De vez en cuando… Con mi suegro, continuacion.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta es la continuación de lo que me sucedió el día que mi suegro me sorprendió vestido con las ropas de mi suegra. Deberíamos recordar que me fornico bruscamente y sin condón, además de haberse corrido a raudales dentro de mi culo, haciéndome sentir un orgasmo fantástico y enloquecedor. Nunca me había sentido tan femenina y deseada, esto no era solamente transformarme y masturbarme, era tener sexo con un macho mayor que yo -tanto en edad como en físico-, con el goce extra de saber que era el padre de mi esposa y de ver por medio de la imagen reflejada en el espejo cómo me cogía.
Al levantarse, me dijo que iba al baño a orinar y que cuando regresara se la mamaria hasta terminar. Yo me había sentado en la orilla de la cama y quedado con muchas ganas y con un cosquilleo en mi verga que me obligo a tocármela por unos minutos, mientras regresaba mi suegro. Yo continuaba bajo los efectos de la bachita y no podía dejar de ver mi reflejo… un reflejo que apenas reconocí de lo bien transformada que estaba.
Al escuchar que mi suegro le jalaba al excusado, me dispuse a reposicionar mi pene hacia atrás y entre mis piernas, así que me lo jale lo mejor que pude ocultándolo entre mis nalgas y me arregle de nuevo el bikini sobre mi excitada y mojada área púbica, al tiempo que no dejaba de contemplarme en el espejo, que rico se veía todo lo que vestía, hubiera querido cambiarme pero eso no fue posible debido al poco tiempo en que regresó mi suegro de su necesidad.
Mientras mi macho caminaba hacia mi yo procedí a agarrarme el pelo con unas pinzas de una forma más que coqueta… La peluca recogida me permitía enseñar mis aretes de argollas grandes, y me sorprendí aun más porque mi imagen era el de una verdadera perra en espera de verga. Sentada en la orilla de la cama con las piernas juntas y el vestido a media pierna, y ensañando un poco el encaje de las medias, apoyando de forma coqueta mis brazos hacia mis costados de la cama. No sé que habrá visto mi suegro, pero se paro frente a mí y con una cara de verdadera lascivia se agarro su verga sacudiéndola y me dijo:
El – Nunca me hubiera imaginado que fueras tan puta. Mira nada más lo que te vas a mamar viciosa de mierda. Quiero que te esmeres como lo hace tu suegra conmigo, ya verás como lleno tu sucia boca con mi leche. -A mi me encantaba este cuadro, lo que me decía, lo que me esperaba-
Dio dos pasos para ponerse junto a mí y yo que no dejaba de ver su verga. Tal vez 19 o 20 cm no sean tantos pero se había lavado y lucia gruesa y más o menos venosa (Ahora entiendo que de cerca se veía mejor que por el espejo) además, lo que me mareaba era saber que le mamaria por vez primera la verga a mi suegro. Viéndolo a los ojos extendí mi mano derecha para tomarlo pero él me lo prohibió dándome una cachetada no tan fuerte, pero sorpresiva:
El- Hey puta! Solo mámamela y deja tus brazos así apoyados en la cama. Te ves bien zorra…
Yo sentí como mi pene cabeceó, cosquilleó y empezó a medio endurecerse también, tanto como lo dejaba su linda y sexy prisión… En mi estomago sentía una excitación extrema, desde el sentir de mis pies apoyados en tacones, el encaje que sobresalía, el huelgo de la tela del vestido que acariciaba mis costados y el peso de mis postizos simulando los senos, bellamente sostenidos por el bra. Mi imagen en el espejo y la verga de mi suegro a solo centímetros de mis labios, limpia, seca, lista para recibir la humedad de mi boca… Note una pequeña gota lubricante en el ojillo de su morada cabeza. Justamente eso es lo que debería disfrutar mi querida y sensual suegra cada vez que se la mamaba. Volteé a ver una vez más mi reflejo, después hacia sus ojos…y pensé que era la hora de mostrar lo que aprendí con algunos machos a los que se las mame en el pasado.
Temblaba de emoción. Veía la verga de mi suegro muy dura y amenazante enmarcada en su tosca mano derecha. Vinieron imágenes de mi esposa cuando se disponía a hacerme lo mismo a mí, lo que era su vicio… y pensar que eso era lo que me disponía yo a hacer. Saque la mitad de mi lengua y toque la gotita en su cabeza, la deguste, era un sabor saladito rico. El dio un pequeño respingo hacia atrás:
El – Ah! Asiiii, que linda te vez con esa cara de perversa. Sigue, no pares!
Yo – Hoy vas a ser mi macho suegro (Murmurando y gimiendo por lo agitado), te la voy a mamar como nadie te la ha mamado papi.
Saque la lengua tanto como pude y la pase desde los cojones pasando por todo su cuerpo venoso y hasta llegar a la cabeza. Lo hice dos veces muy lentamente sin dejar de verle a los ojos,
Yo – Suegrito que rica verga te cargas… Dámela Guillermo!, Dámela todos los días papi! Quiero ser tu puta (Murmuraba como gata que daba miedo). Llámame Claudia suegro como a tu hija!!!
La quise tomar otra vez con mis manos y nuevamente me golpeo con una cachetada. Sin tocársela me la paso por toda la cara como queriendo desmaquillarme con ese fierro tan caliente y de rico olor. Yo estaba a mil, simplemente me deje llevar por mi feminidad, la que tenía que ocultar gran parte de los días, la que me afloraba cada vez que veía como mi esposa se vestía, más que cuando se desvestía. Yo quería ser como ella, fina y sexy, linda y coqueta. Quería tener sus senos en verdad y que un macho me los mamara hasta pararme los pezones. Siempre me calentó ver a mi esposa con la ropita que yo mismo le compraba y le tomaba prestada, ya fuera para fantasear al masturbarme o para verme con alguien en un motel.
Memo me agarro de la cabeza y me metió la punta de de su verga…
El – Claudia sabia que eras una putita, siempre lo supe amor, mi niña, Ahhh! Chúpale a tu papa la verga!
Yo lo seguía observando y note que su frente empezó a sudar. El tenía los ojos cerrados mientras me decía esas cosas. Volteé a ver el espejo y no pude dar crédito, era lo mejor que me podía haber pasado transformado, la imagen de su verga apenas en mi boca lindamente pintada… La peluca pelirroja recogida, las argollas colgando y brillando tanto como mi cara brillaba de emoción. La imagen me devolvía la imagen de mi esposa, siiiiii, me encantaba disfrazarme como ella. Tanto esmero en la práctica del travestismo había conseguido que cada vez que me disfrazaba de nena me pareciera a ella.
El me metía y sacaba la cabeza de su verga con delicadeza y a la vez con firmeza. Poco a poco conseguía meterla mas y mas profundo. Yo empecé a moverme en la orilla de la cama como si estuviera meciéndome lentamente, prácticamente estaba masturbándome con mi propia verga entre mis nalgas y cada minuto que pasamos así, sin mediar palabras, me hacía sentir la hembra que soñaba en ser, empezaba a sentir que mi orgasmo se aproximaba.
Metiéndome la verga hasta la garganta, mi suegro me insultaba de manera escandalosa, nunca lo hubiera imaginado, y es que en realidad nunca lo esperé, pero eso justamente era lo que me prendía, que me tratara como tal vez nunca había tratado a su esposa… Yo empecé todo, yo le pedí que me diera el nombre de su hija mientras me tomaba como a una puta. Y el sabedor de que me tenía en el delirio me pidió que le tocara y masajeara el ano, cosa que me extraño pero que no pude dejar de hacer. Yo me movía cada vez mas y mas sobre mi oculto pene, y el sacando y metiendo su verga cada vez más veloz aunque no tan profundo. Termino por sacármela de la boca y sucedió lo inesperado, me beso con pasión por unos dos minutos mientras se tocaba la verga como loco, y al mismo tiempo me decía:
El – Que rico mamas amor. Te voy a hacer mi puta cada vez que yo quiera. Te gustaría yerno?
Yo – Dime Claudiaaagh… Si quiero ser tu puta una y otra vez.
Nuestras palabras salían entrecortadas por ese beso con ardor que nos estábamos dando; finalmente yo también me deje hacer por completo lo que él quería y que de verdad yo disfrutaba.
El – aagghh! Agarra mi verga y mastúrbala rápido que ya me vengo.
Mi sueño de ese momento. La tome con mi mano libre y temblorosa, mis uñas postizas se veían excitantes apretando la verga de mi hombre. Sentí su calor y dureza. Se la empecé a jalar con mucha velocidad. Qué bien me sentía al hacer eso. Estaba dispuesto a hacer que no me dejara ya nunca, que quisiera repetir la cogida que me había dado. Quería vestirme con la ropa de sus mujeres tanto como fuera posible y que el disfrutara de mi parte femenina. Quería que por cada cogida que le propinara a su hija él me diera otra.
Mi pene termino de endurecerse tanto como podía mientras aceleraba al máximo mis movimientos… Sentía entre mis nalgas la humedad de los líquidos y restos de semen que habían salido de mi ano. Estaba mareado disfrutando de lo que hacía. En ese momento este macho saco lo más perverso de mí… Me convertí en una perra, una puta, una adultera una guarra que le estaba quitando las ganas al marido de otra, otra que no era cualquier hembra, sino que era mi suegra, una mujer bella y agradable.
El – Meee vengooo! Claudiaaagh! Tomalo zorra! Puta barata!
Sin introducirla, me lleve su verga brillosa a mi boca abierta y la lengua ligeramente de fuera. Lo mire a sus ojos, pero sobre el espejo… Era un cuadro espectacular.
Yo – Siii Guillermo! Damelooo Damelooo papi! Dameloo amor!
Apreté un poco más fuerte el esfínter de mi querido suegro. Unas gotitas humedecieron mi mano y supe que se estaba viniendo… Cinco chorros salieron disparados sobre mi lengua y cara. La cantidad de semen que me golpeo era de película. El espejo me devolvía una imagen por de mas viciosa… Su semen en mi cara, escurriendo por las comisuras de mi boca, cayendo por sobre mis tetas postizas, manchando la ropa y ligeramente las medias, soñando que era yo su propia esposa con las manos manchadas de su semen.
Quite la mano del esfínter de mi hombre y me la puse en mis postizos para sentir lo suave de su textura, muy similar a unas tetas de verdad… El encaje que los sostenía se podía percibir vívidamente. Me volví a meter la verga a la boca y meciéndome y apretando mi pene entre mis nalgas y la cama:
Yo – Aaaaaaaaaaghhh! Uuummhmh! Paaappiiiii! Memooogghh! Me vengoooo! Aaaayyyyyhhh! Guillermooo!
El – Siiii putaaa eso es lo que querías, cerda viciosaaa!
Y sello nuestro orgasmo con un nuevo beso, no sin antes quitar con sus dedos remanente de su lefada. Descansamos, nos bañamos por separado y me pidió que durmiera con el pero enfundado en una linda combinación de baby doll con tanguita color rosado claro y de mucho encaje y listón. La peluca la solté y me perfume. Me abrazo y pidió que al siguiente día me vistiera con algo más fresco y casero, que quería verme hacer el desayuno y lavar la ropa manchada. Y también aprovecharía para lavar toda la ropa de casa.
Cerré los ojos y muy cansado empecé a divagar que me había convertido en su nuevo juguete y a su vez el mío. Lo mejor… Tenía dos días más para que me diera todo lo que él quisiera. Ya habría tiempo de que satisficiera mis caprichos. El es rico y podría cumplir una que otra fantasía mía. De vez en cuando… Solo así.
susansexytv@hotmail.com
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