Desvirgada a los 19 años por mi jefe
Incluso en la universidad yo seguía siendo delgado, pero nalgón, no me crecía vello facial y tenía algo de ginecomastia (senos pequeños)… Me puse la tanguita, las medias que llegaban hasta más arriba de medio muslo, el vestido negro….
Hola, mi nombre de chica es Mariuxi. Les voy a contar mi primera vez con un hombre.
Ingresé a la universidad en la carrera de ingeniería. Me desenvolvía muy bien en inglés, uso de Excel y técnicas estadísticas. Un día un profesor me preguntó si quería trabajar en las vacaciones en la empresa de su hermano. Obviamente acepté, estando en los primeros años de universidad es emocionante aplicar los conocimiento en un trabajo. Me dijo que el trabajo es en otra ciudad, pero podía quedarme en casa de sus padres para ahorrarme el hospedaje. Hablé con mis padres y se mostraron emocionados.
Yo era el típico nerd tímido, hablaba lo necesario y sacaba buenas notas. Desde el colegio me acomplejaba porque mi cuerpo no terminaba de masculinizarse. Incluso en la universidad yo seguía siendo delgado, pero nalgón, no me crecía vello facial y tenía algo de ginecomastia (senos pequeños). Usaba lentes grandes, el cabello en la frente y ropa ancha para aparentar ser un joven un rockero.
Pero en secreto, cuando nadie me veía, cuando la casa quedaba solo para mí, yo explotaba mi falta de masculinidad. Empezó como un juego en donde posaba como chica frente al espejo para parecerme a las influencers de redes sociales. A veces usaba labial acompañado de peinados femeninos. Más adelante, hurgando en las cosas de mi mamá encontré un juego de lencería color morado: tanga, portaligas, medias, sostén y guantes. Me puse todo y tuve una erección tan dura que mi pene palpitaba y no podía dejar de admirarme en el espejo. Recuerdo que grabé vídeos con mi teléfono en varias posiciones sobre la cama, sofá, mesa, suelo… y en la noche me masturbaba viéndolos. Obviamente usaba esas prendas luego de bañarme y dejaba todo exactamente como lo encontré.
Regresando a mi experiencia laboral, me hospedé en casa de los padres de mi profesor y empecé a trabajar en las oficinas de un edificio. El ambiente era agradable y me trataban como el niño del lugar. El trabajo era tan fácil para mí que no podía creer que me pagaran por aquello. Eran alrededor de 25 personas trabajando entre los cuales identifiqué a una mujer transexual, Mariela. Un día ella se acercó y me dijo: «hola mi niño, te cuento el personal glbtiq de la empresa va a organizar un fiestita el jueves de noche, si te interesa o quieres traer a tu pareja son bienvenidos». Me quedé en silencio pensando que ella asumió que yo era gay. Solo alcancé a decir «ok, gracias ahí estaré».
Llegó el jueves y terminó la jornada laboral. Pasé por el centro antes de ir a mi hospedaje y por casualidad vi un maniquí con ropa de mujer del tipo emo: mini vestido negro, medias de malla, zapatos sencillos, pero femeninos. Mi corazón se aceleró y en mi mente surgió un «¿y si voy así a la fiesta glbti?». Me reí y seguí mi camino. Llegué al hospedaje y me probé esas ropitas. Sí, me las compré. Y no solo eso, también compré una tanguita, maquillaje, uñas postizas y una tiara, todo al estilo emo. Guardé todo en mi mochila y me dirigí a la fiesta.
Llegué cerca de las 9 p.m., y solo estaba Mariela y un chico de informática con su pareja hombre. Los saludé y les pedí de favor discreción en el trabajo. Se quedaron extrañados y les dije denme unos minutos. Me metí al baño y me transformé. Me había depilado en casa, entonces sentí ese roce delicioso de las prendas femeninas en mi cuerpo. Me puse la tanguita, las medias que llegaban hasta más arriba de medio muslo, el vestidito negro que dejaba ver el encaje de las medias y algo de mi muslo, me pegué las uñas postizas, acomodé todo mi cabello hacia la izquierda usando gel fijador y dejando que el cabello cubra algo uno de mis ojos, me puse la tiara, labial, rubor y accesorios baratos que encontré en el centro como pulseritas y un collar con un corazón negro que descansaba en la unión de mis clavículas. Salí del baño y mis compañeros gritaron de la emoción. Mariela me dijo que estaba hermosa y que esté tranquila que lo que pasa en la fiesta se queda en la fiesta. También me pidió permiso para retocar mi maquillaje. Me puso sombra y delineó mis ojos. Yo me sentía hermosa.
Empezó a llegar más gente, pero no tanta éramos 6 trabajadores de la empresa y 5 invitados. Había una TV grande pasando vídeos musicales relacionados con la temática gay y todos bailábamos como fuese fin de año. Yo me sentía super a gusto, pero bailaba con algo de timidez a pesar de los tragos que ya tenía en la cabeza. Nos sentamos a comer y Mariela me contaba como ella empezó, el asunto de las hormonas, la aceptación en el trabajo, etc. De repente entran dos bailarines, una mujer espectacular muy sexy y hombre semi desnudo musculoso. Hacían un espectáculo doble de striptease. En uno de los bailes el hombre me hizo levantar y me cargó como si fuese una muñeca de trapo haciendo movimientos sexuales mientras yo trababa de no arruinar mi peinado. Me acostó en el suelo y frotó su pene erecto por mi cuerpo en medio de las risas de los que estaban viendo. En un instante, como 1 segundo, estaba encima mío bailando en posición de 69 y sentí su pene en mi boca, no sé cómo pasó pero abrí mi boca y lo apreté con mis labios succionando e inmediatamente tapándome la boca entre risas.
El hombre se levantó y fue por otra víctima. Por mi parte, me levanté y fui baño y mientras caminaba sentí un sabor salado en mis labios. Verme en el espejo maquillada, con ropa de mujer, sexy, y el haber chupado un pene me calentó tanto que me metí a un cubículo del baño a masturbarme. El orgasmo llegó en menos de 1 minuto y me quedé ahí respirando profundamente hasta que bajó la erección y salí nuevamente. Me acomodé la ropa y el cabello, y salí. Afuera estaba el hombre musculoso y me abrazó por la cintura, me llevó a un sofá y me hizo sentar en piernas. Yo estaba nerviosa por la situación y el orgasmo previo. Del suelo tomó una copa y me la dio, tomó otra para él y me dijo «salud por la libertad sexual» brindamos y cuando terminé la copa, me empezó a besar apasionadamente. Yo nunca había besado nadie, ni mujer ni hombre y menos así. El beso me calentó, pero me asustó también. Me puse de pie, me sentía mareada y veía a todos riendo y bailando. Se escuchaba «huye que el macho te come». Por lo que entendí, el hombre musculoso trataba de bailar conmigo y besarme y yo le huía, pero todo era tan confuso de momentos que solo entendía cuando me sentaba a tomar aire.
Lo último que recuerdo es que fui a buscar mi mochila para cambiarme. pero el hombre musculoso seguía acosándome y continuaba el juego en donde yo huía de sus besos. Estaba pensando eso mientras tenía al lado mío unas escobas, trapeadores y mi mochila entre los brazos. Me puse de pie todavía con algo de mareo y noté que estaba en el cuarto de limpieza, ya era de día. Al parecer me escondí ahí huyendo de ese hombre. Caminé hacia las oficinas y no había nadie, solo habían unas bolsas de basura. Vi la hora y eran las 7 a.m. Me asusté porque a las 8 empieza a llegar el personal. Entonces fui al baño a cambiarme. Mi mochila no habría la cremallera. Mientras forcejaba escuché la voz de mi jefe (el hermano de mi profesor) entrando a las oficinas y hablando por celular y aproximándose al baño. Me metí en un cubículo y me quedé ahí en silencio. Escuché como orinó, se lavó las manos y salió. ¿Qué hago? pensé. Los nervios me invadían, la mochila no habría y los minutos pasaban. Finalmente me decidí a salir como chica a la calle y afuera iba entrar a un baño público para cambiarme. Debía salir en silencio de las oficinas. Me arreglé frente al espejo como pude para no parecer una loca en la calle, solo tuve que acomodar el cabello un poco porque el maquillaje estaba intacto.
Me asomé con cuidado y vi que estaba de pie en su oficina dándome la espalda, las persianas de su oficina estaban abiertas así que podía verlo de afuera hacia adentro. Sali del baño sin dejar de mirar a la oficina cuando de repente choqué con algo. Era mi jefe. Me vio y nos quedamos callados como 1 minuto. Me regresó el habla y dije mi nombre. Me dijo con voz de enojo, pero sin gritar «métete en el baño de mujeres». Estuve en el baño con 10 minutos muerta de nervios. Escuché a través de la puerta, al parecer la persona que vi en la oficina era un técnico de computadoras. Golpeó la puerta y me dijo que vaya a su oficina.
-P-permiso jefe
-Muy bien Mariuxi, ¿dígame qué hace a aquí?
– (¿Mariuxi? Pensé) Perdón jefe, ayer en la fiesta algo me cayó mal y me quedé dormido
-Se dice «dormida», usted es una señorita.
-Perdón, dormida.
-Ok, estoy enojado. Si el técnico la veía iba a pensar que yo ando trayendo prostitutas a la oficina.
-Perdón jefe.
Caminó a mi alrededor y estando atrás levantó el vestido: «Uuuff ricas nalgas», dijo. Me lo acomodé y lo miré con cara de avergonzada.
-Perdón jefe, me voy a cambiar por favor no le diga a nadie.
-Así que esto solo lo sabe el grupito glbtiq.
-Si
-Pues en mi empresa no hay secretos, aquí todos se van a enterar que tenemos una señorita.
-No, por favor, se lo suplico.
-Ok, pero quiero una mamada.
Me quedé en shock. ¿Cómo que una mamada? No podía creer que el hermano de mi profesor me estaba pidiendo eso. Pensaba todo eso mirando al suelo.
-Cierra los ojos.
Se acercó y me comió la boca a besos mientras manoseaba y apretaba mis nalgas. Yo tenía las manos hacia los lados sin saber qué hacer y tratando de evitar tocarlo. Se separó de mí y le vi el bulto estirado en el pantalón.
-Ya lo viste sácalo.
Me acerqué con cuidado. Con las manos temblando baje el cierre, metí la mano, bajé un poco el boxer y saqué su pene semi erecto.
-De rodillas
Me arrodille y tomó mi cabeza dirigiéndola a su miembro. Cerré mis ojos y sentí como mi boca se iba llenando de su pene cada vez más duro.
-Mariuxi míreme a los ojos.
Alcé la mirada.
-Muy bien, me recuerdas a mi novia del colegio, Mariuxi. Sigue mamando.
No sabía cómo hacer sexo oral apropiadamente, solo trataba de recordar películas porno. Mientras seguía chupando su pene miraba hacia los lados con miedo que alguien nos viera.
-¿Qué buscas Mariuxi?
-Nos van a ver jefe.
Soltó una risa. Me hizo poner de pie y me bajó la cremallera de mi vestido dejándolo caer.
-Ok Mariuxi, ¿Qué quiere hacer?
Caminé hacia la puerta muy avergonzada ya que solo tenía la tanga y medias. Cerré la puerta y las persianas para que no se vea de afuera hacia adentro. Me giré y me vio el pecho.
-¿Señorita y esas tetas?
-Es ginecomastia jefe.
-Gineco… nada, son tetas. Eres toda una mujercita y con una nalgas deliciosas.
Me tomó de la mano y me hizo agachar en el escritorio. Al final quedé con la piernas estiradas y los pies apoyados en el suelo y mi abdomen y pecho apoyados en el escritorio. Se puso detrás de mí y empezó a frotar su pene entre mis nalgas.
-No jefe, por favor.
-Cállese Mariuxi.
Caminó hacia el otro lado, puso se pene en mi boca y y empezó a meter y sacarlo. Su respiración se hacía cada vez más fuerte. Caminó otra vez hasta estar detrás de mí.
-Ábrete las nalgas.
-No jefecito, por favor.
-Ábrete las nalgas Mariuxi.
Las abrí con mis manos. Sentí como hizo a un lado la tira de la tanguita y puso su pene en mi ano. Empujó un poco y sentí un dolor similar a una punzada.
-Duele jefe.
Dejó de empujar y empezó a gemir, agarrándome de la cintura y dándome nalgadas.
-Qué rica nalgas Mariuxi, vas a quedar bien preñada de mí.
Sentí tibio adentró y entendí que estaba eyaculando dentro de mí. Sacó su pene y lo limpió en mis nalgas. Acomodó mi tanga también.
-Ponte el vestido.
Me puse el vestido y me ayudó con la cremallera.
-Ándate.
-Voy a…
-Sal ahora del edificio. Aquí no ha pasado nada. ¿Ok?
-Ok jefe.
-Por cierto, hoy es feriado y solo vine a revisar unas cosas.
Mientras él se reía yo me sentía excitada y confundida. Tomé mi mochila y salí de las oficinas. Bajé por las escaleras y salí a la calle. Para mi tranquilidad había poca gente. Busqué un baño público y entré. Por fin pude abrir la mochila, cambiarme de ropa y lavarme el rostro. Cuando me saqué la tanga noté que estaba empapada de semen. Me senté en baño y pujé un poco dejando salir el resto de semen. La situación me calentó tanto que me masturbé ahí mismo antes de salir hacia el hospedaje.
Woau que emocion , delicioso relato
me gusto