Sexting
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MilkyQueen.
¡Hola de nuevo! En esta ocasión quiero contarles una situación de hace 5 años aproximadamente, se trata de una situación de ciber-infidelidad, o al menos yo lo considero así. Esto me ocurrió en verdad y hasta la fecha mi marido no sabe nada.
Yo soy una chica que desde pequeña tenía el instinto de sexualidad demasiado alerta. Recuerdo que de pequeña solía restregar mi pubis contra una pelota gigante que mis padres me habían regalado. Ellos eran felices porque pensaban que estaba jugando, yo era feliz porque me masturbaba aún sin saber lo que era.
A pesar de ser una mujer abierta a este tipo de situaciones, mi virginidad la perdí demasiado adulta, y mi primera masturbación fue pasados los 18 años. Sentía que estaba dispuesta a probar de todo, pero me daba mucho miedo intentarlo.
Mi pasión es el dibujo, y así también me ha servido de terapia para pasar tragos amargos y para conocer gente. Muchas veces quise arriesgarme dibujando cosas un poco más subidas de tono. Desde los 11 años trataba de dibujar tetas, caderas anchas, penes y culos, tratando de detallarlos lo mejor posible. Pero la culpa y la vergüenza me carcomían y decidí rayarlos, dejándolos inconclusos. Esto aunado al hecho de que mi madre siempre miró estos temas como algo “sucio” y revisando mis libretas siempre estaba atenida a sus restricciones.
Internet ha sido lo mejor que ha pasado en esta era moderna, gracias a él es que ahora puedo compartir anécdotas con ustedes y conversar con personas tan geniales que comparten mi modo de pensar. Así que decidí que intentaría colgar mis dibujos en la red para liberarme, quería dibujar cosas pornográficas, quería dibujar desnudos y garabatear pezones sin que nadie me estuviera frenando, y comencé a hacerlo. Empecé a tener seguidores y ellos aclamaban mis trabajos, aunque al principio eran sumamente rústicos y malhechos. Con el tiempo fui practicando y mejorando mis dibujos, y gracias a esto fue que conocí al que ahora es mi esposo, ya que él también dibuja cosas de este tipo, y no lo digo porque es mi esposo, pero es un maestro en su área. Dibuja chicas voluptuosas y gracias a él mejoré mi técnica y hasta la fecha sigo haciéndolo. Gracias a eso también comencé a tener seguidores de todo tipo, y yo dibujaba para ellos porque me gustaba saber que con esos trazos podía hacer feliz a la gente, de una u otra forma.
Muchas veces me llegaban comentarios lindos sobre mis dibujos, otros no tanto. Había gente que me decía que quería que dibujara más chicas tetonas, otros que querían ver algo más de acción, y trataba de complacerlos. Decían que estaba bien, a veces llegaban a hacerme críticas constructivas que trataba de tomar en cuenta para que ellos vieran que me superaba por complacerlos. Sin duda es algo genial, a pesar de que uno puede llegar a tener haters, lo superas. Y otras veces, me llegaban comentarios que no necesariamente iban ligados a mis dibujos. Recuerdo que muchos me preguntaban que si me excitaba dibujando las cosas que subía a la red, otros me decían que les gustaría verme así, como estaba plasmado el dibujo, y otros sinceramente me decían que se pajeaban pensando en el dibujo, pero poniéndome a mí en la situación. Al principio sentía un poco de incomodidad, no lo negaré, pero con el tiempo fui aprendiendo a disfrutarlo y en cierta forma me agradaba saber que, sin conocerme, alguien había estado calentándose conmigo sin haberme visto siquiera. Esto porque me sentía insegura sobre mi cuerpo, que, aunque no estaba tan “tirada para los puercos”, nunca me he sentido satisfecha con él.
Mi esposo y yo comenzamos una relación por internet y hablábamos todos los días. Comencé a comentarle sobre los mensajes y se mataba de risa, ya que decía que era normal por las cosas que yo dibujaba. Al principio comenzábamos a dibujar juntos, hablábamos por cámara hasta altas horas de la madrugada y nos mandábamos mensajes por teléfono. Quizás sea una historia que les contaré después, porque también tuvo su parte picante. Pero con el paso del tiempo, supongo que él se acostumbró a la idea de “ya tengo mujer, así que ella puede esperar” y comenzó a salir mucho tiempo con sus amigos. A veces no hablábamos y me decía que era “porque no había internet”, y las veces que me llamaba desde casa de sus amigos la situación se tornaba incómoda. Entonces al final opté por decirle que mejor me llamara cuando estuviera libre.
Debo ser sincera, me molestó por completo esa actitud. Muchas veces rechacé salir con mis amigas, con mi familia, para darme un gusto comprando un helado o cosas similares, y él simplemente había dicho “me voy con ellos”. Vivía sola en ese entonces, así que muchas veces al estarlo esperando me aburría por completo. Me deprimía saber que él estaba divirtiéndose y yo como idiota esperando a que volviera. Al final del día me mandaba mensajes “no podremos hablar este fin de semana, te llamo el lunes”. Mientras ya había consumido mi día con la esperanza de que habláramos. Traté de recordar si podía hacer algo para entretenerme mientras esperaba, y recordé que en esos días cuando estaba sola, hacía mucho sexting.
Yo hacía sexting desde mucho antes de conocerlo, pero por respeto a él dejé de hacerlo. Muchos y muchas me mandaban mensajes desde mi página de los dibujos tratando de hacerlo, pero no lo lograban. Se me hacía una falta de respeto hacia su persona. Pero unos días después de que me había hartado, llegó un mensaje a mi página. Era de un tipo que subía fotografías editadas y decía que mis trabajos eran muy buenos y esperaba que llegáramos a trabajar juntos algún día. Yo lo tomé como algo normal al principio, como los que me mandaban mensajes para halagarme. Entre mensajes y mensajes, no sé cómo se derivó la plática y me preguntó si yo ya había tenido sexo anteriormente, y que si mi pareja lograba excitarme. En esas fechas yo estaba muy enojada con mi esposo porque habíamos dejado de hablar hace mucho, y sentía que era una olla de presión lista para reventar en cualquier momento. Me sinceré con él y le dije que aún era virgen, pero que deseaba tener sexo y que mi novio (en ese momento) me tenía muy olvidada. Él me respondió dulcemente y me dijo que era un desperdicio tener a una mujer tan caliente como yo guardada como muñequita de porcelana. Debo admitir que eso me prendió, el hecho de que a una le hagan halagos creo que es lindo, pero cuando son palabras mayores inconscientemente lo disfrutas. Sin darme cuenta ya estaba haciendo sexting con él, comenzó a mandarme cosas como “no sabes lo que te haría, te agarraría de las tetas y me haría una paja hasta lecharte toda”, “te penetraría tan duro hasta que mis huevos saltaran en tus nalgas”, “cuando me chupes la polla vas a desear que te entre en ese coñito apretado que tienes” y cosas por el estilo que mi novio nunca me había dicho, y que comenzaron a excitarme poco a poco. Sentí que me estaba humedeciendo y me cosquilleaba todo, desde mi sexo hasta los dedos de mis manos.
Yo me hacía la difícil, diciéndole que era muy joven, que tenía 21 años y que quizás no iba a ser lo suficiente mujer para él. Me encantaba ponerlo al 100% y sé que me seguía el juego porque me decía que él me iba a hacer lo que el cabrón de mi novio no podía. Me parece que él tenía más de 50 años. Y así estuvimos mucho tiempo, alrededor de 3 meses en los que realmente no me importó la desaparición constante de mi novio, incluso cuando lo veía lo recibía con mejores ánimos que las primeras veces. Cuando lográbamos hablar entre semana, hacía que él se fuera a acostar y le mandaba mensajes inmediatamente al hombre de mi página. No me había enamorado en lo absoluto, pero me excitaba demasiado y era un neceser para mí buscarlo y seguir hablando con él. Me decía que cuando me encontrara me lamería el coño con tanta dedicación que haría que me corriera 10 veces al menos. Una noche me empezó a mandar fotos de su verga, preguntándome que me parecía. Era linda, no muy grande pero bastante cabezona, de tronco grueso y venas bien marcadas. No sé por qué me volví a sentir caliente, y le dije que me gustaba.
Esa misma noche simulamos una situación donde yo le hacía una mamada y él me cogía repetidas veces hasta el amanecer. Era tan bueno escribiendo y un amo de las palabras que logró hacerme mojar como nunca y terminé masturbándome, conteniendo la necesidad de gritar con cada orgasmo que tuve. Así seguimos durante mucho tiempo, me mandaba videos con su verga erecta y se masturbaba frente a mí. A pesar de que yo nunca le mandé fotos, le escribía lo que me gustaría hacerle a su verga, a sus huevos y a su culo, y él se prendía más y más al grado de que llegué a ver cuando terminaba y su leche caliente quedaba dispersa frente al escritorio del computador. Volví a mi asunto del sexting y volvía a disfrutarlo, sin decirle nada a mi esposo. Cuando me llegaban mensajes de otras personas de ese tipo los respondía, y armaba con ellos historias tan convincentes que ellos después me respondían “no sabes la paja que me clavé”, “no pude dormir y tuve que ir a masturbarme”, “me cogí a mi novia pensando en ti y en lo que me dijiste ayer, fue la mejor corrida de mi vida”. Me consideraba la reina del sexting y se sentía tan bien que regresé a hacerlo.
En una ocasión unos chicos me mandaron un video en vivo donde se pajeaban frente a la cámara mientras sostenían un dibujo mío que ellos habían impreso. Terminaron manchando mi dibujo con su semen blancuzco y eso me prendió mucho, y al día siguiente dibujé una situación donde tenía dos tipos penetrándome doblemente. Recibí un mensaje en privado de los mismos chicos agradeciéndome el detalle porque ellos sabían por qué lo había dibujado. Una chica me mandaba fotos de sus preciosas tetas y me recomendaba unos buenos vibradores para masturbarme, ya que le había comentado que no encontraba mucho placer con el mío. Al día siguiente me dibujé a mí misma chupándole las tetas y ella se sonrojó y me mandó un video de hacía una semana, cuando su novio se la estaba cogiendo. Supongo que fue en modo de agradecimiento. Incluso me dijo que ella y su novio estaban dispuestos a probar un trío y que siempre la tuviera en mente, por si se presentaba la oportunidad. Entonces lo que yo había hecho por los demás se me estaba devolviendo, yo los calentaba y ellos me regalaban los mejores orgasmos de mi vida.
Muchos incluso decían que las corridas que habían tenido habían sido tan buenas que comenzaron a mandarme fotos de ellos, videos, dibujos donde me habían puesto a mí cogiendo con ellos e incluso me mandaron dinero “por el buen material”. Me quedé helada, porque me sentí totalmente una puta. Pero algo dentro de mí lo disfrutó, se sentía genial saber que podía calentar a muchas personas con el sólo escribir un par de líneas adecuadas. Y eso nunca lo supo mi marido.
Finalmente, mi marido y yo nos conocimos en físico por primera vez 6 meses después de todo lo ocurrido, y dejé de hacer sexting. Muy a medias le he compartido algunas pláticas con los tipos y se ríe, pensando que lo hago en joda. No sé si sea en joda o no, pero a mí me encantaba. Muchos de los relatos hacían que me masturbara hasta el cansancio, y otros me excitaban tanto que tenía que cambiar mis bragas y darme una ducha. Hoy en día el chico con el que empecé toda esta situación se fue de aquella página, pero siempre le agradeceré por haberme hecho sentir tan bien cuando más lo necesitaba. Me atrevo a decir incluso que muchas de las guarradas que él me dijo las intenté con mi marido y él está bastante contento, sin saber cómo se me había ocurrido tal cosa.
Espero que les haya gustado mi relato y bueno, yo siempre estoy abierta al sexting siempre y cuando esté consensuado y haya límites. ¿Ustedes que opinan? ¿Consideran que fue infidelidad?
Saludos cordiales mis estimados amigos.
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