matias permanecía quieto todo el tiempo y volteando al techo. Lo cual me causo inquietud.

Está bien Matías?- le pregunté un poco asustada, creyendo que tal vez ahora sí estaba rompiendo un límite que no debía.

Si, estoy bien maestra.- nomás que me acordé de Ernesto sobre que es lo maximo ver a una mujer desnuda.

Bueno, te apuesto que esto es mucho mejor que solo ver.- dije pensando en que la verdad Matías en este punto ya había hecho más que Ernesto.

Estaba claro en mi mente. Matías debido a todo lo que ha vivido y a todo lo que ha trabajado mentalmente, física y económicamente, el debería ganar de alguna forma en esta vida. Y que más que saciar y respetar su curiosidad de niño preadolescente.

Seguí con mi faena con la mano de Matías. Bajé hasta mi vagina y sentí una corriente de electricidad desde mi espalda hasta mi cabeza y devolviendo se hastala punta de mis pies. Mire y los dedos medio y anular de la mano del niño y tenían presionados a mis labios menores y su palma rozaba mi clítoris.

Empecé a mover despacio arriba y abajo, presionando un poco más y me empecé a exitar. Mire a Matías y está vez si estaba más atento a donde estaba su mano. Le lancé una sonrisa y volví a ver su pene. El cual parecía estar hecho hueso. Entonces levanté mi mano izquierda y la puse encima, cubriendolo pero sin cerrar mi mano alrededor del miembro. De esa manera pude rozar sus testículos con mis dedos. Ahí fue cuando apreté un poco y Matías hizo un gesto de gusto con sus piernitas.

Estuvimos así un rato y el silencio seguía. Seguia escuchándose solo la lluvia. Mi vagina había empezado a secretar lubricante y la mano de Matías estaba empapada. Decidí ahora sí tomar su pene con la punta de mis dedos y noté que también ya había empezado a echar líquido preseminal. Me decido dar un paso más allá en la situación y retiré su mano de mi vagina.

El con una mirada de sorpresa volteo a verme…

Tranquilo, voy hacer otra cosa. Si te sientes incómodo o te duele me dices. Ok?.-le dije con voz serena.

Sin soltar su pito con mi mano izquierda. Me incorpore en la cama usando mi pierna izquierda, y levanté mi pierna derecha para rodearlo y sentarme arriba de Matías. Quedando en posición de cowboy.

Le lancé una mirada y luego con mi mano derecha abrí mis labios vaginales para guiar su miembro y empezar la copula. Matías seguía en silencio y con mirada de querer seguir. Así que fui bajando poco a poco. Al llegar casi como a la mitad, Matías mueve su cuerpo y hace un gesto de dolor

Te lastimé? Cariño.- le dije mientras volvía a subir mi pelvis.

No, solo fue un pequeño ardor, pero ya no está maestra.- me dijo.

No me quedé con la duda y mire para sercionarme de que fue, y veo que su glande ya había salido por completo. Entonces entendí que eso había sido. Cuando penetró más mi vagina, su prepucio se retrajo más.

Volví a intentar de nuevo bajando poco a poco. Y está vez ya entraron todos los 10 centímetros. Matías ya no hizo gesto de dolor. Así que continúe moviendo me despacio. El silencio seguía reynando en la habitación, si acaso un leve rechinido del colchón en alguna parte cada vez que bajaba y subía montando a Matías.

Me incline un poco más hacia el, para tratar de sentir su respiración mientras se daba el coito. Entonces detuve el vainen del mete saca. Me quedé quieta unos segundos y seguí con movimientos leves adelante y hacia enfrente. De esa forma podría aumentar mi velocidad sin el riesgo de dañar el pito de Matías.

Seguí unos minutos así y el seguía sin gemidos. La única que empezó con unos leves era yo. El rechindo más violento de la cama hizo evidente los movimientos más acelerados que yo estaba haciendo y derrepente note que el pene se salió de mi. Voltee a ver otra vez y mire una imagen que me hizo exitar mucho más. Mi vagina y el pene de Matías parecían una especie de hot dog. Mis labios mayores estaban rodeando el pito.y el glande tocaba mi clítoris. Lo que me hizo dejarlo así y continuar con mis movimientos un rato más.

Así lo hice y derrepente ví que Matías contrajo su abdomen y apretó mis caderas con mucha fuerza al mismo tiempo que lanzaba un leve grito ahogado. Mire rápido y ví como un pequeño chorro de semen salió disparado a su abdomen y otro rebotó justo en mi clítoris. Más el que ya había caído en la base de su pene. Un total de tres chorros terminaron con la eyaculación de Matías.

Esas imágenes provocaron una exitacion desmesurada en mi por lo que puse mi mano izquierda en el pecho de Matías, con la derecha me apoyaba en la cama mientras me arqueaba hacia atrás y seguir con mi movimiento pero más rápido. Frotando mi vagina contra el pito y los huevos del niño, lubricados con semen, fluidos vaginales y probablemente algo de sudor. Lo que ocasionó que mi climax se adelantara y explotara en un intenso y inconfundible orgasmo.

Me volví a hacer para adelante y acorrucarme en el pequeño pecho de matias por unos minutos y en silencio. Voltee a ver a Matías y se miraba algo cansado pero en éxtasis. Le di un tierno beso de piquito y me separé de él. Notando que el niño estaba todo empapado desde la zona pélvica hasta sus muslos. Su pene y huevos brillaban.

Me levanté y caminé desnuda hacia el baño para traer algo de papel y limpiarlo. El se quedó acostadito. Volví y empecé a limpiarlo tiernamente y luego me limpie a mi misma mientras estaba parada a un lado de la cama.

Eso se llama sexo, es mi lección final.- le dije a Matías lanzando una miradita.

Me volví a acostar en la cama y nos arrope con las sábanas. Poco tiempo después el niño se quedó dormido y yo me quedé pensando un momento más hasta que yo también me dormí.

 

Espero que los que lean completo el relato, hayan disfrutado la narración, los tiempos y el estilo utilizado. Si tienen algún comentario o sugerencia es bienvenida y espero que comenten si se sintieron identificados o identificadas. Cómo algo adicional es mi primer relato.

57 Lecturas/28 junio, 2025/0 Comentarios/por Anonimo
Etiquetas: baño, madura, mayores, orgasmo, semen, sexo, vacaciones, vagina
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