Adolescente travesti
Una historia de como fue mi primera vez con mi amigo de la infancia .
Adolescente travesti.
hola.
La historia que leeran a continuación sucedió hace ya 10 años, cuando aún era un niño. Si bien desde muy temprana edad me llamaba la atención la ropa femenina, no fue hasta los doce años que empecé a usar la ropa de mis hermanas, me gustaban en especial las faldas. Me fascinaba sentir la textura y ver mis piernitas sin vello sobresalir de las faldas. Era admirador de ver a las mujeres vestir ya sea con faldita o vestido. Siempre me consideré heterosexual puesto que los hombres no me gustaban, aunque si deseaba ser chica o poderme convertir en una de ellas a voluntad, quería saber que sentían, ser tan femenina como ellas. Siempre me gusto ver como me quedaba el uniforme escolar que mi hermana mayor había dejado de usar, aunque no me gustaba verme con ropa de niña y mi pelo corto al mismo tiempo, pero mi cuerpo me gustaba como lucía ya que era delgadito, estatura bajita en comparación a otros niños de mi edad, mi comportamiento nunca fue ni delicado ni afeminado, mas bien lo contrario. Era varonil y me gustaba jugar cosas rudas con mis amigos. Es por eso que siempre existió un gran conflicto dentro de mi, pues pensaba que no era gay y que eso no iba conmigo. A mi me gustan las mujeres, pensaba yo resistiéndome a mis inclinaciones, pues era cierto, me gustaban, pero quería ser como ellas.
Contando ya con 14 años. Cada vez era mas mi gusto por vestir de mujer. Aún no tenía vello en las piernas ni nada de bigote, era algo nalgón y tenía una cintura muy pequeña, lo que favorecía al momento de usar la ropa de mis hermanas ya usaba su ropa interior y me excitaba demasiado traer una falda o vestido y terminaba por masturbarme, pero mi tormento empezaba después de eyacular pues al ya no sentirme caliente odiaba verme vestido así .
El caso es que deseaba sentir lo que una chica siente, ser tratado como una, hasta tenía pensado un nombre por el cual me gustaría que ma llamaran, era: Vanessa. Así quería que me dijeran en mi papel de niña, también quería tomar el papel de la puta, la colegiala lujuriosa en verdad lo deseaba pero no sabía como hacerlo ni con quien.
Tenía un vecino con el cual me gustaba mucho andar, el era mayor que yo por 5 años y era demasiado alto y un cuerpo muy atlético y como en verdad no sabía distinguir si alguien era guapo o feo, eso la verdad no me importaba. El era muy buena onda y vivía solo, se ganaba la vida como ayudante en el mercado de abastos. Aveces íbamos a su casa a ver películas y me invitaba la botana y las bebidas. Donde el vivía era una vecindad de mala muerte y había gente que me daba miedo por el aspecto que tenía. En su cuanto solo tenía una cama individual muy vieja y desgastada una pequeña televisión con un reproductor de DVD y ponía su ropa en unas cajas de madera. Cuando yo andaba con el, mi mamá no se preocupaba pues sabía que el no se drogaba ni me influiría a delinquir o cosas así. El andaba detrás de mi hermana de 18 años y siempre me mandaba recados para ella. Como ya he dicho antes debido a mi estatura parecía mas pequeño e inocente. El así me trataba, como un niño que no sabía y nada sin malicia.
Llegó el momento en que empecé a pensar que tal vez el me podría cumplir mi fantasía, pero nunca mostró alguna señal para poder pensar que se fijaría en un chico con ropa de mujer, osea cometer un acto homosexual, así que tenía miedo. Hasta que en una ocasión me dijo que si quería ver una porno que acababa de comprar, yo por supuesto que le dije que si y fui a avisarle a mi madre que estaría con el.
Ya en su casa estábamos acostados en su cama y el me volteó a ver, y me preguntó:
– Ya te pusiste cachondo? Ya te la jalas o no?- me sentía excitado y nervioso por sus preguntas. Yo le respondí que si, y el me dijo:
– Jálatela! no hay pedo, a mi también ya me dieron ganas de jalarmela- se la sacó y se comenzó a masturbar y yo hice lo mismo. Me sorprendió ver que a pesar de nuestra diferencia de estatura, nuestros penes eran casi del mismo tamaño, muy poco los diferenciaba. Esa ocasión no paso a mayores, pero si provocó que se comenzara a desinhibir mas con los temas del sexo.
En otra ocasión estábamos en su casa jugando a las cartas, cuando de repente se me quedó viendo de una forma muy distinta y me dijo:
– Hay que jugar a otra cosa gaby- puesto que me llamo Gabriel, pero me dicen gaby.
– Y a qué jugamos al papá y la mamá? Jajaja- lo dije en tono de broma y sin pensar.
– Pues solo que tu seas la mamá y yo el papá. Yo el esposo y tu la esposa jajaja- todo era en tono de broma y juego, pero me dió muchísimo morbo y me sentí alagado al escuchar que me dijera la palabra. «Esposa» y no queriendo que se notara, pero a la vez que se hiciera real ese juego, respondí:
– Estás loco! A demás ya estamos grandes para jugar a esas cosas. A poco si jugarías a eso?
– Si pero si tu eres la vieja y yo el macho
– Na!!, no te creo, no eres capaz. A demás soy hombre, wey!
– No me retes wey, a ti es al que te daría miedo ser niña y ya se que eres hombre pero puedo imaginar que eres una vieja, jajajajajajaja-. Reía como haciéndome burla
– Va, hay que jugar, yo seré la mamá- decía con muchísima pena y con mucha excitación a la vez -pero pero quieres que me vista de mujer y todo?, o nomas así?
– Jajaja, va. Pero a poco si te vestirías como vieja? Te vas a poner ropa de tus hermanas, o que?
– Pues si. Si no, de quien más? Y pues si me visto de mujer luego te burlas de mi, o le dices alguien más
– Neta que no le digo a nadie, todo es entre nosotros y si vas por ropa, le tomas prestada a tu hermana una de las pelucas con las que se disfraza. (Hacía cosplays), si o no?
– Esperame pues, deja voy, ahorita regreso rápido
– Ya dijiste, te espero!- iba en el camino nervioso, con miedo, pero a la vez contento, excitado y decidido. Como mis hermanas no estaban, entré al cuarto de la que tenía 16. Era la ropa que mejor me quedaba, busqué un vestido que me encantaba, era negro, de tirantes, de seda, y de falda corta circular. A ella ya no le quedaba, pero a mi, me quedaba perfecto. Busqué una panti a media nalga, de tela sedosa, con encajes en las orillas, color morado. También me encataba y como también era la misma hermana que hacía cosplay, tome una peluca negra de cabello lacio, con un corte estilo japonés que me llegaba a los hombros, los guardé en mi mochila y salí de la casa rápidamente, con el temor a que mi madre me preguntara que llevaba en la mochila y me descubriera, pero no pasó nada y fui a la casa de Juan, (no había dicho su nombre).
Juan me esperaba en la entrada a la vecindad.
– Si trajiste las cosas?
– Si, están en la mochila- entramos a su cuarto y le dije:
– Pero no me voy a cambiar en frente de ti, esperame allá afuera, en 10 minutos entras
– Si, sirve que aprobecho para ir a la tienda a comprar unas cosas, ahorita vuelvo- en cuanto salió comencé a cambiarme y aprovechando el reflejo que me daba la pantalla de la televisión apagada, me miraba y modelaba mi vestido me sentía una niña bonita. Cuando escuché que tocó la puerta, seguido por un:
– Se puede?, Muy bajito para que nadie escuchara, me metí entre las cobijas de su cama y me tapé de pies a cabeza, respondiendo que si. Cuando entró, aseguró la puerta, me vió tapado y me preguntó:
– Por que te tapas wey?, no te cambiaste verdad?, mira, si no quieres no hay bronca, no me voy a agúitar
– No!… no es eso, solo que me da pena que me veas así, que vas a pensar de mi?
– ¡ya hombre, destapate!, no pasa nada, no me voy a burlar ni nada. Déjame verte
– No… es que yo no soy puto y tu vas a pensar que si
– Ay, como crees?- diciendo esto, dejo las bolsas en el piso, se acostó en la cama, me abrazó y me dijo;
– Ay, mi esposita linda no quiere que la vea con su ropita nueva?, le da penita que la vea? Se ha de ver bien bonita- decía todo en un tono romantico y juguetón. Lo cual me hizo sentir alagada y un poco ruborizada. Me destapé sólo de los ojos para volteralo a ver, y con risas jugetonas y roja como tomate, le respondí:
– tú «ES-PO-SITA» se llama Vanessa- para después echarme a reír apenada y volverme a tapar.
– Pero que bonito nombre tiene mi princesa!, puedo verla señorita?- tomando las cobijas desde donde me tapé y, jalando un poco hacia abajo, me miró a los ojos me dijo:
– Anda, dejame verte nena- Levanté las cobijas, solo un poco, sin destaparme completamente, solo para que me viera y haciendo un gesto, como para que me abrasara, se recorrió hacia mi, rodeando sus grandes hombros con mis delgados brazos, lo tapé por completo y lo atraje hacia mi. Estando así tan juntitos, el me tomó de la cintura para apretarme mas fuerte hacia el. Sentía su respiración en mi cara y yo temblaba, cuando por fin habló, me dijo con la voz, ésta vez mas sensual, pero con el mismo tono juguetón:
– Mi esposita no le dará un besito a su marido, el día de hoy que llegó tan cansado de trabajar? – yo solo cerré los ojos y asentí con la cabeza. Me sentía tan bien!, tan femenina!. Acercó sus labios a los mios y lo tomé del cuello, para terminar de juntar nuestros labios y besarnos, lenta y dulcemente… Comenzó a bajar su mano a mis caderas y frotaba el bestido contra mis nalgas, lo cual me enloquecía y comencé a moverme hacia adelante y hacia atrás chocando mi pelvis con la suya. Podía sentir su pene muy erecto. Mis manos soltaron su cuello y las llevé hasta su bulto, masajeandolo en cima del pantalón.
– ohhh, así mi reyna, juega con el, quieres que lo saque?
– Si papi, pero no dejes de besarme
– Claro que no mi amor, me encantan tus besos- cuando sintió mi mano directo sobre su pene, sus besos fueron mas desesperados, sentía que me ahogaba. Me apretó de las nalgas hacia el y metió sus manos debajo del vestido.
– Ay mi niña, trae hasta calzones de mujer, que rico- mas alterado y exitado por su decubrimiento, hizo a un lado el calzon y empezó a estimular mi ano, dí un pequeño salto pues me dolió un poco y me asusté. Tomó saliva en su mano y la volvió a dirigir a mi ano, esta vez sentía mejor, deslizaba sus dedos lentamente, rodeando mi ano y haciendo poca presión, yo ya no aguantaba la excitación y, me agaché para mamar su verga. El al sentir mis intenciones, dejó mi ano para tomarme de la cabeza y meterla en mi boca, comencé a mamar casi como si fuera una experta, pues intuía mas o menos como debía hacerlo para que sintiera bien mi esposo. El sabor era algo así como salado, pero solo al principio, pues conforme mamaba y me tragaba mi saliva, dejaba de tener sabor, pero seguía siendo delicioso. Me detuvo un momento para pedirme que me volteara y me subiera en cima de el, para hacer un 69. Olía mi ano y lamía mis nalgas, una vez que comenzó a besar mi ano, cuál si fuera mi boca, metiendo su lengua y jugando con ella, dentro de mí, no me pude controlar y comencé a gemir como una niña. Me besaba el culo, bajaba a lamer mis huevos y repetía eso simultáneamente, haciendo que gozara como una hembra.
Comenzó a meter un dedo y a moverlo en forma de círculos.
– Ay, papi… así, así me gusta, me encanta
– Mami, siéntate en cima de mi pito
– Si papi, lo que tu me digas- me senté en su pene, quedando en medio de mis nalgas, pero sin penetración, y comencé a moverme de forma circular.
– Levantate poquito mi amor- así lo hice y dirigió su pene directo en mi ano
– Empieza a sentarte lentamente, hasta donde aguantes – volví a obedecer y me dejé caer lentamente. Obviamente me detuve cuando su pene quedó haciendo presión en mi ano y empecé a hacer un poco mas de presión, comencé a sentir dolor y quise parar, pero mi marido me pidió que siguiera, que el dolor iba a pasar, y así lo hice, el empujó y me la metió de golpe, un poco mas de la mitad, grité!, pero hice un esfuerzo por no salirme hasta terminar. En verdad, era muy doloroso, y más aún cuando empezó a moverse. Después me la sacó, me hizo recostarme a lado de el, nos besamos y se comenzó a masturbar, hice lo mismo, pero no tan rápido para no venirme antes que él. Por el movimiento de nuestras manos y nuestra cercanía, nuestros penes chocaban, hasta que sentí su chorro de semen caliente en mi pene y mi mano y por fín aceleré el ritmo de mi mano y terminé, de igual forma que el en mí Volvimos a besarnos y al terminar me dijo:
– Deberíamos jugar mas seguido a esto.
Continuará…
Que exitante y delicioso a la vez. Yo tenía un primo que me dijo que jugaramos al Papa y a la mamá y yo me traje. No quise jugar. El quería ser la mamá. Ahora me arrepiento. Al leer este relato me imagino que así hubiera sido el resultado. Lástima. Me lo perdi
Que historia tan exitante me gustaría jugar con ustedes aquí tienen una amante jaja