Doncella Todo Servicio 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Doña Roxana lucìa hermosa,de sombrero con cinta tricolor,ajustada chaquetilla negra,traslùcida blusa blanca con flecos,falda negra larga con tajo a los lados con vuelos(por donde asomaban sus contorneadas piernas) y botas caña alta con tacòn.
No solo la patrona de fundo,estrenaba tenida diesiochera,tambièn las chinas(doncellas campesinas).Llevaba encintadas trenzas negras,escotado mini vestido floreado de pollera tableada,delantal de cintura,zapatos negros de vestir con taco aguja y pañuelo bordado para bailar cueca.
Don Beto se veìa encachado;aperado con sombrero huaso,manta al hombro y botas con espuelas.Entonces, el patròn me tomò del brazo,para llevarme al cerco a bailar,un piè de nuestro baile nacional.
Al son de una diesiochera tonada y alentados por el tañeo de palmas de los presentes;comencè a moverme con sensual gracia,entre vuelta y ruedo,levantaba de una esquina la pollera y enseñaba el torneado muslo.En tanto que don Beto,me arrinconaba cual collera en rodeo;le guiñaba un ojo y sonriente bamboleaba lospechos al compàs del zapatèo y toda coqueta abanicaba el pañuelo en mi abochornado rostro.
Luego de los esquinzos de cueca,nos dieron a beber un trago de chicha en cacho;en cuyo final del cuerno,me esperaba una pepita estimulante.Mientras preparaban el asado,el patròn me tomò por la cintura y sin dejar de batir el merengue en un bolo pal`postre;lo acompañè a los parronales,en donde me presentarìa al capataz del predio y a su peculiar mascota guardiàn.
Allì nos aguardaba el campesino Francisco,quièn al saludarlo de beso en la mejilla,corrì el òsculo hacia sus labios.Ofrecièndome un racimo de uvas del canasto;toda frìvola,le coloqué unos gajos dentro de la boca a don Beto,los que luego me escupiò pìcaramente y traguè mascàndolos con lascivia.
Rápidamente se me acabò lo aniñada y empecè a temblar refugiada en los brazos del patrón;al ver que sigilosamente se acercaba a olfatearme las piernas,un perrazo mezcla de pastor alemàn con gràn danés.
Por suerte,el can estaba entrenado por el huasamaco;colocàndose en dos patas,comenzò a gimotearme,a mover la cola y a parar su peludo pilín.Entonces,don Beto me aconsejò,que fuera amistosa con la mascota;consintiendo en recogerme el vestido e irme agachando,mientras el perro iba bajàndome la tanga al tironearla de una esquina con el hocico.
Màs relajada y ante el entusiasmo de los huasos,me coloquè a gatas con el pompi parado,el patròn separò mis nalgas y el capataz se puso a vertirme el merengue en el recto,dilatándolo con el mezquino.
Así fué que el cán,comenzò a languetearme el culo,provocándome deliciosas cosquillas;para luego ser dirigido por su dueño y terminar encaramado sobre mis posaderas,punceteàndome el pegajoso esfìnter,en tanto yo,literalmente,ladraba de placer.
Tras aquel zoofílico coito,don Beto me designó : "china de compañía";yendo gustosa con el capataz a la fonda para los campesinos de la viña.
Allí me presenté,de piquito en los labios a cada uno de los ladinos huasitos y cahanceras criollitas;quienes se encontraban bajo el influjo de tanto brindis.
La madurona Meche y la voluminosa Paty,me convidaron a sentarme entre ellas dos;observando que la banca,tenìa un agujero al medio,en donde yacìa incrustada una coronta de choclo parada.
Todas risueñas,las campesinas se recogieron las polleras y mostraron los culos ensartados en sus correspondientes mazorcas.Animada al contemplar,como les manoseaban las chorreantes pelambreras sus respectivos compañeros;procedì toda chocha a chantar el traste sobre la coronta embadurnada con mostaza.
Quedando abochornada con el rico picor,que me producìa el aderezo en el intestino;las chinas me desafiaron a que les mostrara,si eran ciertos los rumores de que era una autèntica cochina.
Aceptè encantada y enseguida me colocaron a la mesa,un plato hondo rebozante,con la molienda del pastel de choclo,proveniente del regurgitamiento de los comensales.
Estimulada por las juguetonas manos de las campesinas en mi pilín y la colocada de servilleta en el escote por parte del capataz,quién de paso me masajeó los senos;empecè a tragar de a cucharonadas la mazamorra y a beber de a sorbos el amarillo líquido del vaso,recolectado por los úricos huasos.
Tras almorzar,los campechanos me condujeron al establo,donde tenian un equino sujeto de cada pata y cuyo descomunal miembro,serìa mi postre.Temerosa,gateé por entremedio de las extremidades del jamelgo,hasta rozar los labios contra su pegoso,grueso y palpitante glande.
Incentivada por las chinas,quienes aseguraban que el falo de caballo sabìa a salame;abrì bien grande la boca y empecè a chupar.Ante la alentada del gentío,de pronto el equino relinchò y su puntal de carne casi me ahoga,al inundarme la garganta y nariz,literalmente,de yogurt sabor a queso grüllere.
Durante el trayecto de regreso a la fonda,los huasos organizaron una carrera de carretillas humanas con lasa chinas.Avanzando con las palmas de las manos,el capataz me dirigìa al tomarme de cada pierna,abiertas en compás; en tanto èl,llevaba la verga metida en mi ano,al igual que como a las demás.
Como llegué última y debía pasar la noche con los patrones,tendría que cumplir mi penitencia al otro día.
En el desayuno del día siguiente,literalmente,me saquè el calzón,para usarlo como pañuelo durante el pie de cueca correspondiente.A la hora de almuerzo,me presentè ante los campesinos:luciendo un peinado tipo permanente con tubos onduladores,maquillada cual callejera,sostén de encaje push-up,delantal de cintura,medias nylon con velcro y chalas con terraplén.
Tras enseñarle a las chinas,que me faltaban dedos de las manos,para colocarme los anillos que me habian obsequiado los gentleman que encularon conmigo;el capataz junto a dos huasitos,me llevaron en andas para recolectar brevas de una higuera.
Arrimada en una escalera,empinaba el desnudo culo,mientras alcanzaba los frutos:al tiempo que dos campechanos,acariciaban mis muslos y me besuqueaban las nalgas.Tiritando de placer,retrocedí meneando las caderas,en tanto me iban abriendo los glúteos y escupian en mi ano,que hacía pucheros por ser penetrado.
Asì fuè que;terminé sentadita en el regazo del maceteado Juanito;quién me hacia caballito al culearme; mientras toda mañosa,comìa brevas sin pelar del canasto.
Tras acabar penetrada en dùo por Francisco y el sub capataz;me vinieron ganas de obrar.Entonces las campesinas,me tendieron de espalda en una batea,colocàndome las piernas al hombro y los brazos detrás de la nuca,con las muñecas y los tobillos amarrados entre si.
Finalmente,me anudaron el mandil de cintura al cuello,cual servilleta y al escuchar que sería un w.c.humano;solté toda sonriente de excitación,la diarrea,ante los aplausos de la muchedumbre.
Así,les demostré,ser la china Chilena más cochina,sacando un orgasmo con cada macho que se orinaba en mi boca o ano y con las féminas que me bañaban en chocolate amargo.
Continuará…
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