El inicio de mi feminizacion a los 13 años
Gracias a la promiscuidad de mi madre, supe los placeres de ser una mujer..
Ya desde muy pequeña viví sola con mi madre, y ella siempre trabajaba o estaba de paseo con su novio de la semana, así que me acostumbre a la soledad y a la libertad de hacer lo que quiera durante esa soledad.
cuando me levantaba mi madre o no estaba o estaba siempre durmiendo, yo me preparaba e iba a mi colegio sin molestarla, cunado volvía por la tarde ella ya estaba por irse o ya había salido, y no la veía hasta muy de noche o hasta el otro día.
yo me encargaba de todos los quehaceres de la casa, no me molestaba pues lo encontraba agradable de hacer.
cuando tenia tan solo 10 años mi curiosidad por las mujeres ya era incontrolable, no tenia erecciones ni me acercaba a la pubertad pero aun así ya veía pornografía todos los días para conocer mas sobre el sexo y como se practicaba y funcionaba, siempre me pudo la curiosidad al respecto, sobre que hacia que el sexo fuera tan bueno, después de todo mi madre era toda una puta por eso mismo.
aunque no me diera cuenta en ese momento, era claro que mis dudas estaban mas enfocadas a como las mujeres sentían el sexo, después de todo, en las películas eran ellas las que gemían de placer y suplicaban por el, así que claramente eran ellas quienes lo disfrutaban mas, sus ropas eróticas y expresiones de alegría me daban una sincera envidia.
cuando tenia 11 estaba un día preparando todo para lavar la ropa cuando note entre toda la ropa unas prendas de mi madre, unas panties con encaje y un conjunto de medias que en ese momento no se por que, pero me parecieron tan lindas que sentí el deseo irrefrenable de ver como me quedarían a mi.
fui a la habitación de mi madre con esa ropa ya usada y manchada con sus jugos para verme en su espejo, y lo que vi de verdad me gusto. yo era muy pequeño (150cm), con tez muy blanca por casi nunca salir, completamente lampiño salvo por mi cabeza, muy delgado de torso pero muy ancho de caderas y muslos por la mala alimentación que me daba a mi mismo, mi pene aunque el de un niño aun así era anormalmente pequeño, lo había medido con una regla y sin erecciones tan solo llegaba a 5 centímetros, era como un pequeño maní que pasaba completamente desapercibido en la ropa de mi madre. para mi, de la cintura para abajo era toda una mujer igual de atractiva que las de las películas que veía siempre.
fue en ese momento que algo mágico paso y que nunca olvidare, tuve mi primer erección, la primera vez que mi cuerpo sintió genuina excitación fue cuando me imaginaba a mi mismo como a una mujer deseable y dispuesta a todo, la erección en si no era la gran cosa, era como pasar de un maní a una avellana, pero sentí mil maravillas con esa nueva idea de ser una mujer hecha y derecha.
y entonces esa era mi nueva rutina, cuando volvía a casa de estudiar, iba directo al cesto de la ropa y tomaba lo que sea que mi madre hubiera usado el día anterior para probármelo y sentirme tan femenina como ella. No me importaba que fuera ropa usada, el saber que ella lo llevaba para seducir hombres me daba un morbo irresistible que adoraba.
con el tiempo empece a ver porno gay y porno mas adecuado a mi situación, el de transexuales, personas que aunque como yo nacieron supuestamente siendo hombres, sin duda cumplían mejor el rol de las hembras, así vi como es que hombres se sentían como mujeres, y fue así que descubrí la idea del sexo entre hombres y de las mujeres en otros cuerpos donde alguien en completa sumisión dejaba que otro lo penetre como a una mujer, no paso mucho hasta que quise sentir eso también, y comencé a limpiar bien mi ano y a masturbarme con mis dedos y con aceite de mi cocina para lubricare.
con el tiempo probarme un solo conjunto no era suficiente, sabia que mi madre tenia mas ropa aun mas erótica y quería probar todo. Fue así que me decidí a explorar su guardarropas y mientras probaba vestidos, ropas casuales, zapatos de tacón y conjuntos de lencería encontré su tesoro, uno de sus cajones tenia una abundancia de lubricantes, vibradores, dilos y demás, era mi oportunidad para sentir lo que aquellas hermosas mujeres y lo que esos hombres tan rendidos ante sus machos.
recuerdo que para que mi madre no se diera cuenta, en lugar de su lubricante usaba aceite de cocina y un pedazo de manteca que directamente me introduje en el ano, cuando puse un dildo en el suelo dispuesta a sentarme en el, mi lubricado ano era tan resbaloso que caí entera de golpe, casi 20 centímetros me penetraron en un instante, y aunque sentí un pequeño dolor, el placer que sobrevino era majestuoso, no quería levantarme, pero en los videos los penes entran y salen una y otra vez así que sabia cual era el siguiente paso, lentamente fui subiendo y bajando, así por casi 10 minutos, hasta que sentí la confianza para ir subiendo la velocidad, la sensación era realmente embriagadora, mi pequeña avellana estaba completamente erecta, y estuve casi media hora tan solo saltando en ese hombre de silicona hasta que mi pene soltó un chorro de semen. la verdad, chorro es exagerado, eran tan solo un par de gotitas, pequeñas y patéticas, las probé por curiosidad y debo decir que la textura y el sabor me gustaron, quería mas.
y mi rutina paso a ser esa, llegar del colegio para probarme la ropa de mi madre, usar sus distintos dildos y vibradores (uno por día) y probar esas pequeñas gotas que mi avellana dejaba salir aun estando flácida. como mi madre estaba en casa de paso y no ponía mucha atención y como yo siempre dejaba todo impecable, ella nunca se dio cuenta.
a los 13 años llego un punto en el que los dildos de mi madre no eran suficiente, quería un hombre de verdad, uno que usara su pene para hacerme sentir toda una señorita y me diera de beber su espeso, abundante, calienten y delicioso semen.
me puse a buscar en paginas web de citas, los foros que encontraba estaban llenos de machos que querían follar chicas adolescentes y encontré al hombre ideal, alto, fornido, sobre los 30 años, con un pene grande que satisfacerme, y vivía lo suficientemente lejos como para nunca volver a verlo. cuando hable con el y le explique quien era yo, sorprendentemente no tuvo ningún problema con la idea de que yo era un chico y me invito a su casa durante la tarde, el horario perfecto.
fue el viaje mas largo que haya hecho, tres horas de ida en transporte publico, ese día falte al colegio para prepararme, use un precioso conjunto de lencería blanca que me quedaba como un guante, parecía una novia en su noche de bodas. me puse ropa abrigada de niño que cubriera toda mi sensualidad durante el trayecto y así salí, cabe destacar que era primavera y el calor empezaba a sentirse en todos lados, y mi ropa mas el hecho de que en esos momentos era un manojo de nervios me hacia sudar muchísimo.
cuando llegue simplemente toque timbre, el hombre me hablo desde el portero eléctrico y me invito a pasar, cuando entre en la casa estaba solo el hombre, con ropa deportiva, parece que había estado haciendo ejercicio, me dijo que fuera hasta su habitación. cuando entre, me quite mi ropa de niño y lo espere posando en su cama. cuando el entro se quedo mudo, luego sonrió de oreja a oreja con claras intenciones en su mirada, comenzó a desvestirse ahí mismo, su olor era embriagador, el olor de un hombre de verdad, unos músculos hermosos y marcados que daban ganas de olerlo durante toda la tarde. se quito sus bóxer y helo ahí, un magnifico ejemplar, digno de estar en mil y un películas, una longitud bien entrado en los 20 centímetros, un grosor como el de mi brazito de niña, y una cabeza que invitaba a adorarla como a un dios, besarlo, lamerlo y mamar de el sin parar, mi avellana era inexistente en comparación, eso es lo que un macho debía ser.
en ese momento casi por instinto me di vuelta, y mostré mi sediento trasero, lleno del lubricante de mi madre invitándolo amablemente a hacerme suya.
los dildos eran buenos, pero incomparables a la idea de rendirme ante un hombre y dejarlo poseerme por completo, tirarme de los pelos, ahorcarme y poner sus manos en mi boca mientras yo no paraba de gemir. fue una hora entera que el estuvo penetrándome, a distintas velocidades y en distintas posiciones, a veces en la cama y a veces alzándome en sus fuertes y protectores brazos. eyaculo 3 veces, en mi ano, en mi boca y en mi cara, me sentía realizada y genuinamente feliz, lo besé con pasión y le agradecí haberme enseñado tanto, pero era tarde y tenia unas cuantas horas de viaje hasta mi casa, no podía permitir que mi madre se enterara de que ya sabia por que ella nunca estaba en casa, no la culpo, sabiendo lo maravilloso que era ser una dama.
cuando llegue a ya era de noche, entre para dejar todo limpio lo antes posible, aunque apenas podía caminar. pero cuando fui a su habitación, ahí estaba mi madre, esperándome.
Por favor parte 2
Estuvo muy interesante, sigue así!!
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