POR INTERNET
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por VIAGRAMAN.
ELLA: – El tiempo que EL está ausente, pues nos escribimos, nos hablamos, nos decimos cosas y hacemos cositas plasmadas en relatos eróticos, que he permitido que me los escriba y ha levantado mi libido y ha despertado mi sensualidad. Que cada vez que los leo, me transformo. Al leer sus relatos, nuestras historias, cada palabra, cada situación, cada acción, es lo que siempre he deseado, he fantaseado, sin poder ejecutarlo. He vivido en contemplaciones, por temor, por seguridad, por muchas razones.
Pero sus relatos y poemas dedicados a mí, han hecho éxtasis en mi sentir. Literal y virtualmente desde hace dos meses, con sus amaneceres y anocheceres; soy su mujer.
Sé que se conectará por internet. No nos hemos visto en cámara. Hoy compré la mía. Y he querido sorprenderlo. Sé que todo el día está conectado para escribirme mis relatos, perdón, nuestros relatos nuestra poesía.
No sabe que tengo cámara, pero sí que ya tengo internet en casa. Esta noche, me verá como me he arreglado para él. Me puse una blusa blanca, semi – transparente, traslucida, que dejaba observar mi brasier, si se observa con detenimiento y con ayuda de alguna luz. Llevo también una minifalda negra, muy cortita, que me daba a la mitad de mis muslos. Además tengo puestas unas medias negras de esas que no necesitan liguero, que tienen una franja superior elástica y se sostienen solitas. Además de lo anterior llevo unas zapatillas de tacón, negras, de unos 10 cm de alto y muy finos, tipo “de aguja”.
Mi ropa interior es un brasier blanco, calado, de encaje, semi-transparente, que insinúa mis senos, pero en especial mis areolas y sobretodo mis pezones, que se miran con cierta facilidad. No acostumbro salir así a la calle, para que no me falten al respeto, pero esta vez quise estar atractiva, apetecible solamente para EL.
Me siento frente a la computadora, ah, se me olvida, una botella de vino. Quiero hacerlo así, para darme ánimos y hacerlo como se debe cuando él viaje a mi ciudad, a mi país. Veo que entra al internet, no pongo mi cámara. Mejor lo saludo.
Cómo estas cielo? Aquí esperándote con ansias.
EL: – Hola cariño, que estás haciendo?
ELLA: – Después de las respuestas de rigor, mi tono de voz fue mucho más sensual, actuaba como una gatita mimosa, lo que hizo que me preguntara cuanto Merlot ya llevaba encima y que él ya se había servido su copa, brindamos y luego me leyó su ultimo pensamiento dedicado a mí.
EL: – Cuando seas mía tomaré tus caderas y te hare bailar sobre mí, no te dejaré pensar en pudores ni vergüenzas, serás libre entre mis brazos, tus gemidos serán míos para siempre, tus suspiros mi condena, cuanto más goces en nuestra cama, más deseos tendré de hacerte el amor, anudaré tu pelo a mis dedos y besaré todo tu cuerpo, volaras en mi cielo el cual es el límite de nuestro amor.
ELLA.- me dio un poco de pena, me sentí halagada, le agradecí, brindamos y luego me preguntó cómo andaba vestida y yo se lo describí. ¡Creo que se puso caliente con mi descripción!, y me pidió que le dijera más cosas, para que se calentara y escribiera un relato más a mi salud.
EL: – Corazón, si pudieras verme, me prendiste. Encendiste el fuego que traigo dentro. Tu erres la chispa que necesito para darte todo lo que traigo dentro. Quiero verte, no me dejes en la oscuridad.
ELLA:- Me dio mucha risa, pero también me puso caliente. Decidí complacerlo y conecté de inmediato la cámara y me retiré un poco de la computadora, para que pudiera verme de cuerpo entero.
EL: ¡Qué bárbara! estás divina. Qué sorpresa me has dado.
ELLA: No quise esperar más. Te quise dar esta sorpresa, para saber si está bien así ponerme otra cosa mejor para el día que me decida tenerte entre mis brazos, entre mis piernas, entre mis senos. Aquí está tu mujer, arreglada para ti.
EL: – Estas ideal para mí. Qué más puedo pedirle a la vida, si puedo tenerte así. ¡Levántate un poco tu mini! Para verte mejor.
ELLA: – Y luego de hacerme del rogar un ratito, me decidí complacerlo y comencé a levantarme la mini, tomándola de la parte de abajo, subiendo un centímetro del lado derecho, un centímetro del lado izquierdo; otro centímetro del lado derecho, otro centímetro del lado izquierdo, y así sucesivamente, “haciéndosela cardiaca”. ¡Yo estaba rete caliente por la ciber-exposición! EL gritando de gusto, emocionado, excitado.
Aparecieron los elásticos de mis medias y luego de un rato apareció la carne de mis muslos, la parte de arriba, para dar paso a la vista de mis ingles, en el contacto de mis muslos con el tronco de mi cuerpo, mostrando también el triangulito de mi blanca pantaleta, que hacia juego con mi brasier: blanco, calado, de encaje, semi-transparente, que dejaba mirar mi monte de Venus.
EL: – Estás rete buena, mucho mejor de cuando te he desvestido con mi mirada las veces que nos hemos visto. La próxima vez que te vea, no me voy a aguantar por tenerte, por hacerte mía y cuando lo seas, quiero pensar que de nadie más lo serás. Quisiera poder hacerte el amor en este momento, para calmar la angustia que hay en mí, para calmar la excitación que has provocado en mí, que no me deja estar en calma, estamos lejos y mira cómo me recibes. El día que decidas ser mía te tendré ante mis ojos completamente desnuda y tocaré tus pechos, tu cuello, viendo que te abres a mis deseos de saborear tu cuerpo, comerte con caricias.
ELLA: – Ya caliente, poco a poco paso mis manos sobre del elástico de la pantaleta, comienzo a deslizarlas hacia abajo, lentamente, descubriendo mi vello púbico, pasándolas por debajo de mis ingles, a lo largo de mis muslos, por mis rodillas, debajo de ellas, por mis piernas, mis tobillos y finalmente sacarlas por debajo de mis tacones, los negros, de tacón muy alto, de aguja, que tanto resaltaban mi figura y en especial mi trasero, que lo ponía bastante antojable para EL.
Veo a EL mucho más caliente que yo. Ya sentada y con la minifalda hasta la cintura, sin pantaletas, comienzo a darme dedo, comenzando por masajearme mi monte de Venus y luego descendiendo, tocándome sobre todo mi clítoris, para que se hinche completamente. EL se toca su intimidad, de lo flácida que estaba cuando me la mostró, recobra vida al verme.
Me toco los labios de mi vagina, los exteriores, los interiores, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, en las comisuras de aquellos dos pares de labios, toco de pasada mi clítoris, que de inmediato se conecta a la hoguera y se inflama muy rápidamente. ¡Estoy tremendamente excitada ¡Es deliciosa esa sensación! EL masturbándose.
¡Ya no aguanto mucho tiempo, comienzo a sentir yo mi orgasmo, que se aproxima, tremendo, grandioso. ¡Me vengo…, me vengo…, me vengooo…!
Ahahahahahahahahahahahahahahahahahaha. Tengo fuertes convulsiones, sudo, tengo una sed de mi amado. Un hambre de comérmelo a besos de probar su intimidad. Ahahahahahahahahahahahahahahahahahaha.
En la pantalla de la computadora alcanzo a ver a EL escupir su leche, abundante, un néctar espumoso que me hubiera gustado tenerlo en mi boca, en mi trasero en mi intimidad. Me siento molesta por haberme hecho del rogar mucho tiempo, si dos meses, y que esa leche, desperdiciada a larga distancia, bien hubiera podido ser mía al derramarse en mi cuerpo.
EL: – Cariño, amor, mi vida. ¡No sabes que delicioso estuvo esta forma de hacer el amor. Gracias por el momento más sabroso que me regalaste!
ELLA: – EL acerca su pene a su cámara. Me hinco enfrente de mi pantalla, cierro mis ojos y siento que lo chupo, lo mamo, lo succiono, me lo trago hasta mi garganta, hasta mis amígdalas, mientras que con mis manos, como si fueran las de él, consigo rasgar mi blusa para poder masajear y apretar mis tetas y mis pezones.
Me pellizco las tetas marcando el ritmo de mi “mamada”, su pene se erecta, se hincha, sus venas a punto de reventar. Eso me pone caliente. Pongo mi mano sobre mi intimidad, mi clítoris, mi monte de venus, inserto mis dedos y en medio de gemidos, pujidos y toda clase de ruidos sexuales que uno produce al masturbarse, sin poder remediarlo, tan solo grito: ¡me vengoooooooo!
EL: – ¡Me vengo, me vengooo, me vengoooooo…! Ahahahahahahahahahahahahahah.
ELLA: – Ahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahaha.
El néctar de EL manchaba el lente de su cámara, como me hubiera gustado que cayera en mi boca, mi cara, mis senos, mi cuerpo.
Y perdiendo completamente mis fuerzas, caigo doblegada hasta el piso, fulminada por ese último orgasmo demoledor.
Me repongo y veo a EL exhausto. Sin palabras. Viendo a la cámara, mirándonos, me quiere decir algo, pero lo paro con mis manos y le digo: Cielo, vida mía, el día que llegues a mi ciudad y estemos juntos, sintiéndote en carne propia, deseo que mis gemidos sean sólo tuyos y de nadie más, y que tus gemidos me griten a mis oídos para sentirlos míos, Y desde el fondo de mi intimidad tendré hirviendo un manantial de sabores y aromas que escurrirán y tú al estallar como un volcán en mis senos tu lava se derrame poco poco hasta mezclarse con mi néctar fundiéndose en nuestros cuerpos.
Continuará.
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