NUESTROS GEMIDOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por VIAGRAMAN.
Cierro mis ojos y sé que estás mirándome. Entras sigolosamente. Quizás no sepas que te veo, quizás solamente simules no saberlo. Me gusta que me mires, me excita. Estoy desnudo sobre la cama, el roce de las sábanas limpias y prolijas me hace pensar en que me ayudes a desordenarlas. Mi piel se eriza pensando en tus caricias y en tus besos. Mis manos tienen vida propia. Se deslizan despacio por mi cara, mi cuello. Mis manos son tus manos y me dejo llevar por su calor. Mis dedos dibujan corazones sobre mi intimidad, piden a gritos que te acerques.
Sé que no puedes quitar tus ojos de mi cuerpo. No pueden hacer otra cosa que seguir como hipnotizados el movimiento de mis manos mientras recorren el camino hacia tu caramelo. No quiero abrir mis ojos, solo te imagino deseándome en silencio, disfrutando de lo que ves pero queriendo ver más.
Sigo acariciándome cada vez más intensamente. Te acercas a mi oído y me dices: “No abras los ojos”. Te arrodillas sobre mí. No puedo moverme, pero no me importa. No hay otro lugar en el mundo donde quisiera estar.
A tientas encuentro tu pecho. Tu blusa abierta me invita a tocar tus senos, a comprobar que eres tan real como mi carne. Araño tu piel sin lastimarte, mis dedos te recorren desde el cuello a la cintura. No puedo resistir la tentación y abro mis ojos. Te miro y me sonríes. Tu mirada no es tierna, es una mirada salvaje que me hace arder. Te acaricio con mis manos y con mis ojos, recorro tus senos, los siento palpitar. Tus suspiros, tus gemidos me llenan los oídos y el alma. Echan a patadas a soledad. Te acerco a mí y te beso, mezcla de labios, lengua e intimidad.
Después de unos minutos eternos te miro y no necesito decir más. Tus labios comienzan a recorrerme desde el cuello hasta los pies. Tu lengua juega con mi piel, con cada centímetro, con cada poro. Te atrapo entre mis piernas, no voy a dejarte ir jamás. Tanto deseo de tenerte no se apaga, tanta ansiedad de verte me dice que no puedo soltarte. Siento tu lengua recorrerme, explorar cada rincón, detenerse cada vez que me escuchas gemir. Todo mi ser se pierde en tu boca, no existo fuera de tus labios.
Quiero sentirme dentro de ti, ya no puedo esperar. Te abrazo y te rodeo con mis piernas, mientras siento que te montas y cabalgas sobre mí; te penetro despacio. Nada tiene sentido más allá de nosotros, no hay mundo, no hay otra manera de vivir que no sea fundidos como uno solo. Sentir tu movimiento, tu roce en cada rincón de mi intimidad en lo profundo de tu cueva erótica que exige que la llene de mi néctar. Solo eso me mantiene vivo, solo por eso vale la pena vivir.
Nos estremecemos, temblamos, nos deshacemos en gemidos, suspiros y palabras entrecortadas. Soy capaz de decirte todo lo que jamás confesaría a nadie. Soy tuyo más allá de la vida. No me dejes ahora que la fantasía se vuelve cruda realidad. No te vayas. Necesito que duermas conmigo esta noche y todas las noches que me queden por vivir.
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