Con las bragas en la mano
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hace algunos meses me enganche a las fotos de travestis y transexuales en internet. Me provocaba especialmente el pensar en hombres como yo, arropados en fina lenceria y modos femeninos. Mantuve el contacto con algunos de ellos, o ellas mejor dicho, a traves de chat y correo electronico, pero no me decidia a dar el ultimo paso: follarme un travesti.
Algunos de los que frecuentaban los chats me contaban sus experiencias, y releyendo los relatos aqui publicados me corria una y otra vez pensando en la situacion tan erotica de acariciar una polla entre lenceria intima. De hecho, tengo el ordenador cargado de fotos de transexuales que nada tienen que envidiar a muchas mujeres. Os recomiendo que lo comprobeis por vosotros mismos.
Tan obsesionado estaba que me dije que tenia que realizar mi fantasia de una vez por todas o esa frustracion me acompañaria diariamente. No se si a alguno le ha pasado igual (me encantaria conocer vuestras experiencias relativas a esto)
Asi, revise los anuncios de contactos de mi ciudad, busque en internet y logre contactar con algunos chicos que se vestian de mujer en la intimidad (crossdresser, me explicaron que era el termino utilizado). Muchos simplemente lo hacian por morbo y no se atrevian a dar el paso de entregarse a un hombre, pero otros… Otros buscaban un buen rabo como hambrientos. Muchas de las cosas que decian en sus correos provocaban en mi un efecto devastador. Me moria por sentirlas entre mis piernas, entre mi polla.
No es que yo sea un deportista, pero estoy de buen ver. A mis 28 años, soy alto, moreno y bastante velludo, y mi pene alcanza los 19 cms. en una buena ereccion.
Logre concertar una cita con un travesti. Se llamaba asi misma, Monica y vivia cerca de mi ciudad. Tenia 32 años y segun se describia en sus correos, era alta, algo rellenita, y le gustaba la lenceria muy sexy. Decia que le gustaba sentirse dominada, que queria sentirse como una verdadera puta en mis manos. Ufff. Me ponia como una moto, y eso que no la habia visto. Quedamos en vernos el jueves por la noche y, como no teniamos sitio, lo hariamos en mi coche. Pasaria a recogerla a las 10 de la noche.
Ese dia estuve muy nervioso y expectante. Dude hasta el ultimo momento en presentarme a la cita, que habiamos fijado cerca de un club de prostitucion, para dar mas morbo a nuestro primer encuentro. Pero al final me decidi por fin y llegue unos minutos antes para situarme.
En los callejones situados alrededor del club, el ir y venir de clientes y prostitutas se sucedia sin descanso. Me sentia como uno de ellos, agazapado en el coche mientras observaba a todos los que pasaban por alli a la espera de que apareciera. Al poco rato aparecio un chico alto, con una mochila al hombro y tras cerciorarse de que nadie le observaba me hizo un gesto con la mano para que lo recogiera.
Subio al coche y nos presentamos:
Soy Monica. ¿Que tal?
Yo le dije mi nombre y, algo forzado, le di dos besos en las mejillas, como cuando te presentan a una chica. No sabia como reaccionar.
Me indico un lugar sin iluminar y aparque alli para que se cambiara. Tras la primera impresion deduje que tenia menos edad de la que me habia dicho y que era algo mas alto que yo. Estaba a medio maquillar y llevaba las uñas pintadas. Me baje del coche para que se transformara en la mujer que yo estaba buscando esa noche.
Entre la oscuridad pude ver como se colocaba una peluca y adivine como se colocaba una falda, pero apenas podia distinguir mas. Los faros de un coche iluminaron una silueta de mujer.
Ya he terminado. – dijo al cabo de un rato.
Cuando subi me encontre con toda una mujer esperandome. Una peluca morena ocultaba gran parte de su rostro y un fuerte perfume, de los que usan las putas impregnaba el ambiente. Usaba una falda negra muy corta, unas medias negras de rejilla y unas grandes botas de tacon. En la parte de arriba, una camisa blanca cubria lo que parecia dos grandes pechos.
La transformacion era impresionante. Estaba totalmente depilada, lo que la hacia aun mas real a la idea de que era toda una mujer.
¿A donde vamos? – pregunte.
A un lugar tranquilo, cariño. Estoy deseando que me hagas tuya…
Busque un lugar apartado mientras pasaba la mano por sus piernas y ella me decia algunas obscenidades que estaban logrando que mi polla empezara a despertar.
Cuando aparque me quede quieto, esperando su siguiente movimiento.
Su mano se avalanzo sobre mi paquete y sopeso el contenido del mismo. Se paso la lengua por los labios, relamiendose.
¿Para quien es esta cosita? – pregunto poniendo voz de niña mala.
Yo me abri la bragueta y deje que mi polla respirara, exhibiendose, todavia morcillona, pero deseosa de ser aprisionada entre los labios de aquella hembra.
– Es toda tuya, cariño.
Note como con la punta de la lengua comenzo a recorrer la base de mi pene hasta descubrir mis huevos. Tras lamerlos lentamente, subio hasta el glande al que se dedico a darle besitos muy suaves mientras que con la otra mano seguia masajeando mis testiculos.
Deje que mis manos se aferraran a sus tetas postizas, y la cogi de la cabeza para que no parara. En ese momento se la trago entera, hasta que note la punta de su nariz rozando mis huevos. Era la mejor mamada que me habian hecho nunca, y me la estaba haciendo un tio.
Le susurre que si no paraba, pronto me correria en su boca.
Alzo la vista, mientras seguia lamiendo y en un gesto de lascivia, se freno y comenzo a subir con su lengua hacia mi pecho, saboreando cada centimetro de mi piel hasta llegar a mis pezones, que mordio con ansiedad de colegiala.
Luego paro bruscamente.
Quiero que me folles – me susurro con la lengua en mi oreja.
Busque a tientas sus braguitas, negras y diminutas, entre la falda y se las quite lentamente hasta dejarlas hasta la altura de sus rodillas. Palpe hasta encontrar su polla, bastante mas grande de lo que habia imaginado y en un gesto instintivo me acerque a unos centimetros de ella, regodeandome en su vision y su aroma a macho. Con la lengua la repase, calida, bañada en jugos preseminales. Estaba muy mojada. Me decidi y me la trague entera, sintiendola en lo mas hondo de mi garganta.
Monica gimio y levanto su pelvis tratando de adentrarse mas dentro de mi, pero la tension era maxima y tuve que abandonar mi juguete de carne entre arcadas. Casi no podia respirar.
Ella se tumbo de espaldas a mi, en el asiento trasero, y se abrio todo lo que pudo de, ofreciendome la panoramica de su ano, sediento de ser penetrado e inundado. Pase un dedo entre mis labios y se lo di a lamer. Luego lo introduje muy lentamente en su cerrado orificio. Restos de excrementos mancharon mi indice, que cada vez entraba y salia con mas facilidad.
Acerque mi lengua a su cueva y la penetre con la punta, buscando su agujero sin vergüenza, saboreando aquel culo sin pensar si era de un hombre o mujer, sino gozando de su sabor hasta el final.
Apoye mi ansioso pene entre las nalgas de mi amante y empuje poco a poco, dejando que ella impusiera el ritmo. Fue echandose hacia atras buscando mas y mas centimetros hasta que la tuvo toda dentro. Asi permanecimos unos instantes magicos, sintiendonos el uno dentro del otro, formando una sola masa de carne animal. Luego comence a moverme, a dentro y afuera, clavando mis uñas en sus depiladas nalgas, el ritmo fue creciendo hasta convertirse en un bombeo frenetico que nos hacia gritar de placer. Suerte que no habia nadie cerca, o nos habrian denunciado por escandalo publico.
¡Ya no puedo mas! – grite, – ¡me voy a correr entero!.
El se salio de mi y se dio la vuelta, cogiendome la polla con la mano mientras seguia moviendola al mismo ritmo de la enculada, dirigiendo la punta de mi repleto nabo hacia su rostro, desencajado por el placer.
Los primeros goterones de semen cayeron sobre su peluca, el resto de leche fue sabiamente encaminado hacia su lengua, que recogio y paladeo entre sollozos, dejando escapar grandes grumos de mi liquido por entre los labios, limpiandome los restos que quedaban con la lengua, sin dejar que nada se perdiera en la tapiceria del coche.
Me quede exhausto, abrazado a ella. Nunca antes habia experimentado una sesion de sexo tan puro y salvaje.
Me di cuenta de que la polla de mi amante todavia estaba esperando su turno y acercando mi mano, la masajee dulcemente, en un momento intimo que siempre recordare hasta que se corrio entre mis dedos, jadeando como una mujer, gozando como un hombre.
Lleve mis dedos, untados en semen, hasta mi lengua, ansioso por probar ese liquido divino y el sabor agridulce y pastoso se alojo en mi paladar. Me relami de gusto. Algo tan cercano y que nunca habia probado me dejo enganchado. Lami los restos que permanecian en su verga y la exprimi de nuevo hasta conseguir una nueva dosis de la droga del amor.
Luego se cambio de nuevo y se transformo en chico. Como recuerdo de nuestro encuentro me regalo sus braguitas, humedas y estrechas. A menudo recuerdo nuestro encuentro y me pongo las braguitas frente al espejo y siento deseos de volver a experimentar aquella experiencia.
¿Te atreves?
Autor: Malachi (malachies@yahoo.es)
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