Convenciéndome a ser mujer II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de chupar esa gran verga durante 10 minutos, toda la leche vino directo a mi boca.
Como era la única comida que probaba en mucho tiempo, trataba de comerme todo lo que salía de esa verga.
Al estar comiendo la leche de la persona dominante, veía que detrás de él había varias personas observándome y haciendo varias anotaciones.
Al fin me quitaron las esposas y las vendas que ataban todo mi cuerpo.
-Creo que esto ya no será necesario Erika, según los expertos me están informando que estás pasando por una etapa de aceptación de una nueva vida.
Espero que lo tomes con calma y pueda ayudarte.
La voz de esa persona, la cual había terminado de comerme todo su trozo, se empezaba a convertir en una especie de voz que simplemente me atraía, dentro de mí había una hombría que luchaba por seguir pensando en mi como Luis, pero la feminidad y la putería salían de mi con gran naturalidad que opte por ponerme de rodillas en el cuarto y decirle:
-Claro que sí, tus deseos son órdenes.
Observe que las personas detrás, estaban tomando unas cosas de unas cajas.
Se acercaron a mí y me dejaron varios consoladores de distintos tamaños, lencería, maquillaje y un rastrillo.
-Sabemos que después serán de gran utilidad para ti, por cierto el nombre de tu hombre es Enrique, pero tú tienes que llamarlo amo, ¿Entendido?
Lo único que me quedaba era la resignación, por lo tanto agache la cabeza y todos salieron de mi cuarto y me dejaron sola.
El cuarto estaba sucio y lo único que tenia de aparatos eran los consoladores, la televisión (la cual solo contenía sissy hipnosis), el mp3 que de igual manera solo era hipnosis y la lencería y el maquillaje.
La humillación era demasiada y muchas veces me sentaba a llorar durante horas, sin embargo el aburrimiento era fatal, no paraba de recordar la gran verga que había tenido en mi boca y el placer que había sentido al comer todo ese semen que salía de su gran tronco, no sabía si era por el hambre que tenia o lo puta que me estaba convirtiendo pero deseaba probar más.
Mientras todos estos pensamientos pasaban por mi cabeza, abrieron la puerta para dejarme comida.
Cuando me acerque a ver qué era lo que me habían dejado pude ver que era justo lo que estaba deseando.
Eran unas galletas oreo, con una gran sazón blanca arriba, si por supuesto era la leche de mi amo.
Ansiosa, tome la galleta y chupaba primero lo sabroso, ósea toda la leche que había arriba de la galleta, pude deleitarme de muchísimas maneras mientras mi diminuta verga se paraba excitada.
Al término de comer las galletas, aun no podía superar mi gran excitación de sentirme una puta.
Me puse los audífonos escuchando continuamente la hipnosis, ahora era excitación anal, las palabras que salían eran: Sé una puta, coge, abre el ano, es mejor para ti, necesitas una verga detrás de ti… las palabras se repetían una y otra vez, encendí la tele y solo veía transexuales cogiendo y recibiendo su merecida verga de parte de sus amos.
Me quede totalmente desnudo y tome un consolador chico y comencé por introducírmelo de poco a poco dentro de mi ano, mientras escuchaba la hipnosis y veía videos travestis.
No quise tocarme, solo metía el pequeño consolador en mi ano, tome un poco de mi pre-semen con un dedo de mi otra mano y comencé a chuparlo imaginándome la verga de mi amo.
Me vine de manera abrupta, una parte de la leche cayo en mi mano y otra en el suelo, deseaba chuparla, la televisión se cambió y ahora solo se veían transexuales comiéndose su propio semen, en el audio se escuchaba: chúpate, saboréate, y fue cuando lo hice, tome parte de mi mano y comencé a probar mi propio semen hasta comerme todo lo que había, ya que había terminado me agache a buscar más en el piso.
Dure varios días sin recibir alguna llamada de mi amo, solo recibía todos los días las galletas con el sabroso condimento y seguía con la rutina de meterme consoladores cada vez más grandes en mi culo, también comenzaba a ponerme lencería para dormir, en fin me había convertido en una puta hecha y derecha.
Un día mientras comenzaba a comerme las galletas, con toda la rutina, escuche que tocaron la puerta y dijeron:
-Tu amo viene mañana, quiere verte lista para ver si le dan ganas de cogerte.
Una emoción broto dentro de mí y una sonrisa salió de mí.
Mi sueño se había hecho realidad.
Todo ese día estuve pensando en él.
Al despertar, lo primero que hice fue bañarme mientras me rasuraba todas las piernas, brazos, axilas y todo rastro de vello en mi cuerpo, fue cuando me di cuenta de que había bajado muchísimo de peso, ya casi tenía el vientre plano, ah y también mi ano lo rasure con gran cuidado.
Me probaba varias piezas de lencería, hasta que elegí un corsé rojo con unas medias negras, me maquille con tonos para mi piel morena y con labial rojo, me veía divina en el espejo y esperaba que mi amo me viera igual.
Todavía no sabía cuánto faltaba para que llegara mi amo, pero yo me puse de rodillas frente a la puerta como su perrita, esperando su llegada.
Cuando abrió la puerta, comencé a gatear y le bese los pies.
-Que linda putita, veo que haz mejorado de gran manera.
Me daba gusto ser indispensable para él, por lo que moví mi colita.
-Los expertos me dijeron que ya está lista- Mi amo le comentaba a alguien que no podía ver que estaba detrás de la puerta.
-Bueno, creo que es hora de llevármela- decía la voz del extraño que no alcanzaba a ver.
Mi amo volteo a verme y me dijo:
-Todo este proceso que te hicimos fue por esta persona- se abrió la puerta y no podía creer lo que veía.
Era mi cuñado, el cual siempre le caí mal desde que empecé a salir con su hermana, él era 4 años más grande que yo y un día tuvimos un gran pleito, pero eso fue, fue, antes de esto…
Volteo a verme con una gran sonrisa y me dijo:
-Es hora de irnos perrita- mientras sacaba una correa literal para perros
No pude hacer más que agachar la cabeza y dejarme poner la correa.
-Vaya que si esta entrenada- decía mi cuñado
-Si quieres puedes probarla- le dijo mi amo
-Ok, a ver bésame los pies y di que eres mi puta
Voltee a ver a los dos, desde mi posición inferior y sabía que era lo mejor hacerlo, le di el beso y le dije: Soy tu puta.
-Jajaja, veo que si está bien entrenada, pues te agradezco tu profesionalidad, a ver puta ahora chúpame la verga
Que gran felicidad poder chupar verga- pensé, enseguida me puse a sacarle el cinturón y bajarle el pantalón para mamársela de manera magistral.
-Aaay que rico chupas Erika, serás de gran ayuda en mi casa, pero si crees que esto termina aquí, claro que no, quiero que sigas saliendo con mi hermana, está muy preocupada por ti, saldrás con ella pero ahora a mi manera.
No olviden comentar
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!