Adiestrando a Julie como esclava sexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por luis2009ask.
Conocí a Julia hace varios años, fue por internet, en una página de cupidos electrónicos a la que entre por casualidad, la extinta página de Cupidox.com, leí su mensaje que era original porque se manifestó de suyo como sumisa interesada en ser entrenada por un dominante. El anuncio de Julie era uno de los pocos anuncios en español, de hecho, solo había dos de México, pero las palabras de Julia llamaron poderosamente mi atención pues decía:
"Quiero intercambiar E-MAIL y entablar solo RELACION VIRTUAL para aprender a ser sumisa. Tuve mi primera experiencia BDSM como sumisa y me fascino".
Desde niño he sentido una fascinación erótica relacionada con la sumisión de las mujeres. No pude resistir la tentación y le escribí un mensaje corto para presentarme, en nuestros primeros correos descubrí no ser el único que le había escrito, pero a diferencia de otros candidatos yo tenía (y aún tengo) un interés en saber de ella lo suficiente como para darle lo que necesita, mis razonamientos le convencieron de que mis intenciones eran serias y directas, y Julie se convenció que yo era capaz de someterla, de controlarla y de dominarle.
Me explico lo que yo ya intuía, que muchos otros le habían escrito buscando sexo únicamente, otros dejaban de escribirle enfadados por tener a una sumisa a distancia, no estaban dispuestos a invertir el tiempo suficiente en la relación, yo por mi parte no tenía prisa, dicen que "si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente cualquier güey las haría", y me gustaba saber las motivaciones de Julie, le cuestionaba con frecuencia, mis preguntas parecían estar hechas para responder las inquietudes que se gestaban en su interior se identificaba con las situaciones que yo le planteaba.
¿Te sientes atrapada en un mundo que tú misma has ayudado a crear?, ¿Eres una mujer dura con todos pero desearías ser dominada? ¿Te has hartado de ser responsable?, ¿Piensas que sería lindo que alguien te cuide y tome el control de ti?, ¿Eres una chica interesada en conocer actividades de las cuales solo has escuchado mencionar?, ¿Te gustaría escapar un poco de la rutina, sentirte cuidada, acicalada y protegida como una verdadera mascota?
No pasó mucho tiempo antes que ella eliminara su anuncio en cupidox.com y se dedicó únicamente a mí, al cabo de unas semanas las cartas pasaron de ser charlas personales a convertirse en indicaciones específicas, reforcé el vínculo dándole tres reglas iniciales y una serie de oraciones para repetir cada día, una de los primeros mantras que idee para ella decía algo así como:
"EL AMO EDUARDO ES MI DUEÑO, SOY UNA MUJER SUPERIOR PORQUE LE PERTENEZCO, SOY SU ESCLAVA Y NO TENGO SECRETOS PARA EL PORQUE SUYA SOY Y MIS PENSAMIENTOS TAMBIEN"
Ella lo repetía varias veces antes de dormir, y era lo primero que decía al despertar, esa frase fue diseñada para ella porque después de algunas experiencias previas había perdido la confianza en sí misma, recobro su confianza poco a poco conforme se convirtió en mi sumisa, con estos mantras se reforzaban las sesiones virtuales que teníamos cada jueves, pero no era suficiente para considerar que era una sumisa verdadera, así que cuando lo creí adecuado, llego el momento para que Julie recibiera su primer collar, el primer collar que se ofrece se llama "el Collar de la Consideración". Se da tradicionalmente al principio de una relación potencial y ya era el momento que Julie lo recibiera.
Su collar de consideración lo envié por mensajería, y la razón es porque aún no nos conocíamos, pues ella trabajaba en un Bancomer de Guadalajara en esa época, y yo vivo en Puebla, nuestras actividades laborales nos impedían venos en un buen tiempo pero no podía posponerlo demasiado, y como ella no podía conectarse al ICQ desde su trabajo hicimos una costumbre que charláramos en las noches de los jueves y nos escribíamos a diario, pero para su entrega de collar yo quería verla así que previamente investigo donde había un cybercafe con cámaras web y me dio los datos del lugar, le pedí que dispusiera de suficiente tiempo para esa cita del siguiente jueves que fue un 5 de Mayo que es día de asueto aquí en México, contrate a Le Fleur, una florería que se dedica a envíos a todo el país en cualquier fecha, si los contratas con suficiente tiempo, junto con las flores pueden enviar algún paquete, y eso es precisamente lo que hice.
Temía que si Julie no llegaba se perderían las cosas que le enviaría, pero llego a tiempo, de hecho llego algunos minutos antes de nuestra cita, pero no le conteste hasta que no fue la hora establecida de nuestra cita virtual, ya conocía como era Julie por varias fotografías que me había enviado, pero cuando su imagen se materializo en la pequeña ventana del ICQ me dejo sorprendido, era mas bella de lo que las fotos me habían mostrado, se había maquillado con sumo cuidado, su bello rostro había sido cuidadosamente tratado para esta ocasión, me hizo sentir muy bien saber los preparativos que hizo para nuestra cita virtual, hidrato su piel, le pusieron mascarillas, una base, corrector, sombras, etc… y el resultado en la pantalla era muy agradable.
Para esta ocasión le había pedido traer el cabello suelto y usar vestido, así lo hizo, su vestido era blanco con rayas como de cebra en color azul en un corte tipo halter, tenía un par de aretes redondos grandes de plata y eso fue lo primero que vi de ella, le pedí que me mostrara todo lo demás, no dudo, pero si la vi voltear hacia todos lados antes de mover su cámara un poco hacia abajo, ahora le veía los pechos y el cinturón blanco que se abrazaba a su cintura, ella se levantó como buscando algo de su bolso, dio un par de vueltas de pie pero eso solo fue para que yo pudiera apreciar el corte de su vestido, en diagonal, la pierna derecha se dejaba ver el inicio de sus muslos mientras que la pierna izquierda a la que la tela le cubría hasta las pantorrillas, sus zapatillas eran blancas, de tacón mediano, no lo note al principio pero traía unas medias blancas que le cubrían a la mitad de los muslos y su ropa interior era del mismo color, escogió una tanga blanca que pasaba casi desapercibida en la tela de su vestido.
Estuvimos charlando como por media hora de cosas intrascendentes, hasta que llego el mensajero de Le Fleur preguntando por ella primero en la recepción, y después entre las mesas, tenía indicaciones precisas de mi parte para localizarla, sorprendí mucho a Julie con las flores, porque se puso colorada cuando se levantó para firmar y recoger el arreglo de rosas que le envié, para los que no lo saben, las rosas son la flor tradicional para relaciones Amo/esclava, son emblemáticas del movimiento BDSM.
Como ya dije, también le envié un pequeño paquete el cual me pidió permiso para abrir, me halago mucho que su respeto por mi persona se antepusiera a la curiosidad natural de las mujeres, por lo que le concedí abrir el paquete y le indique sacar el sobre lacrado primero.
El sobre lacrado era solo una carta para darle la bienvenida a su vida como sumisa mía de manera digamos "formal", el segundo paquetito que tenía que abrir era una cajita pequeña como para aretes, en cuyo interior Julie encontró una cadena de plata elaborada en estilo filigrana con un pequeño corazón del mismo material, no era una cadena para las muñecas, sino una cadena un poco más larga para ser colocada en los tobillos.
No hay una regla en el tipo de collar de consideración que se entrega al inicio de una relación BDSM, puede ser una pulsera, una tobillera, una cadena de cintura, un anillo, etc. A veces la elección está determinada por la situación social del sumiso o por los gustos del Dominante. Pero la representación tradicional del "Collar de la Consideración" es que debe contener algún detalle en azul, el corazón que lleva el que le di a Julie tenia brillantes azules.
Un Dominante al ofrecer este collar al sumiso expresa su interés en seguir una relación con el sumiso, más allá de un encuentro casual, para una relación de Dominante-sumiso. Este collar se ofrece con seriedad e intención. El sumiso al aceptar este collar del Dominante entiende que su relación ha cambiado a una etapa diferente. La existencia de este collar indica a otro Dominante o sumiso, que el Dominante y el sumiso tienen una relación.
Indica además, a otros dominantes que deben mantenerse lejos del sumiso. Se entiende que las relaciones nuevas son frágiles y vulnerables. Y todo esto se lo explique a Julie quien no dejaba de mirar la cadena en sus manos, también le explique este collar no indica un compromiso para toda la vida entre Dominante y sumiso. Después de cierto tiempo, el Dominante o sumiso pueden decidir que la relación no es satisfactoria, en este caso el sumiso debe quitarse el collar y colocarlo en las manos del Dominante personalmente, algo que no le dije es que sí un Dominante se acerca "activamente" a un sumiso con collar, se considera una ruptura importante en el protocolo y tal acción puede tener un impacto negativo sobre su reputación, pero no me preocupaba eso de momento.
Termine la explicación diciéndole que cuando una sumisa tiene el collar de un Dominante, él la posee, es su posesión, él llega a ser responsable de dirigirle, de sus comportamientos, entrenándole y él es responsable de nutrir su mente, cuerpo y alma, por eso la cadena que sostenía en sus manos era más bien un símbolo, su primer collar simbólico, el collar es la señal y término usado comúnmente por los practicantes de la comunidad BDSM, donde el collar es un símbolo universal reconocido de formar y estar dentro de una relación confiada y estable.
Julie sostenía en sus manos su collar de consideración sopesando su valor, comprendió que era un gran peso a pesar de ser solo unos gramos de plata. Así que le pregunte directamente: "¿Es tu deseo entregar tus sentidos y tu persona a mi cuidado, protección y guía?" su respuesta no demoro, sus palabras aun las tengo grabadas en mi mente, me escribió: "mudos y rendidos le entrego mis sentidos".
Fue entonces que le permití ponerse la cadena en el tobillo izquierdo, porque como saben, el lado derecho es el diestro, y el izquierdo el siniestro, y… ¿Qué es el BDSM sino la manifestación de nuestros siniestros motivos?
Levanto la pierna sobre la silla y pude ver como se colocó su collar sobre la media blanca en el tobillo izquierdo, me sorprendió comprobar lo flexible que Julie era pues no forcejeo para levantar su pierna y flexionar la pantorrilla para colocarse su cadena, fue en ese movimiento que pude ver la orilla de las mediasen su muslo lo que despertó mi imaginación y mi sentido de dominación.
Cuando ella termino de ponerse la cadena, su cara cambio y una enorme sonrisa de felicidad ilumino su rostro, empecé a decirle que ahora más que nunca antes deseaba cogérmela y hacerla mía y cosas por el estilo, ha pasado un tiempo y no tengo muy clara esa parte de la conversación, pero recuerdo claramente que le dije:
-¿Te has calentado zorrita?
-¿eh? Perdón amo…
-No puedes ocultarlo, te estoy viendo y claramente vi cómo te moviste, seguramente estas frotándote las piernas entre sí, y ahora mismo te estas mordiendo el labio inferior, como si te hubiera yo cogido en la travesura.
Julie bajo la mirada, y asintió, dijo que solo se había rozado un poco por que se había calentado con mis palabras.
No dude en decirle que abriera el tercer regalo en el interior del paquete que había yo adjuntado solo para aprovechar el envió, le mande una caja con un consolador cromado vibratorio, yo tenía la intención de que lo usara en alguna ocasión posterior, y de suyo tenía varias ideas al respecto, pero le di las siguientes indicaciones:
-Póntelo de inmediato, debes estar lo suficientemente húmeda como para que te lo puedas meter sin problemas, y lo conservaras durante el resto de nuestra conversación.
Su cara enrojeció nuevamente, empezó a escribirme una leve protesta pero después se arrepintió y borro la línea, se levantó con sus cosas, asumí que fue al baño dejando solo las rosas en la silla, regreso con sus mejillas un poco rosadas, camino despacio por lo poco que me permitió ver el ángulo en que estaba la cámara, y se sentó con una sonrisa apenas contenida, tuvimos una conversación candente, pero su cara ya no cambio, Julie sería una buena jugadora de póker, sentía muchas emociones pero no expresaba ninguna, solo había una leve sonrisa en su rostro, casi indefinible.
La conversación debería de continuar esa noche, así que le dije que no se quitara el consolador hasta llegar a su casa y que charlaríamos por la noche en nuestra conversación normal de los jueves a las 9:00pm, la conversación la tengo clara en mi memoria y estoy seguro que Julie estará de acuerdo cuando lea estas líneas también.
-¿Hola o son buenas noches? – Era mi contraseña, siempre le saludaba así.
-Hola Amo- Fue la respuesta de Julie, si me escribiera otra cosa sabría que no podríamos charlar por haber visitas con ella, pero casi no sucedió antes, salvo un par de veces que su hermana menor Tamara se llegó a quedar con ella posteriormente cuando tuvo su propio departamento.
En esa época Julie vivía en una pensión con una señora que vivía sola y rentaba dos recamaras en su casa a estudiantes y ejecutivos, la casa era pequeña, a pesar de ser de dos plantas, nos reuníamos en el chat los jueves porque esos días la dueña de la casa llegaba en la madrugada de sabrá Dios donde, y no había ningún otro inquilino en la casa, Julie tenia su computadora en un descanso en las escaleras de la casa, era la parte que correspondía al estudio, pero yo siempre le preguntaba donde estaba.
-¿Dónde estás?
-En el estudio, no tiene mucho que regrese, salí a cenar algo antes de verle mi amo.
-Eso está bien, ¿Cómo estas vestida?
-Amo, antes que le responda quiero preguntarle algo al respecto, es solo una curiosidad, no me opongo a decirle, pero… ¿Por qué siempre me pregunta eso?
Julie nunca cuestionaba mis acciones, sabía perfectamente que no doy ordenes por capricho o un impulso irracional, todas las cosas que le pedía tenían una razón y nunca tomaba decisiones viscerales, pero en ocasiones su curiosidad por saber porque hacia alguna cosa le llevaban a preguntarme, y al escuchar las razones su convicción crecía, esa es la manera de hacer que pequeñas ordenes con el paso del tiempo se conviertan en la costumbre de obedecer.
-Siempre que conversamos Julie, por teléfono o en la compu, suelo imaginarte como mi interlocutor, eso me permite sentirte cercana a pesar de la distancia, yo puedo imaginar tu rostro y tú cuerpo, pero al pensar en ti, muchas imágenes se forman en mi mente imaginándote con diferentes cosas encima, para focalizar mis pensamientos me gusta saber exactamente como estas vestida.
No paso mucho tiempo antes de que empezara a teclear, asimilo la respuesta y de inmediato me contesto.
-Tengo puesta una sudadera color gris jaspeado, esta afelpada en el interior pero es fresca, no traigo sostén, aún tengo la tanga blanca que me puse esta mañana, estoy descalza y no llevo nada más, me quite los accesorios y tengo el cabello suelto, hace calor por aquí y quise estar cómoda para charlar con usted maestro.
Hay una motivación que no le dije a Julie acerca de la razón por la que le pregunto siempre lo mismo, es un parámetro para mí, me sirve para determinar el grado de obediencia que tiene en ese momento, idealmente se espera que una sumisa siempre esté dispuesta a obedecerte, pero no siempre tienen el humor de hacerlo, hay miles de razones por las que las cosas son así, por eso la pregunta me permite determinarlo, ¿recuerdan el libro de "El Principito" de Antoine de Saint Exupery?, en el capítulo cuando el rey es cuestionado acerca de sus órdenes dice: "si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía" por ordenarle algo que sabía el rey estaba fuera del alcance del general, pasa lo mismo en las relaciones con una sumisa, un buen dominante solo ordena aquello que sabe que su sumisa puede realizar, aunque ella misma no sepa los límites que puede alcanzar. Retomando el ejemplo anterior: "Solo hay que pedir a cada uno, lo que cada uno puede dar, la autoridad se apoya más que nada en la razón, yo tengo el derecho de exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables."
-Asumo que tienes todo apagado en la casa, sé que te gusta la oscuridad.
-Solo tengo una lámpara encendida en el escritorio, es pequeña y no ilumina mucho mi señor.
-Puedo imaginar tu rostro apenas iluminado por la luz del monitor por un lado y la tenue luz de tu lámpara por el otro, esa sudadera cubriendo tus altivos pechos, subiendo y bajando al compás de tu respiración…
-Así es mi amo, me gusta como lo describe.
-Si la tela de la sudadera fuese más ligera se podrían notar los pezones que se empiezan a endurecer, me gustaría estar ahí contigo.
-Ese es mi deseo también mi señor.
-Me colocaría a tu espalda, recorrería suavemente tu cabello, me gusta que lo tengas largo, mis manos se posarían en tus hombros masajeándote un poco, para relajarte y darme la oportunidad de deshacerme de la tensión que pudieras tener…
-No hay tensión mi dueño, no cuando estoy con usted.
-Mis manos recorrerían tu silueta, pasarían por debajo de la sudadera para sentir tu piel suave y satinada, apretando un poco por ahí, masajeando otro poco por allá, mi cara ahora estaría muy cerca de tu cabeza, olería primero tu aroma y después buscaría tu oído para decirte lo mucho que me agrada que seas mi esclava, que me pertenezcas…
-Estoy a su disposición y a sus pies mi dueño…
-Lo sé, me gusta que así sea, ¿tus pezones están duritos?
-mmmm… si mi señor
-Tócalos, tócalos por mí, hazlo pensando que soy yo quien lo realiza.
-si
-¿si qué?
-Si mi amo
Julie había dejado de escribir con las dos manos, usaba una para acariciarse mientras que con la otra trataba de responderme, por eso su respuesta había sido tan corta e inadecuada, pero yo me imaginaba que así era y porque.
-Dime ¿dónde están tus piernas ahora?
-¿eh? Perdón amo, las puse sobre los descansabrazos del silloncito.
-Eres una zorrita, te estas acomodando para masturbarte ¿sin mi permiso?
-No amo, esperaba su indicación.
Siempre me gusto que Julie se adelantara a mis deseos, creo que me intuye mejor de lo que alguna vez cualquiera de mis ex lo pudo hacer.
-Recorre tus piernas con una mano, no dejes de acariciarte el pecho, recorre tu cuerpo, disfrútate a ti misma como lo haría yo, abre tus piernas lo suficiente como para que si estuvieras frente a mí, me muestres tu cueva de amor, quiero que me abras tus tesoros, que te expongas libidinosamente ante mí, eres una ninfa tratando de seducir a un sátiro, excítame con la visión de tus encantos, muéstrame tu cuerpo, hazme desearte, provócame, oblígame a perder los sentidos y dejar salir mi instinto animal que te poseerá tan salvajemente como tú lo logres incitar…
Julie me dijo después que durante mi monologo (que fue aún más largo que lo que ahora he escrito) sus manos se acariciaron por todas partes, pero siempre tratando de alejarse de sus áreas más privadas, estaba extasiada recorriéndose a sí misma que dejo el teclado a un lado y solo se concentraba en leer mis indicaciones, que ella seguía lo mejor que su escasa experiencia de aquellos años le dio a entender.
-¿Tienes a la mano el consolador que te envié, Julie?
-No amo
-Que mal, tendrás que improvisar y tomar lo que tengas a la mano, porque ahora quiero que bajes tu tanguita hasta las rodillas y ahí las vas a dejar, ¿Qué encontraste a la mano para sustituir el consolador?
-Tengo su regalo, fui rápido por el mi señor.
-Pon tu tanga como te lo he pedido, y por ahora acaríciate un poco con los dedos, solo un suave roce por ahora, abre las piernas un poco más que antes, si te estorba la tanga deshazte de ella,
Julie levanto las piernas sacándose la tanga y me pidió permiso para quitarse la sudadera al mismo tiempo, le deje que se pusiera cómoda dentro de las limitaciones de su sillón ejecutivo, de esos con rueditas y amortiguador que por otra parte era más o menos grande para poder hacer algunas maniobras.
Ella puso sus piernas juntas a un lado y jalo el teclado para decirme la posición en que estaba, mientras ella me escribía describiéndome un poco del lugar donde estaba yo le decía que me gustaba imaginarla ahora desnuda, ella se acariciaba los senos y apretaba sus pezones, me pregunto si podía usar su juguete y le di autorización, se estiro para tomarlo del escritorio dejando a un lado el teclado, abrió las piernas y se acomodó un poco sobre el sillón, le pedí que lubricase el consolador con su propia saliva, y mientras lo hacía con una mano se acariciaba su conejito, nunca le pregunte como lo tenía ese día, pero me imagino que no lo rasuraba en esa época, así que su monte de venus debió estar coronado con una suave y tupida pelambrera oscura formando un triángulo en la parte superior de su íntima cueva de placer.
Subió nuevamente las piernas al silloncito y abrazo una pierna por debajo de la rodilla para levantar su pierna a mi indicación, quería que se estirara lo más que le fuera posible, dejo de teclearme un buen rato mientras seguía mis indicaciones, la hice hincarse en el asiento y giro el sillón para poder leer la pantalla, sus pechos se recargaban en el respaldo del sillón y su cola redonda se levantaba a aire respingona como siempre, una de los mejores culos que he visto en mi vida, se introdujo suavemente el vibrador metálico que le envié al cual ya le había colocado pilas y se masturbo con él varios minutos, hasta que se cansó
-Mi señor, ¿puedo encenderlo ahora?
-Sí, pero no cambies de posición, el solo hecho de imaginarte así, levantando la cola y metiéndote el juguete que yo te escogí me pone a mil, me tienes con una erección tan intensa que mi pantalón me aprisiona y me incomoda un poco.
-Acompáñeme Amo… chaquetéese conmigo…
-Ya abrí mi pantalón, mi verga sobre el bóxer parece una carpa de circo.
-¿Me invita al circo, señor?
-Tú provocas este circo, metete el juguete y ayúdale con tus dedos.
Se masturbo en esa posición por varios minutos, mientras le decía algunas guarradas, me pidió permiso para cambiarse de postura, tras la autorización se dio vuelta abriendo las piernas lo más que pudo y ya he mencionado que ella era bastante flexible, y me escribió pidiendo permiso para introducirse por el ano el juguete encendido que emitía un suave ronroneo que le hacía apenas perceptible.
Estuvo un rato masturbándose así solo un poco, introdujo un par de centímetros la punta metálica, pero le dio miedo y dejo su ano en paz, cuando saco la punta del metálico intruso se introdujo un poco un dedo por el ano para sentir un poco de su esfínter abierto, me pidió permiso para correrse porque las sensaciones en ella se habían desbordado, le pedí que aguantara un poco… le dije que quería correrme con ella al mismo tiempo, ella contuvo su orgasmo pero no dejo de mover su juguete, siguió así aguantándolo un poco más de tiempo del que se hubiera imaginado.
-¿ya amo?
-No aun no… espera un poco, ya casi llego
-¡Amo!
-No, aun no… dale más duro.
-Por favor…
-Aguanta
-AMOOOOOO!!!
-¡Córrete!
Y así lo hizo… fue uno de sus mejores orgasmos, y dio un grito que me grabaría después, porque lo ha repetido conmigo en múltiples ocasiones, se dejó llevar por sus sensaciones hasta que se vacío de jugos y de espasmos que se fueron haciendo largos, prolongados y suaves, cada vez más suaves.…
Después en su diario leí que esa noche había tenido un orgasmo muy grande para ella, en sus propias palabras Julie decía que el saber que su amo estaba por venirse le hizo aguantar su orgasmo, y como una represa, cuando por fin fue liberado fue tan fuerte y tan intenso que sus piernas le temblaron durante su corrida, y aun después, cuando fue caminando a su cama le temblaban apenas sosteniéndola, se metió a la cama completamente desnuda, solo tenía su collar rodeándole el tobillo izquierdo, y se durmió presa de un profundo cansancio y de un agotamiento de placer.
Lo que nunca le dije, es que le mentí, no me estaba masturbando, y no me corrí con ella, pero si no le hubiera dicho eso tal vez no habría podido contener su orgasmo, sin embargo la compense en el futuro y ese día mismo tuvo su propia recompensa en esas gloriosas oleadas de placer que me dedico a través de la pantalla ya pesar de la distancia.
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