Deliciosa experiencia como puta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No aguantaba las ganas de vestirme de mujer y que algún macho morboso me tratara como hembra, así que fui al centro de la ciudad y tome en arriendo una habitación de motel.
Me desvestí y depilé mi cuerpo por completo, incluyendo la zona púbica y anal.
Me hice un lavado rectal introduciéndome agua con una jeringa, luego la expulsaba.
Ésto lo repetí hasta que el agua salía completamente limpia, pues quería tener el recto completamente limpio por si algún macho me penetraba.
Luego asearme por completo, humecté todo mi cuerpo y piernas con una crema con delicioso aroma de mujer.
Me puse un mini-vestido rojo, cuya falda era tan corta que apenas me cubría las nalgas.
Ya había pasado como 1 hora cuando empece el ritual del maquillaje; Primero la base para piel morena clara, luego el rubor, delineador, pestañina y sombra color rosa para los ojos, labial rojo, peluca de pelo natural a los hombros, aretes grandes con piedras rojas para que hiciera juego con el color rojo de mi labial.
Fijé mi pelo a los lados por encima de mis orejas para mostrar mis lindos aretes que fijé en mis lóbulos de las orejas atravesándolos yo misma sin anestesia, lo cual me excito mucho.
Para fijar mi pelo utilicé lindas pinzas en forma de corbatín color rojo.
Finalmente me puse unas lindas sandalias rojas de tacón alto de 11 cm para mostrar mis lindas uñas pintadas de rojo, del mismo color de mis tacones.
Al verme al espejo me parecía que veía a una linda y sensual chica vestida de rojo, me veía muy hermosa o al menos eso era lo que creía.
Esperaba que los hombres en la calle me vieran bien bonita y fueran atrevidos.
Sin embargo cuando pensé en salir de aquella habitación, sentía que el corazón se me quería salir, pues estaba muy excitada pero también muy nerviosa por lo que pudiera pasar y además, porque al ingresar al motel lo hice como chico y me daba pena que después me vieran como chica, pero la pena incrementaba aun mas mi morbo y excitación.
A pesar de la pena, quería que me vieran como mujer, en minifalda y tacones.
Cuando al fin me atreví a salir, al principio caminé tratando de no hacer ruido con los tacones, lo cual era difícil porque eran muy altos, luego cuando estaba como a 5 m de la recepción, comencé a caminar como una sensual y coqueta mujer.
En recepción se sorprendieron y me preguntaron de donde había salido y yo dije que era de la 210 y uno de los tipos de la recepción responde "vaya, imposible reconocerte, pero como mujer te vez muy bien" y le dije "gracias, me abres la puerta por favor? Me abren la puerta y salgo a la calle.
Ya eran como las 10 pm; me tarde 4 horas en feminizarme, pues había llegado a las 6 pm.
Comencé entonces a caminar en la calle lo mas femeninamente posible, pero sin exagerar.
Mis tacones retumbaban en el silencio de la calle, la cual estaba solitaria y me dirigí a una zona mas concurrida, pues quería que me vieran como mujer, o mejor, como puta.
Me sentía como una linda puta, pero estaba muy nerviosa y muy excitada.
Parecía una puta caminando sin rumbo de un lado a otro.
Cuando me cansaba, buscaba un lugar para sentarme cruzando las piernas coquetamente.
Algunos hombres que pasaban junto a mí me decían cosas bonitas pero también vulgares y morbosas, lo cual me excitaba muchísimo.
De repente, alguien me sorprende sentándose a mi lado; Yo lo miré asustada, no sabía qué hacer, mientras él se sacaba rápidamente la verga bien dura, preguntándome ¿te gusta que te rompan el culo? Yo aturdida por la sorpresa, no sé porque, pero dije que sí.
Y el sin más, me tomo del tobillo derecho, me levantó la pierna, se hecho saliva en la verga y me clavó bruscamente empujando con mucha fuerza.
Sentí un terrible dolor, sentía que me desgarraba el ano, que me partía en dos, sentí escalofrío, gimiendo por el dolor le pedí que me la sacara, que se detuviera, pero a él no le importó, me penetraba bruscamente hasta el fondo y luego me la sacaba toda, como si quisiera romperme.
Trate de retirarme de él, pero cada vez que lo hacía me daba una fuerte nalgada y me gritaba amenazante “Cállate perra o te rompo el culo con un palo”.
Por miedo me quedé quieta, sentía que me estaba rompiendo el ano, sentía mucho dolor, las penetraciones eran hasta el fondo, bruscas, profundas.
Rato después el dolor se disipaba transformándose en placer, infinito placer.
Ya no le pedía que se detuviera, mas bien le suplicaba que me clavara sin compación, le pedía que me rompiera el ano.
Por fin después de un buen rato sentí la frecuencia de sus espasmos y cómo me inundaba el culo de semen.
Al final fue muy delicioso, que ese hombre desconocido me tomara como un objeto sexual y me hiciera suya, me hiciera sentir como mujer.
Se quedó un buen rato dentro de mí, abrazándome.
Nos quedamos así como 45 minutos y luego sentía como nuevamente su verga se iba endureciendo dentro de mí, repitiendo la faena una vez mas.
Estaba amaneciendo y ese desconocido me posee una vez mas.
Fue una velada deliciosa, me hicieron sentir como mujer, como puta, perra y esclava a la vez.
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