Como me convertí en la mejor amiga de mi esposa (2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de varias veces que yo estaba como “Andrea” mi esposa Lorena me propuso salir a un antro, yo le dije que no, en la casa era una cosa pero afuera era otra, al final terminé cediendo, mas por el morbo y la excitación de que iba a pasar cuando vieran a Andrea en la calle.
Mi esposa escogió para la ocasión un vestidito blanco y negro con un cinturón de florecitas, zapatillas negras, medias de red negra, había comprado una peluca castaña, y un juego de lencería divino que yo le había regalado, al brassiere le puso unos postizos que ya habíamos comprado para nuestros juegos, al final ella me dijo, creo que se te ve mejor a ti amiga.
Ella se veía espectacular con un pantalón embarrado blanco, un top rojo y unas zapatillas altísimas que hacían que se parara su culito que estaba bien rico.
En fin, nos vestimos, me maquilló, se maquilló y salimos en el auto, yo tenía miedo porque estábamos en nuestro vecindario, pro también había una mezcla de excitación y adrenalina. Llegamos a un antro de nuestra ciudad, entramos, yo estaba toda espantada pero al fin me calmé al ver que había bastantes “chicas” como yo, el mesero nos acomodó cerca dela pista y nos ofreció algo de tomar, yo estaba eufórica y muy alegre cuando de pronto se acercaron dos tipos no muy jóvenes ni viejos y nos preguntaron si se podían sentar, yo iba a decir que no pero mi esposa les dijo que si, inmediatamente uno se me acercó y empezó a hacer la platica, que que guapa era, que que bonitas piernas, etc. Todo me daba vueltas, esa situación no me la esperaba, una cosa era jugar y otra ser asediada por un hombre, Luis, como dijo llamarse era guapo y agradable, para ese momento con las copas y al estar en “mi papel” me sentía toda una mujer y le coqueteaba.
De pronto mi esposa me pide que la acompañe al baño y la seguí, allí me dijo: ya te vi coqueteando con tu galán, yo me espanté y le dije que no inventara, que no me gustaban los hombres, me dijo tranquila ahorita eres mi amiga, mi esposo no vino, lo que hagas tu yo no se lo diré, me dio un beso y me dejó mas perpleja que nunca.
Regresamos a la mesa y Luis me sacó a bailar, yo me sentía algo torpe porque no estaba acostumbrada a bailar como mujer, pero se repente pusieron una música lenta y él me atrajo a su cuerpo. Tenía un olor bastante agradable que se juntaba con el mio de mujer.
Me susurraba cosas bonitas y me estaba dejando llevar hasta que de repente me beso yo no supe por que pero le correspondí, voltee a ver espantado a mi esposa pero ella solo sonreía y seguía en la platica con su acompañante.
Regresamos a la mesa y mi galán me trataba como toda una dama, Luis me dijo que si me gustaría ir con el a tomar un poco de aire y al mirar a mi esposa dijo, anda amiga sal un rato. Luis me llevó de la cintura a un balconcito que había y empezó a acariciarme la espalda, me hizo girar y al quedar frente a él comenzó a besarme, yo estaba mas confundida porque me gustaba la sensación de ser mujer, y de pronto algo me golpeo la cabeza, quería ser su mujer.
El me tomó de la mano y me sacó del antro, yo me dejaba guiar hasta que pidió su coche y nos fuimos de ahí, yo ya no pensaba en mi esposa, solo en ese macho tan varonil que tenía a mi lado y que me hablaba de lo bella que era, de lo mucho que le gustaba. Llegamos a un hotel y me empezó a acariciar el cuello, a besar la nuca, l levantarme el vestido le dije que era virgen, que ningún hombre me había poseído antes, el me calmaba diciéndome princesa, reina, cielo y me dijo que no me preocupara que iba cuidarme mucho. Yo solo quería que me siguiera besando y que por fin me hiciera suya, recuerdo que me recostó sobre la cama y me beso el cuello, me volteo boca abajo acariciándome la espalda, las nalgas y me bajó la tanguita hasta los tobillos, me dio un beso negro tan rico que casi me vengo en ese momento, yo ya no aguanté mas y me voltee hacia el, le baje el cierre y de inmediato vi aquel hermoso pene saltando frente a mis ojos, no pude controlarme y se lo empecé a besar, a chupar como tantas veces me lo habían chupado a mi, pero ahora era yo quien gozaba ese placer oculto hasta entonces. Él gemía y gozaba cuando me aviso que se iba a venir, pero yo no me quité, aguanté los chorros de su semen en mi boca, sentí que me ahogaba pero aguante todo y me lo tragué, seguí besándolo y se repuso tan rápido que ya estaba parada esa hermosa verga dispuesta a hacerme suya.
Luis, me colocó boca abajo y me puso una almohada entre mi pecho, me recargó y poco a poco fue introduciendo su falo en mi culito, yo estaba loca y solo le decía, le exigía que lo meterá todo, al hacerlo sentí un dolor enorme, pero una alegría que jamás imaginé, me revolvía como loca, le pedía mas verga, y el me complacía le gritaba que era su puta, que me cojiera porque era de él, su mujer. Sentía su verga entrar y salir una y otra vez y sus bolas chocaban con mis nalgas. Yo me sentía la mas puta entre las putas, hasta que por fin sentí un chorro de leche llenar mi culo, saliendo y resbalando por mis piernas, al final me vine yo también mojando la sabana. Pasamos una noche larga haciendo el amor una y otra vez. Al amanecer me llevó a mi casa y ahí fue donde me volví a preocupar, que le iba a decir a mi esposa?? Cuando llegue ella estaba acostada y al verme llegar me dijo, hola picarona, te fue muy bien por lo que parece?? No sé que cara me vio que me dijo, tranquila amiga, recuerda, mi esposo no sabrá nunca nada de esto, me beso y se volvió a acostar, al ratp será otro día y tenemos muchas cosas que hacer juntas amiga…
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