Algunas les gusta sentirse putas, otras vamos un poco más allá.
Hola, quisiera contar sobre una vez muy… especial… cuando realmente me sentí una puta.
Antes que nada soy Mayra Andrea, soy travesti de closet, mi nombre real no es importante. Soy delgada, creo que bonita cuando me maquillo, y tengo un cuerpo muy bonito, me siento especialmente orgullosa de mis nalguitas. Deben saber que me gustan cosas un tanto extrañas que iré contando.
Esta vez en particular había quedado con un chico, habíamos hablado de lo que yo quería y él me dijo que le gustaba ser muy dominante, pero aún así tenía esta fantasía desde hace tanto que quería cumplirla al pie de la letra, según lo había imaginado. Él se llamaba Leo, y era delgado pero algo marcado, y tenía un pene hermoso y bastante grande, quizás unos 19cm.
Quedamos en un motel, llegué antes para prepararme, me bañé y comencé a vestirme, me puse una pequeña tanga, de esas que apenas tiene un triangulo atrás, unas medias de red, que dejaban un espacio por el que se asomaba mi culo, y encima un short de imitación piel, que dejaba ver la punta de mis nalgas. Un brassiere negro con algo de encaje, y una blusa corta con encaje y casi transparente. Me maquillé lo mejor que pude (no es mi fuerte) y lo esperé intentando distraerme, estaba muy nerviosa.
Por fin me llegó un mensaje, «ya llegué», me hablaron desde el lobby del motel para preguntar si esperaba a alguien, les dije que sí y colgué. Corrí a la puerta, tenía el corazón a mil, la boca seca y estaba taaan nerviosa. Sin embargo, sabía qué quería y tenía que hacer. Abrí la puerta, dejando a penas entrecerrado y me puse empinada con el culo hacia la puerta, lo primero que vería sería mi culo. Escuché el sonido del elevador, luego nada, y luego la puerta, luego un «wow», pasó junto a mi, acariciando mi rayita con un par de dedos de forma muy suave y continuó hasta el sillón, lo sentí pasar, lo escuché sentarse y me dijo «ven acá».
Fui gateando como la puta que iba a ser el resto del día. Llegué donde estaba y lo vi desde el suelo, no decía nada entonces inicié yo. Le dije:
MA: Que guapo estás. ¿Te puedo pedir algo?, en un momento podrás hacerme lo que quieras, pero ¿podría decirte qué quiero? te prometo que te va a gustar.
L: ¿Qué quieres?
MA: Fui gateando hasta una mesa y tomé un papel, regresé de la misma forma y comencé a leer.
Sólo te pido que hagas lo que acordamos, hazme sufrir, hazme suplicar y humillarme, ¡humíllame! no quiero que sea violento, quiero que me degrade y me rebaje. Una mezcla entre cariño y desprecio.
Él sólo sonrió levemente y me dijo que sí con la cabeza, ya habíamos repasado esto varias veces, sabía exactamente lo que quería hacer y estaba dispuesto. Se quitó la camisa y se desabrochó el pantalón, no traía nada abajo, se quitó los zapatos y los arrojó. Yo fui gateando a la cama, siempre gateando, y le dije «cuando digas»
L: Tócate
Comencé a acariciarme el cuerpo sobre la ropa.
L: ¿Los traes?
Señalé junto a él, mientras comenzaba a chupar mis dedos con cara de puta.
L: Quiero verte las nalgas.
Me hinqué sobre la cama y le di la espalda, dejé caer mi cabeza hacía delante quedando de nuevo empinada. Luego me paré, le di la espalda y me subí el short para que se me metiera bien al culo, me acaricié, me di una nalgada y luego me lo bajé muy lentamente, luego lo volví a subir metiéndolo bien en mi cola, así un par de veces hasta que lo dejé caer.
MA: ¿Te gustan mis nalguitas? Son tuyas para que te las cojas como quieras
L: ¡Ofrécete!
Me empiné con el culo hacia él y me abrí las nalgas dejando ver mi ano, lo acariciaba y tomé un aceite lubricante y me lo puse en la cola. Comencé a dedearme con dos dedos.
L: Que rico se te abre, pinche zorra. Pero vas a necesitar abrirte más el ano para recibir mi verga
Me metí dos dedos más y estuve un rato dedeandome , luego me metí ambos índices y me abrí el ano. Leo se rio y me dijo.
L: No puede ser que seas tan puta, menudo pedazo de perra que me voy a coger. Ven acá pinche puta.
Fui gateando y me puse empinada frente a su sillón, me metió un dedo, y luego un buttplug con cabeza en forma de diamante, uno de los objetos que tenía junto a él. Me lo puso y yo pujé levemente. Luego me tomó del brazo, me paró y me volteó, mi pene a penas cabía en la tanga, no porque estuviera erecto, sino porque era muy pequeña, tomó una caja de castidad y me dijo:
L: Me lo vas a pedir
MA: ¿Me la pones? No quiero gozar más que por el culo, y no quiero venirme si tú no lo haces y si no me lo permites. Estoy aquí para ser usada por ti.
Me puso la caja de castidad, y me dio una nalgada. Me hizo que me hincara y se bajó el pantalón, su hermoso pene ya estaba bien erecto y me dijo que la chupara. Me acerqué y comencé a comerla como puta, primero el glande y luego intentaba meterla toda, me tomó la cabeza y yo su mano y la moví más rápido. Me cogió por la boca y me dijo:
L: Es lo único que sabes hacer bien, chupar vergas
Yo asentí con la cabeza y de pronto me la sacó y me la puso frente a la cara, mientras me daba pequeños golpes con su verga dura en mi carita de zorra.
L: Ve a la cama. Ofréceme las nalgas
Le hice caso y me empiné de nuevo mientras movía las nalgas de lado a lado.
L: Suplica por verga
MA: Ya papito, ven por favor, ven a cogerme, por favor métemela y hazme tu puta, quiero ser tu zorra, no soy más que eso, una puta sin dignidad que sólo sirve para que se la cojan.
L: Quiero que todos el hotel se entere que eres una puta y que te van a coger
MA: POR FAVOR, CÓGEME, SOY UNA PUTA, QUIERO VERGA POR EL CULO, HAZME TU PERRA, POR FAVOR YA METEMELA
En ese momento sentí que se ponía frente a mí y me volvía a poner el pene en frente para que lo siguiera chupando. Luego se sentó en la cama y yo me tumbé boca abajo con mi boquita engullendo su verga. Él comenzó a agarrar mi culo mientras lo movía como suplicando por pene. Me sacó el buttplug y me lo metió a la boca, yo lo chupé como paleta saboreando en él mi ano.
L: Que buenas nalguitas de puta tienes
MA: Te las voy a poner como quieras, papito
Después de un rato de mi chupando verga y de él dedeando mi ano, en esa posición, Leo me dijo:
L: Pues ya, ofrece tu ano para que lo penetre
Me encantó oír esas palabras y me puse de perrito poniendo mis nalgas lo más paradas que podía apuntando hacia él. De pronto sentí su lengua dando una gran pasada por toda mi rayita, para luego volver a mi ano a intentar entrar, estuvo así un momento lamiéndome mientras me abría las nalgas hasta que le pedí:
MA: Por favor penétrame, mete tu pene en mí, hazme tu perra, quítame lo que me queda de hombría, perfora mi culo, POR FAVOR CÓGEME, ABREME EL ANO
Por fin, después de tanto suplicar, sentí su pene apoyarse en mi culo y comenzar a abrirse paso. Leo empezó sus movimientos lentos y conforme se iba dilatando mi ano, lo movía cada vez más rápido.
L: Realmente eres una puta, eres una pinche zorra, es para lo único que sirves, para poner las nalgas y recibir vergas. Solo sirves para que te cojan.
MA: Sí, sólo sirvo para que me cojan, lo único que sé hacer bien es chupar vergas, cógeme por favor, hazme tu puta, ¡soy una puta!
Estuvo así un rato cogiéndome de perrito, y luego me la sacó del culo y me la acercó a la boca, me la puso en la cara y yo solita me la volví a comer.
L: ¿A qué sabe?
MA: ¡A puta!
L: Límpiala bien, perra. Está sucia. Saborea tu ano en mi verga.
Me la sacaba de la boca, volvía a penetrarme un poco y de nuevo iba a que la limpiara con mi boca.
Luego quiso abrir las cortinas del cuarto, en realidad no se veía gran cosa, la ventana daba a la entrada de un estacionamiento, pero sí había otros cuartos con la misma vista, por lo que desde otros cuartos podrían vernos. Me apoyé del vidrio y levanté la cola, con las embestidas me fui pegando más, hasta que quedé literalmente embarrada en el vidrio. Yo estaba tranquila, porque pensé que en los otros cuartos estarían en tareas similares a la mía, y no tuvieran ganas de ver por la ventana. Pero entonces, en una ventana frente a mi vi una chica abrir la cortina, yo estaba pujando mucho y supongo que escuchó. Se asomó buscando el origen del ruido y después de voltear un par de veces volteó a verme. Abrió mucho los ojos, y luego hizo una cara de extrañeza y volteó a ver mi pene, supongo que vio que a la puta que se cogían no era exactamente una mujer, y supongo que se le hizo más raro que yo trajera puesta una caja de castidad
MA: ¿Leo? Me están viendo desde el otro cuarto
L: ¿Y? Que vean que eres una puta
Entonces Leo me empujó al piso, se puso junto a la ventana y me clavo la verga en la boca mientras volteaba a ver a la chica de a lado, yo no podía ver, pero como si quisiera demostrar algo, Leo comenzó a cogerme la boca muy duro, yo a penas podía respirar.
Luego me levantó y volvió a mi culo mientras me ponía la cabeza en el vidrio de nuevo.
Voltee a al otro cuarto y la chica seguía viendo, tenía una sonrisa malévola y movía la cabeza de lado a lado, como pensando «vaya puta». Eso me excitó mucho, me sentí más puta que una mujer, una sissy completa. Luego sacó su celular y comenzó a tomar fotos o algo, mientras mandaba audios y escribía cosas, no sé a quién le estaría mandando fotos de la cogida que me estaban dando. Luego vi que la chica volteaba hacía el interior de su cuarto, decía algo y cerraba la cortina.
Leo se cansó de la posición y se fue a la cama, me quedé un momento pegada al vidrio y luego me dijo.
L: Ven puta, vas a cabalgar en mi verga.
Fui y me monté sobre él, viendo su cara.
L: No, perra. Voltéate, quiero ver cómo te entra en la cola
Me puse como quería y empecé a darme sentones, es una de las posiciones que más me gusta, me encanta que me vean el culo, el me daba nalgadas y me decía que más rápido.
MA: Soy una perra, me encanta cabalgar tu verga, soy una puta, SOY UNA PUTA.
Un rato después Leo me empujó para quitarme, me quedé empinada y pensé que me iba a penetrar así, pero entonces llegó el momento que más esperaba, me iba a humillar como quería.
Me tomó del pelo y me arrastró al baño, abrió la puerta y me dijo que entrara. Sabía qué quería que hiciera, y yo me moría por hacerlo, pero quería suplicar.
MA: Por favor no me hagas hacer esto
L: Pídelo
MA: Por favor, no me humilles así
L: Pídelo, perra estúpida.
MA: ¿Me puedes humillar?
L: ¿Cómo?
MA: No, en serio no
L: Pídelo, ¡zorra!
MA: En el baño, quítame lo que me resta de dignidad
Me tomo del pelo y me arrastró hasta el excusado, me puso frente a él y empujó mi cabeza dentro
Me encanta ser humillada así, me siento una perra sin la menor pisca de dignidad. Luego se puso atrás y comenzó a cogerme de nuevo. Siguió así un momento y luego me levantó el culo pero sin sacar mi cara del excusado, así que quedé bien empinadita, mi cara se metía al agua con cada arremetida de su pene, y entonces jaló la cadena lo cual me salpicó toda la cara.
L: Me voy a venir, puta.
MA: Sí, vente usando mi ano, úsame para tu placer, ¡úsame!
Leo comenzó a cogerme de forma salvaje y a decirme
L: Eres una perra estúpida, no tienes dignidad, puta de mierda. Mira dónde estás, vaya zorra más estúpida que eres
Yo lo único que veía eran las paredes del WC y sentía el agua mojarme la frente y parte de la cara. Un hombre estaba por tener un orgasmo usando mi culo y yo tenía la cabeza metida donde los demás orinaban y defecaban, además yo lo había pedido. Sí eso no es ser una perra sin dignidad, no sé qué más pueda serlo.
Leo comenzó a gemir y me dio muy duro y me la metió muy profundo y entonces se detuvo.
L: Sal de ahí, ve a la regadera
Mi humillación no había acabado, fui a gatas y entre a la regadera. Él en algún momento se había puesto un condón y ahora lo tenía en la mano lleno de semen. Me quedé hincada y me puso el pene enfrente, le quite el semen y luego trajo el condón y me lo vació en la boca.
L: Traga mi semen, zorra estúpida. Ahora, ¿quieres que te orine?
MA: Sí, por favor, orínate sobre mi en lo que me masturbo
L: No, perra. Nadie dijo nada de masturbarte
Entonces Leo comenzó a orinarme la cara y el pelo, yo intenté masturbarme porque quería venirme después de ser usada, pero él tenía la llave de mi caja de castidad y no me había permitido tenerla. Leo terminó de orinar y tras un largo suspiro dijo:
L: Bueno, pues nos vemos luego. Que gran perra fuiste. Dejo la llave de tu caja de castidad en el lobby
Luego se vistió, tomó sus cosas y se fue, al principio pensé que estaba jugando, pero luego después de un rato no volvió. Entonces me bañé y desmaquillé y llegó un mensaje de Leo. «Dejé la llave en el lobby, les dije que era de tu caja de castidad y que ibas a pasar a preguntar por ella». Que hijo de puta, pensé. Pero al mismo tiempo me pareció el final perfecto, ni siquiera me dejó eyacular, simplemente vino, me usó y se fue, incluso yo pagué el cuarto. Si quería eyacular iba a tener que seguir humillándome.
Así que bajé, llegué al lobby y pregunté a una de las dos mujeres que había en la recepción.
MA: emm… disculpe, no dejaron algo aquí para mi
Lobby: Tengo dos paquetes, joven. ¿Cuál de ellos es? ¿Sabe qué era?
MA: Una llave
Lobby: Ah… la llave.
Me la dio y no dijo nada, pero cuando caminé de nuevo al elevador, escuché como ambas comenzaban a reírse. Fue de lo más humillante.
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