Carolina y el vigilante
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta es mi segunda experiencia como travesti de closet, si les gusta les relatare la primera.
En realidad sólo he tenido 4 hombres en mi vida, pero los cuatro han sido fantasías cumplidas.
Está de mas decir que me encanta vestirme de mujer, tengo un gran cuerpo, piernas gruesas, abdomen plano, piel morena, pero sobre todo, un trasero enorme y firme, creanme que no les miento cuando les digo que mas de uno pagaria por este culazo moreno.
Aunque sólo me visto en casa, tengo toda clase de accesorios, pelucas, tacones altos, maquilla y lenceria de primera, y un sin fin de tangas que he ido comprando a mi gusto.
Me gusta el encaje por sobre todas las cosas.
La historia comienza así: Un día me encontraba sola en casa (en ese entonces ya vivía sola en un pequeño depártamento que rentaba para estudiar la univerdiad, tenía 22 años, actualmente tengo 23), aburrida, así que decidí probarme lencería.
Me miré al espejo durante horas mientras modelaba y caminaba con batas, tacones, pelucas, medias, ligueros, vestidos sumamente cortos y ajustados, etc.
Vivía en el segundo piso, trataba de no hacer tanto ruido con los tacones para que mis vecinos no sospecharan, todo mi caminar era encima de una alfombra gruesa.
Lo departamentos donde vivía estaban cercados y tenían una caseta de vigilancia bastante grande, inclusive la caseta tenía un segundo piso donde estaba el baño.
El turno de los vigilantes solo era nocturno, es decir, de 10 pm a 10 am, y el resto del día permanecía la privada abierta.
Eran tres los vigilantes que trabajaban ahí, dos eran jovenes, como de 35 y 30 años, pero uno era de aproximadamente 55 años.
No les puedo negar que desde que descubrí mi gusto por la ropa de mujer y después por los hombres, siempre he fantaseado con maduros, así que ya sabrán cuál era el que me gustaba a mi.
El señor se llamaba Alejandro, y era un viejito muy verde.
Se la pasaba buscando pretextos para hablar con las vecinas, les miraba el trasero cuando pasaban, o se ofrecía a llevarles sus bolsas hasta sus departamentos.
Jamás imaginé que pasaría lo que estoy a punto de relatar.
Una noche como a eso de las 12, después de depilarme completamente y lista para darme un baño, me quedé sin agua en la regadera, no sabía que hacer, estaba al corriente con mis pagos y era muy raro que me quedara sin agua.
Decidí salir en toalla a hablar con el vigilante, ya que a pesar de vivir en el segundo piso, mi edificio era el más cercano a la caseta.
Era verano y hacía bastante calor así que sólo me puse una toalla de la cintura para abajo y caminé hasta la caseta.
Cuando llegué toqué un par de veces pero nadie me atendió.
así que decidí abrir la puerta para ver si no estaba dormido el vigilante en turno, hasta ese momento no sabía que le tocaba esa noche a Don Alejandro.
Pasé y dije el clásico "buenas noches", pero nadie me escuchó.
Había un sillón grande como para tres personas y cobijas donde generalmente dormían pero estaba todo revuelto.
Abajo de las cobijas había varias revistas.
Cuando me acerqué a revisar me di cuenta que todas eran revistas porno, pero no de cualquier tipo de porno, eran revistas de transexuales!!!
En eso que escucho que le bajan al baño en el segundo piso, dejé todo como estaba y volvía decir "buenas noches", con voz temblorosa.
Esta vez obtuve respuesta un tanto molesta "Ahorita bajo" Se escucho el ruido de el cinturon mientras se subía el pantalón y bajó las escaleras con una de las revistas dobladas entre el brazo.
-Perdón don Alejandro, buenas noches, lo que pasa es que me quedé sin agua y quería saber si ya me la cortaron o algo asi
-Qué no has pagado o qué?
me respondió de manera seca
-Sí, precisamente por eso es que vengo, proque ando al corriente.
-Bueno, regresate a tu casa, voy a checar los tinacos y ahorita te paso a avisarte, vives en el 204 verdad?
-Sí, entonces ahí lo espero
Me fui caminando mientras don alejandro salia detrás de mi, traía la toalla muy ajustada para que no se me cayera, es decir, seguramente se me veían mis grandes nalgas contoneandose debajo de la ligera toalla.
De repente algo me hizo voltear y vi que me miraba el trasero de una manera morbosa y descarada, yo estaba tan metida en lo del agua que se me había olvidado por completo las revistas que había visto.
Cuando llegué a mi departamento cerré con llave y me quité la toalla.
No dejaba de imaginarme a Don Aljandro seguramente masturbándose viendo la revista de chicas con pene en lencería.
Decidí que si se arreglaba el problema del agua me iba a masturbar como loca pensando en él en la regadera.
Cómo a los 15 minutos tocó a la puerta y me dijo que todos los tinacos estaban casi vacios, pero qe ya lo había reportado y se debía a una fuga en una colonia vecina, que hasta el día de siguiente lo restablecerian.
Le di las gracias y cerré rápido, me sentía algo nerviosa y con el corazón acelerado en ese momento, como si lo mirara ahora de una manera diferente.
Pasaron los días y no podía dejar de pensar en Don Alejandro.
Quería buscar cualquier pretexto para ir a la caseta y sorprenderlo, pero era muy pronto, así que me conformaba con masturbarbe pensando en cómo lo tenía.
Me lo imaginaba muy peludo y canoso como el.
Un día después de una clasica sesión en lencería me encontraba muy caliente, me masturbé pero eso no ayudó, seguía estando bastante caliente.
Como era costumbre quería darme un baño cuando de pronto otra vez faltaba el agua, pensé que era el pretexto perfecto ya que no era inventado, rápido me puse la toalla y traté de acomodarlo para disimular la erección que me causaba la fantasía.
Cuando llegué a la caseta toqué y para mi sorpresa era uno de los vigilantes jovenes, el más joven.
Le dije lo que sucedía y me comentó que restablecerían de nuevo el agua hasta el día siguiente, decepcionada me fui a la casa y supe que no se me haría pronto volver a verlo sin un pretexto bueno.
Fue tanta mi calentura y mi fantasía que decidí hacer que las cosas fueran más rápidas y poner a prueba a Don Alejandro.
Descompondría a propósito la regadera, le pediría ayuda para volver a colocarla y vería si de verdad mi miraba el trasero cuando "accidentalmente" se me callera la toalla ayudandolo.
Estaba todo planeado, hasta el último detalle, si me miraba de manera morbosa, como la última vez, llevaría el juego hasta el límite.
Comencé a ver qué día le tocaba a él, era un lunes, así que el movimiento en la privada estaría tranquilo, a las 11 ya estaba cerrada la privada y quienes llegaran debían bajarse a abrir el portón por su cuenta.
Sabía que tenía que apurarme antes de que se masturbara, así lo agarraría caliente y no cansado.
Llegué a la caseta de nuevo en toalla, me asomé por la ventana y justo vi cómo estaba leyendo una revista mientras se sobaba el pedazo.
Toqué de inmedianto.
-Quién?
-Perdón, Don Alejandro, buenas noches, disculpe que lo moleste otra vez pero necesito ayuda
-Este.
Sí.
Un segundo
Se tardó más de un minuto en salir, supongo que esperaba que se la bajara la erección
Por fin abrió la puerta y no me pude contener, mis ojos fueron directamente a su paquete a ver si mi teoría era cierta
-Perdón, tengo problemas con mi regadera y quería ver si me podía ayudar
-Otra vez te quedaste sin agua?
-No, lo que pasa es que no la puedo poner, siento que se barrió
-Bueno, a ver si te puedo ayudar porque yo no sé mucho de eso.
Caminé delante de él todo el tiempo y subí las escaleras contoneandome de la manera más sutil y a la vez coqueta que pude
Cuando llegamos al departamente cerré la puerta, sin llave para que no sospechara, pero sabía que nadie más iba a llegar, lo encaminé al baño y le di la regadera que acababa de quitar.
Don Alejandro era muy alto, delgado, tenía un bigote canoso, la nariz grande.
Usaba un uniforme que consistía en una camisa blanca con mangas cortas, y un pantalon negro, con dos lineas rojas a los lados y un juego de llaves agarrado al cinturon.
Cuando le di la regadera no le costó colocarla por su altura, afortunadamente estaba algo barrida asi que no menti del todo, antes de que terminara, me volte, me puse de espaldas a el y comencé a acomodar los jabones y shampoos que estaban en la repisa, cuando de pronto "accidentalmente" se calló mi toalla.
En ese momento termine de arreglar los jabones y me tarde como 3 segundos en recogerla, tiempo en que no se escucho que la regadera girara, y despues de ponermela se volvio a escuchar el movimiento de la misma.
A pesar de eso para mi no era prueba suficiente, tenía que hacer algo más, estaba pensando en eso cuando me dijo:
-Vaya trasero que tienes eh, parece el trasero de una mujer, si mal no vi, hasta depilado esta
Decía esto mientras le daba los ultimos apretones a la regadera
Un rayo electrico me paralizo, a pesar de que esperaba una reaccion de el, no pense que fuera tan pronto, ni tan directa
-Gracias
Fue lo único que pude decir y sonrojarme.
-Listo, pues ya quedó,si estaba algo barrida, si vuelves a necesitar ayuda avisame luego luego
-Sí, claro, yo le aviso
Le decía mientras miraba al piso y no lo volteaba a ver por la pena
Lo acompañé hasta la puerta y cerré con llave.
Soy una tonta, pensé en ese momento, era mi gran oportunidad y la desperdicié.
Me pasé la noche triste, pues pensé que después de eso sería más difícil, aunque fue todo lo contrario.
Pasaron 3 días y volvía a ser el turno de Don Alejandro, antes de las 10 fui por una botella de tequila y comencé a tomar.
Después de 5 caballitos ya había agarrado el valor suficiente, escribíun pequeño recado y fui rápido a la caseta, lo metí debajo de la puerta, toqué y me fui lo más rapido que pude, cuando llegué al departamento pude ver que apenas Don Alejandro salía de la caseta y cómo recogió la nota y cerró la puerta.
"Don Alejandro, creo que tengo problemas de nuevo con mi regadera, espero pueda pasar a las 12 en punto a mi departamento, yo no estaré, pero lo hará pasar mi hermana Carolina" Dpto 204
Cuando cerré la puerta del departamento me arrepenti totalmente, qué acababa de hacer, para no dejarlo afuera decidí echarme dos caballitos más, no quería estar totalmente alcoholizada, pero si quería tener el valor para acostarme con aquel hombre maduro.
Eran las 11 y yo ya me encontraba bañada y depilada, sólo me hacía falta elegir la ropa adecuada.
Tome una de mis tangas de encaje color rosa, una medías negras de red, unos tacones rojos, luego me puse una falda igualmente roja, ajustada y corta, apenas dejaba ver la tanga si me agachaba lo suficiente, y encima un top, y una blusa negra, acompañada de un saco.
Peluca negra y lacia.
Me maquilllé con un carmin y unas sombras rojas.
Me miré al espejo y no sé si era por el alcohol pero sabía que esa noche iba a tener a ese madurito en mi cama.
Eran las 11:55 y moría de miedo, apagué todas las luces y solo deje encendida la del baño.
Que alumbraba la entrada y el corredor ligeramente.
Estaba justo por asomarme por la ventana cuando escuché que tocaron la puerta, no el timbre.
-Buenas noches, pase por favor
-Buenas noches señorita, me dijo el joven que de nuevo tuvieron problemas con su regadera
Ahora no hablaba con esa voz gruñona, sino con una voz muy sumisa y me encantaba
-Sí, sígame por favor
Entre penumbras yo me contoneaba como una zorra, y sabía que Don Alejandro me seguía por el ruido de los tacones, para ese momento no me importaba que escucharan los vecinos.
Llegamos al baño y pensé que con la luz él se daría cuenta del engaño, pero actuó como si nada y comenzó a aflojar la regadera.
Él no hacía nada más que volvera colocarla, ni siquiera me volteaba a ver a pesar de mi mirada directa y coqueta.
-Le afrezco algo de tomar?
-No gracias muñequita, estoy en servicio, y no puedo tomar alcohol, que es lo que estás tomando verdad?
-Este si, tome un poco de tequila
-Pero muchas gracias.
Por cierto, no sabía que vivías aquí con tu hermano, nunca te había visto.
Por dentro sentí que el fuego me subía hasta la cara y se disparaba para todos lados.
Ya estaba yo en mi máximo punto de excitación y de atrevimiento.
-No, no vivo con mi hermano, vivo aquí sola, pero hace tres días un madurito me dijo que tenía un gran trasero, uno de chica, así que decidí vestirme como tal.
En ese momento volteo mas que sorprendido algo espantado, su cara fue tan cambiante que hasta yo me espante
-Pasa algo?
-No, no, disculpame, solo que no te reconoci, en verdad pensé que tenías una hermana
Despúes de unos segundos de silencio habló por fin con seguridad
-Y bueno, lo que te dije es verdad, tienes un trasero hermoso, como de chica, y te ves mejor así vestida
-Muchas gracias, es el primero que me dice algo así, aunque yo pensé que me vería mejor desvestida no cree?
-Eso sí, tu trasero se ve mejor al natural
En ese momento mi erección era monumental, se salía de la tanga de encaje.
Me acerqué a él mientras terminaba de colocar la regadera con las manos estiradas y de nuevo "accidentalmente" abrí la llave del agua
-Ay perdon, ya lo mojé todo, que pena.
-Np te preocupes hermosa, estas cosas pasan
-Ay no, que pena, vamos a tener que quitarle esta camisa para que se seque
Comencé a desabotonarlo y mis manos acariciaban su pecho sumamente peludo y canoso como sus brazos.
El ya me tomaba de la cintura y me apretaba fuerte, como si en algun momento me fuera a ir.
-Cómo sabías que me gustaban los mujercitos?
-Intuición papito
Le dije esto mientras le apretaba los huevos suavemente con mi mano y nos fundíamos en un beso muy largo
Que les puedo decir, lo demás fue de los más normal
Le quité el pantalón, me metí su largo y delgado miembro a mi boca y se lo dejé todo manchado de carmin.
Me comi sus huevos hasta el cansancio.
Despues el me llevó a la habitación, me puso en cuatro en la cama y me beso el trasero hasta que se cansó, me hizo a un lado la tanga y con la ensalivada que me había dado y yo a el comenzó a penetrarme de la manera más rica y exquisita.
-Ay Don Alejandro, me hizo esperar mucho, ya quería su verga en mi culito, ay ay
-De haber sabido, ya te estararía cogiendo todas las noches, putita, de ahora en adelante vas a ser mi putita privada, te quiero nada más para mi
-Pero si nada más voy a ser tuya, si me sigues cogiendo así como ahorita, ay ay ay
Notaba que mis palabras le calentaban, así que mientras sus huevos peludos chocaban con mi colita, le decía toda clases de cosas que se me venían a la cabeza
-Ay mi amor, qué rica vergota tienes, quiero que me cojas toda la noche, y que me los eches hasta dentro
-Ay mi amor, este culito es tuyo, cogetelo mi amor
-Verdad que soy tu putita, verdad que solo tuya papito?
Y así hasta que senti sus chorros de leche en mis entrañas, después de eso lo invité a quedarse a dormir pero dijo que tenía que volver al módulo.
Nos despedimos con un beso largo y yo dormí como una princesa complacida.
Al otro día no fui a la universidad, y durante los 4 meses que Don Alejandro trabajó ahí, nos veíamos cada tercer día para que me hiciera sentir la mujer más afortunada.
Incluso empezó a llevarme regalitos como lencería y juguetes sexuales, que hasta entonces no tenía.
Lo corrieron porque varios vecinos reportaron que se desaparecía en las noches, después de eso yo me mudé y nunca más supe de él porque era casado.
Espero que les haya gustado amigos.
No olviden escribirme por correo.
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