Carolina vuelve a ser nena(Continuación de "Por enseñarme a ligar…")
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Marilinacarolina.
Aquel primer amor que fue Gustavo, descubrió mi lado femenino y me transformó en una verdadera mujer.
Fuimos amantes hasta casi el término de nuestra secundaria.
Pero toda la escuela lo supo.
Yo no tenía vergüenza, ni me enojaba cuando me decían "mariquita", "puto", "nena".
Las chicas eran mis aliadas y además aunque esos términos eran agresivos, reflejaban una verdad: Yo me sentía mujer.
Pero pronto lo empezaron a acosar a Gustavo.
Y cuando insinuaron que él también era "puto", se puso violento.
Tenía una extraña adicción al sexo conmigo.
Lo necesitaba cada vez más.
Pero me empezó a gritar, a golpear, hasta que un día me hizo ir a su casa y una vez que estaba vestida muy sexy, aparecieron más de diez chicos tanto de nuestro curso como de otros y él les dijo:
– Aquí tienen a la "nena".
Úsenla.
Es de todos.
Yo no soy "puto", lo que pasa es que ella es muy "puta".
Se abalanzaron sobre mí, me manosearon, me arrancaron la ropa hasta que uno me empezó a "puntear" el culo para cogerme.
Otro me tiró al suelo para tratar de ponerme de rodillas.
Mientras tanto bebían y gritaban.
Me tironeaban y todos querían que se las chupe o se ponían atrás para cogerme.
Entonces les dije :
-Esperen, Voy al baño y me visto más sexy.
Quiero que todos me disfruten, pero sorteen el turno, así gozamos todos.
Me dejaron ir y empezaron a organizar el sorteo de mi cuerpo.
Pero yo no fui al baño.
Así como estaba, con la ropa desgarrada, con los pelos desparramados, descalza, entré a una habitación y salté por la ventana.
Caí desde el primer piso al jardín, y muy dolorida en uno de mis tobillos, gané la calle, casi sin poder caminar.
Paré un taxi y le dije por que una broma de mis compañeros me habían vestido de mujer, pero que después quisieron violarme.
El tipo quería ir a la policía, pero lo convencí de que me llevara a casa.
Le dije que si se hacía mucho lío, todos iban a pensar que era "puto" en serio
Así fue como se enteraron oficialmente en mi casa de mis andanzas de nena, aunque mi madre sabía de mi preferencia sexual desde hacía mucho.
El caso es que dejé la escuela y al poco tiempo, también nos cambiamos de pueblo, ya que mi madre consiguió que la trasladen.
Yo abandoné la idea de vestirme, pero seguía sintiéndome "mujercita" y me masturbaba siempre pensando que lo era.
No confié más en nadie.
Me quedé sin amigas, porque supe que algunas habían sido cómplices de aquel intento de violación.
Casi no salía.
Hasta que una tarde, caminando distraída por una plaza, alguien me habló:- Hola, te conozco, estoy seguro, pero no se de dónde.
-Yo también te veo cara conocida, pero hace apenas un año que vivo aquí, soy de XXX.
¡Ah! Es de allá.
Yo también viví ahí, hasta que me vine a trabajar aquí.
En ese momento sentí un escalofrío.
¡Claro que lo conocía! Era Marcelo, el hombre que conocí en la casa de mi antigua amiga Marissa.
Y en el mismo momento, él dijo:- ¡Si! Yo te conocí, pero como Carolina.
¿Sos vos? Decime que si por favor.
Yo bajé la cabeza.
muy avergonzada.
pero también excitada a pesar de mi ropa de varón.
-Si, soy yo.
Pero aquello ya pasó.
Fue un mal sueño.
-¿Porqué malo? Yo me quedé para siempre con ganas de volver a verte.
Cuando estuve contigo, sentí algo parecido al amor.
Y ahora qué te encuentro, me gustaría revivirlo.
No creo que hayas cambiado.
Nadie cambia.
Pero contame que te pasó.
Tomando un café le conté todo.
Me invitó a su casa.
Le dije que mejor habláramos por teléfono hasta que me hiciera de nuevo a la idea.
Aunque le confesé que me seguía sintiendo mujer.
No te suelto nunca más-dijo- Entonces me tomó del brazo y me dijo que jamás sería violento conmigo y que jamás me había olvidado.
Vamos a mi casa ahora.
No me pude resistir porque se comportaba como un verdadero hombre.
Subí a su coche.
Paramos en un shoping, me llevó hasta las tiendas de ropa femenina.
En una de ellas con la mayor soltura le dijo a una vendedora::
– Necesito un ajuar que pueda transformar este chico, en una chica bonita, sexy.
Por favor ayúdela si es que no tiene prejuicios.
La chica se asombró un poco, pero después le contestó:- No tengo prejuicios, al contrario me encantará hacerlo.
– Vuelvo dentro de media hora -dijo Marcelo.
-Quiero que tenga ropa de diario, de salir a bailar muy sexy, de dormir.
También lencería.
La chica le dijo que lencería erótica había en otra tienda del lugar, pero que ella le podría sacar para que pague luego.
Vaya tranquilo.
_Vamos nena-me dijo- Te voy a buscar la ropa más sexy, para transformarte.
Me eligió vestidos ajustados, cortos, faldas, micro minis y me preguntó si quería vestirme ahí.
Yo todavía estaba un poco avergonzada, pero le dije que sí.
Bueno, probate toda esta ropa, mientras te compro lencería y maquillaje, total tu novio pagará.
Se lo ve tan enamorado.
– ¿ En serio lo notaste? -pregunté.
– Hay, nena, claro, vos no lo notas porque también estás embobada con él.
Harán una pareja hermosa.
Me vestí con ropa ajustada, sexy, pero no escandalosa.
Podía salir así a la calle.
Cuando la vendedora volvió me indicó que me ponga la ropa interior: Bombachas, liguero y sostén transparentes, negros.
Luego las medias también negras transparentes con el puño de encaje ajustadas al liguero.
Me volví a poner el vestido floreado sobre fondo negro, pero con flores de colores vivos de la gama del amarillo, naranja y verde claro.
Me encanta maquillarte y ver como te transformas en mujer.
Me recalienta, .
Me maquilló y tocándome el culo con picardía, me dijo:- estos zapatos con taco son mi regalo de casamiento: – ¿Ya te ha visto vestida de nena alguna vez?- Le conté que hacía mucho tiempo me había visto y me había hecho suya.
Que desde ese único día no nos habíamos visto más.
Y hoy nos encontramos.
-Entonces te pongo perfume y te aconsejo una lavativa completa.
Le vas a encantar.
Y mañana volvés y me contás cada detalle.
Me has dejado re cachonda .
Cuando Marcelo volvió y preguntó a la vendedora si había comprado todo, yo estaba a su lado y no me reconoció.
Ella le dijo, que no, que tuvo vergüenza y se fue.
Él se vió desarmado.
OH no, dijo.
¿A dónde la encuentro ahora? Se le vieron unas lágrimas en sus ojos.
Me conmovió.
Entonces le dije, tu amigo se fue.
pero llegó Carolina.
Me miró y al reconocerme me abrazó y soltó toda su emoción.
Lloró.
Estaba actuando como un enamorado.
La vendedora tenía razón.
Yo me dejé besar, lo apreté con mis brazos en su cuello.
– No esperaba encontrarte vestida, estas preciosa- me dijo.
Pagó rápido, le dijo gracias a nuestra amiga y rápidamente subimos a su coche.
Nada más bajar en su casa me abrazó.
Ya adentro me apretó y me besó y me acarició la espalda , las nalgas, me besó el cuello, me llevó abrazada al dormitorio.
Me manoseaba ya con la falda del vestido levantada.
me sacó la bombacha, me hizo abrir las piernas.
Se subió arriba mío, me puso lubricante en mi agujero y en toda la raja.
Se puso él también sobre el condón.
Me pasó la pija por toda la raja, haciéndome estremecer de placer.
Hasta que me la empezó a meter.
Despacito.
porque hacía mucho que no me lo hacían.
Mientras sus susurros me decían que estaba apretadita como una nena virgen.
Pero fue entrando, Ahora sos mía y no te dejaré ir más.
Sos mi mujer, mi nena.
-Si soy tu nena, soy toda tuya.
Sos mi dueño.
Dámela toda, dame mucho.
Goza de mi cuerpo.
y empezó a gozar.
Trataba de demorar, pero no pudo más y tocándome mi pene comenzó a acabar, haciéndome acabar al mismo tiempo.
Unos minutos después, desnudos, yo solamente con las medias puestas se la empecé a chupar.
En realidad se la comía.
Se le paró y comenzamos de nuevo.
No sé cuantos veces hicimos el amor esa noche, pero sé que de nuevo me sentía una nena deseada, y satisfecha de que un macho, no solo me hiciera suya , sino que me demostrara amor.
Pocos días después me fui a vivir con él.
Quería ser la mujer de su casa y lo fui en todos los sentidos posibles.
Lo tenía satisfecho y me sentía completa cuando me hacía gozar con su pija adentro.
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