Bendito chat
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DC78.
La historieta que voy a contar me sucedió en primera persona.
– Lo mejor será que lo dejemos por un tiempo.
No me veo con las mismas ganas, he perdido la ilusión.
Así terminaba una relación gris, sin sal, demasiado larga que no nos satisfizo a ninguno de los dos.
El sexo no estaba tan mal, o eso pensaba yo.
Hace tiempo que sucedió, en esos años no había wasap, ni badoo, meetic, adopta un tío, ni todas esas apps que nos ayudan a conocer gente nueva, tampoco estábamos tan enganchados a las RR.
SS.
Lo que sí tenía cierta fama eran los chats, así que decidí ahogar mis penas en esas aguas.
Conseguí varias conversaciones picantonas que acababan en masturbaciones a los dos lados del teclado.
Le cogí gusto.
Hasta que un día di con la persona adecuada.
De conversación agradable, inteligente y educada, Pilar llamó mi atención.
Comenzamos siendo amigos, nada de conversaciones picantes, aunque de vez en cuando yo le soltaba aquello de "Qué llevas puesto?".
No niego que algunas de sus respuestas me provocasen erecciones ya que en su ciudad natal hace mucho calor y solía vestir muy cómoda en casa.
Mi imaginación volaba.
Al poco tiempo empezó lo inevitable, la temperatura del teclado subía y subía hasta que decidimos jugar pero no en directo.
Me explico.
Jugamos a relatar una historia totalmente sexual, sin censuras, describiendo nuestras fantasías pero a través del correo.
Un correo uno, respuesta del otro.
Me faltaba tiempo para llegar a casa.
Sólo de leer el remitente, me empalmaba.
Ese juego provocó más sed y pasamos al sexo telefónico, nada, no nos calmaba.
Así que decidimos quedar a mitad de camino.
Madrid nos daba la complicidad necesaria para sentirnos totalmente aislados de todo y de todos.
Tenía 8 años más que yo y había pasado dos embarazos, pero esa no era razón suficiente para que luciera un cuerpo espectacular, vientre plano y pechos firmes y uniformes incluidos.
A los 30 yo me conservaba bastante bien también, sin sobrepeso, pelo moreno ondulado, ojos marrones, alto y con una cara graciosa que me permitía "mojar" de vez en cuando.
La recibí en la estación de autobúses histérico, temblando, sabía que podía salir muy bien pero también muy mal.
La complicidad de los meses anteriores nos ayudo mucho en ese primer contacto.
-hola ( dos besos), que tal el viaje ?
-mmmmuy largo!!
Venía vestida dándome caña.
Sabía que me encantaba como le quedaban los vaqueros con la camisa blanca.
Escotada lo justo, con gusto.
Llegamos al hotel y después de pasar por recepción ya no aguantamos más.
En el ascensor comenzamos a besarnos frenéticamente, nuestras manos querían palpar todo lo que habían imaginado desde las teclas.
Nos metíamos mano mutuamente, agarré su culo con fuerza, la atraje hacia mi, quería sentir sus curvas, ella no perdía el tiempo tampoco, mi culo, mi espalda y sobarme la entrepierna por encima del vaquero fueron sus objetivos inmediatos.
Fui a calentarla, había leído el camino en mi ordenador.
Cuello, hombros, manos a su pecho y al pelo detrás de la nuca.
Desabroche un botón de su camisa y comencé a besar sus pechos sin llegar a ver sus pezones antes de que el ascensor parase en la tercera planta.
Salimos del ascensor y me coloque detrás de ella, bien pegado, la abrace por la cintura mientras buscábamos la 312.
Fui subiendo mis manos hasta agarrar con fuerza sus pechos, mientras, ella bailaba su culo en mi paquete.
-Aguanta un poco que me vas a tener para ti todo el finde.
Deja que lleguemos a la habitación.
-Bufff.
Que estas muy buena hija mía!
Cerré la puerta, la cogí del brazo en cuanto tiró a la moqueta su bolsa de viaje.
La pegué contra la puerta y me la comí.
La boca, el cuello, los hombros, el pecho.
Le desabotone la camisa mirándola a los ojos, ella se mordía los labios y masajeaba mi pene erecto por encima del vaquero.
Solté el sujetador y quedaron para mi gozo sus deliciosos pechos.
Los lamí, besé, mordí, jugué con ellos, me recreé hasta que empece a bajar hacia su ombligo al tiempo que mis manos no dejaban de disfrutarla.
Desabroche su vaquero, lo baje hasta sus rodillas.
Lamí el encaje de su tanga blanco transparente, sabía a ella.
Besaba sus muslos, acariciaba su culo, lo estrujaba, no me saciaba.
Colé dos dedos bajo la transparencia y comencé a jugar con su coñito empapado, caliente e hinchado.
Estaba muy excitada.
Saqué su vaquero y el tanga por uno de sus tobillos y le di la vuelta.
Apoyó las manos en la puerta y puso su culo en pompa de manera que yo pudiera lamer y besar todo su coño, su año y sus muslos sin dejar de disfrutar y hacerla disfrutar.
Cuando no pude más me baje los pantalones y el bóxer y empece a penetrarla.
No me costó, estaba empapada.
Primero despacio, después aumentamos el ritmo.
Era mi sueño.
Me estaba follando un pibon de mujer a medio vestir ( aún llevaba la camisa y los zapatos de tacón puestos ), en un hotel y todo hacia indicar que esto solo era el principio!!!
-Mas, dame más!! -Gritaba-
Verla en ese estado hizo que reventara, no que me corriera, que reventara dentro de ella.
Noté como llegaba a un orgasmo interminable que nos dejó exhaustos a los dos.
Temblé.
Nunca me había pasado al alcanzar un orgasmo.
No dormimos apenas.
Estuvimos follando toda la noche, sólo paramos a reponer fuerzas para cenar en la propia habitación, para que íbamos a salir?
Llegué a correrme 11 veces en 36 horas y ella otras tantas o más !!
En su coño, en su boca, en las tetas, dentro de su culo.
Jugamos con comida, bebida, un consolador que trajo ella, en la bañera, lencería.
aprendí mucho ese finde y jamás se me olvidará.
La despedida del domingo fue cálida a pesar de saber que probablemente no nos volveríamos a ver.
A día de hoy mantenemos el contacto, como amigos.
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