Consiguiendo trabajo:
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por andreatvs.
Tenía yo 22 años, me llamo Rafael, nunca conocí a mi padre, vivíamos solo con mi madre de 50 años y ella trabajaba como empelada de oficios varios, a mí me daba pena que a esa edad ella me mantuviera, llevaba tres años buscando trabajo, salía como siempre a las 6:30 a.m., a dejar hojas de vida.
Un día mire en una ventana que se necesitaba un auxiliar, pregunte de qué se trataba y era en oficios varios y mensajería para una modista Carmen, deje mi hoja de vida, y al final me dio trabajo, me dijo que la paga sería la mínima, que tendría que hacer varias cosas, desde servirle el café, hasta llevar su agenda, servirle de mensajero, lo que ella necesitara.
Yo acepté, empecé a trabajar, ella trabajaba mucho empezaba a las 7 y salía a las 6 pero ella seguía después del trabajo, como ella era una persona ya de unos 45 años muy amable, yo empecé a quedarme hasta tarde haciéndole compañía y ayudándole con algunas cosas.
Ella me comentó que estaba muy endeudada por su ex esposo que le empeñó hasta la casa y después se fue con otra mujer y por su hijo que estaba estudiando en otra ciudad.
Ella hacía de todo, un día estaba cociendo un vestido de noche para una de sus clientas y yo torpemente tire el maniquí que tenía para tallar el mismo se rompió, ella no me regañó ni nada pero se notaba muy desesperada, yo no paraba de disculparme y le dije que si pudiera hacer algo lo haría.
En un momento ella me quedó mirando y dijo sabe me da vergüenza pero si puede ayudarme usted es muy delgado, es como mi clienta y si pudiera ponerse este vestido para mirar si talla, con eso me ayudaría.
Yo me avergoncé y le dije claro póngamelo, ella dijo pero con ropa no lo puedo tallar tienes que quedarte en interiores, como yo tenía la culpa lo hice, así que me probó el vestido era un vestido rojo de coctel muy ceñido y con un escote en la espalda y una abertura en la pierna.
De abajo el vestido talló perfecto pero del pecho obviamente quedaba mal, ella me dijo Rafael me puede hacer un favor se puede colocar un sostén un momento para con un relleno ver si el vestido quedó bien, yo no pude decirle que no, total era mi culpa.
Cuando me puso el sostén y el relleno, ella pudo mirar que había unas partes que no entallaban y las arregló, pero a mí me tocó estar así puesto el vestido y el sostén casi 45 minutos frente a un espejo, yo no pensé hasta ese momento que podría tener cuerpo de mujer, porque de hecho el vestido se me miraba sexy.
Bueno por fin terminó, ella me agradeció el vestido quedó bien y la clienta quedó contenta, ella me dijo que si le podía ayudar cuando debiera tallar algo, como el día anterior.
Yo le dije que sí, así fue que el mes que siguió a veces le ayudaba para que tallara ropa de hombre y a veces ropa de mujer como faldas, blusas, cuando debía tallar blusas, camisas o chaquetas de mujer me pedía que usara el sostén, eso se volvió tan común que a veces yo pasaba tres o cuatro horas con sostén y cuando me lo quitaba sentía frio o como que sentía extraño no sentir las tiras.
Así que seguí ayudándole, la mujer del primer pedido seguido le pedía ropa y siempre era entallada y sexy, eran blusas, minifaldas chaquetas talladas en la cintura, yo poco a poco me fui acostumbrando a verme vestido de mujer, peor nunca lo miré como algo sexual menos homosexual.
Sin embargo, un día mientras la señora salió a entregar un paquete de una clienta y se entretuvo conversando, yo me quede en el taller puesto una minifalda pegada al cuerpo una blusa y el sostén, ella no recordó que había pedido pollo a domicilio para cenar y cuando llegó el repartidor como miró abierto siguió, cuando entró y me miró así yo me sentí muy avergonzado y el sorprendido porque como yo estaba de espaldas dijo señorita aquí está su pedido y cuando voltee miró que yo era hombre.
Después de que llamamos a la señora Carmen, ella le explicó y él se rio y dijo pues si consiguió una buena modelo, ella le pagó y él se fue, después de esa vergüenza si empecé a pensar que yo realmente me miraba muy femenino por mi cuerpo.
Otro día que pedimos pollo a domicilio, llegó el mismo mensajero yo salí a abrir y el me entregó el pedido me dijo tenga linda, yo le dije yo no soy mujer, él dijo si lástima que no lo sea se mira como una muy bonita.
No sé por qué pero me pasó un corrientazo por todo el cuerpo, para ese entonces ella me había enseñado a coser y a mí me empezó a correr por la cabeza una idea loca, como la de tener una minifalda propia, yo cuando pensaba en eso me recriminaba me decía yo no soy gay, opinaba que debía dejar de pensar estupideces.
Entonces la señora Carmen debía salir de la ciudad por una semana por que debía ir al grado profesional de su hijo y me pidió el favor de que si yo podía ir a ayudarle a terminar unos trabajos, al segundo día pedí pollo para cenar y cuando llegó el mensajero dijo que por que pedía algo individual le dije que estaba solo, él dijo jum tan solita y tan bonita no la puedo acompañar este es mi último pedido voy entregó el dinero y quedo libre, y se presentó dijo que se llamaba Adrián.
Yo le dije que no era gay y que no se confunda, él se fue pero a los 45 minutos regresó, dijo le traigo una cerveza para disculparme si lo ofendí viejo, yo lo deje seguir, él dijo que lo disculpara pero que el sí pensó que yo era gay, por el cuerpo que tenía y por la forma en que me encontró vestido, además por la forma como yo ese día posaba ante el espejo.
Él me dijo que yo el día en que entró por accidente estaba posando como toda una reina y que en realidad me miraba como una, eso me dejó bien pensativo y excitado, yo le dije que en realidad por mi trabajo no lo miraba como sexual sino con normalidad y que era común que le sirviera a la señora Carmen de tallador de ropa femenina.
Él preguntó que si yo había usado prendas íntimas femeninas y él dijo lástima, me dijo si ya las hubieras usado ya sabrías que tú deberías ser una linda mujercita y yo me reí, él me dijo que si me animaba a probar que él me podía comprar un conjuntico, yo le dije que no hable cosas locas y él dijo tu dirás si te animas.
Al día siguiente yo no pude dejar de pensar en lo que dijo y me la pase puesto una minifalda que estaba haciendo coser la clienta de mi jefa, cuando timbraron miré por la ventana y era el mensajero, traía un par de paquetes, yo le dije que no había pedido nada, y él dijo que solo traía una piza pero que si no quería entendía.
Yo andaba con hambre así que acepte lo deje seguir, comimos tomamos nuevamente unas cervezas y después me dijo mira mi regalo era un conjunto de brasier e hilo, yo solo en ese momento caí en cuenta que estaba en falda, como andaba con ganas de ponerme ropa de mujer acepte, cuando me puse eso volví a sentir un corrientazo por todo el cuerpo, lo mire a él y andaba todo excitado, en ese momento se pasaron mil cosas por mi cabeza, lo miré y noté que el tipo no era nada feo y que debía ser de mi edad.
Miré que él estaba vestido con un pantalón jean negro, una camisa con los dos botones superiores abiertos se miraba una camisilla, y unos tenis, además la correa.
El tipo me empezó a tocar y yo lo paré le dije que no era mi casa, que no podía ser tan abusivo, y él me dijo que si quería vaya a su pieza, yo le dije que esa ropa tampoco era mía, él dijo que me la compraba, y me jalo me llevo al baño, allá me dijo tócame.
En el baño me dijo quítame la correa, así lo hice dijo ahora la camisa, perrita, también lo hice, se quedó en camisilla, después me hizo quitarle los zapatos, las medias, y el pantalón, quedándose en bóxer, me puso a mamar su verga, yo le dije que nunca lo había hecho, pero el empezó a dominarme a decirme que yo era su chica, que era su mujer, que sería su putica.
Yo sentí un sabor salado de su pene, me dio asco pero él lo metió más y me dijo que pronto me encantaría, en un momento me colocó en cuatro contra la tasa del inodoro y empezó a chuparme la cola, yo esa noche estaba trasformado, no sé cómo o si tantas horas mirándome al espejo con ropa femenina, ahora tenía en la mente ser una.
Quería sentirme como la clienta sexy de mi jefa, así que empecé a gemir, él me decía que si quería verga, y yo le decía dame papito, él me dijo que zorra resultaste y eso me excitó aún más, así que empecé a empinar mi culo y a pedirme que me hiciera su mujer que me desvirgara.
Él me decía que despacio porque me dolería o me lastimaría, y yo le decía que quería ser poseída por él, le decía que me toque el pecho, que me bese fuerte, entonces empezó a besarme de tal manera que me hacía morados en el cuello y yo gemía de placer, de pronto empezó a meterme los dedos en la cola yo de lo caliente que estaba no sentía dolor solo placer.
En un momento voltee y empecé a besarlo la boca metiendo mi lengua y probando la suya, y en los respiros le decía que quería ser su puta, dijo que si quería sentirme puta debería atarme y me ato contra las varillas de la ventana del baño, yo estaba excitadísimo.
Cuando me tuvo sujetado, entonces si me hecho saliva a la cola y de un tirón me metió su verga a mí me dolió muchísimo y me apague le rogaba que lo saque, sentí como si me apuñalaran, él me dijo que las putas no se quejaban y siguió a mí me dolía muy fuerte pero a los 5 minutos ya no sentí más dolor.
Cuando empecé a gemir nuevamente de placer, el empezó a decir sabía que eras una mujer, me sacó la verga se puso frente a mí y empezó a morderme los pezones, después me cargó de tal manera que me penetro de frente, yo no quería que parara.
Después me desato fuimos a la cama, puso mis piernas en sus hombros, el arrodillado de frente a mí y yo recostado boca arriba, en esa posición yo me corrí y él al mirarme también se corrió en mi cola, en ese momento sentí mucha culpa lo hice vestir a las careras y le pedí que se fuera.
Yo sentí demasiada culpa una semana y no quería saber nada de lo ocurrido ni acordarme, pero dentro de mí también me sentía decepcionado de que él no volvió en una semana, la que si regresó fue mi jefa, yo le dije que no quería trabajar más y ella sorprendentemente me dijo que si era por la ropa de mujer no me preocupara que si me incomodaba no me pediría mas ser su tallador puesto que había comprado uno nuevo.
También me dijo que si lo que pasaba era que me había gustado vestirme de mujer que ella no tenía inconveniente con eso, yo le dije que por que decía eso, y ella dijo que por la forma como me miraba yo en el espejo cuando me tallaba la ropa.
Yo como le tenía mucho cariño y confianza a Carmen le confesé que era por que empecé a sentirme bien vestido de mujer, ella me dijo que no renuncie que le colabore y que si quería en su casa podía pasar el tiempo vestido de mujer, que ella me apreciaba como un@ hij@, yo le di un abrazo pero no le conté lo ocurrido.
Ya dos semanas después de regresar mi jefa pidió pollo a domicilio, y allí estaba Adrián con muletas diciendo que apenas ese día se había reintegrado que se había accidentado en la moto y que por eso no me había llamado que tenía muchas ganas de charlar conmigo.
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Continuará…
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