El día que fracasé como hombre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Al principio no quería aceptarlo pero apenas te pones las primeras medias panties quedas marcada para siempre.
Me sucedió en la pubertad, primero las panties de mi mama, después una truza de mi prima, por ultimo un vestido de mi tía.
Vestidita para chatear con hombres mayores en internet.
Todo esto desde el secreto y solo cuando sabía que iba a quedarme solita.
Esta actividad debió notarse en mi personalidad porque siempre fui tímido y en el 2do año de secundaria empecé a ser objeto de bullying por mi actitud timorata, ademas de que mi físico no ayudaba porque siempre fui delgado y pequeño (160cm.
de altura) y de rasgos femeninos y con el cabello medio largo.
Uno de mis Bullies me decía mariquita y cada vez que podía me manoseaba para después preguntar con insistencia si me gustaba lo que me hacía.
Obviamente me quedaba callado y huía, aunque en el fondo me encantaba la humillación.
Esta dinámica continuó hasta que un día pedí permiso para ir al baño durante clases, al rato me siguió y allí me enseñó su pene, me preguntó si me gustaba y quedé callado hipnotizado por su pieza.
Me dijo que lo podía tocar y sin pensarlo lo hice, me pidió que le de un besito en la cabeza del pene y obedecí.
Después me fui corriendo de regreso al salón con una sensación de adrenalina.
Aquí ya sospechaba que algún día sería una putita.
Con mucha vergüenza hice lo posible por no cruzarme con Miguel (mi Bully, quien era algo gordo y alto.
).
No quería aceptar mi deseo de ser sometida, aún cuando todas las tardes me masturbaba imaginando como me podría coger en el baño.
No podía con el placer culposo y hasta fin de año mis notas no pudieron ser peores.
Sumado a mi golpeada autoestima mi mamá decidió cambiarme de colegio e intenté dejar todo atrás comenzando una nueva vida.
En mi nuevo colegio las cosas parecían ir mejor, inclusive me hice novia de una niña.
Pero poco a poco mi lado mariquita era un freno para mi vida, esta noviecita quería ser tocada y besada y yo la verdad no tenía el deseo de hacerlo.
Hasta que un día sucedió lo inevitable, me dejó por un chico del último año, un chico alto y varonil, un hombre de verdad.
Aquella noche mi vida cambio para siempre, acepté mi fracaso como hombre y busque la red social de Miguel y le saludé para decirle que lo extrañaba y quería verlo.
Miguel se rió de mi y dijo que ya sabía que pronto volvería arrastrándome por él.
Conversamos y le conté que me gustaba vestirme con las medias panties de mi mama y la truza de mi prima, Le envié fotos y al fin logré mi objetivo: Me invitó a su casa y me pidió llevar la ropita de mujer.
Al día siguiente no fui a clases, fui directo a su casa llevando en mi mochila las medias panties negras, la truza rosa de mi prima y un vestido celeste tambien de mi prima que me quedaba muy ajustado.
Apenas me abrió la puerta me saludó con un beso en los labios, me metio la mano en el pantalon y apreto mi nalga, quedé paralizada.
Sacó la mano y con una palmadita en el culo me dijo pasa y sube las escaleras.
La zorrita habia pisado la trampa del zorro.
Caminé nerviosa intentando ser lo mas femenina posible, contoneando las caderas de un lado a otro.
Miguel se puso a mi lado y me acompaño a subir manoseandome las nalgas al mismo tiempo.
Una vez arriba me dijo que teniamos la casa para los dos solos hasta la hora del almuerzo y que vaya al baño a vestirme de putita mientras el me esperaba en su dormitorio.
Yo siempre obediente me fui a cambiar.
Hasta ese momento aun no lo podía creer, siempre había soñado con ser tratada como putita por un macho, no podia explicarme el placer de humillarme ante el hombre que me hacia la vida imposible en el cole.
Pues bien, me puse las medias negras, la truza rosa y el vestido celeste.
Me miré al espejo y puse carita de puta, movi el culito como practicando y ya estaba lista para salir a entregarme.
Toqué la puerta y Miguel me dijo que pase y me siente en sus piernas para conversar.
– Ya sabía que eras una zorrita.
Cual es tu nombre de puta?
– No tengo, me tienes que bautizar
– ¿Cómo se llama tu mamá?
– Rosa
– Entonces serás Rosita.
Después de eso me dio un beso y me ordenó ponerme de rodillas, sacó su miembro y por fin tendría su pene en mi boca.
Exhaló con excitación y eso me encendió a mi.
Primero la mamé despacito, temerosa de mi primer pene, lo masturbé con los labios hasta que me agarró la cabeza y me la empujó hasta el fondo, hasta atorarme, hasta apartarlo con mis manos mientras tosía.
Soltó mi cabeza y se burló de mi.
Sonreí timidamente.
Probamos denuevo esta vez con más cariño, yo queria ser la niñita de mi hombre pero él volvía a ser brusco.
Para evitar problemas me dijo: Métetelo tu, todo, y así lo hice, por fin tenia todo su pene tocandome la garganta.
Lo miré a los ojos para recibir su señal de aprobación.
– Se nota que nunca has mamado
– No, siempre quise pero solo queria el tuyo
– No seas mentirosa, a las mariconas les gustan todos los penes, aunque yo feliz de ser tu marido
– Sì por favor, quiero ser tu mujer
– Entonces de una vez te voy a marcar de por vida.
Me puso en 4, levantò mi vestido, puse la colita en pompa, me ensalibó el ano y sentí la cabeza de su pene en mi agujero.
La empujó lentamente, me dolìa demasiado aun cuando me penetraba lentamente.
Le dije que mejor no, que me dolia mucho y me dijo Callate y espera.
me sujetó el cuerpo y me quede inmovil hasta que entro toda.
Desde mi posicion solo veia sus piernas velludas, una a cada lado de mi cuerpo lampiño.
Me bombeaba cada vez con mayor facilidad y rapidez hasta que el dolor se convirtio en placer y mis rostro quejumbroso en una sonrisa de puta con lagrimas en las mejillas.
– Te hacías la dificil pero tremenda puta resultaste
– Ahhhh Miguel, siempre te extrañe
– Se nota que me esperaste porque estas apretadita
– Sí Miguel, solo para ti.
– Así me gusta, que seas solo mia
– Sì papi, cogeme duro
– Toma perra
Varias nalgadas e insultos me cayeron hasta que se vino adentro.
– Ahora sí, ya estàs marcada
Sentí el calientito adentro y chorreando por mi colita, me tiré en la cama, destruida y al fin sometida.
Se echó a mi lado y me ordenó mamarsela hasta que se le pare.
Ya con alguna experiencia lo hice mejor y al fin tenia adentro su rica pieza parada y dura.
– Ahora ponte boca abajo
Obedecí y sentí su pesado cuerpo encima mío con uno de sus brazos bajo mi cuello.
– Levanta el culo, puta.
Yo ya totalmente entregada aflojé el culo para recibir a mi hombre
– Ahhh, Rosita, con ese nombre de puta no podías ser otra cosa
Escuchar el nombre de mi madre al lado de la palabra puta me encendía más de lo que imaginé.
Lo quería siempre adentro, pero finalmente se volvió a venir.
Su cuerpo pesado se quedó encima mio como durmiendo.
Le tuve que pedir que se moviera para poder salir.
– ¿Qué pasa, puta, ya no me quieres encima?
– Discúlpame, pero no podía respirar.
– Ah bueno.
Me dijo que me porté bien pero que ya era hora de irme.
Pronto me volvería a coger.
Y así fue, Miguel fue mi primer hombre por unos años.
Y aunque ya varios hombres pasaron por mi cuerpo, siempre lo veré como el primero, a quien perteneceré siempre.
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