Mi hija y el grupo de chat 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hokusai.
Decidí seguirlos con mi auto, dieron un par de vueltas por la ciudad para después dirigirse hacia una pequeña casa de dos plantas, el garaje se abrió desde adentro y el auto rápidamente se metió en aquel lugar.
Paso alrededor de una hora desde que ambos entraron en aquella sencilla casa y yo continuaba aun dentro mi auto con la ansiedad devorando mi cuerpo, cuando de repente nuevamente el pequeño garaje se abrió y el auto plomo del barbudo salió de él.
Nuevamente los seguí de cerca con mi auto todo el trayecto de vuelta hasta llegar casi a unas cuadras de nuestra casa, el auto se parqueo y mi hija salió, no sin antes dejarle un beso en la boca a aquel hombre quien audazmente le acariciaba las nalgas a mi hija.
Respire hondo y calme mis ansias asesinas para después, el auto plomo se alejó de nuestro vecindario mientras mi hija lentamente tomaba rumbo hacia nuestro hogar, no cabía duda, hasta hace solo un par de minutos aquel hombre se había acostado con mi hija, me quede todo pensativo sentado en mi coche, debería ir a encarar a aquel cabron, debería increpar a mi hija sobre aquella libreta de negocio, mi cabeza estaba llena de incógnitas, no sabía cómo manejar esta peculiar situación, perdí la noción del tiempo, habían pasado cerca de 2 horas desde que los vi despedirse tan cariñosamente, mi celular sonó, era mi hija toda preocupada por mi preguntándome donde estaba, le dije que estaba a unas cuadras, lo cual era cierto, y que no se preocupara mucho.
Ahora mismo el que estaba más que preocupado era yo.
A llegar a mi hogar mi hija me recibió con su habitual sonrisa y vestida con un fino delantal de cocina con una singular inscripción en el pecho “BESA AL COCINERO”, me tomo de la mano y me guio rápidamente hasta la cocina, al darse vuelta note que llevaba puestos unos mini shorts azules completamente ajustados a su cuerpo, sus redondas y bien formadas nalguitas se mostraban ante mí y las líneas de sus calzoncitos contorneando su figura se podía apreciar a simple vista, con esa simple escena mi cuerpo empezó a calentarse nuevamente más aun cuando recordé que no hace mucho ella había estado completamente desnuda frente a otro hombre disfrutando desenfrenadamente de los placeres carnales, de seguro en su celular habría un nuevo video ahora mismo y quizá también otra anotación en su nueva libreta.
Sin duda alguna en mi mente mi hija ya no era la tierna e inocente niña de papi, ahora más bien era la niña más deseable y sensual de mis fantasías sexuales, quedaría totalmente satisfecho y en paz si tan solo pudiera dar el gran paso que sería el someter a mi hija a mis más bajos deseos carnales.
Podría hacerlo ahora mismo si me animara o en la misma noche mientras ella duerme tranquilamente soñando quien sabe con qué cosas, tenía tantas oportunidades para hacerla mía dentro de estas paredes que el no intentarlo aunque sea una vez de seguro seria digno de un idiota.
Mi corazón se aceleró de la emoción mientras veía con detalle su fina espalda y sensuales hombros, cuya diminuta blusa dejaba por completo a la vista, mis manos varoniles se encontraban a solo centímetros de su perfecto trasero, listos para tocar sus curvas, sus firmes y suaves muslos y finalmente masajear su entrepierna con mis dedos, al sentir mis dedos en su vagina de seguro ella se estremecería un poco pero luego se acostumbraría a mi jugueteo y finalmente quedaría presa de la lujuria.
Se daría media vuelta y de seguro me besaría apasionadamente, nuestras lenguas se buscarían desesperadamente dentro nuestras bocas haciéndonos experimentar sensaciones que nunca antes habíamos experimentado, ella se pondría salvaje y rápidamente mordería mis labios adueñándose por completo de ellos, yo en cambio le halaría el cabello hacia atrás y la obligaría a soltarme, nuestras miradas se cruzarían y nuevamente uniríamos nuestros labios mientras prenda por prenda nos quitaríamos las ropas hasta quedar completamente desnudos frente a la cocina, yo la tomaría de su delgada cintura y la elevaría por los aires hasta abrazarla a mí, entonces con ambas manos fuertemente sujetas en su trasero la acomodaría sobre mi caliente y endurecido pene que sin ningún problema se encajaría dentro de ella de manera gentil.
Podría oír sus gritos de dolor y placer, quizá se lo tenga bien merecido, si, esto debería ser un castigo para ella, por preferir acostarse con otros hombres antes que conmigo, en mi mente no podía soportar la idea de que mi propia hija todo este tiempo no se fijara en mi para nada, con ambas manos sujetándola en el aire elevaría su cuerpo lo más que pudiera y dejaría que la gravedad haga el trabajo de encajarla fuertemente contra mi verga hasta tocar lo más profundo de su interior, sus gritos con cada estoque de seguro rezumbarían por toda la casa sin que nadie las escuche y sus lágrimas caerían sobre mi pecho refrescándome y dándome aún más energías para seguir con mi labor, al tenerla tan cerca de mi podría oír su corazón acelerándose casi hasta llegar a la locura y también podría ver su expresión de satisfacción cuando sin previo aviso libere mi esencia en lo más profundo de su ser, chillaría por el orgasmo que el tibio semen produciría en su interior y luego de un rato podría oír satisfactoriamente sus gemidos finales en mi oreja, la tendría unida a mi hasta sentir el líquido blanco desparramándose en el suelo y luego la descorcharía velozmente de mi pene para obligarla a lamer hasta la última gota derramada, me miraría con una expresión de sumisión y al fin quedaría satisfecho.
La fantasía en mi mente estaba por volverse realidad nada podía impedir que tomara a mi hija en este preciso instante, claro a menos que algo inesperado ocurriera y ese algo inesperado fue el sonido de su celular en la mesa del comedor, su firme trasero se escapó de mis manos y se dirigió rápidamente a contestar, tuve que calmar mi calentura pensando en otras cosas y mojándome con un poco de agua fría del lavavajillas, carajo eso estaba realmente cerca, unos segundos más y ahora mismo estaría realizando incesto, definitivamente esta vez me salvo la campana.
Luego de una deliciosa cena me encontraba en la sala mirando el televisor todo pensativo, por un lado una enorme parte de mi quería someter a mi hija a todo tipo de situaciones eróticas contra su voluntad, pero por otro lado una pequeña pero muy insistente parte de mi quería simplemente hacer lo correcto y alejar a mi hija de ese tipo de explotaciones.
Mi decisión debía recaer en una de esas dos opciones de una vez por todas, cual de ambas seria la correcta.
Mientras pensaba en aquello mi hija se aproximó silenciosamente a mí y se sentó a mi lado en el sofá para ver junto a mí la televisión, tomo el control y puso uno de sus programas favoritos, a mí no me importo mi atención estaba en otros asuntos, estuvo ahí sentada unos cuantos minutos cuando de repente en un instante decidió recostarse y apoyo delicadamente su cabeza en mis piernas, su aroma juvenil inundo mis sentidos y casi hizo que nuevamente perdiera el control, pero esta vez el lado paterno se impuso y toda la lujuria de mi cuerpo se perdió por completo, con una mano cariñosamente acaricie el sedoso y negro cabello de mi pequeña, poco a poco el masaje la fue relajando haciéndola dormir en un instante, de seguro había estado agotada.
Echada sobre mis piernas mi hija estaba totalmente indefensa ante mí, no me importo, yo seguí acariciando su cabeza y ella entraba cada vez más en un sueño profundo, hasta que nuevamente su bendito celular sonó, de un brinco mi hija despertó de su breve sueño y rápidamente tomo el celular entre sus manos, debía poner la clave para desbloquear la pantalla lo cual hizo, sin notar que yo atentamente la observaba hacerlo, el código de cinco números se revelo ante mí.
Una vez termino de hablar con lo que parecía ser una de sus amiguitas, se despidió de mí y se fue a descansar a su cuarto, yo en cambio me quede aun en la sala haciendo hora hasta que mi niña se quede profundamente dormida, esta noche entraría a su cuarto y tomaría su celular para revisar más a fondo su dichoso chat.
Esta noche más que seguro no podría dormir.
CONTINUARA.
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