Solos tu, yo y nuestra imaginación.

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Claro que aprendí muchas funciones del chat y algo mas. Me arreglaba para nuestra sesión diaria y la esperaba ansiosa. Me preguntaba que llevaba puesto, le describía mi ropa y me decia lo que haría con cada una de esas prendas al quitarmelas. Terminaba que bebía de mi seno que le mostraba con el pezón endurecido y pellizcaba con mis dedos, mojaba mi dedo con la lengua y lo humedecía como si fueran sus tiernos besos.
Entonces algo sucedía a ambos que entrabamos en un letargo de éxtasis, leernos y escribir sustituían las caricias, la imagen en video nuestras miradas en vivo, solo imaginar sus besos y sus caricias me hacian estremecer.

Comenzabamos a acariciarnos lentamente, de pronto mis manos eran las suyas. Introducía sus dedos en mi sexo y sus mensajes corrían como mi humedad, empapado de mi gemía y semi cerraba sus ojos para no perder mi imagen.
A este punto le pedía bajarse el pantalón para ver como se tocaba, entonces sacaba un delicioso falo que me apuntaba ansioso, erecto y secretando una miel que debía ser de los dioses porque se veía transparente y seguramente se llevaría muy bien con mi propia miel que empapaba mis dedos, sus dedos, nuestros dedos.
Quería ver mis piernas, me pedía acariciarlas, subía por mi vientre a mi pecho y a mi cuello, me tomaba del cabello y me penetraba de frente, ya empapados los dos y en franco transe sexual.

Ya no escribíamos, solo escuchábamos nuestros gemidos, me repetía lo maravilloso que era estar dentro de mi, lo mucho que le exitaba escuchar mis gemidos, entonces acelerabamos juntos nuestros movimientos y le tenia reservada una sorpresa… como fuegos artificiales experimentó mis orgasmos, uno tras otro, ¡sin darle tregua!
Y el postergaba su eyaculación extasiado en mi festejo. Hasta que le dije: ¡vente conmigo! ¡viajemos juntos! y en un grito unisono llegamos al climax, virtualmente.

Nos hicimos amantes virtuales, despues de hacer el amor platicabamos de mil cosas mas y reíamos. Aveces repetíamos la sesión.
¿Conocernos? no, eso no. Un amor virtual es eso, virtual.