Colegiala
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por KoryWoltz.
Como todos los días me levante para ir a la escuela… bueno, no como todos los días.
Hoy iba a pasar algo diferente.
Me duché y me puse mí aburrido uniforme de escuela: una playera polo blanca, unos pantalones grises y unos anónimos zapatos negros.
Me colgué mi mochila al hombro y salí de mi casa, pero no llevaba ni libros, ni bolígrafo, ni cuadernos.
Caminé hasta la parada de autobús y me senté como cualquier persona, o mejor dicho, como cualquier estudiante haría.
Mi cabeza era un tornado de pensamientos, mi corazón palpitaba en mis oídos y mis manos sudaban bastante.
Me bajé una parada antes de la parada de la escuela y me dirigí a una zona donde no hubiera gente pero mi mente no podía pensar con claridad, estaba tan nervioso…
Entré a un parque, el cual estaba casi desierto salvo por las personas que corrían o trotaban en las pista.
Me metí entre los árboles con mi mochila y procuré que nadie me viera.
Los arbustos me llegaban a la cintura, las hojas húmedas estaban a mis pies y las ramas de los árboles me tapaban de la demás gente.
Abrí mi mochila con mis manos sudadas y temblorosas; estaba tan nervioso, jamás había hecho algo como esto, pero no era momento de echarme para atrás.
Del interior saqué una falda gris tableada, idéntica a las de las chicas de mi escuela y la deje en el suelo.
Saqué un brasier blanco y unas braguitas blancas a juego, ambos con encaje, unas calcetas blancas que me llegaban hasta la rodilla, unos zapatos negros de correa también idénticos a los de las chicas de mi salón, papel higiénico y una bolsita con maquillaje.
Me desnudé lo más rápido que pude.
Primero me puse el brasier y las braguitas ocultando bien mi miembro y rellenando el brasier con el papel higiénico.
Después me subí la falda que me llegaba arriba de las rodillas dejando ver mis piernas depiladas.
Me puse las calcetas y los zapatos de correa y por ultimo mi polo blanca.
Me di una vuelta haciendo girar la falda y, por lo que podía ver, me veía perfecta.
Tome la bolsa con maquillaje y me delinee los ojos y me enchine las pestañas.
Fue algo difícil por el temblor de mis dedos pero logre hacerlo bien.
Me puse labial rosa y sombra en los ojos.
Mi cabellos rubio caía por mi frente, era el único detalle que revelaba mi sexo pero no importaba, por todo lo demás, me veía perfecta y muy, muy guapa.
Paneaba salir a la calle y pararme en la esquina de algún bar o algo y atraer la atención de algún chico, pero era muy temprano.
Quizás fuera a la parte trasera de la escuela y quedarme parado ahí y dejar que los automovilistas me chiflaran, pero esos planes se derrumbaron cuando salí del parque.
No había avanzado ni cuatros cuadras cuando un hombre de unos 27 años me tomo del brazo.
-Eh, he visto lo que has hecho en el parque.
Era alto, de cabello castaño y ojos grises.
Sin una gota de grasa pero musculoso.
Lleva un ligero short y una camisa sin mangas, probablemente era una de esas personas que sale a correr.
Aun así el miedo me hizo presa e intente zafarme.
Para mi sorpresa me soltó sin forcejar.
-Sólo quería decirte que… que si quieres ehm… Podemos hacer algo.
-¿Algo? ¿Algo como qué?
-Oh, vamos.
No te vestiste de chica en un parque solo para caminar por ahí.
Wow, nunca pensaría que fuera tan fácil conocer a un chico que quisiera tener sexo conmigo sin conocerme.
Nunca pensaría que a mis 18 años perdería la virginidad vestido de colegiala con un chico al que apenas conozco y me lleva 9 años.
Pero me encanta la idea.
-¿Podríamos ir a tu casa?
-Bueno, queda bastante lejos y…-dice dirigiendo la mirada a su short negro donde se ve un enorme bulto-creo que no puedo esperar.
-¿Entonces a donde vamos?
Me jala de la mano y caminamos como una pareja de novios lo haría, dirigiéndonos al parque.
Cuando llegamos a donde me había cambiado comienza a besarme.
Me besa con pasión y desesperadamente, como si quisiera aprovechar cada instante.
Yo le meto la lengua y bajo mis manos por su abdomen hasta el resorte de sus bóxers, ansioso de ver que tiene dentro.
Él sigue besándome y me aprieta el basier.
Cambio mis manos de sitio y le acaricio la espalda.
Esta llena de músculos y tocarlos me excita demasiado.
-Inclínate sobre el árbol-gime en mi oreja.
Yo, como buena perrita sumisa que quiero ser, le hago caso.
Me inclino y dejo escapar un suspiro.
Escucho como se quita los bóxers y no puedo evitar mirar su miembro.
A diferencia de su piel bronceada, su pene es moreno y mide, fácil, 28 cm.
No puedo esperar a que esté dentro de mí.
Me agarra del cabello y me inclina sobre el árbol, mostrándome quien manda.
Siento como mueve su pene bajo mi falda, sobre mis braguitas y le ruego:
-Por favor… hazlo ya.
El me embiste sin consideración y me rompe las bragas, penetrándome a través de ellas.
Grito por el dolor.
Quiero que la saque, pero es más fuerte que yo y me empuja al árbol.
Tras unos segundos siento como el dolor baja y el placer aumenta.
Empieza a meter más y más su pene y siento que ya no puedo más.
-Ahí va lo que falta- Susurra y me mete sus 28cm hasta adentro.
Siento como sus caderas se mueven sobre mí.
Entra, sale, entra sale.
No quiero tocarme, mi dueño no me ha dado permiso y sigue con sus movimientos.
Me toco el estomago y, cuando entra, siento como la silueta de su pene se marca en mi abdomen.
Me excita tanto que gimo que me dé más, más y más duro, más rápido, más fuerte.
Él lo hace y sin querer, me vengo en mis bragas, manchando la falda.
Gimo como una chica y eso al parecer le excita más porque suspira y comienza a follarme más rápido.
Sigo gimiendo y estoy a punto de venirme de nuevo cuando me jala más hacia sí y se viene dentro de mí.
Siento como mi panza se infla que me ha llenado con su leche y, al pensarlo me vengo de nuevo.
Cuando saca su pene siento el ano abierto y sonrío.
(Bip) jamás creí que algo así me pasara (bip) no puedo esperar para repetirlo (bip), quiero seguir viéndolo (bip)
Cuando abro mis ojos, el reloj me mira diciéndome que es hora de levantar.
Son las 7:00.
Ese maldito reloj destruyó mi sueño y todo comienza a cobrar claridad.
Me siento en el borde la cama y comienzo a pensar.
No soy gay, mucho menos transexual ni travesti.
No tengo nada contra ellos pero no soy uno.
Entonces ¿Por qué gocé tanto este sueño? ¡Tengo novia, Dios mío! ¿Qué voy a hacer?
Cuando me meto a bañar el recuerdo es más vivido.
Tengo que hacer algo.
De mis ojos caen lágrimas que se mezclan con el agua de la ducha.
¿Qué me está pasando?
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