Como me cogí a un par de hermanos – parte 4
Estando solo con Felipe seguí cogiéndomelo como la putita que es.
Retomo el relato un par de días después del anterior, normalmente me estuve cogiendo a Mari y Felipe en la escuela sin problemas, nos íbamos al baño retirado de la escuela y ahí podía hacerlos míos sin preocupaciones, Mari siempre se quedaba desnuda en la parte de afuera esperando su turno mientras me cogía a Felipe quien siempre traía puesta una tanga de su madre. Aunque debido al lugar donde estábamos teníamos que hacerlo rápido era el tiempo suficiente para que ambos terminaran, pero al parecer cada quien tenía más ganas de lo que mencionaban.
Un día Felipe se me acercó durante el receso, yo pensando que estaba caliente le pregunté «que quería?», aunque sin miedo o problema solo mencionó que tenía problemas con un historia y necesitaba mi ayuda, yo no era bueno en esa pero al estar en un grado mayor quizá podía ayudarle. Lo acepté, para luego llevar mi mano a su trasero sin que los demás se dieran cuenta y diciéndole con voz baja «pero tendrás que pagarme». En ese momento vi como se puso tenso, intentando mover su pantalón para ocultar la erección que se le estaba formando, me dijo que gracias y se fue casi corriendo al baño, pero no tardó porque en cuestión de poco tiempo lo vi saliendo sin problemas, dándome a entender que seguía amaestrado para que disfrutara más por su culito. Ya entendía que quería hacer, tenerme en su casa desde más temprano para ser cogido por más tiempo, la verdad no me desagradaba la idea y era buena excusa por lo que les dije que esta semana no los iba a coger en el baño, mi idea era tener la mayor energía y leche posible para bañarlos. Llegó el viernes por lo que después de la escuela solo fui a mi casa para cambiarme e ir con Felipe, al llegar me abrió su mamá amablemente, entonces vi que Mari bajaba las escaleras pero en lugar de estar vestida normalmente parecía vestida para salir, al verme se sorprendió y me preguntó que hacía ahí, lo cual me extrañó, le dije que le ayudaría a su hermano a estudiar, ella se molestó a lo que escuché como su madre le decía que ya iban a salir. Al parecer ella no sabía nada, la mamá me dijo que Felipe estaba arriba esperándome y que iba a salir por un rato, entonces entendí que todo había sido un plan de Felipe, solo pude ver a Mari yéndose enojada por la situación.
Tan pronto se cerró la puerta escuché unas pisadas bajando por las escaleras, al voltear pude ver a Felipe usando un vestido blanco corto con rayas negras, bajó las escaleras balanceando las caderas de forma sexy se dio la vuelta para levantar lentamente el vestido dejando ver la tanga que traía abajo
-La casa es toda nuestra- dijo con una voz sexy y femenina.
-Eso veo, pero también veo que te portaste mal con Mari, no le dijiste que venía- le contesté
-Es que te quería solo para mí- dijo pegándose a mi
Yo lo agarré de las muñecas, diciéndole que se merecía un castigo, eso más que asustarlo lo excitó más porque su verguita empezó a sobresalir un poco de la tanga. Lo arrastré arriba y lo tiré sobre el sillón, él empezó a gemir levemente por la situación, me quité el pantalón y la trusa para mostrar mi verga dura, él se acercó para chuparla pero lo alejé.
-Primero muéstrame lo puta que eres
Felipe se acostó sobre el sillón boca arriba, empezó a levantar el vestido lentamente mientras se acariciaba su cuerpo, con la boca me hacía señas de que eso le excitaba sacando la lengua y pasándola por sus labios, hasta llevar un dedo a su boca y chuparlo. Se dio la vuelta poniéndose en cuatro dejando su trasero al aire con la tanga tapándole su culito, la hizo a un lado y empezó a meterse el dedo que se había chupado en el culito. Lo hizo de forma intensa desde el principio porque se notaba que ya quería mi verga dentro, junto a eso lanzaba grandes gemidos de forma muy femenina. Yo estaba muy duro en ese momento al ver tal espectáculo pero igual tenía la idea de querer cogerme a Mari, así que se me ocurrió algo.
Lo agarré del cabello y le dije
-Qué tanto quieres mi verga?- le pregunté al oído
-Mucho- solo alcanzó a contestar entre gemidos
-Pero no te la mereces por no decirle a tu hermana- lo increpé
-Por favor, haré lo que sea
-Primero desnúdate
Se levantó y rápidamente se quitó la poca ropa que tenía puesta dejando ver que aún con su excitación su pene se mantenía pequeño por como lo había entrenado. Lo agarré del trasero y le metí un dedo en su culito, de esa manera lo guie hasta la habitación de Mari, lo cual apenas notó debido a como buscaba que mi dedo se moviera dentro de él y de como lo apretaba demostrando lo mucho que lo gozaba. Al entrar a la habitación de Mari le saqué el dedo y le dije que se vistiera, él parecía no entenderlo todavía:
-Pero me pediste que me desnudara- dijo con duda
-Vístete con la ropa de tu hermana- le ordené
-Es muy chica, no me quedará
Volví a ordenarle a lo que él accedió, buscó entre la ropa algo que pudiera quedarle, a pesar de la diferencia de edad él era bastante delgado por lo que la ropa podía quedarle. Le pase unos calzones rosa con una cereza en el frente, luego él tomó una falda con la mitad de arriba de mezclilla y la mitad de abajo de tela blanca junto a una blusa blanca con dibujos de flores. Se puso la ropa que apenas le quedó, Felipe pasó de una actitud sexy a otra más avergonzada por usar esa ropa intentaba bajarse la falda que le quedaba corta mientras que buscaba cubrir la blusa infantil que usaba. Esa actitud tan penosa me excitó sobre manera pero no había terminado, le dije que me siguiera para llevarlo al piso de abajo. Vi que en la sala de abajo las cortinas estaban abiertas y aunque no tenía mis pantalones o trusa no le di importancia, pero Felipe bajaba despacio e inseguro. Al querer apurarlo lo jalé del brazo a lo que quedó expuesto frente a la ventana que daba a la calle, se tapó la cara con ambas manos para intentar cubrirse.
Cuando hizo ese gesto no pude resistirme más, puse su espalda frente a mi, lo agarré de la cintura, hice el calzón rosa de su hermana a un lado y apunté mi verga a su culito que se movía esperando verga. Apenas escuché como él pedía que me detuviera, pero no le di tiempo ni de prepararse a lo que ensarté mi verga dentro de su culito, fue tan repentino que dejó escapar un largo gemido de placer, al escuchar esto no pude controlarme por lo que empecé a cogérmelo tan duro como podía, Felipe solo podía soltar gemidos por cada embestida que le daba. Se había olvidado por completo donde estaba y que usaba, solo quería ser cogido en ese momento por lo cual yo no iba a detenerme, me movía lo más rápido que podía podía ver como todo mi pene era engullido por ese culito con cada embestida y al momento de meterlo ese culito me apretaba como si no quisiera dejarme salir de nuevo. Como Felipe estaba de pie tuve que buscar un apoyo para poder darle más duro sin perder el equilibrio, sin pensarlo mucho lo llevé hasta la ventana, él parecía no darse cuenta, agarré sus manos y las apoyé en el marco, él estaba tan excitado que no se daba cuenta de donde estaba.
La ventana era grande, cubría desde los tobillos hasta un poco antes de llegar al techo y daba a la calle, así que si alguien pasaba podía vernos sin problema. Sin embargo, por la hora era raro que alguien lo hiciera debido a que su barrio era muy tranquilo, con esto en mente no me detuve en mi afán de cogerme todo lo que pudiera a esa putita, él estaba inclinado hacia la ventana, dejando ver la falda que traía y como esta estaba levantada ligeramente por detrás para que mi verga entrara sin problema. De repente escuché un par de voces a lo lejos, sin aminorar las embestidas me asomé un poco para alcanzar a ver y pude notar que eran dos niños caminando hacia donde estábamos nosotros, calculé que tendrían unos 10 años. En lugar de alejarme u ocultarme hice que las embestidas fueran más profundas para hacer gemir a Felipe lo más alto que pudiera, al sentir el cambio de ritmo comenzó a gemir más largo aunque no tan fuerte como antes, pero esto sirvió porque pude notar como los niños se percataban de los gemidos.
Vi como se asomaban lentamente a la ventana para espiar, en sus ojos pude ver primero la curiosidad que luego se transformó en incredulidad pues escuchar levemente como lo reconocían, esto me hizo llevar mi mano de la cintura donde lo tenía sujeto a la parte de enfrente de la falda para dejar al descubierto los calzones de su hermana que estaba usando, esto pareció excitar a los niños debido a que pude ver como les estaba creciendo sus verguitas dentro de sus shorts. Al verlo les pregunté si les gustaba lo que estaban viendo a lo que ellos reaccionaron viendo sus verguitas y tapándoselas aunque reaccionaron al tocarse al darse cuenta que se sentía bien tocarla. Felipe parecía no darse cuenta porque seguía gimiendo como perrita en celo, hasta que le dije al oído:
-Te gusta que te vean, putita?
A lo que reaccionó abriendo los ojos, al ver a los niños quienes ya se estaban masajeando ligeramente sus verguitas intentó irse pero lo mantuve en el mismo lugar volviendo a darle duro, el cambio repentino lo hizo soltar un grito más grande seguido un un fuerte apretón de su culito a mi verga, por lo que deduje que ya se había venido. Los niños que nos estaban viendo tenían los ojos bien abiertos en la zona donde estaba el calzón, seguramente vieron como se formaba una mancha por el semen que sacaba su verguita. Voltee a Felipe y lo hice arrodillarse frente a mi para que me chupara la verga, uno de los niños se había bajado su short ligeramente junto a su trusa para tocarse su verguita más directamente y pude ver como sus ojos trataban de ver por completo mi verga. Hice que Felipe me la chupara lo más rápido posible hasta que sentí como me venía, salí de su boca y terminé en su cara, él gemía mientras su cara se llenaba de lechita por los grandes chorros que le eché. Como los niños no despegaban los ojos de la escena les pregunté si también querían, a lo que se sorprendieron, uno se acomodó su ropa y salieron corriendo.
Al terminar, para evitar que alguien más nos viera, en especial su mamá. Lo agarré de la ropa y lo subí a su cuarto, al ponerlo sobre la cama pude confirmar que el calzón de su hermana estaba manchado con su lechita, verlo vestido con la ropa de su hermanita con mi lechita en la cara y todavía intentando recuperar sus energías fue una escena maravillosa. Cuando se recuperó le dije que debía mantenerse así hasta que me fuera, lo cual hizo sin problema, nos pusimos a estudiar hasta que escuchamos que llegó su mamá con Mari, tan pronto como se abrió la puerta escuchamos a Mari subiendo las escaleras rápidamente para ir al cuarto de su hermano, al entrar se sorprendió al ver a su hermano.
-Esa es mi ropa?- preguntó
-Si, no le queda bien?- le respondí de forma burlona
-Pero por qué mi ropa?- dijo molesta
Me le acerqué para susurrarle al oído «es que también quería cogerte a ti» mientras le agarraba su trasero sobre el pantalón de mezclilla que usaba. La besé profundamente y ella me respondió el beso acariciando mi verga, le dije que ya le tocaría su turno pero ya me tenía que ir. Antes de irme agarré a Felipe del brazo y lo acosté sobre la cama, fui por Mari, le bajé el pantalón junto a su calzoncito pero sin quitárselos porque aún tenía sus tenis, la subí para sentarla en la cara de su hermano al cual le dije que empezara a lamer, obedientemente comenzó a hacerlo, Mari se esforzaba por no soltar un gemido fuerte. Fui a donde estaba estudiando con Felipe, agarré dos lapiceros, hice a un lado el calzón que Felipe usaba y se los metí con facilidad, a esto él reaccionó metiendo más su lengua y Mari abriendo la boca del gusto. Le dije a Mari que siguiera con eso, a lo que se agachó y empezó a jugar con los lapiceros en el culo de su hermano. La escena era super caliente, pero los dejé así por puro gusto, me preguntaba su podrían acabar antes de que su mamá se diera cuenta. Salí dejándolos en esa posición, bajé y me despedí de su mamá, el lunes ya me quería enterar como resultaron las cosas.
Los demás relatos están en otras categorías. Si quieren contactarme mi telegram es: @mae012 y mi correo es [email protected]
Hermoso relato. Por favor, continúa escribiendo. Saludos desde el sur de Argentina. Besitos.