Además de perra y travesti, Exhibicionista.? [Relato]
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por traviezisha.
¿Que título mas descriptivo verdad? Pero bueno, es mejor no andar con rodeos jiji, así que me dispongo a relatarles algo que sucedió en verdad, a diferencia del relato anterior.
Pues resulta que por motivos de trabajo tuve que viajar al Distrito Federal, aquí en México, estuve una semana ahí, con una habitación para mi sola, desde antes de llegar tenía planeado como aprovechar las noches, ya que durante el día estaría solamente trabajando, así que avisé a un muchacho, con el que había chateado tantas veces, e intercambiado tantos correos, que deseaba conocer, tener dentro de mi, a pesar de nunca haber visto una sola foto de él, no me importaba, creo que de hecho estuve enamorada de él… total que como soy tan precavida, el primer día visité una sex-shop que ya había visto en mis viajes anteriores, está cerca del zócalo de la ciudad de México pero la verdad no recuerdo el nombre, eran al rededor de las 5 de la tarde, había cantidades de personas, lo que estuvo a punto de hacerme que me arrepintiera pero al caer en cuenta de que estaba en una ciudad ajena, y nadie me conocería, entré a la sex-shop sin cuidado, tranquila, miré los juguetitos, grandes, pequeños, anchos, unas perlas, que hasta la fecha aún no he probado, pero en cuanto encontré ese amigo con forma de pene, exactamente igual a uno que había tenido antes, pero de color negro, no miré más y me decidí, si ya había disfrutado con uno de esos, por que no hacerlo de nuevo, lo llevé sin pena al que atendía, que no estaba sólo, la verdad ahí me dió un poco de vergüenza pero total, no me conocía y podía pensar que lo compraba para alguna amiga
La sorpresa cuando al entregármelo me regala unos sobrecitos de lubricante vaginal, y me dice "ten, para que no te lastimes", por la vergüenza no respondí, solo los recibí y guardé mi amiguito rápidamente, ya en la calle pensé mi respuesta, "gracias, pero no me hace falta, no me lastima", pero bueno, ya traía lubricante, que nunca antes había usado pero para eso estaba ahí, disfrutar, esa noche resultó que el condenado se me echó para atrás, me dijo que no podía, yo con la necesidad de sentir algo dentro de mi, estrené ese rico pene, y colgué en internet anuncios para encontrar alguien que quisiera desahogar su calentura conmigo, pasaron los días y yo hacía uso de mi jueguetito nuevo, ni él se animó ni nadie me convenció para pasar la noche con él, era mi penúltimo día en el hotel y quise probar algo nuevo, mostrar lo puta que era, a ver si alguien se animaba, salí a un centro comercial, y compré mi litro de leche, pan, plátanos, y cerca de la entrada con las cajas llenas, me puse a elegir una tanguita para usar, quitada de la pena las miraba como cualquier nena lo haría, quizá con mas descaro, cuando encontré una roja, sencilla pero pequeñita y de hilo, la elegí y me la llevé, no me importó la mirada del niño que la metió a la bolsa, tardó de mas en guardarla en la bolsa, no se si por nervios o morbo, ya en el hotel de nuevo, después de cenarme mi pan con leche, y darle de cenar a mi culito plátanos, también con leche, me bañé y cambié, me puse unas medias negras largas, la tanguita, y me coloqué unos pechos, sin maquillaje y con un pantalón de niño, que es lo que me delataba, salí al pasillo y en el elevador bajé y subí de nuevo, no me atreví a salir a la calle con los pechos de mentiras, entré a mi cuarto y me los quité, pero los cambié por algo aún mejor, haciendo de lado mi tanguita, me penetraba poco a poco con mi pene de plástico, primero suave y cada vez con mas fuerza hasta que llegaba hasta el tope, que eran un par de testículos de plástico, que se notaban aún después de subir mi pantalón, con mi culo rellenito salí a comprar un agua a un oxxo que está a unas pocas cuadras; cada algunos pasos sentía que se me salía, y sin disimular lo empujaba dentro de mi, manteniéndolo calientito y en su lugar, regresé a mi habitación pero mi necesidad de exhibirme no estaba completa, no me había exhibido realmente en ninguna ocasión hasta ahora, así que me quité mi pantalón, y rellené mi blusa de nuevo, con el hilo de mi tanga sosteniendo mi consolador salí de mi habitación, no me importó lo que haría el gerente o algún otro cliente que pasara, me encantaba andar paseando desnuda y con mi culo gozando de mi juguete al aire libre, nadie pasó, pero la sensación me encantó, estaba lista para superarme al día siguiente, ya no por conseguir carne para mi, si no por la exitación de mostrarme, de mostrar lo puta que soy.
Al día siguiente tenía mis ideas de como exhibirme, claro, antes tenía que estar limpiecita, y quien mejor que mi amigo el consolador para bañarse conmigo, ya que nadie se animó, durante el baño, como los días anteriores, mi pene de plástico me ayudó bañándome por dentro de mi culo, rico como siempre, pero me di cuenta de algo, tenía una tipo ventosa en la base, lo podía pegar a la pared o un panel de vidrio que tapaba el espacio donde estaba la regadera, a la altura exacta comencé a mamarlo como lo haría con un pene real, a introducirlo dentro de mi, a disfrutarlo, cuando se me encendió el foco, mi cuarto, que estaba en un quinto piso, tenía ventanas que daban directo a una calzada muy transitada, y en frente otro edificio, era noche pero alguien tenía que voltear, salí de la regadera y me sequé, con el pene dentro de mi culo caminé, primero hasta la puerta de mi habitación donde simulé ser penetrada por un amante imaginario, gimiendo y pidiéndole que lo hiciera mas duro, que se detuviera cuando yo misma sentía que estaba entrando demasiado salvaje, gimiendo recargada en la puerta para que quien pasara pudiera darse cuenta de lo mucho que estaba gozando, aún con el pene entrando y saliendo de mi, caminé hasta la ventana y abrí la cortina, la ventana estaba alta, por lo que acomodé un sillón sobre una mesita que estaba en la habitación, la ventana quedaba en la posición exacta, miré a la calle, los autos pasando, la gente, me encantó la idea, y pegué el pene a la ventana, yo podía ponerme a gatas y recibirlo dentro de mí, pero decidí quedarme de pie, sostenida del tubo en el que está la cortina, desnuda por completo comencé a introducir el pene de plástico dentro de mi, con los autos pasando por la concurrida, no supe si me veían o no, pero no me importaba
Estaba gozando lo que sentía, pasaba poca gente a pie, pero uno de ellos pude ver que se dió cuenta, volteando sin disumular a esa habitación el la parte alta del hotel, alguien con la cortina corrida se metía por el ano un consolador, lo gozaba y estaba ahí para que la miraran, era yo, él, caminando aún pero lento, no dejó de mirar, yo me detuve al principio pero luego continué, mirándolo por momentos y luego ignorándolo, él siguió caminando y desapareció, yo encantada seguí, de pronto me tiraba al piso a metérmelo ahí, fingiendo que era violada, luego en la cama a gatas mirándome en el espejo, iba a salir de la habitación pero no me atreví, volví a subir al sillón y vi que en el dificio de frente había un señor, yo pegué ese rico pene y a gatas me puse a disfrutar, sin voltear a ver al señor, y él no dejó de mirar, un buen rato el que yo gozaba, volteaba a mirarlo y seguía, tal fué la exitación que tomé una libreta, escribí mi número de habitación y la puse en la ventana con esperanza de que lo pudiera leer y me viniera a visitar, después de unos minutos cerró la ventana, yo no sabía si vendría pero continué, larga fue la noche en la que gocé por última vez mi pene de plástico, él nunca llegó, pero no importa, disfrutó del show, y yo difruté exhibiéndome.
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