De voyeur a heterocurioso
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde hace ya algún tiempo descubrí el gusto de salir de noche en mi vehículo para apreciar a las chicas de la noche que se encuentran en las calles, desde una vez que me dirigía de regreso a mi casa y pase por una zona donde suelen ponerse a trabajar y esperar quien las levante, entonces aprovecho cuando estoy fuera hasta tarde para hacer esas rondas o simplemente, cuando estoy muy caliente, salgo a medianoche solo a verlas.
Al principio sólo buscaba zonas donde hay mujeres, pero una vez pase por donde estaban unos transexuales y me llamó la atención la forma en la que estaban vestidas, vestidos diminutos, minifaldas, tops o hasta incluso algunas en sujetador. Dejaban ver lo bien formados de sus cuerpos, me dio morbo el que enseñaran mucha carne, así que la siguiente vez que salí me di una vuelta a verlas nuevamente, y así poco a poco fui tomando gusto por estas chicas. No dejaba de ver mujeres, pero ahora había adquirido un nuevo gusto: ver prostitutas transexuales.
Siempre fue mi mayor gusto salir sólo a ver, pero algunas veces, cuando estaba bastante caliente, contrataba alguna chica para que me hicieran un oral. Nos íbamos a algún callejón oscuro y ahí mismo dentro del vehículo bajaba mis pantalones y comenzaba a mamarme la verga mientras yo tocaba su culo, tetas y a veces hasta le metía los dedos para masturbarla. Algunas veces hasta llegue a penetrarlas siempre dentro del vehículo en la calle.
Me encantaba salir a ver y poco a poco se hicieron más frecuentes las mamadas, pero no dejaba de darme inquietud las chicas tans, pero lo más que hacia era detenerme, preguntar por el servicio y en lo que me explicaban el trato yo apreciaba más de cerca esos hermosos cuerpos que exibian, algunas vece con faldas que dejaban a vista media nalga o directamente solo con hilo dental, me encantaba ver y adivinar en que posición ocultaban sus vergas para que no se les notara el bulto, luego de eso les decía que en otra ocasión y seguía mi camino.
Tanto con mujeres como con las trans, desarrolle algún tipo de "amistad" por así decirlo, ya que se generó la suficiente confianza para detenerme a platicar un momento con ellas, siempre insistiendome que fuéramos a algún motel o a algún lugar oscuro por lo menos por una mamada y fue así como llegue a tener confianza con una trans que me llevó a cruzar esa línea que era todavía tabú para mi.
Un día que andaba particularmente caliente y que no encontré a ninguna de las mujeres con las que solía desahogarme sexualmente, llegue donde esta chica trans, y después de platicar un rato termine accediendo a sus peticiones y nos fuimos a un callejón a que me practicara un oral.
Al igual que con las mujeres, comencé a meterle mano, al principio acariciaba su culo y buscaba sus grandes tetas siliconeadas. Después de hacerme un riquísimo sexo oral, como yo no había acabado, saco un preservativo y me lo puso, se movió el hilo a un lado, sin quitárselo, y se subió sobre mi para que la penetrara, hizo acrobacias dentro del carro para que quedáramos en una posición cómoda y comienza a cabalgar. No tarde mucho en acabar, fue un orgasmo magnífico. Al escuchar mis gemidos de gusto comenzó a apretar el esfínter, apretando así mi verga que se encontraba todavía dentro de su culo. Sentía que hasta veía luces de tanto placer.
Después de hacerme terminar me dijo que ella también quería acabar, entonces saco su miembro y comenzó a masturbarse. Tenía una verga grande y gruesa de aproximadamente 20 o 22 centímetros, no pude evitar sentir curiosidad y me dejé llevar. Todavía con pena comencé a tocarle la cabeza a esa hermosa vergota que tenía frente a mis ojos, ella dejó de masturbarse y entonces comencé a tocarla toda, desde la cabeza hasta la base y acariciaba también sus testículos, luego procedí a seguirla masturbando.
De repente me dice "la queres besar?, sin miedo, podes mamármela si queres". A ese momento yo ya estaba tan caliente que no dude en meterla a mi boca, comencé a besar y lamer la cabeza, después fui metiendo todo su tronco a mi boca y cuando ya no cupo lo deslice por mi garganta (recordando las técnicas que leí una vez para que las chicas le hicieran un fabuloso oral a sus chicos). Ella gemía de placer y yo me sentía toda una puta mamando ese gran miembro como que si fuera un experto.
A mitad de la mamada me dice que pare, entonces se reacomoda en el asiento del copiloto levantando sus piernas y apoyándolas contra el techo del vehículo y dejándome expuesto su culito, entonces me dijo que se lo chupara, a lo que sin pensarlo obedecí. Me decía que con las manos le abriera bien el culo y que le metiera mi lengua, le abrí el culo pero solo pasaba mi lengua por el exterior del ano, no la metía. Ella continuó masturbandose mientras yo le hacía el beso negro hasta que comenzó a gemir y terminó. Nos limpiamos, le pagué y regresamos a donde la había ido a recoger, de camino me dijo que ella también lo había disfrutado y que me esperaba para repetirlo, pero que fuéramos a un motel para que ella también pudiera penetrarme, a lo que le dije que no estaba seguro porque nunca había pensado en que alguien me penetrara y que además su pene era muy grande y mi culito estaba sin estrenar, ella me dijo que tenía lubricante especial para eso y que lo pensara.
Luego de ese día, siempre que pasaba donde estaba me insistía en que fuéramos a tener sexo, que me prometía que lo iba a hacer suave para que no me doliera mucho. Hasta la fecha no me he animado pero si hemos repetido varias veces la experiencia, aunque ahora soy yo quien le mama su hermosa y grande vergota.
Espero que les guste el relato y que no se hayan aburrido. Otro día quizá me anime a contar otra historia y cuando me anime a que me de por el culo sin duda lo contaré por aquí.
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